Médicos del Mundo envía un DVD a los 577 diputados franceses para hacer oír la palabra de las personas que se prostituyen

Copia de 1363467338-prostitutes-demonstrate-against-passive-soliciting-law-in-paris_1878440

Comunicado de prensa

http://www.medecinsdumonde.org/Presse/Communiques-de-presse/France/Medecins-du-Monde-envoie-un-DVD-aux-577-deputes-francais-pour-faire-entendre-la-parole-des-personnes-se-prostituant

Médicos del Mundo ha enviado ayer a todos y cada uno de los diputados franceses un DVD que recoge entrevistas con personas que se prostituyen. La propuesta de ley que pretende penalizar a los clientes será examinada en la Asamblea Nacional a partir del miércoles 27 de noviembre. Es esencial que, en la víspera de los debates, los elegidos franceses hayan oído la palabra de las personas afectadas.

A fin de hacer oír la voz de todas aquellas y todos aquellos a los que esta ley va a hacer más frágiles en el día a día venidero, Médicos del Mundo ha enviado a los 577 diputados franceses un DVD que recoge la palabra de las personas que se prostituyen. Estas últimas explican hasta qué punto temen las consecuencias que la penalización de los clientes tendrá sobre su salud y sobre el respeto de sus derechos.

La penalización de los clientes favorecerá el desarrollo de una prostitución ejercida en los lugares más aislados. Esta clandestinidad volverá el ejercicio de la prostitución más peligroso, en términos de salud y seguridad: alejamiento de las estructuras de atención sanitaria, de diagnóstico y de prevención; reducción del poder de negociación con el cliente, lo que forzará a las personas a aceptar ciertas prácticas o relaciones sin protección; o incluso una mayor exposición a la violencia y a la explotación.

La penalización de los clientes no es solo contraproducente en términos de salud pública y de reducción de riesgos, sino que vuelve también caduco el conjunto de medidas sociales previstas por el texto de la ley, sobre todo una serie de ayudas a las personas que aceptaren inscribirse en un “circuíto de salida de la prostitución”.

“El consenso sobre la protección de las personas no se materializa en ciertas disposiciones de esta propuesta de ley sobre la prostitución. Si hay que luchar con vigor contra la trata de seres humanos y la violencia, hay que considerar de entrada los efectos colaterales deletéreos que inducirá la penalización de los clientes”, declara el Dr. Jean-François Corty, director de las Missions France.

En cuanto a las medidas contenidas en la presente propuesta de ley, Médicos del Mundo pide que el delito de captación pública de clientes sea derogado de inmediato, que la compra de actos sexuales no sea penalizada y que el acceso a un permiso de residencia o a los derechos sociales no esté condicionado al cese de la actividad de prostitución.

Vídeo con cuatro testimonios de prostitutas contra la penalización de los clientes (el primero en español) :

Clientes penalizados = putas asesinadas

pancarta

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.392553884209809.1073741828.201477836650749&type=1

https://www.youtube.com/watch?v=NSx8-5PGxHw

Comunicado del Colectivo 8 de marzo para todas

Día mundial de lucha contra la violencia contra las mujeres: nuestra indignación no es selectiva.
Mientras que la violencia contra las mujeres no cesa de aumentar, y a pesar de un llamamiento del CNDF (colectivo nacional por los derechos de las mujeres) que quería ser amplio, la manifestación del 23 de noviembre (en París)  contra la violencia contra las mujeres no ha reunido más que a algunos centenares de personas, y se ha centrado exclusivamente en la abolición de la prostitución y la penalización de los clientes. Esta insistencia en la penalización de los clientes de la prostitución no ha provocado tan solo la retirada de una parte de las organizaciones feministas, sindicales y políticas, sino que sobre todo parece haber desanimado a numerosas mujeres de participar en esta movilización.

La violencia contra las mujeres, contra todas las mujeres, está lejos de cesar. Hoy muere una mujer cada dos días bajo los golpes de su pareja, mientras que hace un año esta cifra era de una mujer cada tres días; las agresiones a las mujeres musulmanas que llevan pañuelo se multiplican, en un clima de islamofobia desacomplejada. La precariedad de las mujeres, agravada por las políticas de austeridad, las vuelve más vulnerables a la violencia. Las políticas represivas, sobre todo en asuntos de inmigración y de trabajo sexual, constituyen para numerosas mujeres otras tantas trabas al acceso a sus derechos.

La indignación del Colectivo 8 de marzo para todas no es selectiva. Desde la víspera de la manifestación hemos pegado a lo largo del recorrido carteles denunciando las agresiones a las mujeres con velo, y recordando que “con pañuelo o sin él, nuestros cuerpos nos pertenecen”. A la salida de la manifestación, hemos desplegado una pancarta para recordar que la penalización de los clientes de las trabajadoras del sexo acarrearía más violencia contra estas: “clientes penalizados = putas asesinadas”. Hemos vertido también falsa sangre al final del recorrido, simbolizando la sangre de las trabajadoras del sexo sobre las que marchan aquellas que defienden la propuesta de ley de penalización de los clientes.

Frente a un feminismo excluyente, nosotras proponemos construir un feminismo que sea un pensamiento y una práctica de lucha por la emancipación de todas las mujeres, y que parta de la palabra de las primeras afectadas: putas, lesbianas, mujeres con pañuelo, trans, discapacitadas, discriminadas por raza, inmigrantes, precarias… Nosotras somos las autoras de nuestra emancipación, y no esperamos que nos libere el Estado o la policía.

