Cobrar por el sexo nunca fue tan difícil

 

El sexo deja grandes beneficios. Los clubes pueden asociarse, pero las prostitutas no tienen reconocido ese derecho. / Sergio García

 

Más webcam. El coronavirus ha borrado de las calles y recluido en pisos y clubes con la persiana echada a miles de prostitutas. Están ahogadas de deudas tras dos meses en blanco y obligadas a reinventarse para comer

 

SERGIO GARCÍA

31 de mayo de 2020

https://www.elcomercio.es/sociedad/cobrar-sexo-nunca-20200531195830-ntrc.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.es%2F

 

Evelyn es colombiana, tiene 45 años y su vida se ha convertido en un ir y venir entre casas de amigas desde que el club donde ejercía la prostitución echó la persiana y la dejó «en la puta calle». Ocurrió, como tantas otras cosas, hace dos meses. «Aquí no hay ERTE que valga, mi amor. Tampoco contratos ni nóminas. No estamos catalogadas como trabajadoras, ni hay un marco legal que nos permita reclamar nuestros derechos. Si reconocieran lo que hacemos como una actividad laboral en lugar de recluirnos en clubes que nos cobran 2.100 euros al mes por trabajar y dedicáramos ese dinero a pagar una Seguridad Social que nos diera derecho a cobrar el paro o a una baja por maternidad, otro gallo cantaría. Nuestros gobernantes no han acabado con la esclavitud, sencillamente la han perfeccionado».

Evelyn lleva semanas en la cuerda floja. Ella, que venía de tener «tres clientes al día», sólo ha estado en todo este tiempo, dice, con uno. Eso no le impide detallar el largo ritual que precede a estos encuentros desde que estallara la pandemia, que recuerda más al protocolo de seguridad de un hospital que a un burdel. Tomar la temperatura a los clientes, duchas integrales, desinfección del mobiliario, los zapatos en una bolsa, se esteriliza la ropa con una solución de alcohol, desde la cazadora a los pantalones… «Así están las cosas. O nos morimos de hambre o te arriesgas a contraer el virus».

Evelyn ejerce en los clubes, pero la situación no es mejor en las pisos ni en la calle. Fabiola —peruana, 48 años— se ganaba la vida en los alrededores del Camp Nou, territorio mayoritariamente trans, donde acostumbraban a ejercer medio centenar de compañeras. «Una vida dura» que ella conoce desde los 20 años, mucho antes de emigrar. «No salgo de casa. Primero por las multas, pero también porque me da miedo la situación sanitaria. Comprenderás que aquí no se trabaja con mascarilla, ni se guardan los dos metros de distancia. Con tanto asintomático por ahí, esto es una lotería». Fabiola lleva dos meses sin trabajar, y eso que «la gente está volviendo a salir, hay días que esto parece agosto».

Fabiola ocupa uno de los escalones más bajos entre los trabajadores del sexo. «Había veces que me sacaba 50 euros, otros cien, otros nada…» Lleva dos meses en blanco. Acude cada día al comedor social de Collblanc, en Hospitalet, y al casero —paga 600 euros de alquiler— le ha pedido «que tenga un poco de paciencia, que en cuanto esto pase se lo devuelvo». No descarta que acabe yendo a juicio. Lleva encadenando una racha nefasta. La inestabilidad política en las calles, la suspensión del congreso Mobile, la marcha de empresarios, citas futbolísticas que se evaporan del calendario… «menos mal que dejé las drogas hace años, no me faltaba más que eso ahora».

A 615 kilómetros de distancia, en Madrid, Lucía trata de ponerle al mal tiempo buena cara. Y la suya es preciosa. 35 años, menudita, 1,70 metros de estatura, estudios de Filología Hispánica… 200 euros la cita, 2.000 por una noche entera. Lucía es escort, prostituta de lujo. «La gente es muy reticente a salir, menos aún en ciudades que han tardado en dejar atrás la fase 0». Lucía trabajaba por cuenta propia y acostumbraba a recibir a sus citas en casa, «20 ó 25 al mes. Había veces que sólo dos por semana, y otras cuatro o cinco, según me conviniera. Soy muy selectiva». Se levantaba al mes unos 4.000 euros. El escenario ha dado un giro copernicano y sale adelante «haciendo cositas ‘online’ y alguna foto. 400 euros con suerte». Imposible pagar el alquiler, las facturas… y eso que soy una privilegiada. Al menos yo puedo recurrir a mis amigas y a una familia que tiene un huerto maravilloso».

Ante la imposibilidad de salir de su casa, esta mujer se conecta por webcam para mantener una sesión ‘online’. / AFP

«Somos trabajadoras»

La crisis del coronavirus se ha cebado con un colectivo vulnerable como pocos y que vive en el mayor de los limbos. Ni siquiera se sabe con certeza cuántas personas se dedican a ello, aunque algunas de las fuentes consultadas para el reportaje calculan que rondarán las 100.000. Igual que periodistas titulados. Lo cierto es que antes del Covid, España era el país de Europa donde había más demanda de sexo de pago, y el tercero del mundo detrás de Costa Rica y Tailandia. Incluso la ONU nos dio un tirón de orejas el año pasado, cuando afirmó que el 40% de la población masculina había tenido una experiencia de este tipo. El volumen de negocio es colosal, las últimas cifras hablan del 0,35% del PIB, unos 3.500 millones de euros al año.

Concha Borrell dirige OTRAS, sindicato de trabajadoras sexuales de España, una denominación que abarca desde prostitutas y mujeres que hacen porno hasta bailarinas exóticas o masajistas eróticas. Jura y perjura que durante el confinamiento no se está ejerciendo la prostitución. «Hay miedo a enfermar, porque muchas son inmigrantes y están solas, sin redes de apoyo ni amigos. Compartiendo habitación, no digo ya piso». La organización está impartiendo cursos de teletrabajo para que las chicas no tengan citas presenciales y puedan hacer sus pinitos con el ordenador o el móvil.


«Llevo dos meses sin salir, primero por las multas, pero también porque hay mucho miedo al contagio. Trabajar así es una lotería»

Fabiola | Trans del Camp Nou (Barcelona)


«Sí hay compañeras que han seguido trabajando de modo presencial, pero con clientes habituales, gente de confianza»

Lucía | Escort madrileña


«Las prostitutas, expuestas a sanciones por ejercer en la vía pública, no abren ni cuentas corrientes por miedo a los embargos»

Concha Borrell | Dirige el sindicato OTRAS


«El Covid ha vuelto más clandestino e inseguro el mercado del sexo, y a quienes lo ejercen, más vulnerables»

Nacho Pardo | Coordinador de CATS (Murcia)


Borrell arremete contra el Gobierno al que acusa de condenar a la marginalidad a este colectivo, incurriendo en contradicciones como la de permitir el derecho de asociación a los dueños de clubes de alterne y no a ellas. «Danos derechos laborales, poder tener un contrato, cotizar para nuestras jubilaciones, que el día de mañana estas personas van a tener que vivir de un bono social y eso es lo último que queremos». Para las inmigrantes es incluso peor. Al no estar reconocida la suya como una actividad laboral, la renovación de permisos de residencia y trabajo es una batalla donde a menudo tienen todas las de perder. El escenario actual no invita al optimismo. «Atentos, porque va a ocurrir lo mismo que tras la crisis de 2008, un repunte de españolas prostituyéndose porque se han quedado sin nada».

Muchas prostitutas, expuestas a sanciones por ejercer en la vía pública, no abren cuentas corrientes por miedo a que las embarguen. Los abusos se suman a la larga lista de agravios. «En plena crisis del Covid, un puticlub de La Junquera se acogió a un ERTE del que salieron beneficiados sesenta y tantos hombres, mientras las prostitutas, casi un centenar, eran arrojadas a la calle sin contemplaciones. Son unos sinvergüenzas».

OTRAS intenta paliar esta situación. Reparte comida entre sus asociadas, ha puesto en marcha campañas de recogida de fondos para asistir a mujeres que están en situación límite, «llevamos repartidos 100 euros a más de 120 mujeres de toda España»… También ha conseguido que muchos clubes hayan reducido sus tarifas a las prostitutas que continúan allí alojadas hasta que escampe la tormenta. 30 euros al día por alojamiento y comida, cuando antes esa cantidad ascendía a 70, 90 ó 120.

