Ni cuarentena ni distanciamiento para las trabajadoras sexuales

Cerca de 26.000 mujeres de Guatemala quedan excluidas de los programas sociales del Gobierno para capear la crisis del coronavirus. Se les impide acceder a condones y pruebas médicas en centros de salud

 

Por Asier Vera Santamaría

Ciudad de Guatemala

15 de julio de 2020

https://elpais.com/elpais/2020/06/19/planeta_futuro/1592554697_012712.html

 

La música ya no suena en el club nocturno Los Cocos desde que cerrara sus puertas con la llegada de la covid-19. Tampoco se exhiben en su interior las mujeres extranjeras procedentes de Nicaragua, Honduras o El Salvador que, con sus risas forzadas, intentaban que los hombres las invitaran a una copa como paso previo a que pagaran por mantener relaciones sexuales. Ya no existe tampoco el trasiego de vehículos y motos que cada noche llegaban a este lugar, situado en medio de una carretera en el Departamento de Retalhuleu, a 340 kilómetros de Ciudad de Guatemala.

La irrupción del coronavirus en Guatemala borró de cuajo esta imagen para dar paso a otra distinta. Las mujeres se afanan ahora por lavar coches frente al lugar en el que hace unos meses ofrecían su cuerpo a cambio de dinero. Tras la clausura del establecimiento que les permitía comer y ayudar a sus familias, han creado un centro de limpieza improvisado en el que sacan brillo a los vehículos para recaudar comida, con el fin de donarla a las trabajadoras sexuales que, como ellas, se han visto privadas del ejercicio de su actividad.

Al ritmo de música latina, desde un altavoz se anima a la población a solidarizarse con el colectivo MTS (Mujeres Trabajadoras Sexuales) que han quedado en total abandono con el cierre de los bares, discotecas y casas donde desempeñaban su profesión antes de que la pandemia estallara en el país centroamericano el pasado 13 de marzo, con la aparición del primer caso de coronavirus, que ha causado ya más de 1.000 muertes. “Gracias a las personas que están apoyando incondicionalmente esta causa, porque estamos en el momento de echarnos la mano”, grita en el micrófono el animador mientras suena a todo volumen una cumbia colombiana.

Frente al club nocturno Los cocos ahora las trabajadoras sexuales han montado un centro de lavado de vehículos. Asier Vera

Guatemala se mantiene desde mediados del mes de marzo en un toque de queda desde las 18.00 a las 05.00 horas de lunes a sábado y de 24 horas los domingos, que ha dejado sin empleo a muchas de las cerca de 26.000 mujeres que, según un estudio de la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex), ejercen esta labor en el país. Al no estar reconocida legalmente esta actividad, ninguna puede acceder a las ayudas sociales prometidas por el Gobierno, como los 1.000 quetzales mensuales (120 euros) para quienes se dedican al comercio informal o los 75 quetzales diarios (nueve euros) para quienes hayan sido despedidas de sus empleos.

Esta exclusión, sumada al cierre de los establecimientos habituales donde se ejerce el trabajo sexual, ha obligado a algunas mujeres a buscar alternativas para sobrevivir, como montar el centro de lavado de vehículos, que se ha convertido en un lugar de acopio de alimentos. Una de las impulsoras de esta iniciativa, Anet, originaria de Nicaragua y que lleva nueve años ejerciendo el trabajo sexual en Guatemala, se lamenta: “No hay clientes y no tenemos dinero ni para pagar un cuarto, ya que, si antes ganaba entre 500 y 1.000 quetzales diarios (60 y 120 euros), ahora solo 100 (12 euros) o a veces nada”. Anet, de 33 años, asegura que está “muy dura» la situación. «Y ayuda no tenemos porque para el Gobierno no existimos, y mucho menos las extranjeras”. Precisamente, recuerda que las trabajadoras sexuales procedentes de otros países no pueden regresar a sus casas ante el cierre de fronteras, ni tampoco pueden enviar dinero a sus familias, teniendo en cuenta la falta de ingresos, por lo que se han quedado varadas en Guatemala y sin empleo.

Ante un trabajo en el que el distanciamiento social es imposible, detalla que para esquivar al coronavirus trata de evitar los roces de los clientes, quienes muchas veces tratan de besarla. “Pero sé que, por más que intento, estoy demasiado en riesgo; si bien tenemos que buscar este trabajo porque no va a venir nadie a decirme ‘tome, aquí está el dinero para que coma día a día”. También denuncia que los centros médicos no las están atendiendo para entregarles las profilaxis y efectuarlas las pruebas de control para evitar enfermedades de transmisión sexual, como el VIH, tal como sucedía antes de la pandemia cada 15 días.

Esta situación es confirmada por Adriana Carrillo, Coordinadora Nacional de la Organización Mujeres en Superación (OMES), quien señala que la covid-19 las ha dejado mucho más vulnerables. «A diferencia de otras profesiones no contamos con un seguro médico ni social, ni con un reconocimiento como trabajadoras sexuales”.


