Las 15.000 esclavas holandesas de las Hermanas del Buen Pastor

Una investigación destapa una red de explotación de mujeres en Países Bajos similar a la que funcionó en países como Irlanda. Las víctimas piden compensaciones y reconocimiento

 

Por Isabel Ferrer

La Haya, 12 de junio de 2018

https://elpais.com/elpais/2018/06/11/planeta_futuro/1528708348_796358.html

 

Una ‘lavandería de las Magdalenas’ irlandesa sin identificar: imagen tomada alrededor de 1900.
Imane Rachidi (EFE)

 

«Mi tutora, la señorita Van de Biggelaar, me llevó en tren hasta Almelo [en el este de Holanda]. En Tilburgo, al menos tenía un nombre que coser en la etiqueta de mi ropa, pero al llegar a Almelo me convertí en un número más», cuenta Jo Keepers, de 76 años. Hija de un padre alcohólico y maltratador, ella es una de las miles de víctimas holandesas de los trabajos forzados no remunerados de la orden católica Hermanas del Buen Pastor.

Al menos 15.000 niñas y mujeres, en su mayoría prostitutas, madres solteras o discapacitadas, trabajaron en condiciones de esclavitud entre 1860 y 1973 en las lavanderías y talleres de costura de esta congregación en Holanda, según una investigación de años realizada por el medio holandés NRC.

Las monjas, establecidas en los llamados «refugios del amor» en las ciudades de Almelo, Tilburgo, Zoeterwoude y Gelderland, vivían de tareas de la costura comercial. Todas las esclavas que tenían a su disposición elaboraron durante décadas todo tipo de indumentarias. Desde ropa de bebé hasta prendas para los militares, pasando por chalecos de fuerza para instituciones psiquiátricas o camisas especiales para compañías determinadas.

Esta orden religiosa ya se vio implicada en un escándalo semejante en Irlanda, donde participaban en la gestión de las llamadas «lavanderías de las Magdalenas». Allí, unas 10.000 mujeres jóvenes, muchas de ellas madres solteras, fueron detenidas y forzadas a trabajar en las lavanderías que comenzaron a operar en la década de 1920 e incluso seguían vigentes hasta 1996, según un informe del Gobierno de Dublín.


Irlanda: Las órdenes religiosas de las “lavanderías” encabezan la coalición contra el trabajo sexual


A los trabajos de lavandería se sumaba el bordado. Según el Archivo holandés de la Vida Conventual, que guarda también objetos, en El Buen Pastor se bordaba para la Casa Real. “Se presume que para la entonces princesa Juliana (abuela del actual rey Guillermo)”. Parte del lavado y almidonado de manteles del Palacio het Loo, residencia oficial de Juliana, también se hizo en los conventos de la orden.

En el caso holandés, las monjas proveían con sus productos a las fábricas textiles, empresas de moda, hoteles, hospitales, particulares, la Iglesia y el propio Gobierno. La investigación de NRC incluye testimonios de varias víctimas y eleva su cifra a al menos 15.000 personas. Contactadas por Efe, algunas de estas personas explican que por su estado de salud y edad prefieren no rememorar aquella época de nuevo hasta el día que tengan que dar testimonio ante un tribunal.

Una de ellas es Margot Verhagen, de 85 años. Su padre murió en la Segunda Guerra Mundial y su madre falleció en 1950, cuando ella tenía 17 años y seis hermanos. Verhagen se quedó con una de sus tías, pero pocos días después, dos policías y una mujer de protección de menores la trasladaron a la institución del Buen Pastor en Velp, donde las hermanas la pusieron a trabajar desde las seis de la mañana hasta las 10 de la noche, recuerda.

Verhagen, nacida en La Haya, asegura en el medio holandés que no solo fue sometida a los trabajos forzados en las lavanderías —»una cultura normal de esa época», apostilla— sino que dice haber sido violada por el rector de la institución. El episodio, según ella, quedó impune porque las esclavas no tenían voz, ni voto, ni derecho a quejarse.

Se les consideraba niñas y mujeres «perdidas» cuando quedaban embarazadas fuera del matrimonio, huérfanas, abandonadas, maltratadas, discapacitadas o condenadas por un delito menor. En esos casos, su ingreso en la Hermandad era considerada «la única solución», refiere Verhagen. Nunca recibieron un salario por esas labores, aunque una vez al año las monjas les entregaban un billete de cartón, una especie de moneda ficticia con la que podían comprar dulces o comida en los puestos del mercado de la Hermandad.


El trabajo de las jóvenes servía para surtir a hoteles, particulares, la Iglesia y el propio Gobierno


Jo Keepers también intentó escapar varias veces del centro de Almelo, pero siempre acababa detenida por la policía y castigada luego por las monjas, hasta que finalmente lo logró el 20 de marzo de 1960, fecha que marca en el calendario como el día de su liberación. Hasta la década de 1970, las niñas, generalmente en contra de su voluntad, fueron colocadas en las instituciones por el Gobierno (como en el caso irlandés), las asociaciones de tutela, protección infantil o los propios padres.

Algunas víctimas recurrieron la semana pasada a los juzgados para exigirle al propio Ejecutivo que reconozca el daño causado por esta Hermandad y les pague los salarios pendientes porque consideran que el Estado es en parte responsable de la falta de humanidad en la que fueron obligadas a trabajar.

Las denuncias efectuadas ahora son formales, pero las críticas contra las prácticas de las Hermanas del Buen Pastor ha aparecido en Holanda en libros y documentales a lo largo del tiempo. El goteo con declaraciones de las afectadas se remonta a 1930, cuando dos de las antiguas esclavas contaron su doloroso pasado. Una decena se animaron luego a hacerlo en diarios, semanarios y libros, pero no hubo reacción oficial por considerarse “propaganda anticatólica”. La Real Biblioteca Nacional guarda todos estos documentos, que constituyen una de las principales fuentes de información histórica de lo ocurrido, Sin embargo, como las autoridades se inhibieron, la situación se prolongó hasta los años setenta. Las monjas se apartaron entonces de los centros que dirigían. Las últimas, ya ancianas, viven en residencias, pero la congregación vendió en el país sus inmuebles y posesiones por millones de euros. Uno de los edificios de su propiedad tenía 14 hectáreas, y en 2004, cerraron un trato con una inmobiliaria dispuesta a construir al menos 83 apartamentos.

Este caso judicial está apoyado por la plataforma holandesa de niños víctimas de abusos religiosos (VPKK, en sus siglas en neerlandés), que también exige al Gobierno que realice una investigación independiente sobre aquella explotación y determine el papel que tuve el Ejecutivo durante esa etapa. En una carta publicada el año pasado, las Hermanas se disculparon ante sus víctimas pero se niegan a pagar las indemnizaciones porque consideran que todo ha prescrito y señalan que han pasado «muchos años».

El trabajo en los talleres de lavanderías y de costura, un modelo de ingreso que enriqueció a la congregación religiosa, era considerado por las autoridades como un ‘trabajo de terapia’ y penitencia. El jardín del edificio de la Hermandad estaba cercado con alambre para evitar que las chicas escapasen de manos de las religiosas.