Aspecto desangelado de un local de alterne cerrado desde marzo. / Efe

«Un policía en cada balcón»

No por ello su situación deja de ser desesperada. Lo explica María José Barrera, sevillana, dieciséis años al pie del cañón. «Imagínate, dos meses y medio sin poder trabajar a razón de 30 euros diarios arrojan una deuda de 2.250. ¿Quién puede hacer frente a eso?». Barrera une su voz a la de Borrell. «Las compañeras nos llaman pidiendo auxilio. No tienen para pagar el alquiler o ducharse con agua caliente. La única manera de ir tirando es con la webcam. Cada una se arregla como puede, pero es muy difícil cuando hay un policía en cada balcón». Barrera dice que hay mucha hipocresía. «¿Dónde están ahora los servicios sociales, toda esa industria del rescate que recibe subvenciones en nuestro nombre? Las chicas se están muriendo de hambre, señores».

Con semejante horizonte hay situaciones para todos los gustos. «En Murcia —detalla Barrera— hay compañeras que se han ido a vivir con sus clientes después de que el dueño del club haya desaparecido. Eso no quiere decir que estén follando gratis. Aunque haya quien no lo crea, nosotras también somos personas, tenemos nuestras amistades y gente que de corazón nos está acogiendo».


El dato

120 euros es lo que, camuflado como alquiler, algunos clubes de alterne llegan a cobrar a diario a estas mujeres por el derecho a trabajar. Algunas siguen viviendo allí y acumulan importantes deudas.


En Murcia, precisamente, la labor asistencial a este colectivo recae en CATS, el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo, declarado de Utilidad Pública y que el año pasado contactó con 2.135 personas. «El Covid ha vuelto más insegura y clandestina la prostitución, y dejado a quienes la ejercen en situación más vulnerable». ¿Cómo se sobrevive a este escenario? «Buena pregunta —dice Nacho Pardo, su coordinador—. Las que han sido previsoras y guardan algo en el calcetín pues tiran para adelante. La alternativa más habitual para quienes han podido seguir trabajando es el sexo ‘online’, auténtica tabla de salvación para un sector estigmatizado ahora más que nunca». El resto, la mayoría, vive de la caridad, cuando no arrumbada en un cajero por falta de recursos.

 


«El consumo de porno se ha disparado con el confinamiento»

Águeda López Suárez, profesora de Sociología de la Universidad de Vigo, advierte que, al contrario de lo que pueda parecer, el Covid no ha hecho desaparecer la prostitución, «sino que le está obligando a buscar otras estrategias para ofertar servicios, porque demanda existe». La también autora del libro ‘El putero español’ alerta de que el consumo de pornografía se ha disparado con la cuarentena. «Pornhub dio acceso gratis los primeros días del confinamiento a su página web y hubo medios que lo publicitaron como si aquello fuera Amazon».

A su juicio, el confinamiento ha puesto a las prostitutas en «una situación más vulnerable que nunca, con pocas o ninguna posibilidades de negociar». La renta vital mínima puede ser un primer paso para sacar a estas mujeres de su situación. «Lo ideal sería que el Gobierno hiciera lo que está haciendo Francia, habilitar una importante partida de dinero para crear alternativas laborales a las que quieran dejar atrás esta práctica», dice.

Gómez Suárez no comparte la visión de Concha Borrell sobre el reconocimiento de la prostitución como paso para mejorar la situación del colectivo. «Apoyarse en las condiciones que soportan estas mujeres —lo son la mayoría— para exigir su legalización es una falacia, es como si regulases la esclavitud. Si son sujetos sin derechos es porque así lo quieren los proxenetas, no nos engañemos. Los dueños de clubes podrían darles de alta como camareras, otra cosa es que no quieran porque así se quedan con la mitad de lo que obtienen estas personas y aumentan sus márgenes. No es la lógica del mercado lo que debe imperar aquí, sino la de los derechos humanos».

 

Ni clientes ni ERTES: la prostitución en cuarentena

El confinamiento corta de raíz la actividad en clubs o casas que se reparten por Extremadura. Para las trabajadoras sexuales supone más precariedad, para las víctimas de trata, una realidad que las hace aún más vulnerables.

 

Por Marian Rosado

26 de abril de 2020

https://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/extremadura/clientes-ertes-prostitucion-cuarentena_1230409.html

 

Estado de Alarma, cuarentena, cierre. El país se ha paralizado. Todas las actividades han quedado en suspenso. Aquellas que se mantienen en la sombra, escondidas, como la prostitución, también. Y quienes lo sufren, las damnificadas, tienen una vez más rostro de mujer.

“Lo que vemos es que incluso en esta situación se sigue protegiendo a las mafias, a los tratantes y a los empresarios, las que lo tienen que pasar mal son las mujeres”, lamenta Conxa Borrell, secretaria general de OTRAS España. De “emergencia total”, es como califica la actual situación de las mujeres en el mundo de la prostitución: “Nos han dejado absolutamente solas, y a las trabajadoras sexuales más. No hay clientes. La verdadera violencia es que no tienen qué comer, no tienen dónde agarrarse”, detalla Borrell.

La organización, que tiene alrededor de 400 afiliadas en todo el país, cuenta con varias mujeres que trabajan en Cáceres y Badajoz, pero aún no tiene delegación en Extremadura: “En las regiones menos pobladas es más difícil contar con una cara visible, porque no pueden pasar fácilmente desapercibidas y temen ser señaladas”, asegura Borrell.

Lo cierto es que la prostitución está tan presente como invisibilizada y quienes pagan el tabú son ellas: “Nos preocupa especialmente la situación de las mujeres que no pueden salir a la calle, son las que están en una situación más precaria. También nos preocupa la posibilidad de que aquellas que estén trabajando para terceros sean obligadas, aunque no nos consta”, detalla.

“El dueño del club mira por su negocio. Un club de la Junquera ha cerrado y ha dejado a 1.000 mujeres en la calle. Pero nosotras no tenemos derecho a ERTE. No queremos limosnas. Dótame de derechos, de un contrato, y ya me ayudo yo sola”, reclama.

Entre tanto, para intentar paliar esta situación, desde OTRAS han creado un ‘fondo de emergencia’ a través de ‘GoFundMe’: “Las trabajadoras sexuales, que también estamos atravesadas por la migración, raza, clase e identidad de género, somos especialmente vulnerables a esta pandemia: Debido a que no contamos con derechos como trabajadoras, nos hallamos frente a un completo desamparo estatal”, dicen.

Víctimas de trata, una situación aún más extrema

“Las víctimas de trata no pueden estar en el mismo paquete que las trabajadoras sexuales”, subraya Borrell. Si la situación en la prostitución es de precariedad, agravada por la pandemia, en el caso de las víctimas de trata, su realidad se vuelve aún más crítica: “Los clubs están cerrados, son situaciones muy complicadas”, advierte Gloria Angulo, coordinadora de la Asociación de Mujeres Malvaluna. “La deuda de las víctimas de la trata aumenta, porque todas las actividades están cerradas”, detalla.

“El mayor número de mujeres que atendemos en el marco del programa Lilith de atención integral en Extremadura residían en clubes, por lo que desde el decreto de Estado de Alarma se han encontrado en una situación de mayor precariedad y vulnerabilidad. Tanto por no contar con una residencia habitual principalmente, como por no contar con una red de apoyo que las acoja”, confirman desde la ONGD Mujeres en Zonas de Conflicto (MZC), quienes trabajan en contacto directo con las víctimas de trata.

En Extremadura, se calcula que hasta 2.000 mujeres son víctimas del tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual. Aunque estos números son cambiantes, pues si algo define a este entramado es la “movilidad” de las mujeres de unas regiones a otras. Además, cada vez más se da en viviendas y domicilios particulares, con lo que las cifras son «incontrolables», según se señala desde organizaciones como Malvaluna o desde el propio Instituto de la Mujer de Extremadura (Imex).

La región contaba en 2018 con un total de 230 clubes de alterne con plaza y prostitución en vivienda particular, 129 en la provincia de Badajoz y 101 en Cáceres, según datos del Ministerio del Interior.