El toque de queda y el cierre de clubs de alterne saca a la luz del día a miles de trabajadoras sexuales que sufren persecución policial y el rechazo de vecinos


“La única salida que tienen las compañeras es ir a chambear a la calle bajo estas condiciones totalmente desastrosas, porque nadie en su sano juicio sale a arriesgarse si tuviera las condiciones para poder quedarse en casa”, asevera. “Hoy decimos con más fuerza que nunca que los gobiernos tienen una deuda bastante grande con las trabajadoras sexuales y es una ley que nos reconozca” remarca Carrillo, para que en una crisis como la actual puedan tener acceso a ayudas sociales. No obstante, recuerda que en los últimos años ha habido avances, pero insuficientes, como el hecho de que el Decreto Gubernativo 57-2012, que contempla el Reglamento para la Prevención, Diagnóstico, Tratamiento y Control de las Infecciones de Transmisión Sexual y el VIH, establezca que las personas que ejercen el trabajo sexual conforman la población en más alto riesgo y vulnerabilidad.

“Aquí nos reconocen como trabajadoras sexuales», indica, y señala que deben ir a sus exámenes de profilaxis, si bien con la llegada del coronavirus denuncia que se han cerrado los centros de salud.  “No tenemos acceso ni a condones, ni a pruebas de VIH o enfermedades de transmisión sexual (ETS), por lo que corremos el riesgo de que cuando la covid-19 termine, se puedan disparar estas enfermedades en cuanto las mujeres acudan a realizarse las pruebas”.

Sin embargo, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social recoge en sus estadísticas que, de enero a mayo de este año, se han realizado 1.695 pruebas rápidas de VIH a trabajadoras sexuales, así como 1.308 pruebas rápidas de sífilis y 1.329 pruebas rápidas de Hepatitis B. Asimismo, en los cinco primeros meses del año, se ha atendido a 7.611 mujeres trabajadoras sexuales en servicios de profilaxia sexual y se han entregado más de 190.000 lubricantes y más de 778.000 condones. Del total de mujeres atendidas, el 99% ha recibido charlas de información, educación y comunicación, mientras que el 25% ha obtenido paquetes de prevención, como ofertas de pruebas de VIH y entrega de condones y lubricantes.

Un grito para exigir la legalidad del trabajo sexual

“Vamos a la calle a dejar alimentos a las compañeras y nos piden que, por favor, en las bolsas pongamos condones porque no tienen y en las farmacias los precios se dispararon y, si hoy tienes 10 quetzales en el bolsillo (1,20 euros), ¿qué vas a priorizar como madre de familia: comprar alimentos o un paquete de condones?”, pregunta la coordinadora nacional de OMES. Carrillo también es socia fundadora del Sindicato Nacional de Mujeres Trabajadoras Sexuales Autónomas de Guatemala (Sintrasexgua), que en el 2016 fue inscrito en el Ministerio de Trabajo de este país. De esta manera, se reconoció explícitamente la existencia del trabajo sexual autónomo, si bien, al no estar legislado no se contemplan derechos a quienes se dedican a esta profesión. Por ello el sindicato, que cuenta con 35 mujeres, inició negociaciones con el Gobierno para que apruebe un régimen especial para este tipo de profesionales en el Código de Trabajo, aunque las reuniones se han paralizado debido al coronavirus.

Uno de los obstáculos que tiene su legalización es la trata de personas que, en ocasiones, va ligada a esta actividad. La Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET) del Gobierno de Guatemala no considera que el hecho de legislar el trabajo sexual «acabe con la trata de personas en su modalidad sexual». No obstante, la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) solo recibió 12 denuncias en el 2019 relacionadas con la trata de personas en su modalidad de explotación sexual y cinco en su modalidad de prostitución ajena, en la que una o más personas se benefician de la prostitución realizada por terceras personas adultas. Mientras, la Fiscalía del país centroamericano recibió 345 denuncias de trata de personas el pasado año, incluidas las de la modalidad de explotación sexual, al tiempo que los órganos judiciales emitieron 14 sentencias condenatorias y nueve absolutorias por este delito penado con prisión de ocho a 18 años.

Así, la covid-19 ha dejado desamparadas a miles de mujeres sin la más mínima prestación social tras haberse quedado sin empleo por el cierre de establecimientos y la caída de clientes en la calle. Ello ha supuesto que algunas de ellas hayan dejado de ofrecer sus servicios sexuales, como Acsa, quien vive en La Libertad (Petén), al norte de Guatemala y que ha tenido que abandonar su trabajo después de que cerrara el bar donde iba cada día.