Colectivo 8 de marzo para todas

23 de noviembre de 2013

Clientes

Las ordenanzas municipales contra la prostitución sólo penalizan la pobreza

ACN. 21.11.2013

http://www.20minutos.es/noticia/1983603/0/estudio-prostitucion/ordenanzas-municipales/castigan-pobreza/#xtor=AD-15&xts=467263

La implementación de las llamadas ordenanzas cívicas municipales contra la prostitución «son fundamentalmente una herramienta que hace más precarias aún las condiciones del ejercicio de la actividad de los trabajadores y trabajadoras sexuales y que por lo tanto, los victimiza, lejos de abolir, como supuestamente se pretende, el ejercicio de esta actividad». Esta es una de las conclusiones del estudio Políticas criminalizadoras de la prostitución en España, realizado por Carolina Villacampa y Núria Torres, profesoras de Derecho Penal en la Universidad de Lleida y en la Rovira y Virgili de Tarragona, respectivamente, y que ha sido publicado en la prestigiosa revista International Journal of Law, Crime and Justice. Su objetivo principal es «barrer» los trabajadores sexuales de las callesLos resultados de la investigación, centrada en la ciudad de Lleida, ponen de manifiesto que las ordenanzas municipales contra la prostitución —actualmente aplican una veintena de municipios de todo el país— u otras normativas en este sentido, «sólo contribuyen a penalizar y criminalizar la pobreza». La escasa efectividad de las políticas prohibitivas, a pesar de que sean suaves, se debe de al hecho que su objetivo principal es «barrer» los trabajadores sexuales de las calles y del espacio público, según las autoras. La tarea asistencial que se tendría que llevar a cabo con este colectivo, a pesar de que se recoja en algunas ordenanzas, no se aplica casi nunca, añaden. Así lo demuestra el estudio llevado a cabo por las dos penalistas entre un colectivo de 79 prostitutas de entre 22 y 53 años que ejercían el 2011 en la ciudad de Lleida. Estas mujeres califican «puramente represivos» hacia su colectivo los efectos de la ordenanza implementada por el consistorio del socialista Àngel Ros en la capital de la comarca del Segrià. De hecho, el trabajo remarca que los clientes han recibido menos sanciones pecuniarias que ellas. Ni siquiera la ordenanza parece haber influido de manera determinante en la actitud de los clientes de la ciudad, apuntan las conclusiones. Pero el que sí que ha provocado, es un cambio claro de actitud de la policía municipal hacia estas mujeres y de ellas hacia los agentes, que ahora los ven como controladores y no ya como protectores. Las ordenanzas no han influido en los clientes pero sí en los cuerpos policiales. El estudio remarca que el único efecto claramente detectado con la aplicación del ordenanza municipal en Lleida ha sido el represor, porque otros, como por ejemplo la disminución de clientes y de precios, pueden atribuirse a la crisis. En este sentido, hay que añadir que las prostitutas encuestadas mostraban su disconformidad con el ordenanza, no tanto porque se les prohíba ejercer en la calle sino porque no se les ofrece una alternativa. «La ordenanza las aboca a un callejón sin salida, tienen que continuar trabajando para pagar las sanciones, más allá de la voluntad expresada mayoritariamente de querer cambiar de actividad», afirma el estudio. Las autoras de la investigación proponen que debido a «la escasa operatividad» que está teniendo las actuales políticas prohibitivas suaves, se adopten políticas de carácter legalizador. «Con ellas probablemente no se conseguirá el objetivo de erradicar el ejercicio del trabajo sexual, pero al menos sí que se dignificarán las condiciones de las personas que prestan servicios remunerados de manera voluntaria en este ámbito», aseguran.

La Ley de Seguridad Ciudadana perjudicará a prostitutas y víctimas de trata

NOTA DE PRENSA HETAIRA

Madrid, 19 de noviembre de 2013

http://www.colectivohetaira.org/web/en-medios-de-comunicacion/16-comunicados-de-prensa/398-la-ley-de-seguridad-ciudadana-perjudicara-a-prostitutas-y-victimas-de-trata-madrid-19-de-noviembre-de-2013-.html

El Colectivo Hetaira desea manifestar su rechazo al anteproyecto de Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana, presentado por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que, entre otras muchas cosas, sancionará a quienes ofrezcan o contraten servicios sexuales cerca de los colegios.

Un anteproyecto que no ha sido anunciado previamente y que pretende ser llevado próximamente al Consejo de Ministros.

Multar a las prostitutas es la peor iniciativa que podría tomar el Gobierno central en cuestiones de prostitución. Recordamos que en 2007 el Congreso de los Diputados se comprometió a realizar un estudio de situación sobre la prostitución, estudio que jamás se ha llegado a poner en marcha. Es decir, seguimos sin conocer a ciencia cierta qué cantidad de personas ejercen la prostitución ni en qué modalidad (calle, pisos, clubes, hoteles, etc…, quienes trabajan autónomamente, quienes lo hacen en relación a terceros…).

Sin ir más lejos, el Instituto Nacional de Estadística (INE) solicitaba hace pocas semanas datos al Colectivo Hetaira para poder conocer el PIB de la actividad de la prostitución, según una exigencia europea al Gobierno español.

No sabemos ni aproximadamente cuántas prostitutas ejercen en nuestro país, no sabemos cuántas de estas personas trabajan cerca de colegios, ni jamás se ha presentado esta situación (cercanía a los colegios) como un “grave problema social”, pero es igual, el Gobierno las multará. Y cuando no puedan pagar semejantes cantidades pero sigan trabajando en el mismo lugar probablemente pasará lo que ya está pasando en otras ciudades que la sanción administrativa se convertirá en delito de desobediencia a la autoridad.

Entendemos, por los datos que hoy ofrecen sobre el nuevo proyecto de ley los medios de comunicación, que también serán multadas si se considerare que su presencia ocasiona “algún riesgo para la seguridad vial”, con lo que, soterradamente, estamos asistiendo a la prohibición de negociar un intercambio de servicios sexuales por dinero en la calle en cualquier circunstancia.

Ante la difícil situación que atraviesan las prostitutas (a quienes la crisis está afectando al igual que al resto de la población), el Gobierno responde criminalizándolas (a pesar de que, recordémoslo, la prostitución no es un delito) y las situará en una situación de aún mayor vulnerabilidad.