“Mantenemos contacto con 8 mujeres que han mantenido su residencia en los clubes, quedando en situación extremadamente vulnerable, ya que, aunque tiene garantizado el alojamiento y la manutención, está acumulando deuda, que, ante la situación de cierre de los locales, no podrá solventar hasta finalizar el Estado de Alarma”, detallan desde MZC.

“Algunas de ellas salen del club, porque un cliente paga la deuda, pero en muchos casos les toca sufrir la violencia de ese hombre que les ha salvado”, explica Angulo. Una situación que también se da en mujeres que quizás no hayan sido víctimas de trata pero se han dedicado a la prostitución: “Algunas de ellas dejan el club e inician una convivencia con sus clientes, pero ¿en qué condiciones?”, se pregunta Borrell.

Ingreso mínimo vital

Esta misma semana se daba a conocer que el Gobierno abría la posibilidad de que las víctimas de trata y las mujeres en contexto de prostitución con extrema vulnerabilidad puedan ser beneficiarias del ingreso mínimo vital. “El conjunto de medidas adoptadas en esta ampliación del plan de contingencia contra la violencia de género aprobado al declararse el estado de alarma, pretenden paliar la dramática situación de las victimas de trata y dar cumplimiento a las recomendaciones del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que ya advirtió de la necesidad de tomar medidas de atención a las mujeres prostituidas y a las víctimas de trata con la crisis del covid-19”, explica Beatriz Muñoz, directora del Imex, quien resalta además “el importante papel de las entidades de la sociedad civil que no han cejado en su empeño por denunciar la situación de mayor vulnerabilidad de estas mujeres y reclamar actuaciones”.

Para Angulo, la medida supone “un gran avance” porque “se reconoce a las víctimas de trata como víctimas de violencia machista a nivel estatal, algo que ya se hacía en nuestra comunidad”, apunta.

“Que puedan ser beneficiarias de esta ayuda nos parece muy adecuada y pertinente, ya que las mujeres en contextos de prostitución en su gran mayoría suelen ser mujeres migrantes y en situación administrativa irregular”, valoran desde MZC.

Una opinión diametralmente opuesta tienen en OTRAS: “Es una trampa”, denuncia Borrell. “No queremos un listado de putas. Somos ciudadanas, queremos acceso a este ingreso como cualquier ciudadana, no queremos que nos tengan aparte”, explica, e insiste en la necesidad de dejar de lado paternalismos y dotar a las mujeres de autonomía: “No queremos ser consideradas un residuo de la sociedad, ni mendigas. Somos sujetos de pleno derecho”, subraya.

Son más de 40 días de confinamiento y muchas persianas siguen bajadas. También las que siempre se han mantenido ocultas. En las de la prostitución, detrás de estas se esconden miles de mujeres. Y para ellas este confinamiento está poniendo en cuestión hasta su propia subsistencia.

 

El coronavirus hunde a las trabajadoras de la prostitución, que se quedan sin ingresos

IDEAL habla con representantes de este colectivo y con dos prostitutas que lanzan un SOS por la situación que atraviesan

 

Por JOSÉ RAMÓN VILLALBA

Granada, 23 de abril de 2020

https://www.ideal.es/granada/coronavirus-hunde-prostitutas-granada-ingresos-20200423212703-nt.html

 

Alba es una de las más de cien mujeres que ejercen la prostitución en Granada. No existe una estadística oficial pero basta asomarse a las páginas de contactos en las redes sociales para hacerse una idea de que las meretrices de esta provincia se cuentan por decenas. «Yo te puedo decir que en estos momentos apenas tengo un 5% de clientes y hay semanas que ni eso». Esta mujer se anuncia en una página web como universitaria de 27 años que ofrece sus servicios en un piso céntrico de la capital. «Yo hablo con otras compañeras y estamos todas igual. Yo puedo tirar de los ahorros porque no tengo cargas de hijos y eso me permite respirar un poco».

–¿Sois muchas en Granada?

–En esta ciudad te puedo decir que en cada esquina de cada calle hay un piso con mujeres. Son muchas las que no han encontrado trabajo o incluso estudiantes que encuentran una forma de costearse sus estudios mientras están en la universidad.

–¿Cómo lo hace para saltarse las normas de confinamiento e ir a casa del cliente?

–Yo no me muevo del piso y quienes vienen aprovechan que están trabajando en la calle y no les resulta muy difícil. Aunque ahora es un riesgo más, claro.

Concha Borrell es la secretaria general del sindicato OTRAS, de trabajadoras del sexo. «En estos momentos hay muchas mujeres de club que no funcionan y que están alojadas dentro; eso les está costando entre 80 y 120 euros al día, pero no están trabajando porque están cerrados. Es la situación más extendida, no tenemos datos concretos de si en Granada está pasando lo mismo», advierte.

Borrell agrega durante la charla telefónica mantenida con este periódico que el 80% de quienes ejercen la prostitución en un club suelen ser mujeres migrantes. «No sólo necesitan dinero para mantenerse ellas, sino para mandar a sus familias que viven en otros países. Esta crisis ha azotado muy fuerte al colectivo».

El recurso municipal de Cruz Roja para atender a las mujeres prostitutas de Granada no ha dejado de funcionar. «Nuestra furgoneta sigue saliendo los miércoles y viernes por los sitios donde ellas se ponen, lo hacemos por si alguna necesita realizar algún trámite. De momento, hemos comprobado que no hay nadie ejerciendo en la calle. Sí estamos haciendo un seguimiento telefónico a más de un centenar de mujeres que en algún momento han demandado nuestro servicio y nos están reclamando, sobre todo, apoyo para recibir alimentos u otro tipo de bienes a través del teléfono de Cruz Roja Responde», explica Francisco González desde Cruz Roja Granada.

Un 1% de los clientes

Natalia es otra de las meretrices que se anuncian en internet. Ella ejerce en la capital granadina en un piso particular. Dice ser rusa y se anuncia con una edad de 32 años. «Yo ahora mismo estoy trabajando con un 1% de mis clientes, gente que me conoce bien y tenemos mucha confianza. Pero esto es una ruina, yo estoy soportando esta situación, que es como la de muchas otras familias, gracias a los ahorros que tengo», cuenta a IDEAL.

No hay registros oficiales, pero con la estimación de cien mujeres dedicadas a la prostitución, con unos ingresos de 200 euros al día, al mes podrían mover alrededor de medio millón. Aunque la cifra de trabajadoras del sexo seguramente sea mayor y los ingresos, también.

«Lo justo sería que todas las trabajadoras del sexo pudieran disfrutar de esa renta mínima que el Gobierno quiere aplicar a los ciudadanos que no tienen ingresos.Todo el mundo sabe que nosotras trabajamos, pero seguimos sin derechos laborales», concluye Concha Borrell, representante sindical.

 

Cuando es imposible teletrabajar: las prostitutas frente a la crisis del coronavirus

Por Marta Rodriguez Martinez  & Lillo Montalto Monella

10 de abril de 2020

https://es.euronews.com/2020/04/10/cuando-es-imposible-teletrabajar-las-prostitutas-frente-a-la-crisis-del-coronavirus

 

«Hace ya semanas que no entra ni un solo euro en nuestros bolsillos», lamenta Conxa Borrell, secretaria general del sindicato español de trabajadoras sexuales OTRAS, mientras que España se dirige a su cuarto fin de semana en cuarentena.

Las medidas de confinamiento y distanciamiento social instauradas en la mitad de la población mundial para frenar el avance del coronavirus están pasando factura inevitable a las personas que dependen financieramente de un sector que radica en el contacto físico.

«Las mujeres y hombres que ejercen prostitución en España han tenido que parar toda actividad laboral, ya que el contacto físico entre las profesionales del sexo y sus clientes es básico y muy cercano», explica Borrell a Euronews y enumera a las víctimas de la crisis: «las mujeres que captan a sus clientes en la calle, las que trabajan en pisos, chalets, clubs, centros de masajes, las independientes…»

Pero no solo las prostitutas se han quedado sin ingresos. Todas las trabajadoras del sexo, no virtuales, no tienen trabajo: actores/actrices pornográficos, masajistas eróticos, strippers, modelos eróticos…

El distanciamiento social es la debacle del sector del sexo.