Esta joven de 24 años, madre de dos hijos de dos y ocho años, ha tenido que buscar otro modo de generar ingresos con la venta de comida rápida en la calle como burritos, tacos y flautas: “No me queda la gran cosa, pero sí saco para comer a diario, nada más”. Acsa, quien se dedica al trabajo sexual desde los 18 años, lamenta que esta crisis llegara justo cuando se había matriculado en la universidad para estudiar Derecho y cumplir su sueño de ser notaria: “Pude ir a clase solo dos días y ahora tengo que pagar los 3.000 quetzales (360 euros) del semestre”. Previamente, y mientras ha estado ejerciendo el trabajo sexual, se graduó de maestra a los 22 años. “Cuando me metí al trabajo sexual yo dije que quería seguir estudiando”, aclara.

Según relata, algunas de sus compañeras sí han podido seguir ejerciendo el trabajo sexual en los cuartos de un bar, dado que la jefa les ha dejado la llave de los mismos a cambio del pago de un alquiler. “Se ponen en unos banquitos en la calle a esperar a los clientes, pero a veces no ganan ni para comer y pasa mucho la policía, por lo que no se puede trabajar”, lamenta Acsa, quien, durante los últimos días, ha ido a entregar bolsas de comida a sus compañeras gracias a un fondo de la RedTraSex. Esta organización recordó, con motivo del Día Internacional de las Trabajadoras Sexuales, celebrado el pasado 2 de junio, que el 98% de las trabajadoras sexuales de Latinoamérica y el Caribe sostienen sus hogares, y que con las medidas de cuarentena se ven imposibilitadas de salir a trabajar y, al no estar reconocidas, no pueden acceder a las medidas de contención que los Gobiernos han dispuesto. Por ello, a través de un vídeo, al ritmo de la versión de la canción Resistiré del Dúo Dinámico, conmemoraron esta jornada con exigiendo la legalidad de su profesión.

El toque de queda también ha visibilizado mucho más a las trabajadoras sexuales, muchas de ellas, sobre todo las transexuales, ejercían su profesión de noche. “Las compañeras han tenido que organizarse y trabajar tres o cuatro juntas en una sola esquina para protegerse de la gente que pasa insultándolas y les gritan que tengan un poco de dignidad”, revela Ixchel Solórzano, una mujer transexual que ha fundado la Organización para el Desarrollo, la Inclusión Social y Oportunidades para Todos.

Además, añade que algunos policías les han hecho saber que tienen que correrse a callejones donde no transite tanta gente para evitar que les digan cosas y les han pedido que el trabajo sexual no lo hagan de día. Esta situación, unida a que las propias mujeres deben comprarse el gel antibacteriano y las mascarillas, provoca que “en algunos casos, algunas tengan que recurrir a trabajar sin protección de preservativo con tal de ganarse algo para llevarse a casa al día y poder comprarse un almuerzo”, asevera.  “Cuando están excluidas de las respuestas de protección social de la covi-19, las trabajadoras sexuales se enfrentan a poner su seguridad, su salud y sus vidas en mayor riesgo solo para sobrevivir”, ha advertido la Red Mundial de Proyectos de Trabajo Sexual y Onusida.

«Todas estamos aquí por nuestros hijos»

Desde que salen los primeros rayos de sol, varias calles de la zona 2 de Ciudad de Guatemala se llenan de mujeres con escasa ropa. Caminan de un lado a otro entre pequeños hoteles y viviendas con cuartos en alquiler mirando su teléfono a la espera del primer cliente que les permita comprar la comida de esa jornada. Un motorista se dirige a una de ellas y, sin quitarse el casco para no ser reconocido por los vecinos, entra junto a la chica en una casa.


«A la gente le da miedo venir donde nosotras porque piensa que estamos infectadas y tampoco sabemos con quién nos metemos»

Una trabajadora sexual de Ciudad de Guatemala


Tras entregarle 130 quetzales, de los cuales 100 son para la mujer (12 euros) y 30 (3,6 euros) para pagar el cuarto, podrá mantener relaciones sexuales con ella durante 30 minutos. Eso sí, ambos sin quitarse la mascarilla y echándose gel en las manos como única protección para un trabajo donde es imposible el distanciamiento social. “Me da miedo porque no sabemos si nos traen la enfermedad del coronavirus”, reconoce Helen, una joven de 24 años, quien desde los 20 se dedica al trabajo sexual y que teme llevar la enfermedad a su casa donde viven sus dos hijos de siete y nueve años, y su hija de dos. En cuanto se va el hombre, Helen se afana en desinfectar la cama donde trabaja y se echa alcohol y gel en las manos.

Recalca que ella se dedica al trabajo sexual por sus hijos, si bien considera que sería un “poco vergonzoso” que los dos varones se enterasen de su profesión. “Pero igual le pido a Dios que a su edad lo sepan entender”. Asimismo, asegura que le da “temor” que cuando su hija sea más mayor, quiera también dedicarse al trabajo sexual al ver que su madre lo hizo: “Es algo difícil para mí, porque yo lo he sufrido y no quisiera que ella lo pase”.