El Buen Pastor, llegó a tener cuatro residencias en Holanda y aparece asimismo entre las 800 denuncias estudiadas desde 2016 por la comisión que investiga la violencia en centros de menores. Los casos incluyen abusos, físicos, psíquicos y sexuales desde 1945, y cuatro víctimas de los trabajos forzosos impuestos por las monjas han remitido sus biografías. Como los afectados pueden acudir a la comisión hasta enero de 2019, la orden religiosa ha asegurado que “está dispuesta a ponerse en contacto con los investigadores”. Micha de Winter, catedrático de Pedagogía, dirige ese equipo de expertos y ha reconocido ya el carácter “estructural del abuso”. “Si nos dan su permiso, aprovecharemos sus historias para investigar a fondo la época y lo ocurrido. Si una vez puesta la denuncia precisan ayuda, pueden acudir a la asociación que presta ayuda a víctimas de abusos en el país”, añade.

La VPKK, que apoya a las cinco denunciantes, está compuesta por un grupo de cinco juristas, expertas en ética y pedagogía que dan voz “a las mujeres sometidas también por otras mujeres, además de sacerdotes o capellanes, en internados, congregaciones y otras instancias religiosas”. A través de su cuenta de Facebook anima a las víctimas a ponerse en contacto, “porque algo así puede pasarle a cualquier chica y es preciso contar la verdad de unos hechos bochornosos”. Se ocupan a su vez de los afectados varones porque, según explican “lo peor es que nadie te crea o reconozca lo ocurrido”.

 

Lavar los pecados

Se estima que al menos 10.000 mujeres y jóvenes fueron internadas en instituciones gestionadas por la hermandad del Buen Pastor en Irlanda entre 1922 y 1996. Las religiosas las obligaban a trabajar en condiciones muy duras y sin retribución en lavanderías para que metafóricamente lavaran sus pecados, al mismo tiempo que la congregación religiosa traía beneficios económicos.

Las llamadas Magdalenas eran mujeres consideradas indeseables por la sociedad, como prostitutas y madres solteras, o jóvenes recluidas de manera preventiva, para protegerlas de los peligros (por ejemplo, huérfanas).

Ante el rechazo de la sociedad y el estigma asociado a haber trabajado en las lavanderías, muchas Magdalenas optaban por permanecer durante toda la vida en las instituciones.

Irlanda revela que 9.000 niños murieron en casas de acogida religiosas y estatales entre 1922 y 1998

El primer ministro irlandés, Micheál Martin, ha pedido perdón a las «madres solteras y los bebés» que sufrieron «terribles abusos» en instituciones estatales y religiosas durante gran parte del pasado siglo.

 

12 de enero de 2021

https://www.elespanol.com/mundo/europa/20210112/irlanda-revela-ninos-murieron-acogida-religiosas-estatales/550696118_0.html

 

Zapatos de bebé cuelgan en el cementerio de Tuam, donde se hallaron los cuerpos de 796 bebés. Reuters

 

El primer ministro irlandés, Micheál Martin, ha pedido perdón a las «madres solteras y los bebés» que sufrieron «terribles abusos» en instituciones estatales y religiosas durante gran parte del pasado siglo, como consecuencia de una sociedad con actitudes «retorcidas respecto a la sexualidad y asuntos íntimos».

Martin efectuó esas declaraciones después de publicar este martes las conclusiones de una investigación sobre las condiciones de vida en 18 instituciones públicas entre 1922 y 1998, que denuncia que hasta 9.000 menores fallecieron en casas de acogidas regentadas por órdenes religiosas católicas y autoridades estatales.

El informe, de más de 3.000 páginas y fruto de un trabajo de cinco años, describe un «capítulo negro, difícil y vergonzoso de nuestra muy reciente historia», lamentó el jefe del Ejecutivo de Dublín, de coalición entre centristas, democristianos y verdes.

«Si bien este informe, obviamente, tendrá mayor impacto sobre los supervivientes y sus familias, plantea cuestiones más profundas para toda la sociedad irlandesa. Lo que se ha descrito en este informe no nos lo infligió ninguna potencia extranjera. Nos lo hicimos nosotros mismos», subrayó Martin, quien insistió en que esa «sociedad disfuncional», con «actitudes retorcidas», «maltrató a las mujeres», a las «madres jóvenes» y, «especialmente, a los niños».

Larga lista de abusos

El primer ministro irlandés confió en que este documento ayude a cerrar así otro «episodio oscuro del pasado», después que otras investigaciones han revelado en los últimos años los abusos sexuales cometidos por religiosos contra miles de menores durante gran parte del pasado siglo.

En 2013, otra investigación oficial descubrió el comportamiento de las monjas católicas en las llamadas «Lavanderías de la Madgalena», donde entre 1922 y 1996 miles de internas trabajaron en un régimen de semiesclavitud y abusos.


Irlanda: Las órdenes religiosas de las “lavanderías” encabezan la coalición contra el trabajo sexual


Ahora, la llamada Comisión sobre Madres y Bebés ha documentado las duras condiciones de vida en las casas de acogida y la negligencia de las religiosas y responsables estatales que las regentaron durante 76 años.

También examinó, entre otros asuntos, las altas tasas de mortalidad registradas entre los menores, los ensayos de vacunas efectuados con ellos y el establecimiento de un sistema de adopciones ilegales para obtener ingresos.

El Gobierno estableció la citada comisión en 2014, tras el hallazgo ese año de casi 800 esqueletos de niños en cámaras subterráneas de un convento regentado por monjas del Buen Socorro en la localidad de Tuam, en el oeste de Irlanda, entre 1925 y 1961.

Catherine Corless, la historiadora que sacó a la luz el caso de los abusos a niños en centros de acogida. Reuters

Este caso, que conmocionó al país, salió a la luz cuando un estudio de la historiadora local Catherine Corless descubrió certificados de defunción de 798 niños, aunque sólo dos de ellos estaban acompañados por certificados de enterramiento.

Las excavaciones efectuadas posteriormente confirmaron que los esqueletos yacían en el espacio que ocupaban tanques sépticos en el edificio del citado centro de acogida, conocido como ‘El Hogar’.

Argumento de una película

Además de las más de 9.000 muertes de menores documentadas, el informe conocido hoy indica que la tasa de mortalidad doblaba la media nacional, lo que da una idea de «las condiciones de abandono, malnutrición y enfermedades» que reinaban en esos centros.

En torno a una de esas casas de acogida gira el argumento de la película ‘Philomena’, que recibió cuatro candidaturas a los Oscar en 2014 y que relata los esfuerzos de Philomena Lee para encontrar a su hijo, dado en adopción sin su permiso a una familia estadounidense.

Según la cinta y el libro en el que está basada, Lee se topó con los intentos de las monjas por entorpecer su búsqueda, dejando entrever que quemaron todos los registros y que obtuvieron beneficios económicos por las adopciones, unas prácticas que también quedan recogidas en el informe de la comisión.

Otro aspecto siniestro de este caso es el programa de vacunación experimental desarrollado por científicos entre 1960 y 1961 con 58 niños internados en tres centros de acogida.

 

Los infames asilos de Magdalena

 

 

AGENCIAS

27 de agosto de 2019

https://www.nvinoticias.com/nota/124209/los-infames-asilos-de-magdalena

 

La tradición en torno a María Magdalena no está muy bien sustentada por la información bíblica. Sin embargo, su imagen como prostituta arrepentida que alcanzó la salvación al seguir a Jesús le valió que las damas “irreverentes” la convirtieran en santa patrona de los sitios a donde acudían para alcanzar la redención. Desde la Edad Media, por toda Europa, era posible encontrar estos “centros penitenciarios” que contaban con total respaldo de la Iglesia Católica.