«No nos podemos permitir el lujo de enfermarnos»

Borrell dice que por las redes sociales corren bulos de que muchas de sus compañeras siguen trabajando en carreteras, pisos o clubs, pero asegura que nada de esto es cierto, puesto que para ellas, su prioridad ahora es no contagiarse.

«Las personas que ejercemos trabajo sexual tenemos muy claro que no nos podemos permitir el lujo de enfermarnos», añade. «Necesitaremos estar sanas cuando termine el confinamiento para poder volver a ganar dinero».

La falta de ingresos desde el inicio del brote en España ha convertido su día a día en una batalla por sobrevivir. «La mayoría de nosotras somos cabeza de familia, con padres mayores e hijos a nuestro cargo y mujeres migrantes, sustento de sus familias en sus países de origen».

Teletrabajar es imposible para la gran mayoría. Algunas lo están intentando, pero no es fácil, indica Borrell. Los obstáculos que se plantean van desde que algunas no tienen una cuenta corriente para ingresar sus ganancias hasta que muchas conviven en espacios donde no hay Internet. Además, no es fácil conseguir atención repentina en un medio que, «por otra parte está explotadísimo e hipersaturado», explica.

«Somos la escoria de la sociedad»

La justicia española rechazó a finales de 2018 la inscripción de OTRAS como sindicato de trabajadoras del sexo porque consideró que aceptarlo sería admitir que el proxenetismo es una actividad legal. Los magistrados argumentaron que la naturaleza de actividades como la prostitución «no pueden ser objeto de un contrato de trabajo válido».

Esto supone que estas mujeres quedan excluidas de cualquiera de las ayudas económicas planteadas por el Gobierno español para aliviar la crisis del coronavirus.

Borrell dice que los empresarios de clubs de prostitución se han acogido a los ERTE (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo) porque la legislación se lo permite. Pero las mujeres que ejercen prostitución en estos locales no pueden, «porque el Gobierno, no nos reconoce como trabajadoras».

«Somos la escoria de la sociedad, esas mujeres a las que nadie que trabaja en una institución quiere mirar», critica Borrell la negativa del Gobierno de Pedro Sánchez a regular su situación. OTRAS ha lanzado una campaña online para recaudar dinero para sus compañeras «más vulnerables».

En España, la prostitución no está regulada, por lo que depende de normativas municipales que prohíben ejercerla en la calle. Las miembros de OTRAS no abogan por la legalización siguiendo los modelos holandés y alemán, «porque protegen a los empresarios pero descuidan a las trabajadoras y trabajadores», pero sí el neozelandés, que despenalizó completamente esta actividad en 2003.

La paradoja francesa

En Francia, las asociaciones de trabajadoras sexuales han pedido al presidente Emmanuel Macron que cree un fondo de emergencia «para hacer frente a la extrema incertidumbre económica».

A diferencia de España, la prostitución en Francia es una actividad legal, declarable y con derecho a la seguridad social, pero su explotación y cualquier tipo de actividad que la favorezca no lo es. Además, a partir de 2016, una reforma penaliza a sus clientes, con una multa de hasta 3.750 euros (en caso de reincidencia).

El problema es que, para mantener y proteger a su clientela, las prostitutas -consideradas por la ley como víctimas- se han visto obligadas a «esconderse aún más», exponiéndose «a mayores riesgos», denunciaba entonces el diario francés Le Figaro.

«Los actos delictivos y la violencia también han aumentado», denuncia Anaïs de Lenclos del sindicato del sexo francés (Strass). «Por lo tanto, cuando se introdujo el confinamiento, ya estábamos en una situación difícil».

Las asociaciones temen que «algunas de las trabajadoras sexuales más pobres se vean obligadas a violar las medidas de confinamiento, no porque quieran, sino porque no tienen medios de subsistencia»

Cuestión de supervivencia

«Me han pedido la mitad de la tarifa habitual por servicios sin condón, o por encuentros de 15 minutos en barrios alejados del mío. En tiempos de crisis, los clientes que nos solicitan son potenciales agresores. Si hubiera aceptado trabajar, habría arriesgado mi vida», dice una trabajadora sexual francesa anónima al diario HuffPost.

La secretaria de Estado a cargo de la Igualdad entre hombres y mujeres, Marlène Schiappa, dijo que para el Gobierno francés «es muy complicado compensar a una persona que realiza una actividad no declarada como la prostitución».

Giovanna Rincon, portavoz de la asociación francesa de transexuales ACCEPTESS-Transgenre, acusó a Schiappa de ser responsable del posible aumento de los casos de Covid-19 debido a la necesidad de las trabajadoras del sexo de acudir a sus clientes, violando las normas de cuarentena, para tratar de ganar algo.

«Aunque ahora estoy trabajando con la cámara web, siento que estoy en peligro»

Célia (nombre ficticio) es una masajista francesa de 29 años y cuenta a Euronews que normalmente enero y febrero ya eran «meses duros para mi trabajo». Inscrita en la seguridad social como autónoma, asegura que comienza el año siempre endeudada y que solo a partir de marzo, empieza a ahorrar algo de nuevo.

Pero este año, por razones obvias, es distinto. Dice que ha perdido la mitad de sus ingresos y que solo sobrevive económicamente con la ayuda de algunas personas de su entorno.

«Ahora trabajo a través de la cámara web. Nunca lo he hecho antes, pero me obliga a tener una relación muy diferente con mis clientes. Me preocupa que me obliguen a tener una relación más ‘íntima’ y ‘regular» con ellos. Podría ponerme en peligro», explica.

Cybele Lespérance, ‘escort’ y ocasionalmente actriz porno feminista, trabaja de 17 a 50 horas a la semana. Dice que no gana más de 15.000 euros al año y el 25% lo tiene que destinar al pago de impuestos. Algunos meses no llega a ingresar 400 euros, depende.

«En febrero, ya tuve que parar durante tres semanas debido a la gripe y a problemas de ansiedad, apenas había ganado 600 euros. Había reservado algo para una compra de bienes y es este ‘colchón’ el que me permite sobrevivir hasta el final del confinamiento».

«No todo el mundo puede o quiere vender servicios virtuales», explica Cybele que indica que Internet las hace vulnerables a muchos abusos. «Incluso sin usar la cámara web, ya recibo docenas de mensajes violentos cada semana. El abuso de este tipo de personas se ha multiplicado por diez debido al exceso de tiempo libre».

Célia piensa que el Estado francés debería pensar en una ayuda incondicional de «al menos 800 euros», así como en un apoyo financiero para el pago de los alquileres, para evitar los desalojos. «Y por supuesto abolir la ley de penalización, sin la cual muchas trabajadoras sexuales podrían tener dinero ahorrado y permanecer confinadas de forma segura durante esta crisis».

Cybele propone en cambio asignar «un fondo de emergencia a las asociaciones de base» para que puedan acoger y alimentar a todas las trabajadoras sexuales vulnerables y familiares a su cargo.

 

Verónika Arauzo: “Hay suficientes pruebas fotográficas de políticos en tacones mamando pollas como para que no cierren los clubs de alto standing”

 

Antes de empezar la charla que haría levantarse a todo el público para gritar ‘Putas con derechos’ en el Centro de Historias, pudimos hablar con Conxa Borrell, secretaria general del Sindicato OTRAS, Verónika Arauzo, del Sindicato Alternativa Intersindical de Barcelona y con MariJose B. Márquez de Prostitutas de Sevilla

 

Por ROCÍO DURÁN HERMOSILLA 

16 de enero de 2019

Verónika Arauzo: «Hay suficientes pruebas fotográficas de políticos en tacones mamando pollas como para que no cierren los clubs de alto standing»

 

MariJose B. Márquez, Conxa Borrell y Verónika Arauzo. Foto: Pablo Ibáñez.

 

En diciembre Zaragoza recibió la visita de tres activistas por los derechos de las trabajadoras sexuales y aprovechamos para hacerles una pequeña entrevista sobre las condiciones del trabajo sexual, la necesidad de autorganizarse para hablar con voz propia y qué ocurre en las esferas públicas y privadas.

Primera pregunta para no iniciadas en el feminismo, ¿qué es el trabajo sexual y por qué le llamamos así?

Conxa Borrel: Es trabajo sexual porque es trabajo, es decir, el trabajo sexual abarca muchísimos sectores, del cine porno a las masajistas con final feliz a bailadoras de pole dance hasta la prostitución porque abarca un montón de trabajos y no tiene que ser únicamente la prostitución.