“Todas estamos aquí por nuestros hijos y a veces, el mismo Gobierno nos los quieren quitar al considerar que les estamos dando un mal ejemplo sin saber que nos están arrebatando el motivo por el cual nosotras estamos acá”, denuncia Helen. Tras volverse a perfumar, la joven regresa a talonear en la calle en busca de otro cliente, pese al temor a contagiarse: “La gente piensa que una gana un dineral y qué ando haciendo aquí, pero somos como cualquier ciudadano, tenemos deudas y tenemos que seguir con nuestro día normal trabajando para dar de comer a nuestros hijos”.

Su compañera, Debi, madre de tres hijos de ocho, 10 y 12 años, lamenta la caída de clientes. “A la gente le da miedo venir donde nosotras porque piensa que estamos infectadas y tampoco sabemos con quién nos metemos”, opina. Además, revela que la policía y los vecinos las han querido sacar de las calles, si bien remarca que no se pueden ir porque ante la falta de ayuda estatal “no nos va a matar el coronavirus como dicen, sino que nos va a matar el hambre”.

La secunda Joisy, quien critica a los policías: “Nos miran mal, pero para nosotras es un trabajo como el que ellos hacen, aunque muchas personas no lo ven así y piensan que una está en la calle porque no tiene nada que hacer o porque nos gusta estar teniendo sexo por gusto, pero no es así”. Tras asegurar que le gustaría que legalizaran el trabajo sexual, subraya que siguen cobrando los precios habituales. «No podemos denigrar nuestro cuerpo o llegar casi al límite de regalarlo solo por la pandemia del coronavirus, a pesar de que los hombres están exigiendo bajarlos”, justifica.

Por su parte, Lidia regenta una de las casas en las que nueve mujeres mantienen relaciones sexuales a cambio de dinero: “La situación está difícil y la policía incluso se han querido llevar a las señoritas por estar en la esquina y nos hostiga amenazando que quiere cerrar el lugar que lleva abierto ocho años”. Sin embargo, remarca que no tienen ningún motivo, dado que ella no recibe a menores de edad que sí han llegado a su casa con la intención de alquilar uno de los cuartos para mantener relaciones sexuales a cambio de dinero.

A una hora de que inicie el toque de queda y vacíe las calles de Ciudad de Guatemala por completo, Lidia reprende desde la entrada de su casa a dos chicas de unos 20 años para que se levanten de un portal donde están sentadas mirando cada una su teléfono móvil. “Así no atraen clientes y yo debo pagar los 3.000 quetzales (360 euros) del alquiler de la casa y sacar mi sueldo, ya que según lo que ganan ellas, yo gano”, concluye esta mujer de 55 años, madre soltera de seis hijos y que ejerció el trabajo sexual durante 10 años.

 

Avance histórico de las trabajadoras sexuales del Perú: reconocimiento como sindicato

 

5 de abril de 2018 – PERÚ

 

http://www.redtrasex.org/AVANCE-HISTORICO-DE-LAS

 

Luego de dos años de ardua tarea las Trabajadoras Sexuales del Perú logramos el reconocimiento como sindicato. Aunque el decreto gubernamental tiene fecha del 21 de marzo, recién accedimos a la información el lunes 2 de abril, día en que nos notificamos de la inscripción gremial y de la certificación de las primeras autoridades del Sindicato Nacional de Trabajadoras Sexuales del Perú.

 

 

Luego de dos años de ardua tarea las Trabajadoras Sexuales del Perú logramos el reconocimiento como sindicato. Aunque el decreto gubernamental tiene fecha del 21 de marzo, recién accedimos a la información el lunes 2 de abril, día en que nos notificamos de la inscripción gremial y de la certificación de las primeras autoridades del Sindicato Nacional de Trabajadoras Sexuales del Perú.

La RedTraSex incorpora así un sindicato que se suma a los que ya logramos las Trabajadoras Sexuales de Colombia, Guatemala y Nicaragua.

“La historia comenzó dos años antes, cuenta la Secretaria General Olinda Azucena Rodríguez del Corso, cuando nos acercamos a la Confederación General del Trabajo del Perú.”

La CGTP fue fundada en el año 1929 bajo la inspiración de uno de los más importantes escritores que marcaron el ideario latinoamericano: el sociólogo José Carlos Mariátegui; que incorporó a los escritos de la época una mirada desde el nacionalismo revolucionario, incluyendo en los análisis el reconocimiento a los pueblos originarios.

Seguramente apoyados en ese pensamiento los actuales dirigentes de la CGTP abrieron las puertas de la Central más importante del Perú a las Trabajadoras Sexuales.

Según nos cuenta Olinda Azucena: “parecía que nos estaban esperando y desde un principio fuimos reconocidas como cualquier otro trabajador.”

Las Trabajadoras Sexuales inmediatamente comenzamos a participar de la Mesa de Mujeres Sindicalistas.

