La función social de las panaderías no es evitar los robos de pan, aunque los evitan

La gratificación sexual debe considerarse tan necesaria como el pan nuestro de cada día.

René Guyon

El trabajo, para ser trabajo, debe tener una función social, ser útil a la sociedad. Esto también vale para el trabajo sexual.

En una entrada previa, se han presentado dos enfoques sociológicos: el modelo de grupos en conflicto y el modelo funcionalista; solo el segundo considera que la prostitución cumpla una función social, que sea útil a la sociedad.

La primera cuestión que hay que aclarar es si, aún siendo útil a la sociedad la prostitución, es dañina para la prostituta. La respuesta es que no, como argumenta detalladamente el filósofo Ole Martin Moen aquí.

Y ahora, los argumentos funcionalistas a favor de la función social de la prostitución. Vemos los de Emile Durkheim, que ve esa función como la de un modelo negativo gracias al cual «la sociedad reafirma su compromiso con sus normas sexuales y crea lealtad hacia la sociedad a medida que las personas se unen para oponerse a este comportamiento.» Sin duda, esa es la función social de la represión de la prostitución, del estigma de puta, en una sociedad enemiga de la libertad sexual.

Kingsley Davis hace un enfoque más positivo: aprecia la función social de permitir la libre satisfacción sexual, la protección de la familia y el beneficio a la economía proporcionando empleos a «personas que tienen una educación formal y habilidades laborales limitadas». También considera que otro beneficio social es evitar las violaciones alentadas por la insatisfacción sexual.

Las panaderías evitan los robos de pan, que serían inevitables sin ellas. Pero no es esa su función social: ese es solo un efecto colateral beneficioso. La función social de las panaderías es proporcionar pan, es decir, vida, a cambio de dinero, como mercancía en una sociedad mercantil.

Y la función social de la prostitución es proporcionar bienestar, satisfacción, equilibrio emocional y, en una palabra, felicidad, a cambio de dinero, en una sociedad mercantil en la que la represión sexual hace que el sexo sea un bien escaso y, por tanto, mercancía valiosa.

Y la función social trascendente de las trabajadoras sexuales es, luchando por sus derechos, ser la vanguardia en la lucha por la libertad de todos, mujeres y hombres.

1 comentario en “La función social de las panaderías no es evitar los robos de pan, aunque los evitan

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