MariJose B. Márquez: Cualquier trabajo que esté relacionado con el sexo.

Verónika Arauzo: Creo que utilizamos el concepto de trabajo sexual porque se ha prostituido tanto el concepto de prostituta… Realmente es la definición académica de la RAE de aquella persona que a cambio de una economía o un especia realiza un acto sexual como intercambio. Esta ya tan sumamente prostituido que hemos decidido adoptar un modo de expresión con el que podamos construir nuestra reivindicaciones desde un concepto social comprendido como un trabajo.

Verónika Arauzo. Foto: Pablo Ibáñez.

Cada una pertenece a una forma distinta de autorganización pero todas buscan luchar por vuestros derechos, ¿qué os hizo posicionaros políticamente? ¿Por qué elegisteis autorganizaros?

MariJose: Nosotras empezamos a organizarnos hace un año o así en un encuentro de tres extrabajadoras sexuales y voy a decir exprostitutas porque cuando nosotras ejercíamos la prostitución no lo veíamos como un trabajo, nosotras nos hemos concienciado, en mi caso después de ejercer la prostitución y entonces sí lo considero un trabajo sexual.

Nosotras nos organizamos con la violencia institucional que sufrimos a través de las ordenanzas municipales y el Plan Contra la Prostitución impuesto por el Ayuntamiento de Sevilla que además es un plan pionero a nivel estatal que ha sido llevado a muchas ciudades como ahora que quiere ser llevado a Madrid.

Nos hemos organizado para utilizar las herramientas que los espacios políticos, sociales, sindicales y feministas deberían haber puesto a nuestro servicio y en 40 años no lo han hecho. Lo que han hecho han sido medidas para regularizar y dar derechos a la patronal mientras que a nosotras nos deniegan los derechos. Todo el mundo tiene derecho a tener derechos y las putas tenemos derecho a tener derechos.

Conxa: Yo creo que hay un momento que te hierve la sangre cuando ves que todo el mundo tiene derechos menos tú que eres la trabajadora, cuando la gente tiene derecho a hablar de ti, sobre lo que tú sientes, hablar sobre tu trabajo, hablar sobre tus clientes menos tú es cuando dices hasta aquí podíamos haber llegado.

Yo soy un sujeto con poder político y quiero decir lo que a mí me concierne, quiero pedir los derechos que a mí me pertocan que son ni más ni menos los mismos que tiene el sector abolicionista pero con unos sueldos absolutamente inimaginables porque no podemos tener un contrato, no podemos caer enfermas sin poder cobrar nada, además cuando trabajas para un tercero, en un local o estás en un piso el día que no trabajas si estás ahí cuatro horas como si estás ocho como si estás doce ese día te vas sin haber cobrado nada.

MariJose: Además que pagas unos peajes si te quedas allí.

Conxa: Entonces todos estos derechos son los que queremos, exactamente los mismos que tiene otro trabajador español en este país. No creo que estemos pidiendo nada absolutamente revolucionario, a lo mejor en el siglo XIX sí era revolucionario pero en pleno siglo XXI pues nos parece un poco de cajón de sastre, que quieran seguir manteniendo a las trabajadoras sexuales calladitas, amarraditas y que sigan ellas hablando lo que a nosotras nos pasa y lo que a nosotras nos importa.

Veronika: Desde la perspectiva que nos prima a nosotras dentro de Alternativa Intersindicalqueremos replantear esto de los derechos. Consideramos que tenemos que darle una vuelta de tuerca, estamos muy conscientes de la realidad actual y creo que vivimos en una época donde se ha utilizado la excusa de la globalización para marcar una crisis internacional y tumbar derechos sociales, laborales y libertades en los cuales hay que darles mucha vuelta cómo queremos esos derechos.

¿Por qué nos hemos sindicalizado?¿Por qué hemos hecho asociaciones? Porque llevamos mucho tiempo donde son otras personas no trabajadoras sexuales quien llevan nuestra voz y en este aspecto estoy diciendo asociaciones proderechos, que muchas han hecho una gran labor y es de reconocer pero que a la hora de transmitir nuestro mensaje lo adulcoran o lo cambian un poco y creo que necesitamos ser nosotras mismas quienes con el apoyo de otras entidades que llevan a cabo una lucha social pero que seamos nosotras en primera persona quien transmitamos nuestras reivindicaciones.

MariJose: Y que nosotras nos estamos organizando para crear herramientas para las compañeras no politizadas. Que estamos para las que les dicen víctimas, probrecitas, las prostituidas y que las medidas de regulación de la prostitución con beneficio a la patronal, no a nosotras, lo que han hecho es dejarnos sin ninguna herramienta. Nosotras lo que estamos haciendo es crear herramientas como ha hecho el sindicato y la sección sindical para que nuestras compañeras que se puedan defender dentro de las leyes no escritas de los clubes que son un abuso permitido por quien da las licencias y quien da las licencias son el PP, Izquierda Unida y el PSOE. Que son los que han estado gobernando.

Conxa Borrell y Verónika Arauzo. Foto: Pablo Ibáñez.

Se habla mucho de la patronal del sexo, del proxenetismo, incluso hay quien que ha tachado al Sindicato OTRAS que pretende luchar por los derechos laborales de estas trabajadoras de proxenetismo, pero para vosotras, ¿quién es la patronal?

MariJose: Quien se ha llevado el Producto Interior Bruto de las mujeres ejerciendo la prostitución en los clubs, de nosotras (los colectivos y sindicatos) no les generamos Producto Interior Bruto no más del que vamos comprando y todo eso pero nuestras compañeras se lo generan en los clubs y hasta el 2011 por exigencia de la Unión Europea no fue incluido en el PIB. Al año siguiente de ser incluido en el PIB que fue incluido con la prostitución, la droga y las armas aumentó en 23.000 millones. Cuando antes no se metía, ¿quién se llevaba por ejemplo lo de los clubs? ¿Los ayuntamientos que daban las licencias o quién es el que se lleva los dinero de ahí? En total es que los dineros no van luego para los presupuestos sino que van para los bolsillos de unas y otras.

Veronika: Yo creo que hay un grandísimo error, aquí patronal no existe, aquí existen unas circunstancias orquestadas por el gobierno que es para sacar usufructo a las circunstancias como ha comentado la compañera de Sevilla de locales, a través de prohibirnos ejercer libremente en espacios públicos, obligándonos a entrar en estos tipos de locales. El concepto que se tiene de patronal que sería esa entidad que defiende la industria aquí no existe porque mostrarse públicamente como patronal significa mostrarse como un proxeneta, tal y como está tipificada la ley. No tenemos una patronal, lo que tenemos es una lucha de nuestros derechos que tenemos todas en este lado de diferentes marcos y de diferentes modos de ver con un mismo prisma, con una misma focalización en la cual nuestra finalidad es que se nos reconozca porque ya este sistema español es reglamentarista.

Conxa: Está claro que cuando se crea un sindicato es porque hay una patronal con la que poder negociar, hay una gente que sí está teniendo trabajadoras a las que está explotando laboralmente y a las que no está cubriendo socialmente por lo tanto esa es la gente con la que los sindicatos y las secciones sindicales tenemos que tratar, sí o sí. No nos va a quedar remedio, más pronto que tarde, que sentarnos con esa gente y decirles, chicos esto es lo que hay. Queremos contratos para las mujeres que están trabajando para vosotros porque eso es lo que están haciendo.

Cuando tú estás dejando el 50% en una casa en cada servicio evidentemente esa persona está ejerciendo de empresario. Por lo tanto lo que queremos es que den de alta a las trabajadoras en la seguridad social y que paguen los impuestos que paga cualquier otro empresario. El proxenetismo está muy bien tipificado en el Código Penal y es otra historia pero realmente las mujeres que están trabajando para empresarios queremos que esos empresarios pasen por el mismo filtro que cualquier otro y que las mujeres que están trabajando en la industria del sexo de pago puedan tener los mismos derechos que cualquier otra mujer.