MUJERES EMPODERADAS

Cuenta la Secretaria General que “la sorpresa más linda fue ver a tantas mujeres empoderadas, con tanta fuerza defendiendo sus trabajos y esos nos gustó y motivó. Participamos de igual a igual en acciones y marchas y luego de un año, al ver el interés y el esfuerzo que pusimos, nos apoyaron en la formación del sindicato. Los abogados de la Central nos ayudaron con la redacción del Estatuto y toda la documentación que necesitábamos para presentar ante el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Hicimos la presentación con 50 compañeras. En este trámite tuvimos que soportar la fuerte discriminación y los prejuicios de algunos funcionarios que nos ponían trabas para demorar la resolución. Eso llevó aproximadamente un año. Cuando creíamos que estaba todo listo siempre faltaba una firma o una huella digital, pero finalmente lo conseguimos.”

Cien mil Trabajadoras Sexuales de todo el Perú estamos en condiciones de afiliarnos al SINTRASEXP, que es un sindicato independiente.

 

 

NOS VA A CAMBIAR LA VIDA

Olinda Azucena está convencida que “el Sindicato nos va a cambiar la vida. Ya que no solo mejoraremos la calidad de vida sino también la calidad de nuestro trabajo. Vamos a tener derechos que nos cambiarán nuestras vidas. El Seguro de salud y de jubilación ayudará a quienes con 50 años de edad seguimos trabajando sin ninguna protección.”

“Nosotras queremos hacer un sindicato fuerte y nuestro compromiso estará puesto en conseguir lo que toda la RedTraSex se propone: lograr una Ley que nos permita avanzar en derechos y obligaciones en la regulación del trabajo sexual.

Finalmente, la flamante secretaria general, del ahora reconocido sindicato de Trabajadoras Sexuales, dijo que serán ellas mismas las que saldrán a recorrer las calles; y en el boca a boca, compañera por compañera difundirán la importancia de contar con un sindicato. Un hecho histórico que “servirá también como un muro de contención contra la discriminación. El Ministerio que es el Estado peruano es quien finalmente reconoce que nuestro trabajo será considerado como cualquier otro trabajo.”

AUTORIDADES DE LA SINTRASEXP

La inscripción certifica como autoridades del Sindicato Nacional de Trabajadoras Sexuales de Perú (SINTRASEXP) a Olinda Azucena Rodríguez del Corso como Secretaria General; Adjunta a Karina Celeste Soto Ruiz de Peceros y a Susana Irene Pulido Stupiñan como Secretaria de Organización. En el cargo de Secretaria de Defensa, Ida Luz Pacheco Luján; Myriam Abanto Suapaya es la Secretaria de Actas y Archivos; Fernanda Loreta Elvira Aguirre Paytamala es Secretaria de Comunicaciones, Cultura y Deportes; Viviana Dorys Akemi Escalante Roldan de la Secretaria de Control, Disciplina y Asuntos Sociales y Haydee Idelfonsa Flores Helguera, Secretaria de Economía y Finanzas.

 

Asociación Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR). Quiénes somos.  

 

 

http://www.ammar.org.ar/-Quienes-somos-.html

 

QUIENES SOMOS

 

Nuestra Historia

La Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar) nació como respuesta al constante asedio y violencia de la Policía. Juntándonos descubrimos que la organización es la fuerza y el motor para conseguir objetivos que benefician a las trabajadoras sexuales y a la sociedad en general.

Empezamos a reunirnos a fines de 1994. En 1995 nos sumamos a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), lo que hizo posible que conozcamos otras realidades y abandonemos la auto-marginación, al reconocernos a nosotras mismas como trabajadoras.

Desde 1997 integramos la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex), que tiene como objetivo apoyar y fortalecer a las organizaciones de mujeres trabajadoras sexuales en la defensa y promoción de sus derechos humanos. La Red está compuesta por 15 países: Argetina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Republica Dominicana y Uruguay.

Nuestra historia como trabajadoras sexuales organizadas nos demuestra que no solo podemos denunciar, sino que podemos ser nosotras mismas quienes luchemos por transformar una realidad de abuso, explotación y discriminación. Aprendimos y desarrollamos la capacidad de gestión necesaria para el crecimiento institucional y nos fortalecimos en la búsqueda constante por hacer efectivos nuestros derechos. Las trabajadoras sexuales tenemos derechos básicos que nos asisten como seres humanos, como mujeres y como trabajadoras. Ya lo aprendimos.

Nuestra Visión

Lograr que el Estado garantice los derechos humanos y laborales de las Trabajadoras Sexuales en la Argentina.

Nuestra Misión

Defender los derechos humanos y laborales de las Trabajadoras Sexuales de la Argentina.

Por qué luchamos…

El Proyecto Ammar se fundamenta en la auto-organización de un sector de mujeres que hemos sido excluidas, discriminadas, marginadas y sometidas históricamente a todo tipo de maltratos.

Buscamos fortalecernos mediante la defensa de la libertad laboral a través de conocer y ejercer nuestros derechos humanos y de generar estrategias para el cuidado de nuestra salud integral.

Las trabajadoras sexuales de Ammar somos mujeres adultas, que ejercemos este trabajo por consentimiento propio y de manera autónoma.