Hetaira denuncia que leyes como ésta castigan a las prostitutas que captan su clientela en la calle (y que suelen ser las más vulnerables pero también las más autónomas) y favorecen los intereses de los empresarios de los grandes clubes ya que las obligan a trabajar en esos lugares donde carecen de cualquier ley que proteja sus derechos, dado que no existe un reconocimiento de que la prostitución sea un trabajo.

Hetaira denuncia que no existen programas sociales ni ofertas de empleo realistas para que quienes deseen abandonar el ejercicio de la prostitución puedan hacerlo con tranquilidad, con cierta cobertura social que no las arrastre sin remedio a una situación de extrema pobreza.

Hetaira entiende que las trabajadoras del sexo en nuestro país lo que necesitan son derechos laborales que las protejan frente a los abusos que ya sufren. Estamos cansadas de oír hablar de “explotación sexual” sin que se sepa bien qué significa este concepto ni se ponga remedio a los abusos laborales que sufren las que trabajan en grandes clubes, dependiendo de terceros.

En cuanto a las personas que sean víctimas de trata, si este proyecto de ley llega a entrar en vigor, difícilmente considerarán a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como “aliados” para denunciar su situación; sino todo lo contrario, para ellas serán solo aquellos que las multan por ejercer.

Por todas estas razones en materia de prostitución (a las que sumamos nuestro rechazo a la prohibición de concentraciones y manifestación no autorizadas, así como las manifestaciones ante el Congreso de los Diputados, la participación en los escraches, etc), nos oponemos a la aprobación del anteproyecto de Ley de Seguridad Ciudadana.

bboyero07

Foto: Bárbara Boyero. Movilización contra la reforma de la Ordenanza del civismo en Barcelona (26/4/2012)

 

Trabajo sexual en el informe de la ONU sobre VIH y Derecho

“El VIH y la Ley: Riesgos, Derechos, y Salud”

COMISIÓN GLOBAL SOBRE VIH Y DERECHO

La Comisión Global sobre el VIH y Derecho es un organismo independiente, establecido  a solicitud de la Junta Coordinadora del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) y respaldado por una secretaría con base en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Este informe refleja las opiniones y conclusiones de la Comisión, así como sus recomendaciones a los países, los actores de la sociedad civil, el sector privado y las Naciones Unidas.

 http://www.hivlawcommission.org/resources/report/FinalReport-Risks,Rights&Health-SP.pdf

3.2 PERSONAS TRABAJADORAS DEL SEXO 

Más de 100 países criminalizan explícitamente algunos aspectos del trabajo sexual.Algunos países, como la mayor parte de los Estados Unidos, Cuba, China, Irán, Vietnam y Sudáfrica, lo prohíben completamente.Algunos países de Europa Occidental, América Latina y el Canadá persiguen solo actividades relacionadas, tales como la operación de burdeles o el tráfico de trabajadores del sexo, la comunicación con intenciones de prostitución, ofrecimiento de sexo en la calle y vivir del trabajo sexual. Noruega y Sueciaarrestan a los clientes de las personas trabajadoras del sexo, pero no a los trabajadoras mismos. Este abordaje, llamado el “enfoque sueco”, es considerado más justo para las personas trabajadoras del sexo, a quienes sus defensores perciben más bien como víctimas.Este enfoque ha sido aplicado en otros países y en realidad ha tenido graves consecuencias para los trabajadores.

Algunos gobiernos implementan leyes anti-tráfico de personas en forma tan amplia que confundenel intercambio voluntario y consensuado de sexo por dinero con el tráfico explotador, coercitivo y a menudo violento de personas (principalmente mujeres y niñas) con el propósito de utilizarlas para el sexo.Las municipalidades pueden prohibir el sexo comercial bajo la autoridad de estatutos redactados de forma imprecisa que se refieren a la “decencia pública”; la “moralidad” e incluso la violación;las leyes sobre “molestias” para los vecinos que prohíben la vagancia y la holgazanería; o regulaciones de zonificación o sanitarias.Aunque estos estatutos a menudo no mencionan las palabras “trabajador del sexo” o “prostituta”, dan sin embargo a la policía una amplia libertad para arrestar y detener a trabajadores del sexo y dan al estado el soporte legal para llevar a cabo exámenes médicos obligatorios, lo que constituye un abuso contra los derechos humanos fundamentales. Algunas veces, la policía utiliza la mera posesión de preservativos como evidencia del trabajo sexual.

Aun si las personas trabajadoras sexuales son detenidas brevemente, su vida laboral es vejada por el acoso y el miedo. Estas leyes codifican una profunda discriminación; y reflejan el desprecio de la sociedad en general hacia las personas trabajadoras del sexo, ya sean mujeres, hombres o personas transgénero.

PENALIZACIÓN + ESTIGMA = PELIGRO

Para las personas trabajadores del sexo, especialmente aquellas personas no conformes con su género, la amenaza de violencia –ya sea de la policía o de los clientes– es una realidad cotidiana. La penalización, junto con el estigma social, hace las vidas de las personas trabajadoras del sexo más inestables, menos seguras y mucho más riesgosas en términos del VIH.No existe la protección legal contra la discriminación y el abuso cuando el trabajo del sexo está penalizado.

• Las leyes invitan al acoso y la violencia policial y empujan al trabajo del sexo a la clandestinidad, donde es más difícil negociar condiciones más seguras y el uso consistente del preservativo. Algunos trabajadores del sexo tienen miedo de llevar preservativos, que se utilizan como evidencia contra ellos, a veces como una provisión explícita de la ley.

• La violencia policial impide a las personas trabajadoras del sexo buscar la ayuda de la policía, lo que arraiga una cultura de más violencia policial y de los clientes.

• Las personas trabajadoras del sexo estigmatizadas y penalizadas no pueden acceder a programas de prevención y atención para el VIH.