MariJose: El falso autónomo…. Yo me lleva viviendo 10 años trabajando en un club y entonces falso autónomo no vale, porque con el falso autónomo siguen enriqueciéndose ellos. Porque qué pasa con esas compañeras, porque alternativas para esas compañeras no hay. Ahora están todos con el proyecto este de ley con que van a cerrar los clubs y yo la verdad que estoy muy nerviosa con el tema ese porque lo van a hacer, se van a poner a mandar redadas. Mientras que la gente lo que ve es protección a las mujeres del proxenetismo lo que se está viviendo ahí son deportaciones y al día siguiente o los tres días se vuelve a abrir el club.

Veronika: Si se aprueba este tipo de ley que dudo con el auge de la extrema derecha que ha hecho un pequeño parón en este proyecto, si se aprueba no se va a atacar a toda la industria. Las altas esferas de clubs de alterne, las altas agencias no van a ser tocadas. Atacados van a ser los clubs de gente proletariada, de gente de calle. Van a ser las compañeras de calle las que van a ser atacadas, una vez más se va a atacar al proletariado mientras el alto standing va a quedar completamente olvidado sin ningún problema porque te aseguro que tienen suficientes pruebas fotográficas de políticos en tacones mamando pollas como para que no les cierren el club. 


MariJose B. Márquez. Foto: Pablo Ibáñez.

 

16 enero, 2019

AUTOR/AUTORA

ROCÍO DURÁN HERMOSILLA Redactora y realizadora. Integrante del Consello d’AraInfo. @Rocio_Duran_

 

Intervención de Marijose B. Márquez (Colectivo de Prostitutas de Sevilla) en «Derechos y autoorganización de las Trabajadoras Sexuales»

 

 

 

Intervención de Marijose B. Márquez (Colectivo de Prostitutas de Sevilla) en la charla titulada «Derechos y autoorganización de las Trabajadoras Sexuales», celebrada en el Centro de Historias de Zaragoza el día 12 de diciembre de 2018. Participaron asimismo las trabajadoras sexuales Verónika Arauzo (USTS-IAC) y Conxa Borrell (OTRAS), actuando como moderadora la periodista Rocío Durán.

 

 

Puede verse la charla completa aquí:

 

Putas subversivas, charla completa sobre derechos y autorganización de las trabajadoras sexuales

 

El pasado 12 de diciembre, el Centro de Historias de Zaragoza hirvió de rabia e indignación cuando Verónika Arauzo, Marijose B. Márquez y Conxa Borrell dejaron claro que la prostitución nunca ha sido ilegal

 

Por ROCÍO DURÁN HERMOSILLA

20 de diciembre de 2018

Putas subversivas, charla completa sobre derechos y autorganización de las trabajadoras sexuales

 

Charla Derechos y autorganización de las Trabajadoras Sexuales en Zaragoza. Foto: Pablo Ibáñez.

 

 

Tres mujeres, tres putas, tres feministas y tres alternativas de lucha para conseguir los derechos de las trabajadoras sexuales o acabar con el Estado, lo que llegue antes. El pasado 12 de diciembre, el Centro de Historias de Zaragoza hirvió de rabia e indignación cuando Verónika Arauzo, Marijose B. Márquez y Conxa Borrell dejaron claro que la prostitución nunca ha sido ilegal, si no a Felipe González nunca se le habría ocurrido legalizar los clubes de alterne y a José Luis Rodríguez Zapatero legalizar la Asociación Nacional de Empresarios de alterne Mesalina.

Para el PSOE lo que parece estar prohibido es que las putas se organicen, pero no siempre llueve al gusto de todo el mundo y pese a que cada una de ellas tiene una visión distinta, las tres están de acuerdo en que las políticas punitivistas y abolicionistas solo buscan atacar a las más vulnerables.

De esta forma, Verónika de la Unión Sindical de Trabajadoras del Sexo de la Intersindical Alternativa de Catalunya repasó las precarias condiciones de las más vulnerables, las que se enfrentan a la policía, a las redadas y a la violencia lgtbiqfóbica de las instituciones.

Marijose del Colectivo de Prostitutas de Sevilla consiguió levantar la sala cuando recordó cómo la historia del Estado español, esta democracia y el PIB se han aprovechado de las trabajadoras sexuales. Prostitución ya hay, ahora lo que faltan son putas con derechos. También tuvo tiempo para narrar cómo parte del movimiento feminista abolicionista de Sevilla expulsó a las trabajadoras sexuales de la manifestación del 25 de noviembre, como si las putas no hubieran sufrido la violencia machista en carnes y alma.

Al final llegó Conxa Borrell para contar por qué hacía falta el sindicato OTRAS, que sigue siendo legal a pesar de que deben cambiar los estatutos y de cómo ella, a pesar de no ejercer ya, ha decidido levantarse y organizarse para que las que vengan, que las habrá, tengan una mejor vida.

Nada de lo que se escriba será suficiente para expresar todo lo que se dijo en aquella hora y media; por ello, lo mejor es empezar a escucharlas en el vídeo completo de esta charla.

 

 

Concha Borrell: «Los abolicionistas de la prostitución viven instalados en el buenismo»

 

La secretaria general del polémico sindicato de trabajadoras sexuales OTRAS defiende el reconocimiento de la relación laboral con los empresarios de ‘puticlub’

 

Concha Borrell, secretaria general del sindicato de trabajadoras sexuales OTRAS / CG

 

Por LUIS CALDEIRO

19 de noviembre de 2018

https://cronicaglobal.elespanol.com/vida/concha-borrell-abolicionistas-prostitucion-buenismo_200308_102.html

 

La cita es en el Hotel Plaza, de Barcelona. Concha Borrell –cuarenta y tantos, bien vestida, aunque sin estridencias– se acomoda en el bar del hallfrente a un agua con gas, dispuesta a contestar nuestras preguntas. Es la secretaria general de OTRAS (Organización de Trabajadoras Sexuales), el sindicato que recientemente protagonizó una sonora polémica por su inscripción en el Registro, dejando en evidencia al Gobierno de Pedro Sánchez. Se declara “puta por devoción” y denuncia que, pese al revuelo formado, mediáticamente “no salen en ninguna parte”.

–¿Qué es un sindicato como OTRAS?

¿Qué significa trabajadora sexual? Es toda aquella persona que desarrolla su actividad dentro de este sector: puede ser una bailarina; una mujer que hace striptease para una despedida de solteros; la que trabaja en una línea erótica; una webcamer; una actriz o un actor porno; una masajista erótica…

–Pues se las conoce como “el sindicato de las prostitutas”…

–Es que mucha prensa malintencionada habla del “sindicato de las prostitutas”. Pues, no señor. Somos un sindicato de trabajadoras sexuales. Todas esas mujeres que nunca han interesado ni importado a los grandes sindicatos –que nunca han luchado por nuestros derechos porque les parece mal que hagamos este trabajo– somos las que hemos dicho “hasta aquí hemos llegado”. Tú tienes tus derechos y estás bien cubierto, ¿no? Pues nosotras queremos exactamente lo mismo.

–La mayor parte de lectores desconoce cuál es exactamente la situación legal de la prostitución en España. ¿Es legal, ilegal, alegal?

–Bueno, el término alegal no existe. Es decir, lo que no está ilegalizado, por defecto es legal. Por tanto, el libre ejercicio de la prostitución existe. No hay ningún inconveniente en ello. Ahora bien, ¿qué es lo que está pasando con la prostitución que se está ejerciendo para terceros? Porque es obvio que se está ejerciendo: locales, striptease, burdeles, pisos… Está claro que en estos casos se está trabajando para un empresario.

–¿Qué reivindica su sindicato?

–Lo que pretende el sindicato OTRAS y lo que viene reclamando el sector desde hace muchos años es que aquella gente que trabaja para terceras personas tenga un contrato de trabajo. Ahora mismo no se puede tener ese contrato. Nosotras lo que queremos es pelear por él. Queremos pelear por esas compañeras que no trabajan por cuenta propia porque no quieren o porque no pueden y tienen que hacerlo por cuenta ajena. Y que, al igual que cualquier otro trabajador o trabajadora de este país, tienen derecho a tener un contrato. Queremos derechos laborales para las trabajadoras sexuales, algo tan sencillo como eso. Que puedan coger una baja cuando estén enfermas o un permiso por maternidad; que tengan derecho a jubilación el día de mañana; ¡qué puedan tomarse unas vacaciones! Vamos, cosas muy normales. No se puede mantener sin contrato a doscientas, trescientas o cuatrocientas mil personas en este país sólo porque a ti te parezca mal moralmente.