Y es que la noción del pecado inherente a la mujer, así como la necesidad de expiar los comportamientos indebidos, apalancaron estos actos de penitencia extrema. Es importante aclarar que estos lugares, muchas veces anexos a los conventos, servían de refugio a mujeres que buscaban protección, ya fuera contra el acoso sexual o matrimonios no deseados. Sin embargo, acudir a uno de estos sitios implicaba el compromiso de quedarse definitivamente.

Prostitución en la Revolución Industrial

En los albores del siglo XVIII, con el apogeo de la Revolución Industrial, el incremento en el número de hijos ilegítimos y la proliferación de la prostitución se convirtieron en alarma pública para los habitantes del Reino Unido. La prostitución en calles y burdeles era desenfrenada, pero las mujeres que trabajaban como sirvientas o cocineras a menudo enfrentaban abuso sexual de sus patrones y embarazos no deseados.

El fenómeno llevó a que reformadores sociales de la época propusieran la apertura de “casas” especiales destinadas a reformar a las mujeres que ejercían la prostitución por decisión propia, y las “mujeres caídas”. Organizaciones evangelistas, como la Society for the Suppression of Vice, ejercieron presión para que se clausuraran burdeles y fortalecieran las leyes contra la prostitución.

El origen de los asilos de Magdalena

Como resultado de esta cruzada contra la prostitución, las mujeres que ejercían el oficio fueron reubicadas en refugios que, en honor a María Magdalena, llamaron “asilos de Magdalena”. A finales del siglo XIX, asilos de esta clase ya proliferaban por todas partes, incluso en otros continentes. Algunas estimaciones realizadas en 1900 señalan que, tan sólo en Reino Unido, existían 300 asilos de Magdalena que daban albergue a unas 6,000 mujeres cada año.

Se suponía que las casas de Magdalena fungían como alternativa a la prisión o situación de pobreza que a menudo debían soportar las mujeres que ejercían la prostitución; sin embargo, a nadie le quedaba duda de que fueran prisiones por derecho propio. Supuestamente, la estancia en estas casas era voluntaria, pero el hecho de que las mujeres vivieran permanentemente encerradas y que la policía regresara a cualquiera que pretendía huir, mostraban lo opuesto.

Cumplir la penitencia en estas casas implicaba someterse a diversas formas de “redención”: visitas estrictamente supervisadas, portar batas de la institución, pasar hambre, cabezas rapadas e incluso la flagelación. Además, la fuerza de trabajo de las mujeres se aprovechaba lavanderías y todo el dinero iba a las agencias sociales o religiosas que administraban los albergues.

Limpiar pecados de Magdalena

También sufrían un profundo adoctrinamiento religioso, enfocado principalmente en los pecados a los que se consideraban susceptibles. En aquellas regiones donde la Iglesia tenía gran poder, los asilos de Magdalena rápidamente quedaron bajo su control.

A medida que los asilos se iban transformando en cárceles, sobre todo aquellos a cargo de órdenes religiosas, las mujeres se desanimaban a irse y llegaron a permanecer recluidas durante décadas. Al interior de estos asilos la vida no era nada fácil. Las mujeres debían guardar silencio todo el tiempo y dirigirse a todas las monjas como “madre”, independientemente de la edad.

Las extensas jornadas laborales como lavanderas no les rendían ganancia alguna.Y es que el trabajo no sólo se veía como el principal sustento para los asilos de Magdalena, sino que se hizo creer a las “penitentes” que trabajando limpiarían sus pecados.

Aunque los asilos se concibieron originalmente para reformar a mujeres dedicadas a la prostitución, con el paso del tiempo los requisitos de admisión se hicieron más flexibles.Los líderes comunitarios y párrocos en las ciudades remitían a estos sitios a las madres solteras, niñas con padecimientos mentales o discapacidades físicas e incluso a las víctimas de abuso.

Era muy común que los bebés de las mujeres embarazadas que llegaban a las casas de Magdalena se entregaran para adopción en otros países, incluso sin consentimiento de la madre. Sin el respaldo de sus familias, muchas se veían obligadas a quedarse en los asilos para toda su vida.

El escándalo de Magdalena en Irlanda

Aunque el sistema que se implementó en Irlanda es uno de los más famosos en la actualidad por las acusaciones de abuso sistemático, estas prácticas no eran exclusivas de este país. Cuando los irlandeses atravesaron la triste hambruna de papas, el número de huérfanos en orfanatos se disparó y el tejido social quedó severamente roto. Los asilos de Magdalena fungieron como lugares ideales para reubicar a las jóvenes “problemáticas”.

El escándalo en torno a los asilos de Magdalena en Irlanda estalló en 1993, cuando un convento en Dublín vendió parte de su propiedad a un desarrollo inmobiliario.

En el terreno adquirido por la constructora se desenterraron 133 cuerpos de antiguas reclusas que fueron sepultadas en tumbas sin ningún tipo de identificación. Aunque es difícil estimar la cantidad de personas que fueron sepultadas de forma anónima en asilos de esta clase, cuando las antiguas “penitentes” empezaron a relatar lo que habían sufrido en estos lugares, las historias fueron suficientes para ponerles un alto.

Los relatos

Entre los relatos, antiguas reclusas señalaron que las enviaron a estos asilos por la simple sospecha de actividad sexual. Les cambiaban el nombre y las obligaban a realizar extensas jornadas laborales en las lavanderías. Mientras lavaban ropa, debían hacer oración en voz alta solicitando perdón por sus pecados.

Sex in a Cold Climate(1998) fue el primer documental irlandés que abordó el tema. En el Reino Unido generó un gran alboroto, pero en Irlanda ni se enteraron pues la Iglesia no permitió su difusión.

 

La prostituta jurista contra la Ley

IRLANDA DEL NORTE PENALIZA PAGAR POR SEXO

Laura (1) lleva 20 años ejerciendo la prostitución. Ahora, está licenciada en Derecho emprende un desafío legal sin precedentes: anular la ley que penalizará en Irlanda del Norte a quienes paguen por sexo

http://www.elconfidencial.com/mundo/2015-04-01/la-prostituta-letrada-dispuesta-a-revolucionar-irlanda-del-norte_750890/

Con la prostitución, ¿quién comete el delito? ¿Los que pagan o los que venden? Laura Lee conoce bien el negocio. Lleva dos décadas ejerciendo como trabajadora sexual. Tiene 37 años, una hija de 14 y pareja estable. Y ahora ha acaparado todos los titulares al emprender un desafío legal sin precedentes. Se ha propuesto anular la nueva ley que, a partir del 1 de junio, convertirá a Irlanda del Norte en la primera región del Reino Unido donde se penalizará a todos aquellos que paguen por sexo. La asamblea de Belfast sigue así los pasos de Suecia y otros países nórdicos.

Lee es contundente: “Si se aplica el mismo modelo, el Estado tendrá las manos manchadas de sangre”. Un equipo de abogados se ha puesto a su disposición, activistas de ambos lados del Atlántico le han mostrado su apoyo y están recogiendo dinero a través de crowdfunding porque están dispuestos a llegar hasta la Corte de Estrasburgo si fuera necesario.