• Los delincuentes y los clientes utilizan la amenaza de sanciones penales para controlar y explotar a las personas trabajadoras del sexo.

• Las violaciones y las agresiones son difíciles de denunciar cuando la trabajadora del sexo teme ser arrestada, y la violencia sexual aumenta su exposición al VIH.

• Trabajar en el sector informal reduce el acceso del trabajador sexual a la vivienda, aumentando así su dependencia de otros, incluyendo los proxenetas.

“NO-PERSONAS” LEGALES

Algunas leyes no solo penalizan el trabajo sexual y las actividades relacionadas a éste sino también niegan a las personas trabajadoras del sexo derechos civiles fundamentales. Las personas trabajadoras del sexo no pueden ser propietarias ni heredar propiedades; no pueden registrar el nacimiento de sus hijos; ni acceder a la educación, justicia, servicios de salud y bancarios; ni comprar un inmueble o adquirir servicios públicos. Como no pueden acceder a los medios que otros usan para plantear reclamos a las autoridades, los empleados o proveedores de servicios, las personas trabajadoras del sexo sufren exclusión social y pobreza arraigada. Y su situación en desventaja para negociar el acceso a bienes y servicios los lleva a la explotación, el abuso y una mayor vulnerabilidad al VIH.

En estas circunstancias, las personas trabajadoras sexuales no son totalmente reconocidas como personas ante la ley y no pueden mantener o ejercer una serie de derechos humanos que otros si tienen. Suazilandia es un penoso ejemplo de un país donde la ley deniega su naturaleza humana fundamental a la persona trabajadora del sexo. La Sección 3 (3) de la Ley de Protección de las Mujeres y las Niñas de Suazilandia plantea la siguiente defensa en caso de acusación de acceso carnal a niñas menores de 16 años: “Al momento de la comisión del delito la niña era prostituta.” Bajo esta ley, una niña menor de 16 años no puede tener relaciones sexuales consentidas, independientemente de si es una trabajadora sexual, pero tampoco puede reclamar protección de la ley si alguien tiene sexo con ella contra su voluntad. Al negarle representación y seguridad, la ley la clasifica como una no-persona.

Virtualmente todas estas condiciones de trabajo y de vida aumentan la vulnerabilidad al VIH.No es sorprendente que las personas trabajadoras sexuales presenten globalmente cerca de ocho veces más probabilidad de infectarse con el VIH que otros adultos.

Un reciente estudio determinó que las mujeres trabajadoras sexuales en los países en  desarrollo tienen catorce veces más probabilidades de infectarse con VIH que las demás mujeres en edad reproductiva.Los clientes de las personas trabajadoras sexuales también tienen relaciones sexuales con otras parejas, y tienen amantes y esposos, esposas y niños, quienes a su vez tienen relaciones sexuales o consumen drogas con otros; consecuentemente, el VIH se expande. Las altas tasas de infección entre las personas trabajadoras sexuales afectan a todos.

Esto no tiene que ser así. Cuando las personas trabajadoras sexuales se organizan, cuando la policía no los acosa y son libres de obtener por sí mismos servicios de calidad para el VIH, las personas trabajadoras del sexo tienen tasas más bajas de ITS, más capacidad económica y mayor capacidad de educar a sus hijos.

Las sanciones penales contra el tráfico de personas y la  explotación sexual comercial de menores son esenciales –pero las leyes deben establecer claramente las diferencias entre estas actividades y el trabajo sexual adulto consensuado.

EL TRÁFICO DE CONCEPTOS ERRÓNEOS

El trabajo sexual y el tráfico sexual no son lo mismo. La diferencia es que el primero es consentido mientras que el último es por coerción.Las organizaciones de personas trabajadoras del sexo entienden el trabajo sexual como un acuerdo contractual donde los servicios sexuales son negociados entre dos adultos por mutuo consentimiento. El trabajo sexual no es siempre un acto desesperado o irracional; es una elección realista de vender sexo –para sostener a la familia, recibir educación o tal vez mantener un hábito de consumo de drogas. Es una acción independiente.

En contraste, la trata de personas, como está definida por los tratados nacionales e internacionales, es “el reclutamiento, transporte, transferencia, albergue o recepción de personas, mediante amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coerción, secuestro, fraude, engaño, abuso de poder o aprovechando posición de vulnerabilidad o de la entrega o recepción de pagos o beneficios, para la explotación de personas bajo el control de otra u otras personas”.Dicha explotación puede incluir muchas formas de trabajo forzado o esclavitud –en fábricas, campos, hogares o burdeles. La trata con el objetivo de la explotación sexual comercial involucra a adultos o niños que proveen servicios sexuales contra su voluntad, ya sea a través de la fuerza o el engaño. Una negación de la agencia, la trata viola sus libertades fundamentales.

Dejando de lado la cuestión de si las personas elegirían el trabajo sexual si tuvieran mejores alternativas, el punto de vista que describe la “prostitución voluntaria” como un oxímoron borra la dignidad y la autonomía dela persona trabajadora sexual de mil formas, convirtiendo actores autónomos en víctimas que necesitan ser rescatados.

Y sin embargo algunos gobiernos implementan leyes anti-trata de personas tan ampliamente que confunden el trabajo sexual adulto consensuado con el tráfico explotador y coercitivo de personas (principalmente mujeres y niñas) con propósitos sexuales.Por cierto, las negociaciones en la redacción del Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Menores (2000) estuvieron rasgadas por disputas sobre estas definiciones. Algunos estados y ONG sostuvieron que debía cambiarse el lenguaje para limitar el alcance de la ley a las personas que participan en el comercio internacional de sexo por medio de la fuerza o la coerción.