–Usted plantea este asunto prácticamente como un tema de libertad personal, de hacer con el propio cuerpo lo que se quiera (hasta venderlo). Pero la opinión dominante, que impulsan sobre todo la izquierda y el feminismo, es que la prostitución equivale a trata de personas, donde se explota a las mujeres más vulnerables (pobres, inmigrantes).

–Eso es falso. Y la prueba está en la misma creación de nuestro sindicato: mujeres explotadas, mujeres machacadas, no pueden fundar un sindicato. Una de cada siete mujeres, según la ONU, se encuentra en situación de trata con explotación sexual. Una de cada siete no llega al 14%. Son cifras a nivel mundial. Y un 14% es una cantidad muy alejada de esa “gran mayoría” de mujeres explotadas sexualmente que se nos vende. Amnistía Internacional publicó un comunicado hace dos años donde se instaba a todos los gobiernos del mundo a que se dejara hacer su trabajo a las trabajadoras sexuales y a dotarlas de derechos laborales. Por tanto, no es que lo digamos nosotras, es que hay organizaciones mundiales muy importantes, que no están financiadas por los traficantes de mujeres, que están dando datos que no tienen absolutamente nada que ver con los que se manejan desde el sector abolicionista.

–También se dice que su sindicato favorece los intereses de los proxenetas, ya que su legalización supondría algo así como “blanquear” o “normalizar” una actividad que debería estar prohibida. 

–Te voy a poner un ejemplo: el del puticlub que hay en La Jonquera (Girona). Allí, el empresario les dice a sus trabajadoras a qué hora han de bajar a tratar a los clientes y a qué hora se pueden retirar. Les está cobrando 100 euros la noche por la habitación; además, les cobra las sábanas, los preservativos y… ¡hasta la luz de la habitación! ¿Hay una relación laboral ahí o no? Pues bien, lo que queremos es que ese señor tenga una relación laboral por escrito con sus trabajadoras. Queremos que pague a la Seguridad Social y a Hacienda por sus trabajadoras. ¿Eso es seguirle el juego a los empresarios?

–¿Se considera de izquierdas?

–De toda la vida.

–¿Qué le ha parecido la actitud del Gobierno de Pedro Sánchez en todo el tema de la inscripción de su sindicato en el registro?

–Me parece de pura incultura social, que no entienden la problemática de las trabajadoras sexuales y lo que es peor: no les importa. Me parece impresionante que un partido fundado por los sindicalistas de UGT hace 130 años ponga el grito en el cielo porque el único sector laboral en España que carece de derechos pida sindicarse. ¿Dónde ha quedado el término “socialista” y “obrero” de sus siglas? ¿Dónde su lucha por los trabajadores? ¿Dónde está el PSOE al que he votado tantísimos años?

–¿Y cómo está su situación legal ahora? ¿Están inscritas o no?

–Estamos inscritas, tenemos nuestro código para manejarnos en internet, tenemos CIF… somos absolutamente legales. Y el día 14 de noviembre tuvimos que acudir a la Audiencia Nacional, porque tres organizaciones feministas abolicionistas, dos sevillanas y una catalana, nos denunciaron.

–¿Les han denunciado en base a qué?

–“¡Jó, yo no quiero que esto exista!” (imita la voz de un niño contrariado). Los abolicionistas están en plena rabieta de niño pequeño. Lo que pasa es que las entidades abolicionistas reciben mucho dinero público. APRAMP (Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida), por ejemplo, recibe ella sola en Madrid más de 200.000 euros al año. ¡Es la entidad que promociona Mabel Lozano (la directora del recientemente estrenado documental El Proxeneta)!

–¿Qué piensa de los abolicionistas, inegrados sobre todo por buena parte de la izquierda y el feminismo?

Es un sector instalado en el buenismo, en “su” buenismo. Es decir, para que yo pueda ejercer de “salvadora”, tú tienes que estar en el papel de víctima. Tienes que estar en un papel absolutamente pasivo. Y como sujeto pasivo, para que yo pueda salvarte, tú necesitas ser salvada. Por eso quieren que se nos vea siempre como víctimas, como explotadas, como personas sin cultura ni estudios… Y no, somos mujeres fuertes, libres y trabajadoras. Muchas trabajadoras sexuales han hecho 20.000 km. para llegar a España, vienen del otro lado del mundo, no saben el idioma y aun así tienen esa fuerza, ese impulso para sacar a su familia adelante… Es curioso que esta izquierda de hoy en día sea tan moralista, y que esté instaurada en un plano tan cercano al catolicismo. Y si yo puedo decidir libremente si quiero (o no) tener un hijo utilizando un preservativo o unos anticonceptivos; o si me quedo embarazada y puedo decidir si quiero tener ese hijo o abortar, también quiero poder decidir si mis relaciones sexuales van a ser libres y gratuitas o libres y bajo cobro.

–Imagine que tiene delante a una feminista abolicionista. ¿Qué le diría?

–Estudia, maja. Lee. Lee sobre feminismo. Y pregúntale a las trabajadoras sexuales qué quieren y qué necesitan.

 

Nace OTRAS, el sindicato para todas las trabajadoras sexuales

 

Por Juan Navarro

21 de septiembre de 2018

http://sexomandamiento.es/2018/09/21/otras-sindicato-trabajadoras-sexuales/

 

 

“11:56: las putas somos muy puntuales”. Las trabajadoras sexuales se han reunido y, con tanta puntualidad como ganas de expresarse, exclamaron que ya no van a permitir que las callen. El sindicato OTRAS (Organización de TRAbajadoras Sexuales) aparece en España con la voluntad de defender a las trabajadoras sexuales y proclamar los derechos que se les niega por el oficio que desempeñan.

La asociación busca reivindicar que el trabajo sexual es trabajo y, por tanto, merece las mismas condiciones laborales que cualquier otro empleo. Para ello es fundamental aclarar que no solo las prostitutas son trabajadoras sexuales, sino que OTRAS también acoge a todas las personas cuya actividad gira en torno al sexo, desde la pornografía a webcammers o masajistas.

 

“Venimos a exigir nuestros derechos y luchar contra ordenanzas municipales que nos han hecho más vulnerables impidiendo nuestra organización […]. Se vulneran todos los derechos laborales de las personas, principalmente mujeres pero también hombres, que ejercen trabajo sexual en locales, pisos, clubes, shows y otros espacios cerrados donde se da una relación laboral entre empresa y trabajadoras, aunque solo ellas tienen obligaciones”, reza el manifiesto fundacional.

Una de las principales consignas es que el escenario beneficia al empresariado “en una industria patriarcal“. Para combatirlo se han juntado mujeres que se definen como guerreras, de toda procedencia, y empoderadas para mejorar las condiciones del trabajo sexual. No faltó el recuerdo para Vanesa Campos, trabajadora sexual migrante y transexual asesinada en París mientras ejercía su profesión.

 

 OTRAS, defensa de trabajadoras sexuales

La rueda de prensa, celebrada en la sede madrileña de COGAM (Colectivo de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales de Madrid) refleja la evolución y visibilización del sexo y su mundo en el panorama mediático. Allí se dieron cita medios nacionales, cámaras, periodistas, fotógrafos y grabadoras para recoger “una lucha que no es nueva, pero la revolución puta sí lo es“, tal y como OTRAS quiso contextualizar su labor.

Desde esa sala subterránea en la que en otros tiempos no hubiera sido permitido hablar de la industria sexual en voz de personas transexuales o prostitutas se lanzó un mensaje claro en contra del abolicionismo: “las putas, unidas, jamás abolidas”. Una consigna clara expresada fue la oposición a las posturas que pretenden abolir la prostitución y a un “rancio feminismo abolicionista que no comprendemos. Para nosotras es tan nocivo como la patronal que explota a trabajadoras y trabajadores”.