La ley de tráfico y explotación humana –que contiene la polémica cláusula seis– fue promovida por Lord Morrow –del Partido Democrático Unionista (DUP)– y aprobada con el apoyo de todas las formaciones, a finales del año pasado.

 

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“Lo único que van a conseguir es incrementar la violencia y que los trabajadores seamos menos propensos a denunciar crímenes a la policía. En definitiva, la industria va estar aún más estigmatizada”, explica a El Confidencial. “Lo que me parece increíble es que se haya empezado esta cruzada moral cuando toda evidencia muestra que la despenalización es la única manera de mejorar el bienestar de quienes trabajamos en esta industria”, añade.

¿Es hora de regular la prostitución en el Reino Unido? El debate está encima de la mesa. Pero ¿cuántos la ejercen libremente y cuántos son forzados por el control de las mafias? Ahí está la clave.

La ONG Ruhama, con base en Dublín, ayuda a prostitutas desde 1989 y considera que penalizar la compra de sexo tendría un efecto disuasorio importante. “Vemos el daño hecho por la prostitución y sabemos que los beneficios no van a las mujeres que trabajan, sino a las bandas criminales”, señala Gerardine Rowley.

Por su parte, Julie Bindel, activista y fundadora de Justice for Women, asume que “por supuesto que hay hombres y mujeres que optan por entrar en el comercio sexual y están dispuestos a permanecer por mucho tiempo”. Pero matiza que “las leyes no se pueden basar en las experiencias de una minoría”. “La ley de Irlanda del Norte que hace frente a la demanda, reduce el mercado y, por lo tanto, reduce la violencia y el daño tan inherente a este sector. Ninguna de las mujeres que trabajan en Suecia ha sido asesinada y, sin embargo, en los países donde está legalizada la industria del sexo, como Alemania y los Países Bajos, ha habido un número significativo de víctimas mortales”, apunta.

Sin embargo, Lee, que conoce de primera mano la realidad de Irlanda del Norte, asegura que justificar la nueva normativa apoyándose en el tráfico humano es una absoluta “farsa”. “Aquí es como si se viviera 40 o 50 años por detrás. Es una sociedad aún sumamente tradicionalista con partidos políticos arraigados a creencias cristianas. Quieren hacer lo que sea para acabar con la prostitución y punto. Pero que no se escuden en lo que no es. En el último año, no ha habido ni un solo caso de mafias que traficaban con mujeres, pero sí se han registrado 70 casos de violencia y desde 1990, 149 personas han sido asesinadas”, explica.

 

Madres que ejercen en casa

Según las últimas cifras oficiales, en Irlanda del Norte –cuya población es de 1,8 millones– hay alrededor de 20 trabajadores sexuales que ejercen en la calle y unos 300 que están en locales o viviendas privadas. La investigación encargada por el departamento de Justicia reveló que sólo el 2% de las personas dedicadas a esta industria están a favor del llamado “modelo sueco”, el 61% teme que vayan a estar menos seguros y el 85% está convencido de que no va a reducir el tráfico sexual.

Según Lee, la mayoría de las personas que se dedican a esto lo hacen de manera independiente y el 70% son madres solteras intentando sacar adelante a sus hijos. “Nadie tendría que tener el poder de quitarles esa opción. Belfast es una ciudad, pero realmente tiene un ambiente de pueblo. Todo el mundo se conoce. Hay muchas madres que ejercen la prostitución en su casa cuando el niño está en el colegio porque no tienen recursos, pero si ahora los clientes tienen miedo de acabar con una ficha policial dejarán de visitarlas y ellas se quedarán sin dinero”, explica.
Aunque Lee vive en Glasgow desde 2003, viaja constantemente a Dublín y Belfast para ver a sus clientes. “Allí siempre hay mucho movimiento. Ya tengo mis clientes regulares. El hecho de que sea irlandesa les gusta y tengo que decir que la mayor parte del tiempo disfruto con mi trabajo”, dice.

“Nunca habrá una sociedad sin prostitución”

Se niega a revelar lo que cobra por cada servicio, pero asegura que puede compatibilizarlo con sus estudios y llevar un nivel de vida normal. Ya tiene la carrera de Derecho y ahora está a punto de finalizar Psicología. En el futuro, le gustaría trabajar ayudando a prostitutas. “La prostitución no puede ser erradicada. Nunca ha habido ni nunca habrá una sociedad sin personas que vendan sexo. Y una vez que se haya aceptado esto, las prioridades deben cambiar. La atención debe centrarse en mantener la seguridad de aquellos que trabajan voluntariamente en el negocio y ofrecer apoyo real a los que quieren salir”, añade.

Su modelo a seguir, sin duda, sería el de Nueva Zelanda. La prostitución se legalizó en 2003 y desde entonces, la violencia y enfermedades de transmisión sexual han disminuido considerablemente. Por otra parte, no existen prostíbulos en cada esquina, como se temía antes de aprobar la ley.

Aunque Lee se muestra muy discreta con su vida personal –no quiere hablar de nada relacionado con su actual pareja–, insiste en que su hija la apoya en la batalla legal que está a punto de comenzar y que incluso algunas veces la acompaña a manifestaciones. “Lógicamente es difícil explicar a tu hija a lo que te dedicas. Y ahora que soy una persona que aparece en los periódicos, más aún, pero en el colegio se están portando genial. Yo hablo mucho con ella. Empecé contándoselo poco a poco hace años. Primero le dije que acompañaba a gente que estaba sola…. Es difícil. Y es un proceso muy largo. Pero sobre todo le decía que no era nada malo ni tampoco nada ilegal”, matiza.

Con la legislación actual, está prohibido vender sexo, pero las prostitutas pueden ejercer su profesión en apartamentos o habitaciones de hotel siempre y cuando puedan demostrar que actúan de manera independiente, como hace Lee.

Con la nueva normativa, se permitirá, a partir de junio, ejercer la prostitución en la calle. Pero, tal y como dice Lee, es otra “pantomima” porque se prohíbe ir de dos en dos o regentar burdeles. “Esta es otra de las cosas por las que voy a luchar en los juzgados: es primordial que podamos trabajar en grupo para erradicar la violencia. Si el cliente sabe que tienes dinero y estás sola y no puedes llamar a nadie estás perdida. Si por el contrario, hay tres chicas en un apartamento y una escucha a otra gritar puede llamar a la policía”, señala.

En Suecia –donde la prostitución es considerada como un aspecto de violencia masculina contra mujeres, niñas y niños– se aprobó la polémica legislación en 1999. Por un lado, penaliza la compra de servicios sexuales y por otro, despenaliza la venta de dichos servicios. El modelo fue seguido por Noruega e Islandia.

De acuerdo con la investigación de 2010 del Gobierno sueco, la normativa ha reducido a la mitad la prostitución callejera, mientras que el número de hombres que pagan por sexo se redujo de 12,7% en 1996 al 7,6% en 2008. La ley también ha cambiado la opinión de la sociedad sobre la compra de sexo: en 1996, el 45% de mujeres y 20% de los hombres apoyaban criminalizar la compra de sexo. En 2008, los porcentajes han crecido hasta el 79% y 60% respectivamente.