Esta enmienda fue derrotada sobre la base de que ninguna víctima debería probar que no dio su consentimiento, pero la redacción actual también implica que las personas que venden sexo son tan vulnerables que por definición son incapaces de dar su consentimiento. La  definición ahora establece explícitamente que el consentimiento de la “víctima” es irrelevante para enjuiciar al traficante.En parte como resultado de esta definición excesivamente amplia, los gobiernos han reprimido, a menudo violentamente, a las personas trabajadoras sexuales o las ha obligado a experimentar el mismo tipo de “rehabilitación” brutal bajo encierro que a los consumidores de drogas. 

Al verse forzadas a trabajar clandestinamente, las personas trabajadoras sexuales no pueden reunir el poder colectivo para mejorar sus ingresos o condiciones de trabajo, gozar de las leyes de protección laboral o agruparse en sindicatosu otro tipo de organizaciones que les permitan entre otros beneficios acceder a los servicios de salud pública o empoderarse para crear servicios de salud administrados por ellos mismos.

Las campañas contra la trata de personas a menudo promueven la prohibición, ya sea intencional o efectiva, de mejores prácticas probadas para la prevención del VIH. Por ejemplo, los activistas de los Estados Unidos han utilizado el peso para el Alivio del SIDA, el principal vehículo de apoyo financiero de los Estados Unidos para las organizaciones que combaten el SIDA en todo el mundo) para obligar a otros gobiernos a que acepten combinar el trabajo sexual con el tráfico de personas al condicionar el otorgamiento de fondos a la firma del Compromiso Anti-prostituciónMaurice Middleberg, vicepresidente del Consejo Global de Salud (Global Health Council), sostiene que este compromiso es una prueba de que la agenda contra la trata de personas es una genda anti-prostitución. Menciona al respecto tanto la redacción del texto del compromiso – que tilda a la prostitución de “dañina y deshumanizante” y vincula la prostitución con la trata de personas– como la manera en que ha puesto en práctica el compromiso.

Aunque la aplicación del compromiso se ha modificado legalmente en los Estados Unidos, y supuestamente debió ser revisado por la administración Obama a principios de 2009, se mantiene en plena vigencia para las organizaciones que reciben fondos bajo el PEPFAR fuera de los Estados Unidos.

DERECHOS EN EL CENTRO DE TRABAJO

La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) ha recomendado que el trabajo sexual sea reconocido como una ocupación de manera que pueda ser regulado de formas que protejan a los trabajadores y sus clientes.En ese contexto, las personas trabajadoras del sexo podrían tomar la iniciativa de manera individual y colectiva para afectar sus condiciones económicas y sociales. El estándar laboral de la OIT sobre VIH/SIDA, adoptado en 2010, incluye el acceso no discriminatorio a los servicios de salud y a la seguridad ocupacional para las personas trabajadoras del sexo, incluyendo el empoderamiento para insistir en tener sexo pago protegido y seguro en sus lugares de trabajo.

La despenalización es el primer paso hacia mejores condiciones de trabajo –y con ellas, menor riesgo de VIH–. En algunas jurisdicciones se ha eliminado algunas normas penales relacionadas con el trabajo sexual. La Ley de Reforma de la Prostitución de 2003 (ProstitutionReformAct, 2003) de Nueva Zelanda despenaliza la prostitución, abriendo el camino para que los trabajadores sexuales puedan operar en público de forma segura.El Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda, los operadores de burdeles y la Inspectoría Laboral han colaborado para desarrollar estándares de salud y seguridad para las personas trabajadoras sexuales en su centro de trabajo. Las personas trabajadoras del sexo pueden formular denuncias de discriminación en el empleo ante la Comisión de Derechos Humanos, y el Servicio de Mediación sobre Empleo arbitra las controversias.  La policía apoya a las personas trabajadoras sexuales para que denuncien casos de violencia. Aunque aplaude estos avances, el Colectivo de Prostitutas hace notar que el estigma y la discriminación subsisten y hace un llamado para contar con una ley y políticas para abordar estos hechos. Recientemente, la Comisión Nacional sobre Derechos Humanos de Kenia ha llamado por una despenalización del trabajo de sexo.

Algunos tribunales nacionales han reconocido los derechos de las personas trabajadoras sexuales. Un tribunal de Bangladesh detuvo los abusos de la policía que había desalojado a las personas trabajadoras sexuales de los burdeles, sentenciando que este cercenamiento de su forma de ganarse la vida era una violación de su derecho a la vida.De la misma manera, en el caso Bedford vs AG Canadá, en 2010, un juez rechazó tres normas del código penal de Canadá que prohibían la prostitución, declarándolas violaciones de la Carta Canadiense de Derechos y Libertades ya que “forzaban a las prostitutas a elegir entre su interés en ser libres y su derecho a la seguridad personal”.En una decisión subsiguiente, la Corte de Apelaciones de Ontario en 2012 sentenció que las normas que prohibían los burdeles y ganarse la vida mediante la prostitución eran inconstitucionales en su forma actual.En 2010, La Corte Laboral de Apelaciones de Sudáfrica sostuvo que, aun cuando el trabajo sexual es ilegal, la persona que lo lleva a cabo tiene derecho a la protección contra el despido injusto por parte de los empleadores.

Desafortunadamente, la despenalización a veces sustituye las sanciones con normatividad que en el detalle se aplica a través de la ley penal. Grecia, Letonia y algunas provincias de Australia tienen análisis médicos obligatorios lo que es un abuso contra los derechos humanos y, por lo tanto, una forma de castigo.En los Estados Unidos, Nevada es el único estado donde la prostitución es legal. Pero el trabajo del sexo solo está permitido en unos pocos burdeles en los condados rurales. En el centro turístico de Las Vegas, en contraste, son comunes los operativos policiales contra el ofrecimiento de sexo en la vía pública, y en cualquier parte del estado tanto trabajadores como clientes pueden ser arrestados por exposición indecente o “comportamiento lascivo, flagrante y manifiesto”, lo cual conlleva penas de multas o cárcel.