La convocatoria, conducida por Concha Borrell, Secretaria General; y Sabrina Sánchez, Secretaria de organización, mostró la visión de varios perfiles de trabajadoras sexuales. Allí estuvieron Evelin Rochell, prostituta y en litigio con el club Flowers por sus condiciones laborales; Juan, representante del sindicato francés STRASS; la activista y pornógrafa Anneke Necro; Iris, prostituta, activista del colectivo Hetaira y representante de putas del polígono madrileño de Villaverde; Luigi, acompañante sexual y transformista; y Kali, performer sexual y colaboradora de la directora de porno feminista Erika Lust.

 

Los enemigos no son nuestros clientes

 

El contexto legislativo es una de las grandes preocupaciones de este sindicato, especialmente las medidas orientadas al abolicionismo. Juan, trabajador sexual colombiano y afincado en Francia, alerta del peligro que tiene para su gremio instaurar estas políticas, cuyos efectos en el panorama francés tras introducirlas desde Suecia han sido “reducir el nivel de denuncia, pues las autoridades no protegen”.

 

Para él, las instituciones son protagonistas fundamentales de la marginalidad y problemas que sufren las trabajadoras sexuales: “la violencia la ejerce el Estado a través de políticas públicas y no el cliente. En Francia no se ocupan de nosotros ni de nuestra salud, especialmente con los migrantes: nos dicen que vayamos a tratarnos a nuestros países, donde tenemos tratamientos de primera generación cuando aquí están por la quinta”.

OTRAS se constituye como “la segunda experiencia europea de sindicación de trabajo sexual ante una situación nacional, europea y global de violencia“. El colectivo recoge el testigo del sindicato francés STRASS que, en palabras de Juan, “acoge a más de 2.000 personas para facilitar un seguro médico más barato, programas de protección ante violencias de grupos organizados y falsos clientes con el apoyo de Médicos del mundo, programas de defensa, apoyo artístico, acompañamiento jurídico e incluso asilo”.

Los poderes públicos y partidos políticos recibieron especial crítica por el escaso interés e implicación mostrado hacia la asociación. Asimismo, los sindicatos mayoritarios tampoco han prestado su apoyo, “tan solo CGT nos ha escuchado en ciertas áreas”. Los medios de comunicación, por su parte, también han cosechado críticas hacia el rigor y la seriedad con la que tratan el sexo, la prostitución y el trabajo sexual.

 

“Gracias al feminismo en las trabajadoras sexuales busco igualar los privilegios que tenemos los hombres, y es que muchos hombres no damos la cara ante esta realidad. El abolicionismo lo entiendo como violencia de género“, afirma Luigi. “Buscamos espacios para no molestar y no ser molestados y no tener que recurrir a escondernos, donde somos más débiles”, añade. Que esta sea una de las pocas profesiones que aún lleva el dinero encima los convierte, reclaman, en todavía más débiles frente a abusos y ataques.

La pornografía juega un papel clave en el trabajo sexual, pues son muchas las personas que se dedican a ellas. Anneke Necro reclama “un marco legal para denunciar, protocolos sobre cómo se trabaja en un set de rodaje, controles más avanzados contra las ETS; en otros países las pruebas son gratuitas y más fiables. Hace falta una estrategia porque nuestra situación es extremadamente complicada, un desastre, porque estamos a merced de directores o productores. También hay feminismo en el porno“.

Las trabajadoras sexuales agrupadas en OTRAS exigen también un cambio en la visión social y una lucha contra el estigma, ya que “reconocer este trabajo ayudará a dignificar el trabajo y sus condiciones“. “Detrás de nosotras hay familias, hijos, abuelos, padres y madres… no somos delincuentes”, expresa Sabrina Sánchez.

Tras una hora de reivindicación, petición de derechos y respuesta a las preguntas de los periodistas, OTRAS quiso concluir su presentación con un lema que resume totalmente la filosofía de un proyecto de todas para todas: “¡Las putas, unidas, jamás serán vencidas! y un “¡Somos putas, somos listas, somos putas feministas!” que no van a parar de gritar.

El sindicato de trabajadoras sexuales, a la ministra: “Si le hemos colado un gol que contrate mejores porteras”

 

EL INDEPENDIENTE

30 de Agosto de 2018

https://bit.ly/2MFskJd

 

 

La secretaria general del nuevo sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS), Concha Borrell, ha declarado que la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, “parece que quiere defender los intereses de la patronal de los burdeles y no el de las trabajadoras”.

En declaraciones a Efe, Borrell se ha mostrado perpleja y desconcertada por las afirmaciones de la ministra, que ha asegurado que le han “colado un gol” y que pedirá explicaciones a su departamento tras el visto bueno a la constitución de este sindicato, el cual quiere anular, y para ello ha pedido a la Abogacía del Estado que estudie cómo hacerlo.

“Tendrá que acudir a la vía judicial para ilegalizar un sindicato, porque, como ha reconocido el propio ministerio, cumplimos todos los trámites legales y todo es legal”, ha señalado Borrell. “Si le hemos colado un gol, que contrate mejores porteras”, ha ironizado Borrell, que ha lamentado la postura de la ministra, “que tiene que ver más con la moralidad que con la legalidad”.

“El actual PSOE -ha añadido Borrell-, un partido creado por sindicalistas para defender a los trabajadores, se ha preocupado tanto de tener un gran abanico de mujeres en el Gobierno que no se ha preocupado de que sean competentes”.

 

La ministra de Trabajo anulará el sindicato de «trabajadoras sexuales»: «Me han colado un gol por la escuadra»

 

Borrell ha preguntado a la ministra: “¿Qué culpa tenemos las trabajadoras sexuales de que en pleno siglo XXI no tengamos derechos? ¿Desde cuándo un sindicato que cumple todos los requisitos es ilegal en este país?”.

“Si es ilegal, que empiecen a cerrar macroburdeles y pisos, que empiecen a machacar a los empresarios. ¿Por qué no van a por los macroburdeles? ¿A quién están defendiendo en realidad? ¿Pero de dónde ha salido esta señora?”, ha insistido la trabajadora sexual, una de las que han impulsado este sindicato.

 

¿Desde cuándo un sindicato que cumple todos los requisitos es ilegal en este país?”

 

“Lo que le pedimos al Gobierno es un poco de rigor y más seriedad: es lo mínimo que se merecen los españoles. Es un tema de moralidad y no de legalidad, porque ya hemos comprobado que es legal. El ministerio ha hecho bien su trabajo: sindicarse en este país es legal. ¿Sabe la ministra que Pablo Iglesias, no el de ahora, fundó el PSOE y el sindicato UGT?”, ha añadido Borrell mostrando su enfado. “Si ellos quieren proteger a la patronal, nosotras queremos defender a las trabajadoras”, ha concluido Borrell.

Por su parte, el gestor que ha hecho todos los trámites para que el sindicato de trabajadoras sexuales fuera legalizado, Joaquín P. Donaire, ha explicado que todos los trámites para legalizar el nuevo sindicato los hizo vía web y ha asegurado que ha reunido todos los requisitos previstos en la Ley Orgánica de Libertad Sindical y en el Real Decreto sobre depósito de estatutos de las organizaciones sindicales y empresariales.

“Todo está dentro del marco legal y no hay ninguna forma de anulación administrativa posible, porque ha concluido ya el plazo legal de alegaciones. La ministra ahora tendrá que acudir a la judicatura si quiere ilegalizar el sindicato”, ha afirmado el gestor, que es el tesorero de Aprosex, una asociación que defiende los derechos de las trabajadoras sexuales.

 

«Todo está dentro del marco legal y no hay ninguna forma de anulación administrativa posible”

 

Donaire ha opinado que, si la ministra anula la constitución de OTRAS, “prevaricará, porque todos los trámites son legales y, si lo ha publicado el BOE, es que cumple la legalidad”. “La legalidad es una cosa y la moralidad es otra. Si van al juzgado, nosotros también responderemos dentro de la legalidad”, ha avisado.

“Creo que estamos en un Estado de Derecho sometido al imperio de la ley, no al imperio de la prensa”, ha abundado el gestor, que ha argumentado que, aunque la profesión de trabajadora sexual no está regulada, “tampoco está reconocido legalmente que haya personas del norte de África que trabajan en los invernaderos y alguien tendrá que luchar por sus derechos”.

“¿De verdad quiere hacernos creer que no le habían informado? Pues que destituya al director general que corresponda. Puedo entender que haya moralistas en todas partes. Puede que el sindicato sea de agrado o no, pero es legal”, ha insistido Donaire.