“Estoy aquí por el dinero, es mi elección”

Sin embargo, los grupos por los derechos de los trabajadores del sexo argumentan que el modelo nórdico ha sido un experimento fallido que ha incrementado aún más el estigma. Dichas organizaciones apuntan a un informe de la Comisión de Derecho sobre VIH de la ONU que establece que “desde su promulgación en 1999, la ley no ha mejorado –de hecho, ha empeorado– la vida de los trabajadores”, y si bien el trabajo de calle se ha reducido a la mitad, el comercio sexual se mantiene en niveles preley.

Con todo, el modelo sueco se está debatiendo en Francia y Canadá y muchas organizaciones están presionando para que también se imponga en la república de Irlanda y en el resto del Reino Unido, donde se estima que hay alrededor de 80.000 personas dedicadas a la prostitución.
A pocos kilómetros de distancia de los pasillos de Westminster, en un piso en Soho, Ana, de Rumanía, se opone ferozmente a la campaña. Lleva trabajando como prostituta desde los 20 años. Ahora tiene 26. “Quién va a decirme lo que tengo que hacer? Estoy aquí por el dinero, es mi elección”, señala. Admite que los clientes a veces son violentos y reconoce que no es fácil trabajar en el negocio, “pero si dos personas adultas llegan a un acuerdo económico, el resto no se debe meter”.

La cuestión es si en la habitación de al lado de Ana hay otra chica, quizá de también de Rumanía, que es obligada a ser una esclava sexual. ¿Protegería a esta última la nueva ley de Irlanda del Norte?


1.- Laura Lee falleció el 8 de febrero de 2018, a los 39 años de edad.

 Descansa en el poder, Laura Lee

 

Feministas y conservadores religiosos en extraña alianza contra el sexo transaccional

Opinión: el derecho a decir «no» es importante, y también el derecho a decir «sí»

 

Por Fionola Meredith

29 de diciembre de 2013

http://www.irishtimes.com/news/social-affairs/feminists-and-religious-conservatives-in-strange-alliance-over-transactional-sex-1.1638669

 

Las feministas y los fundamentalistas religiosos no deberían mezclarse. Si encuentran una causa común, es a menudo una señal de que la moral unidimensional o el fanatismo ideológico —rígida adhesión, alimentada por una emoción exacerbada, a mensajes y creencias absolutistas— se han vuelto más importantes de lo que son para la gente real en el mundo real.

Consideremos la planeada introducción de nuevas leyes que penalicen la compra de sexo en Irlanda, norte y sur. En el norte, la Human Trafficking and Exploitation Bill, propuesta por el miembro del Partido Unionista Democrático y acérrimo Presbiteriano Libre Lord Morrow, está ahora en fase de comisión en Stormont. Esta ley, que hará ilegal comprar sexo, fusiona de hecho a las trabajadoras sexuales con las víctimas de trata de seres humanos, tratándolas no como dos categorías distintas y ocasionalmente superpuestas de personas, sino como un grupo homogéneo  de victimas oprimidas y afligidas. La aparentemente impensable noción de una mujer, o también un hombre, que decida hacer dinero mediante la venta de sexo está enteramente ausente. No obstante, esta ley ha recibido una entusiasta bienvenida por parte de muchas activistas pro derechos de la mujer, especiamente Women’s Aid, que justifica su postura con la afirmación de que “cualquiera que compre servicios sexuales está apoyando la esclavitud sexual y la degradación de los derechos humanos”. (No sabemos lo que las propias trabajadoras sexuales piensan de estas propuestas, ya que nadie, al parecer, se ha molestado en preguntarlas).

 

Libre elección

La situación en el sur es similar. En junio, el comité de Justicia Oireachtas respaldó la introducción de leyes contra los compradores de sexo. Esto fue considerado una victoria por Turn Off the Red Light, una organización antiprostitución dirigida fundamentalmente por Ruhama, un proyecto de dos de las órdenes religiosas asociadas con las lavanderías de las Magdalenas, y por el Immigrant Council, que fue fundado por una monja de una de estas órdenes y está dirigido ahora por una sedicente feminista radical. Aquí también, todo el discurso es acerca de explotación y daño, perjuicio y coacción: la noción de libre elección y autonomía personal es descartada como una imposibilidad. Parece que las prostitutas solo existen si son criaturas rotas y pasivas, destruidas por los horribles apetitos de los hombres, y deseosas de aceptar guía y socorro. Hay un énfasis repetido en “enviar mensajes”, tanto negativos como positivos: Turn Off the Red Light dice que “si una mujer está en venta, esto envía el mensaje de que potencialmente todas las mujeres están en venta”. Penalizar al cliente, por otra parte, “envía un claro mensaje” de que en la sociedad irlandesa “no es aceptable comprar a otra persona como una mercancía para la gratificación personal”.

Las feministas radicales y los conservadores religiosos (o una antinatural combinación de ambos) son capaces de llevar el peso en este tema porque ambos están guiados por su compartida repulsión hacia el sexo transaccional, considerado como un mal social, ya por ser un vicio moral o ya por ser una forma de solapada violencia contra las mujeres. Ambos grupos se centran por entero en el “mensaje” simbólico que desean enviar a la mayoría de la sociedad: que la prostitución es una abominación que debe ser eliminada y erradicada por el bien de todos. Y tanto unas como otros están voluntariamente ciegos a las consecuencias de su postura moralista sobre las mismas personas que dicen que quieren rescatar y proteger: las propias trabajadoras sexuales, algunas de las cuales, de forma bastante molesta, se niegan a permitir ser salvadas.

 

El error de la penalización

Las pruebas procedentes de todo el mundo muestran que penalizar a los clientes no acaba con la prostitución, ni siquiera reduce la demanda de forma sustancial. Pero, en cambio, hace daño a las trabajadoras sexuales, aumentando su riesgo de sufrir violencia, exponiéndolas a tensiones y problemas de salud, haciéndolas sentirse estigmatizadas y cazadas y completamente ninguneadas a la hora de tomar decisiones.

En los lugares donde la compra de sexo está fuera de la ley, son las personas que lo venden las que pagan el precio. En 2012, ONUSIDA, el programa de la ONU para el VIH/SIDA, declaró que “el enfoque de penalizar a los clientes se ha demostrado que repercute en las trabajadoras sexuales”, creando “un entorno de miedo y marginación”. ¿Qué importa esto cuando se ha dicho —y se ha consagrado en la ley— que la prostitución es moral e ideológicamente mala?

Nadie en su sano juicio condonaría los horrores de la trata con fines de explotación sexual, ni la coacción de cualquier clase, allí donde existam. Pero decir que cualquiera que venda sexo es una víctima es una falsedad patente; o peor, es una mentira culpable, al rehusar admitir la complicada realidad de la prostitución y —con toda la retórica de degradación y esclavitud— al negar a las mujeres y hombres que trabajan en la industria del sexo el poder de tomar decisiones sobre sí mismos, aunque sean decisiones desagradables. Cayendo en esta intromisión seudofilantrópica (“nosotros sabemos lo que es mejor para ti, debes ser salvada”) estos ideólogos, tanto seculares como religiosos, privan también a las trabajadoras sexuales de la segunda libertad más importante y ganada con esfuerzo tras el derecho a decir no: el derecho —si así lo deciden— a decir sí.