De acuerdo a un defensor de los derechos laborales internacionales, “la regulación directa del trabajo del sexo puede o no ser implementada en consonancia con los principios de los derechos humanos”.Los marcos reales y los propuestos para la legalización del trabajo sexual han involucrado no solo análisis forzosos de VIH sino también “poner en cuarentena, humillar o incluso marcar a las personas trabajadoras del sexo a los que se les identificaron enfermedades significativas para la salud pública.”Un proyecto de ley presentado a la legislatura del estado en Maharashtra, India, “habría exigido el registro de todas las prostitutas, con análisis de VIH obligatorio; todas las que arrojasen resultado positivo serían marcadas con un tatuaje permanente”.

COOPERACIÓN POLICIAL PARA UNA MEJOR SALUD

Cuando el estado reconoce los derechos civiles y humanos de las personas trabajadoras del sexo, puede utilizar a la policía de una forma radicalmente diferente. En vez de enviarla a golpear y arrestar a las personas trabajadoras del sexo, puede ponerla a trabajar junto con ellas para facilitar la generalización de prácticas sexuales más seguras. Cuando esto se hizo en India, el uso de preservativos entre las personas trabajadoras del sexo ha alcanzado el 85% en algunas partes del país y la prevalencia del VIH entre ellas cayó de más del 11% en 2001 a menos del 4% en 2004.

En las Filipinas, la Iniciativa para la Acción en Salud (ACHIEVE) se asoció con el Departamento de Salud de la Ciudad de Quezon para reunir al departamento de policía y a la asociación de establecimientos de entretenimiento para discutir la manera de mejorar la distribución de preservativos en los lugares donde se ofrece servicios sexuales.

Recomendaciones

Las trabajadoras sexuales necesitan apoyo, pero no el de la brigada de “No toques a mi puta”

 Las prostitutas necesitan mejores aliados que los hombres franceses centrados en sus propias libertades sexuales – pero, demasiado a menudo, las feministas sólo hacen sus vidas más difíciles

Selma James
Viernes 1 de noviembre de 2013

http://www.theguardian.com/commentisfree/2013/nov/01/sex-workers-hands-off-my-whore-france-prostitutes?CMP=twt_gu

Los 343 hombres intelectuales franceses que firmaron una declaración —“No toques a mi puta”(1)— defendiendo su derecho a comprar servicios sexuales han enfurecido a las mujeres y causado una amplia controversia. No solo dicen en su declaración lo que piensan de las trabajadoras sexuales, sino también lo que piensan de las mujeres en general, y en particular lo que creen que pueden conseguir diciéndolo públicamente en este momento. Acabo de firmar un comunicado feminista que se opone a la intención de penalizar a los clientes en Francia. La ley propuesta impondría una multa de 1.500 libras a los que pagaren por sexo, el doble en caso de reincidencia. Mi motivo para oponerme es totalmente diferente al de esos hombres: no la libertad sexual de los hombres sino la posibilidad para las mujeres de ganarse la vida sin ser criminalizadas y privadas de seguridad y protección. Empujadas aún más a la clandestinidad, las mujeres estarían a merced tanto de aquellos clientes que son violentos como de aquellos policías que son sexistas, racistas y corruptos y nada les gusta más que perseguir y abusar de las “malas mujeres”. Pero esto es la consecuencia inevitable de tales leyes. Las trabajadoras sexuales son las primeras en sufrir a consecuencia de cualquier propuesta que haga más difícil, y por tanto más peligroso, contactar con los clientes.

El hecho es que las trabajadoras sexuales no han conseguido contar con el apoyo de prominentes feministas a su larga lucha por la despenalización. En cambio, las feministas del sistema han encabezado los intentos de los gobiernos por hacer más difícil el trabajo de las mujeres. Su objetivo declarado es abolir la prostitución, no abolir la pobreza de las mujeres. Es esta una vieja historia y es doloroso que ahora se vea realzada con retórica feminista: disimulando su contenido antimujer al proponer la penalización de los hombres.

La necesidad de trabajar en la prostitución está en plena expansión con los recortes que han golpeado con la máxima dureza a las mujeres.  Cuando la Ley de reforma del Estado de bienestar  y la Ley de policía y crimen fueron llevadas al Parlamento en 2009,  pedimos a las diputadas feministas que se opusieran a ellas, en base a que muchas madres solteras que habían logrado subsidios para “progresar hacia el trabajo” progresarían hacia la esquina de la calle como única opción disponible. No obtuvimos respuesta.

Una consecuencia de la falta de voces de feministas influyentes y poderosas en defensa del derecho de las mujeres a trabajar y a hacerlo de forma segura es que el terreno queda a disposición de los hombres. Los hombres, en los habituales términos de autorreferencia, defienden sus propios derechos como clientes, no los derechos de las mujeres como trabajadoras. Sin embargo, ya era hora de que los hombres admitieran ser clientes (intelectuales, en este caso). Pero la próxima vez deberían consultar primero con las trabajadoras a las que dicen apoyar lo que se propongan decir.

Fue en Francia en 1975, justo después de la famosa huelga de prostitutas que inició el moderno movimiento de trabajadoras sexuales en occidente: las mujeres habían ocupado iglesias, primero en Lyon y después por toda Francia, para protestar de que la policía las detuviera y multara mientras a la vez no hacía nada por acabar con los asesinatos y las violaciones. Constituyeron el Colectivo Francés de Prostitutas y proclamaron: “Nuestros hijos no quieren ver a sus madres en la cárcel”. Sus acciones inspiraron a las trabajadoras sexuales de aquí para formar el Colectivo Inglés de Prostitutas. Yo fui la primera portavoz: ninguna de las mujeres podía darse a conocer entonces, así que pidieron a esta respetable ama de casa, casada y activista feminista, hablar por ellas. Me alegré de aprender de las hermanas censuradas y ser dirigida por ellas.