Las Trabajadoras Sexuales somos triplemente marginadas: por ser mujeres, por ser pobres y por ser trabajadoras sexuales.

Podemos hablar de “trabajo sexual” y no de “prostitución” como resultado de una larga batalla ideológica y política en el marco de la concepción de los derechos humanos y el respeto por la libre determinación de las mujeres. Y creemos que es necesario conseguir las condiciones dignas para realizar nuestro trabajo y así salir de la clandestinidad a la que nos exponen constantemente. Por esa razón nos organizamos como sindicato.

Prioridades en acción..

Exigir el respeto de los derechos humanos de todas las Mujeres Trabajadoras Sexuales en la Argentina.

Luchar sistemáticamente frente al abuso y corrupción institucional, en especial el maltrato al que nos somete la policía.

Derogar los artículos de los Códigos Contravencionales vigentes en nuestro país que criminalizan el trabajo sexual contradiciendo nuestra Constitución Nacional y los Pactos Internacionales firmados y permitiendo una situación de mayor explotación, abuso y violación de nuestros derechos.

Exigir el esclarecimiento del asesinato de la dirigente de Ammar Sandra Cabrera y de todas las compañeras trabajadoras sexuales que han sido asesinadas.

Exigir el reconocimiento de la organización como Sindicato de Trabajadoras Sexuales por el Ministerio de Trabajo de la Nación.

Lograr el reconocimiento de las Mujeres Trabajadoras Sexuales como sujetos de derecho y actoras estratégicas para el desarrollo social.

Impulsar que se discuta nuestra problemática en los lugares de gobierno y de decisión de políticas públicas, que nos pongan en igualdad de condiciones con cualquier otro/a ciudadano/a que habite en la Argentina.

Promover políticas públicas participativas, para que seamos convocadas y validadas como actoras claves en la discusión y elaboración de políticas para el sector.

Sensibilizar sobre la diferencia entre Trabajo Sexual y Trata o Tráfico de personas. De nada sirven las leyes contra la Trata que equivocadamente generan mayor persecución y abuso contra nosotras: mujeres mayores de edad que por consentimiento propio decidimos ejercer el trabajo sexual de manera autónoma.

Enfocar con una mirada de género todas las acciones de nuestra organización para el empoderamiento y la lucha de cada mujer como Trabajadora Sexual contra todo tipo de explotación.

Por qué creemos que es importante ser un Sindicato…

Para tener los mismos derechos y responsabilidades que tienen todas las trabajadoras y todos los trabajadores del país.

Ammar es el sindicato que formamos las trabajadoras sexuales argentinas en la Argentina para luchar contra la vulneración de nuestros derechos a la salud, trabajo, educación, documentación y vivienda. Luchamos fundamentalmente por la libertad de trabajo.

Elegimos ser un sindicato luego de extensos debates sobre cómo encarar nuestra lucha para no ser reprimidas, discriminadas, maltratadas y perseguidas, y porque también estamos convencidas de que saliendo de la clandestinidad es como vamos a mejorar nuestras condiciones de trabajo y por ende nuestra calidad de vida.

Nos dimos cuenta que la mejor forma para lograr esto es ser reconocidas como mujeres trabajadoras sexuales y contar con políticas públicas y normas que nos protejan, pudiendo acceder a los beneficios que corresponden a todas las personas trabajadoras, como obra social y jubilación. No pretendemos más de lo que la Constitución y la Carta Magna de Derechos Humanos expresan.

Nuestros Logros

Trabajo

Conseguimos la derogación de los edictos policiales en la Ciudad de Buenos Aires y los artículos de los códigos contravencionales que criminalizaban nuestro trabajo en las provincias de Entre Ríos y Santa Fé, así como la modificación de dos artículos del Código de Faltas en Santiago del Estero, dónde entre otras cosas, se reemplazó la palabra “prostitución” por “trabajo sexual”.

Logramos que por primera vez en la historia se condene al asesino de una trabajadora sexual en el año 2007 en Córdoba.

Organizamos la “Primera Consulta Nacional de Trabajo Sexual” en Argentina, junto al Ministerio de Salud y con la participación de distintos organismos de Derechos Humanos.

Aportamos nuestra visión y defendimos los intereses de nuestro sector en gran cantidad de reuniones, conferencias y foros nacionales e internacionales.

Aumentamos nuestra participación en espacios feministas en nuestro país y en el resto del mundo (encuentros en Río de Janeiro, Ciudad del Cabo y México, entre otros)

Nuestra dirigente, Elena Reynaga, a la vez Secretaría Ejecutiva de la RedTraSex, fue la primera trabajadora sexual en la historia en exponer en una sesión plenaria de la Conferencia Internaciomal de Sida, en México en 2008.

Durante la XVIII Conferencia Internacional de SIDA que se realizó en Austria en el año 2010, Ammar fue elegida como ganadora de premio Cinta Roja por su destacado nivel de liderazgo en la respuesta al VIH, de entre más de 720 organizaciones de 100 países. En dicha ocasión, tuvimos la oportunidad de realizar una presentación de nuestro trabajo en el “Espacio para el Dialogo Comunitario” en la Aldea Global, ante personas de todo el mundo.