 

Irlanda: salvar en nombre de la pureza

 Irish

25 de agosto de 2013

http://rabble.ie/

La necesidad de “limpiar” Irlanda de trabajadoras sexuales y de la industria del sexo no es nueva. En los primeros años veinte del siglo pasado, la Legión de María, dirigida por Frank Duff, decidió cerrar el abominable Monto de Dublín. Con la reputación de ser el mayor barrio rojo de Europa, se ha estimado que hasta 1.600 mujeres y chicas trabajaban allí en cualquier momento dado. El Monto proveía para todos los gustos y grupos sociales; incluso se decía que el Rey Eduardo VII había perdido allí su virginidad. La zona tenía que desaparecer. Los guardianes morales de la sociedad irlandesa habían tomado la decisión de que no podía haber todas aquellas mujeres callejeras teniendo relaciones sexuales a cambio de dinero y, lo que era quizás peor, relaciones sexuales fuera del matrimonio. Al diablo con el hecho de que muchas de las mujeres que habían trabajado las calles terminarían en las Lavanderías de las Magdalenas o en la indigencia sin medios de subsistencia.El Monto no era de ninguna manera un paraíso utópico para las trabajadoras sexuales, pero dio a muchas mujeres el control sobre la forma de conseguir ingresos. Y no es que el control de las mujeres sobre sus propias vidas estuviera muy en boga en la época.

El otro eslabón de la cadena, las Lavanderías de las Magdalenas, fueron negocios gestionados por órdenes religiosas tales como las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad. Las Lavanderías podrían haber tenido la finalidad de asegurar que las mujeres que entraban en ellas hicieran penitencia y expiaran sus pecados, pero fueron también boyantes empresas financieras. Lograron lucrativos contratos de lavandería de las instituciones del Estado y de las empresas locales. Para las órdenes religiosas que controlaban las Lavanderías, las prisioneras que residían en ellas fueron no sólo “mujeres descarriadas”, sino también activos financieros. Aquellas zorras lascivas pudieron trabajar por su perdón y las buenas monjas pudieron limpiar Irlanda y hacer de paso algo más que unas pocas libras.

Noventa años más tarde, parecería que estas mujeres están todavía necesitadas de salvación y que Irlanda todavía necesita ser limpiada del trabajo sexual y, lo más importante, de las trabajadoras sexuales. Si bien algunas personas pueden considerar como algo desordenado la noción de pagar, o ser pagadx, por un polvo, eso no es en verdad una razón legítima para tratar de prohibirlo. Podemos estar todos de acuerdo en que la trata y el proxenetismo son cosas horribles, pero estos no están presentes en todos los aspectos del trabajo sexual irlandés. Sin embargo, ese es el argumento que usan constantemente los que hacen campaña por su abolición. Sí que hay personas víctimas de trata introducidas en Irlanda para hacer trabajo sexual, pero muchas de las que trabajan en el sector toman libremente la decisión de ofrecer sus servicios a cambio de dinero. Retratar a toda trabajadora sexual como oprimida víctima de trata no ayuda a nadie. Es un fácil cliché, del mismo modo que la mayor parte de los artículos acerca del tema publicados por los medios impresos serán inevitablemente acompañados  por la foto de archivo de una mujer con medias de malla, minifalda y tacones inclinándose sobre la ventanilla de un coche. Pero esto sirve a una finalidad que es caracterizar a este grupo ya estigmatizado como algo que no es. Como un grupo homogéneo. No todas las trabajadoras sexuales de Irlanda están explotadas por chulos o son yonkis desesperadas. ¿Qué mejor manera de erradicar la voz de un grupo marginado que deshumanizarlo por completo?

Esto puede chocar a algunos, podría incluso disgustar a otros, pero hay en Irlanda trabajadoras sexuales que son adultas y han decidido libremente hacer lo que están haciendo y tener relaciones sexuales por dinero y, sencillamente, vivir sus vidas.

Esto ciertamente disgusta a Ruhama, una organización con el dudoso origen de haber sido fundada como una “iniciativa conjunta de las Hermanas del Buen Pastor y las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad”, que, según su página web, tiene una “larga historia de implicación con mujeres marginadas, incluyendo aquellas implicadas en prostitución”. Esta “larga historia” serían las Lavanderías de las Magdalenas mencionadas más arriba. Ruhama, como parte de la coalición Turn Off the Red Light (Apaga la Luz Roja), ha sido una de las fuerzas dirigentes de la campaña de presión para introducir en Irlanda una ley antiprostitución al estilo sueco. El modelo sueco básicamente penaliza a los puteros, que son mayoritariamente clientes masculinos de trabajadoras sexuales mayoritariamente femeninas. Si eres de la opinión de que el trabajo sexual es… lo peor, y debe ser erradicado cueste lo que cueste, pues bien, pero el coste corre de cuenta de aquellas mujeres que trabajan en esa industria, no de cuenta de aquellos que pontifican sobre su moralidad.

Para Laura Lee, una escort nacida en Dublín, “el modelo sueco tiene varios graves efectos adversos. Empuja aún más el comercio a la clandestinidad —mayor penalización significa que necesitan apartarse más de las autoridades. Esto supone riesgos”. Para Laura, estos riesgos son exacerbados por la amenaza añadida de quedarse sin vivienda, ya que los caseros pueden ser perseguidos si sus pisos se usan para vender sexo. Para una mujer independiente que trabaje en su casa esto podría significar que un casero nervioso la eche de su casa y acabe con sus ingresos. La consecuencia de aprobar esta ley es que, para las mujeres implicadas, será más peligroso ganarse la vida, no menos.

En última instancia, organizaciones como Ruhama están reforzando el estigma que deben afrontar a diario las trabajadoras sexuales en Irlanda. Este estigma aisla y margina a las mujeres que trabajan aquí en la industria del sexo. Para Laura, trabajar en Irlanda significó que: “Tan pronto como se supo lo que estaba haciendo hubo gente insultándome a gritos por la calle. Fui un día a Dunnes y un chico se puso a seguirme diciendo ‘no sabía yo que vendían putas aquí. Me pregunto si dan dos por una’. Enseguida me dí cuenta de que en los clubs nocturnos la gente me evitaba. Es como si dijeran ‘la toleraremos, pero sólo en apariencia’”.

Según TORL, el trabajo sexual es malo. Pero ni siquiera se dignan llamarlo trabajo sexual. Por lo que a ellos respecta, son “mujeres prostituídas” y nunca “trabajo”. Y están muy preocupados por la trata. No tanto cuando las víctimas son jóvenes asiáticos que son introducidos bajo trata en Irlanda para sentarse en invernaderos como botánicos prisioneros; pero no están teniendo sexo así que eso no importa ¿verdad? Creen que todas las trabajadoras sexuales son víctimas de abuso y que Ruhama, y sólo Ruhama, puede ser considerada la legítima voz de las trabajadoras sexuales. Eso está muy alejado de lo que muchas trabajadoras sexuales de base os dirán. Están casi ausentes de cualquier debate público. No merece la pena escucharlas porque al fin y al cabo no son más que prostitutas y ¿qué van a saber ellas?

Para la mayor parte de los grupos que integran la coalición TORL, sus motivaciones son probablemente buenas. Si tienes delante de ti a una organización como Ruhama que te está vendiendo que la prostitución es una forma de violencia contra las mujeres y que la ley sueca ha sido muy eficaz para reducir la prostitución y la trata,  probablemente comprarás. Aparte del hecho de que el gobierno sueco admitió en su informe a ONUSIDA el año pasado que, de hecho, no tenía ni idea de cuánta prostitución había en Suecia, debido a que estaba muy oculta. Oh, y la policía sueca ha informado de que la trata ha crecido significativamente desde que se implantó esta ley particular ley .