El primer comunicado fue A favor de las prostitutas, contra la prostitución, ya que tantas de las que estaban en el movimiento de liberación de las mujeres eran hostiles a las trabajadoras sexuales y parecían confundir el trabajo con la trabajadora —muy parecido a como el ama de casa era confundida con el trabajo en la casa.  Seguimos repitiendo (en ambos casos): ¡nosotras no somos nuestro trabajo!

Casi 40 años después, las trabajadoras sexuales todavían tienen que hacer frente a las persecuciones y los procesamientos a lo largo y ancho del mundo. El intento francés de penalizar a los clientes sigue el «modelo sueco», que inspiró también la Ley de Policía y Crimen del Reino Unido (2009). La oposición encabezada por el Colectivo Inglés de Prostitutas consiguió limitar la penalización de los clientes a aquellos que se estimara que “habían tenido sexo con una prostituta forzada o coaccionada”. Pero las redadas y detenciones de trabajadoras sexuales han ido en aumento, igual que la violencia contra las mujeres.

Una mujer de 24 años fue asesinada el lunes por la noche en Ilford. Su trágica muerte se produce a raíz de la Operación Clearlight, un importante operativo policial contra la prostitución callejera. Más de 200 mujeres han recibido “amonestaciones de prostituta” (en las que, al contrario que las amonestaciones policiales estándar, no hay requisitoria para admitir la culpa y no hay derecho de apelación) en el último año y muchas han sido detenidas por merodeo y captación de clientes y/o por infringir órdenes de conducta antisocial. La mujer asesinada era rumana. A su elección puede haber contribuído un aumento del racismo contra los rumanos en particular, alimentado por la caza de brujas contra los inmigrantes del gobierno. Otra rumana comentó: “Cuando la policía entró en el piso en el que trabajo, fueron groseros e intimidantes, insultándome y acusándome de ser una mendiga y una criminal. Intentaron deportarme, a pesar de que tengo el derecho a permanecer en el Reino Unido. Dicen que están salvando víctimas de trata, pero van a por mujeres inmigrantes como yo. ¿Cómo vamos a denunciar amenazas y agresiones si tenemos miedo de ser detenidas o deportadas?

Las trabajadoras sexuales francesas deben tener la última palabra. Morgane Merteuil, secretaria general de STRASS (Sindicato de Trabajo Sexual), que hace campaña por la despenalización, dijo a los hombres que pretendían estar defendiéndolas: “No somos las putas de nadie, y menos las vuestras… si luchamos por nuestros derechos es principalmente para tener más poder frente a vosotros, así que nosotras dictamos nuestras condiciones…”

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(1)Manifiesto de los 343 guarros

En materia de prostitución, somos creyentes, pacticantes o agnósticos.

Algunos de nosotros han ido, van o iran a “putas”, y no les da vergüenza.

Otros, sin haber sido personalmente clientes (por razones que solo les importan a ellos), no han tenido ni tendrán nunca el reflejo ciudadano de denunciar a aquellos de sus prójimos que han recurrido al amor tarifado.

Homos o heteros, libertinos o monógamos, fieles o volubles, nosotros somos hombres. Esto no hace de nosotros los frustrados, perversos o psicópatas descritos por los partidarios de una represión disfrazada de combate feminista. Que lleguemos o no a pagar por tener relaciones carnales, nosotros no prescindiríamos nunca bajo ningún pretexto del consentimiento de la otra parte. Pero consideramos que todo el mundo tiene el derecho de vender libremente sus encantos —e incluso de que le guste hacerlo. Y nos resistimos a que los diputados dicten normas sobre nuestros deseos y nuestros placeres.

No nos gusta ni la violencia, ni la explotación, ni la trata de seres humanos. Y esperamos de los poderes públicos que haga todo lo posible por luchar contra las redes y sancionar a los macarras.

Nos gusta la libertad, la literatura y la intimidad. Y cuando el Estado se ocupa de nuestros culos, esas tres cosas están en peligro.

Hoy la prostitución, mañana la pornografía: ¿qué se prohibirá pasado mañana?

Nosotros no cederemos ante las ligas de la virtud que quieren a las damas (y a los hombres) de virtud fácil. Contra lo sexualmente correcto, tenemos la intención de vivir como adultos. 

Todos juntos, proclamamos:

¡No toques a mi puta!

 

«No somos vuestras putas»: Morgane Merteuil

 En los últimos días ha habido en Francia un nuevo giro. Lxs abolicionistas han comenzado una campaña, 25/10-25/11, 30 días por la Abolición. El 25/11 tendrá lugar la votación en la Asamblea para la penalización de los clientes. Están publicando un testimonio de “superviviente” cada día (de hecho están luchando por conseguir muchos testimonios, de forma que están reciclando viejas historias de 2006, e incluso extraños testimonios de trabajadoras sexuales que no fueron muy felices haciendo trabajo sexual… en cualquier caso, una campaña un poco floja). El colectivo de organizaciones juveniles, Juventud por la Abolición —8 grupos casi todos de partidos de izquierda— está presionando también. A continuación, Causette, LA revista feminista, sale con “55 razones para NO ir de putas”, dedicado a los clientes. Este artículo de 4 páginas es un puro concentrado de putofobia, racismo, transfobia, etc… “Todas las trabajadoras sexuales son esclavas” es una de sus primeras sentencias. Seguido de afirmaciones tales como “Porque… si vas a violar a alguien, vete sin más a por una chica, ¿por qué pagar por violar?” “Porque… ella puede tener una polla más grande que la tuya” “Porque… follar a una sandía es más barato”, etc… Completamente enfermizo: muchos medios lo han llamado basura.