Educación

Construimos la primera Escuela Primaria de Ammar en la provincia de Córdoba que otorga títulos oficiales del Ministerio de Educación de la Provincia y está abierta a toda la población.

Este espacio también cuenta con una sala de computación, una biblioteca popular y un Jardín Maternal con “Sala Cuna”, para garantizar el acceso de las compañeras a la escuela. Todos estos espacios son dirigidos por trabajadoras sexuales.

Salud

Creamos el Centro de Salud “Sandra Cabrera” en La Plata dirigido por trabajadoras sexuales y abierto a toda la comunidad.

Impulsamos la prevención; en el año 2000 el 16 % de las trabajadoras sexuales expresaba haber recibido información de prevención a través de Ammar. En 2008 el número ascendió a un 56 %.

Colaboramos en la baja en la prevalencia en trabajadoras sexuales. En el año 2000 alcanzaba un 4 %, para el 2008 la prevalencia descendió a un 1.9 %

Vivienda

Contamos con incipientes procesos de articulación para la gestión de viviendas. En las provincias de Salta desarrollamos vínculos con distintos organismos públicos y organizaciones sociales para la gestión y concreción de la vivienda propia

 

AMETS: una nueva organización de trabajadoras sexuales en México

Presentado por NSWP el 11 de diciembre de 2017

Autor: Corresponsal regional de América Latina

http://www.nswp.org/news/amets-new-sex-workers-organisation-mexico

Una nueva organización liderada por trabajadoras sexuales está dando sus primeros pasos en México. En solo cuatro meses han realizado varias actividades importantes, incluida la incorporación a RedTraSex como miembros.

Se reunieron por primera vez en junio, cuando trabajadoras sexuales de AMMAR visitaron la Asamblea General de la OEA en México y pidieron que se escucharan las voces de las trabajadoras sexuales. Entre las personas que asistieron a la reunión de la Asamblea General se encontraban varias trabajadoras sexuales, que de inmediato comenzaron a intercambiar números de teléfono para estar en contacto. Unos días más tarde también se encontraron con dos miembros de AMMAR, y decidieron comenzar a celebrar reuniones frecuentes para convertirse algún día en una organización.

Las que decidieron formar este nuevo grupo se convirtieron en las primeras integrantes de AMETS, Alianza Mexicana de Trabajadores Sexuales.

Esta no era la primera vez que pensaban en formar ese grupo. «Hubo un desencadenante: la charla convocada por AMMAR, que nos unió en el mismo tiempo y espacio. Pero incluso antes de ese momento hubo otro disparador: el que nos hizo asistir a la reunión individualmente», dice María Midori, actual presidenta de AMETS. «Sabía que sería difícil encontrar otra oportunidad como ésta. No asistí con la idea de formar una organización, sino de [comenzar a] conocernos. Creo que todas nosotras hemos tenido esa necesidad antes «.

Sofía Ponzoña, ecónoma del grupo, agregó: «Ninguna de nosotras se conocía de antes, pero todas teníamos la necesidad de hermandad y comunidad. Y ahora, poco a poco, entramos en diferentes espacios políticos con nuestras actividades».

El objetivo principal que tienen ahora es construir comunidad. «Nos sentimos solas. La primera razón para juntarse fue crear comunidad. Y después de conocernos, nos dimos cuenta de que todas tenemos necesidades muy variadas, porque somos muy diversas dentro del grupo. Pero al final, sea cual sea la dinámica en la que trabajamos, todas tenemos que hacer frente al secreto y al estigma «, dijo Midori.

La situación en torno al trabajo sexual en México es compleja, como lo es en la mayoría de los países. En teoría, está despenalizado bajo supervisión gubernamental, pero las leyes varían según el Estado. «Tiene que realizarse clandestinamente y todo lo que se hace clandestinamente genera vulnerabilidad», dijo Anahí, que no vive en la Ciudad de México, donde se encuentra AMETS, pero que pertenece al grupo.

 En solo cuatro meses han tenido varias actividades

«Asistimos al taller regional sobre gestión organizacional en Buenos Aires, Argentina, realizado por RedTraSex. Fue como el saque inicial. Organizamos una fiesta con bandas de punk en vivo para recaudar fondos para que pronto podamos tener nuestra personalidad jurídica como asociación civil; también tuvimos presencia en la XIV reunión feminista de América Latina y el Caribe que tuvo lugar en Montevideo, Uruguay», dijo Kenia, actual secretaria de la alianza.

También tuvieron presencia en una gran protesta de mujeres en Chimalhuacán, Estado de México, que es uno de los municipios más peligrosos del país, y donde miles de mujeres han sido asesinadas con absoluta impunidad. Entre muchos otros carteles, por primera vez había uno que exigía el fin de los asesinatos de las trabajadoras sexuales.