El propósito de las Lavanderías de las Magdalenas fue controlar las vidas de las mujeres y ganar dinero, pero rescatar a las mujeres descarriadas de la Irlanda moderna viene a ser un poco lo mismo. Puede que nunca puedas estar seguro de cuáles son sus motivaciones, pero sí puedes especular sobre por qué algunas organizaciones están metidas en esto. Laura Lee dice a propósito de las motivaciones: “Su agenda parece no ser otra cosa que conseguir continuamente financiación. Financiación del Gobierno y sueldos. Les conviene presentar a la industria del sexo bajo un aspecto muy malo. La industria del rescate vale mucho dinero. Todos ellos dicen que somos víctimas de trata explotadas por chulos —incluso si estamos dando saltos diciendo que no”. Cuando las propias trabajadoras sexuales están contando las cosas de forma diferente que TORL, se puede plantear la molesta pregunta, “¿Quién puede saber mejor qué ellas qué es ser trabajadora sexual?”.

Y cuando se trata de cómo Ruhama lleva a cabo sus campañas, para ser honestos, muchas de las cosas que dice a los mediso son sencillamente inventadas. Como cuando dice que “tenemos una coalición de un millón de personas que nos apoyan”. Es una afirmación de dudosa veracidad considerando que la cifra de “un millón” se basa en el número de afiliados de los sindicatos que han apoyado públicamente a TORL. Sindicatos que no tienen precisamente la costumbre de hacer encuestas entre sus afiliados para ver cuántos de éstos apoyan realmente la iniciativa. Y se nos podría perdonar que nos preguntemos cúantos de este millón de personas han pagado por sexo en Irlanda.

TORL menciona continuamente la cifra de ochocientas mujeres que anuncian venta de sexo en internet en Irlanda en un momento dado. Cifra que es básicamente caída del cielo, o como ellas lo llaman, “a partir de búsquedas en sitios web de internet”. En algunos informes han mencionado que había hasta 468 mujeres anunciándose en Escort Ireland, pero nunca han mencionado de dónde viene la cifra de 800.¿Son las mismas mujeres que se anuncian en múltiples sitios o las mismas mujeres que tienen múltiples anuncios en Escort Ireland?  Por otra parte, han mantenido que el entramado legal sueco hace que haya menos prostitución en Suecia que en los países vecinos, cuando no hay una investigación creíble basada en pruebas que respalde esta afirmación.

Rachel, una escort rumana que trabaja en Dublín desde hace unos años cuestiona estas cifras y la ausencia de la propia voz de las trabajadoras sexuales en el debate. “Cuando tienes un dolor de cabeza vas al médico, pero el médico no dirá que la mayoría de las personas en Irlanda sufren de dolor de cabeza, pero lo que Ruhama dice de que la mayoría de las escorts de Irlanda están trabajando contra su voluntad se basa en aquellas con las que están trabajando… Todas las escorts se anuncian en Escort Ireland, así que no sé… Dicen que quieren luchar contra la trata de seres humanos, pero todas las escorts que yo conozco trabajan por su propia libre voluntad. Recuerdo la redada del año pasado, 200 pisos fueron registrados por la policía y no encontraron ni una sola escort que fuera víctima de trata o trabajara contra su voluntad”.

Pero a pesar de las buenas intenciones de aquellos que están realmente tras TORL, ello no quita para que el hecho de penalizar a los compradores haga las cosas más peligrosas para las trabajadoras sexuales. El miedo a las potenciales consecuencias de la penalización está muy claro para Rachel, “si los condones van a ser usados como prueba de que ha habido relaciones sexuales con el cliente (en el caso de que éste sea penalizado) las trabajadoras sexuales podrían dejar de usarlos. Las repercusiones de este tipo de miedo para la salud de las mujeres y sus clientes es obvia”.

La penalización hace que la industria se vuelva más clandestina y crea más chulos. Da también a la policía más control sobre las vidas de estas mujeres. Y eso significa que dos mujeres que, siendo ambas trabajadoras sexuales, compartan un apartamento por seguridad, podrían ser acusadas de posesión de burdel. Para ser una ley que supuestamente pretende proteger a las mujeres y hacer su vida más fácil, tiene más bien el tufo de las políticas contra la desviación de aquellos que vaciarón Monto hace noventa años. Está claro que hay que traer de vuelta a las Hermanas del Buen Pastor, Irlanda necesita ser salvada. No podéis tener inmundo, sucio, pecaminoso sexo por dinero. No, deberíais estar limpiando servicios por el salario mínimo. ¿Y si no podéis pagar la factura de la luz o dar de comer a vuestros hijos? Pues os aguantáis. Mejor que ser una puta y todo eso.

                    
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Irlanda: Las órdenes religiosas de las “lavanderías” encabezan la coalición contra el trabajo sexual

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Por PATSY McGARRY, Religious Affairs Correspondent
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25 de junio de 2011
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Dos de las congregaciones religiosas que dirigieron las lavanderías Magdalene han fundado y dirigen la agencia Ruhama, con base en Dublín, que está financiada por el Estado y trabaja “con mujeres afectadas por prostitución y otras formas de explotación sexual comercial”.

Según su página web, la agencia recibe fondos del Ministerio de Salud y del Ministerio de Justicia.

Ruhama, que significa “vida renovada” en hebreo, es descrita como una “iniciativa conjunta de las Hermanas del Buen Pastor y de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad, ambas con una larga historia de implicación con mujeres marginadas, incluidas aquellas implicadas en prostitución”.

Ambas congregaciones se negaron a declarar ante «Justicia para las Magdalenas», un grupo de apoyo para mujeres que habían estado en las lavanderías, incluídas aquellas dirigidas por las Hermanas del Buen Pastor en Limerick, Cork, Waterford y New Ross, y aquellas dirigidas por las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad en High Park en Drumcondra y Sen MacDermott Street en Dublín.

En una carta en respuesta al portavoz de «Justicia para las Magdalenas», Prof. James Smith, el 23 de junio del año pasado, Sor Sheila Murphy, de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad dijo que “no deseaba tener, ni ahora ni en el futuro, ninguna reunión con usted.”

En un e-mail de 17 de junio del año pasado, Sor Bernie McNally de las Hermanas del Buen Pastor, dijo al Prof. Smith que no se reuniría con él y que “no le respondería en adelante”.

Encabezando la lista del consejo director de Ruhama están Sor Sheila Murphy y Sor Bernadette McNally.

Según informó el The Irish Times, datos proporcionados por el Ministro de Salud revelaban que la Hermanas del Buen Pastor habían recibido más de 14,4 millones de euros del Servicio Ejecutivo de Salud desde 2006.

No se han revelado datos de las sumas que las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad recibieron durante este período ni cuánto recibió cada orden del Departamento de Justicia.

A pesar de haber vendido extensas propiedades en Waterford, Cork y Limerick, las Hermanas del Buen Pastor dijeron, a raíz de la publicación del informe Ryan en 2009, que no tenían recursos para contribuir a los costes de la rehabilitación de las personas que habían sufrido abusos de niños en instituciones también dirigidas por ellas.