De cualquier modo, por si esto no fuera bastante… LOS CLIENTES han decidido unirse publicando (la semana que viene, pero ya se ha filtrado) el Manifiesto de los 343 “guarros”, llamado “No toques a MI puta”. Firmado por muchos franceses famosos, dio munición a lxs abolicionistas para decir: “¿veis? la prostitución es patriarcal, los hombres poseen a las mujeres…” etc… Así que POR FAVOR, ¡¡¡clientes!!! no intentéis ayudar, porque no estáis ayudando… Así que el STRASS ha estado escribiendo varias réplicas tanto a abolicionistas como a clientes, pero sobre todo, esta ha sido otra semana asquerosa en la campaña para abolir la prostitución en Francia. (Ah, y lo de los 343 guarros es una jodida referencia al Manifiesto de las 343 guarras de 1971,  iniciado por Simone de Beauvoir en defensa de los derechos reproductivos “Yo también he abortado”, lo que hace todavía más imbécil la referencia que hacen los clientes… arrrrghhh. Francia. 

Luca Stevenson

NO SOMOS VUESTRAS PUTAS

Artículo de Morgane Merteuil, secretaria general de STRASS, en respuesta a la iniciativa de los “343 guarros”, publicado en L’Express

http://www.lexpress.fr/actualite/manifeste-des-343-salauds-l-abjection-n-a-plus-de-limites_1295514.html

Era de esperar que la mediocridad de los debates sobre el trabajo sexual, sabiamente manejada por aquellas y aquellos que no tienen ningún interés en que se aborden los auténticos problemas del mismo, no nos llevaría más que a la abyección. Tras el artículo de Causette y sus “55 buenas razones para no ir de putas”, es Causeur quien toma el relevo con su «Manifiesto de los 343 clientes“(1).

Abyecta es la referencia al “Manifiesto de las 343 guarras”(2): cuando en 1971 343 mujeres levantaron su voz para decir que habían abortado, desafiaban las leyes y el orden moral; anunciaban que a pesar de los riesgos que corrían, nada ni nadie las impediría disponer de sus cuerpos. Y los riesgos eran grandes entonces, no solo en términos de estigmatización, de represión penal, sino sobre todo porque al abortar en condiciones de clandestinidad era su vida lo que arriesgaban aquellas mujeres. Muchas la han perdido, por otra parte, y continúan perdiéndola hoy, por falta de acceso legal a la IVE. ¿Qué arriesgan hoy estos 343 clientes? NADA. Y no vengaís a hablarnos de las penas reflejadas en la ley, que no serán aplicadas como mucho más que tres veces, por ejemplo, ya que en realidad no tienen otro objeto que forzar a las putas a ocultarse cada vez más.

Abyecta es vuestra negativa a reconocer vuestros privilegios y vuestro discurso antifeminista, que querría hacernos creer que sois las pobres víctimas de los progresos feministas: mientras que vosotros defendéis vuestra libertad para jodernos, nosotras estamos defendiendo nuestra libertad para no morir. La penalización de los clientes, en la medida en que condena a numerosas mujeres a mayor clandestinidad, no es ciertamente un progreso feminista, y es esta la razón por la que, en tanto que putas, nos oponemos a ella. Porque está claro que somos nosotras, las putas, las que somos estigmatizadas e insultadas a diario porque vender servicios sexuales no es considerada una manera “digna” de sobrevivir. Nosotras, las putas, las que ponemos en riesgo nuestra vida en tanto que clandestinas en esta sociedad que no piensa más que en abolirnos. Así que no deis la vuelta a los roles y dejad de presentaros como víctimas, cuando vuestra posibilidad de ser clientes no es más que una prueba del poder económico y simbólico del que disponéis en esta sociedad patriarcal y capitalista.

Abyecto, en fin, pero con un estilo que no tiene nada que envidiar a lxs abolicionistas a los que pretendéis combatir, es vuestro paternalismo, cuando decís “no toquéis a mi puta”: no somos las putas de nadie, y aún menos las vuestras.

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(1) Manifiesto de los 343 guarros

En materia de prostitución, somos creyentes, pacticantes o agnósticos.

Algunos de nosotros han ido, van o iran a “putas”, y no les da vergüenza.

Otros, sin haber sido personalmente clientes (por razones que solo les importan a ellos), no han tenido ni tendrán nunca el reflejo ciudadano de denunciar a aquellos de sus prójimos que han recurrido al amor tarifado.

Homos o heteros, libertinos o monógamos, fieles o volubles, nosotros somos hombres. Esto no hace de nosotros los frustrados, perversos o psicópatas descritos por los partidarios de una represión disfrazada de combate feminista. Que lleguemos o no a pagar por tener relaciones carnales, nosotros no prescindiríamos nunca bajo ningún pretexto del consentimiento de la otra parte. Pero consideramos que todo el mundo tiene el derecho de vender libremente sus encantos —e incluso de que le guste hacerlo. Y nos resistimos a que los diputados dicten normas sobre nuestros deseos y nuestros placeres.

No nos gusta ni la violencia, ni la explotación, ni la trata de seres humanos. Y esperamos de los poderes públicos que haga todo lo posible por luchar contra las redes y sancionar a los macarras.

Nos gusta la libertad, la literatura y la intimidad. Y cuando el Estado se ocupa de nuestros culos, esas tres cosas están en peligro.

Hoy la prostitución, mañana la pornografía: ¿qué se prohibirá pasado mañana?

Nosotros no cederemos ante las ligas de la virtud que quieren a las damas (y a los hombres) de virtud fácil. Contra lo sexualmente correcto, tenemos la intención de vivir como adultos. 

Todos juntos, proclamamos: ¡No toques a mi puta!

(2) Manifiesto de las 343 guarras

«Un millón de mujeres abortan cada año en Francia.
Ellas lo hacen en condiciones peligrosas debido a la clandestinidad a la que son condenadas cuando esta operación, practicada bajo control médico, es una de las más sencillas.
Se sume en el silencio a estos millones de mujeres.
Yo declaro que soy una de ellas. Declaro haber abortado.
Al igual que reclamamos el libre acceso a los medios anticonceptivos, reclamamos el aborto libre.»

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Yo también he abortado

Yo también he abortado