Su próxima actividad tendrá lugar el 17 de diciembre, Día internacional para poner fin a la violencia contra las trabajadoras sexuales. Será una acción callejera en el centro de la Ciudad de México. AMETS también está planificando talleres que benefician a las trabajadoras sexuales mexicanas y al público en general, talleres que brindan información de primera mano y disipan los mitos sobre el trabajo sexual.

«Me gustaría que los feminicidios terminen y seamos respetadas. Quiero elevar mi voz, porque las personas actúan como si no existiéramos «, dijo Jenny, la integrante más reciente de AMETS.

AMETS está en Facebook:

https://www.facebook.com/AlianzaMexicanadeTrabajadorasSex/

AMETS está en Twitter:

 

Intimando con Georgina Orellano en Barcelona

Emitido en directo el 4 nov. 2017

 

El trabajo sexual y la violencia institucional: vulneración de derechos y abuso de poder

 

Investigación con mujeres trabajadoras sexuales de 14 países de Latinoamérica y el Caribe.

ARGENTINA

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La baja del VIH entre trabajadoras sexuales en Argentina: el trabajo entre pares

Por Pedro Lipcovich

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/234735-65914-2013-12-01.html

http://www.redtrasex.org/Juntos-y-juntas-es-posible.html

arbol“La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar) y otras redes de trabajadoras sexuales han dado ejemplo de solidaridad y capacidad de respuesta frente al VIH/sida”, sostuvo el representante de Onusida en el Cono Sur, y destacó “la disminución de la prevalencia de la enfermedad en este grupo, en distintos países”. Tanto las militantes de Ammar como representantes de OPS y de la Dirección de Sida de la Nación atribuyen este avance “a la organización en redes y el trabajo entre pares para promover la salud”. Alberto Stella, coordinador de Onusida para el Cono Sur, señaló que “las organizaciones de la sociedad civil son un factor central en la respuesta al VIH/sida porque son las que movilizan a la comunidad y en particular a los grupos sociales más afectados como las trabajadoras sexuales, que han dado el ejemplo de una enorme solidaridad y capacidad de respuesta: a lo largo de los años hemos visto una disminución importante de la prevalencia del VIH en este grupo poblacional, en muchos países del mundo. En una óptica de derechos humanos, tenemos que dar una asistencia clara a estos grupos de población, garantizando el pleno ejercicio de la ciudadanía y las opciones de quien decide sobre su propia vida, distinguiendo el trabajo sexual autónomo, voluntariamente escogido, de las situaciones de explotación sexual. Indiscutiblemente el trabajo junto a redes como Ammar nos permite valorar la salud y la iniciativa de las mujeres, que así contribuyen al progresivo dominio de la epidemia”.El nuevo reconocimiento a la tarea de las trabajadoras sexuales (designación establecida por la Organización Mundial de la Salud para referirse a este grupo poblacional) se produjo en el marco del Foro Nacional 2013 de Ammar (entidad gremial adherida a la CTA), en el que participaron también representantes de la OPS, de la Cruz Roja Internacional, de la Alianza Internacional para el VIH-Sida, de la Defensoría de la Ciudad de Buenos Aires, de la Dirección Nacional de Sida y autoridades de la CTA encabezadas por Hugo Yasky.En ese contexto, Marcelo Vila, coordinador en VIH para el Cono Sur de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), señaló que “apoyamos absolutamente el proyecto de RedTraSex (la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica, a la que pertenece Ammar), que, con financiación del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, trabaja en la capacitación y fortalecimiento de redes de trabajadoras sexuales en varios países, con un gran desarrollo en la Argentina. No se puede desconocer que personas adultas, que ejercen libremente el trabajo sexual, tienen derecho a la salud y a la prevención sin ser discriminadas”.Carlos Falistocco, titular de la Dirección Nacional de Sida del Ministerio de Salud de la Nación, puntualizó que “la disminución de la prevalencia de VIH/sida entre trabajadoras sexuales de la Argentina se refiere a la población que se autorreconoce como trabajadoras sexuales, que está agremiada y trabaja desde hace tiempo en temas de prevención, con acciones de concientización sobre el uso de preservativos; se trata básicamente de las integrantes de Ammar. Pero la prevalencia sin duda sería mayor si se considerara a las no organizadas, a trabajadores sexuales varones y especialmente a las trans”.Soledad Díaz, titular de Ammar bonaerense y coordinadora del Centro de Salud Sandra Cabrera –que la entidad gremial sostiene en la ciudad de La Plata en cogestión con el Ministerio de Salud provincial–, precisó que la prevalencia de VIH en trabajadoras sexuales “disminuyó de 4 a 1,8 por ciento en los siete años que lleva trabajando nuestro centro de salud. Lo atribuimos mayormente al trabajo entre pares, que ayudó a sensibilizar a nuestra propia población y a convencer a las compañeras de que el cuidado de la salud debe encararse en forma integral, no sólo de la cintura para abajo”.