 

Asilos de las Magdalenas: 

http://es.wikipedia.org/wiki/Asilo_de_las_Magdalenas

http://www.magdalenesurvivorstogether.com/

http://videosift.com/video/Sex-In-A-Cold-Climate-Documentary-The-Magdalene-Asylums (con subtítulos en italiano)

http://www.whatpossessedme.com/wpm/2008/11/the-magdalene-laundries.html#tp

Irlanda: Ordenes de monjas católicas encabezan la coalición contra el trabajo sexual.

Cuestionando a Turn Off the Red Light 

Posted on July 29, 2011

Todos nosotros sabemos que la coalición anti-trabajo sexual de Irlanda, Turn Off the Red Light (TORL), quiere criminalizar el pago por sexo, pero ¿qué quieren decir cuando dicen que quieren descriminalizar la venta de sexo? 

La campaña de TORL fue lanzada el 2 de febrero de 2011. Un comunicado de prensa distribuido por Ruhama ese día decía que TORL está “haciendo presión para reformar las leyes de prostitución de Irlanda según el modelo de Suecia, que criminaliza a los compradores de sexo y descriminaliza a los que lo venden.” Desde entonces, personas y organizaciones implicadas en TORL han afirmado repetidamente que TORL está haciendo campaña para que aquellos que venden sexo sean descriminalizados. Una afirmación frecuentemente usada es la que aparece en los panfletos de TORL, “en reconocimiento de la vulnerabilidad de aquellos implicados y explotados en prostitución, esta campaña está llamando también por una legislación que descriminalice a las personas prostituidas.”

Sin embargo, lo que TORL quiere decir cuando dicen que están haciendo campaña para que las personas que venden sexo sean descriminalizadas está muy poco claro.

La prostitución en sí (el acto de vender sexo) no es ilegal en Irlanda, aunque varias actividades asociadas con ella sí lo son. TORL no puede decir que están llamando para que el acto de vender sexo sea descriminalizado, porque ahora mismo no es criminal, y no puedes descriminalizar lo que ya es legal.

En estas circunstancias, nos hemos preguntado, ¿lo que quiere decir realmente TORL es que están haciendo campaña para que alguna actividad o actividades asociadas con la venta de sexo que actualmente son ilegales sean descriminalizadas? Esta es la explicación que nos parece más lógica. Sin embargo, no ayuda el hecho de que TORL no ha especificado exactamente qué quieren decir, y ello nos hace también preguntarnos hasta qué punto son serios cuando se refieren al aspecto de la descriminalización de los que venden sexo en su campaña, si ni siquiera están siendo claros en esto.

Veamos las leyes irlandesas que pueden criminalizar a los que venden sexo:

Propiedad de burdel: Esta es la mayor preocupación para casi todos los trabajadores sexuales. Como ha demostrado nuestra reciente investigación, nuestras leyes de propiedad de burdel están siendo utilizadas para criminalizar a los trabajadores sexuales, y esto tiene consecuencias enormemente negativas para la seguridad y el bienestar de los TS.

Anuncios: Es delito que los TS anuncien los servicios que prestan. Casi todos los TS se anuncian en Internet, y hasta la fecha no hemos visto que las leyes contra los anuncios se usen contra los TS, pero podrían serlo en el futuro, así que esto tiene que ser una preocupación para los TS.

Abordar / Hacer la calle: Es un delito abordar a otra persona en la calle o lugar público con fines de prostitución. También está prohibido hacer la calle. El trabajo sexual de calle está efectivamente criminalizado por estas leyes.

¿Está TORL haciendo campaña por la descriminalización de la propiedad de burdel, anuncio de prostitución y / o abordar / hacer la calle, a fin de que los que venden sexo dejen de estar criminalizados por estas leyes?

Al seguir sin estar seguros de haber entendido lo que TORL podría querer decir cuando dice que está haciendo campaña por que las personas que venden sexo sean descriminalizadas, nos hemos fijado en Suecia, el país a cuya legislación de prostitución se refiere frecuentemente TORL como el modelo que les inspira.

En 1999 Suecia criminalizó la compra de sexo. Pero en ninguna parte podemos hallar ninguna información que diga que Suecia descriminalizó a la vez la venta de sexo, o cualquier otra cosa que pudiera criminalizar a las personas que venden sexo. Parece, como en Irlanda, que la venta de sexo no era criminal en Suecia antes de 1999, aunque otras actividades asociadas con dicha venta eran ilegales y, en 1999, lo único que cambió fue que se hizo un crimen de la compra de sexo.

Fijándonos en Suecia, encontramos, sin embargo, otra posible explicación de lo que TORL podría querer decir cuando dice que está haciendo campaña para que las personas que venden sexo sean descriminalizadas.

El grupo religioso anti-trabajo sexual Ruhama, integrante de la coalición TORL, escribió un informe llamado “Analizando el modelo sueco de prostitución” y, leyéndolo, el modelo sueco era descrito como una “estrategia de tres puntas” en la que el gobierno sueco criminalizaba la compra de sexo y, al mismo tiempo, implementaba iniciativas para ayudar a las mujeres a salir de la prostitución y educar a la sociedad acerca del daño de la protitución. “Se entregaba dinero a las ONGs…” leemos. Ruhama es una ONG que trabaja a la vez para ayudar a mujeres a salir de la prostitución y para concienciar a la sociedad del daño de la prostitución, la única ONG de estas características en Irlanda.

El mes pasado Ruhama se deshizo en alabanzas hacia una iniciativa de la policía contra la prostitución callejera en Dublín en la que mujeres-policía camufladas hicieron la calle en áreas habituales de prostitución callejera y arrestaron y denunciaron a hombres que intentaban solicitarlas para tener sexo. Más de 60 hombres fueron denunciados. Sin embargo, “Ninguna de las mujeres trabajando como prostitutas que fueron descubiertas por las policías camufladas fueron denunciadas. En su lugar, fueron derivadas a la agencia de Ruhama de Dublín-norte…” Ruhama está reclamando que esta práctica se extienda a todo el país. Ello puede haber beneficiado también financieramente a Ruhama, ya que muchos de los hombres denunciados han sido condenados a pagar una multa a una obra de caridad y Ruhama sería una receptora obvia.

Descriminalización es una legislación que hace legal algo que antes era ilegal. La posibilidad de que los TS que se enfrenten a un arresto sean en su lugar entregados a Ruhama no es descriminalización. Sin embargo, hemos llegado a sospechar que esto sea lo que TORL quiere decir cuando dice que está haciendo campaña para la descriminalización de los que venden sexo.

Hay que tener también en cuenta que Ruhama está dirigida por las mismas órdenes religiosas que dirigieron las Lavanderías Magdalene, en las que “mujeres descarriadas” fueron esclavizadas hasta 1996. Ver Laundry orders run sex workers’ aid group.

Sólo TORL puede aclarar lo que quieren decir cuando dicen que están haciendo campaña por la descriminalización de los que venden sexo, pero creemos que ya va siendo hora de que lo hagan. Hay gente que está apoyando a TORL en la creencia de que están apoyando una campaña para descriminalizar a las personas que venden sexo. Si no es el caso, está muy mal que TORL esté engañando a la gente haciéndola pensar eso. 

http://www.turnoffthebluelight.ie/2011/07/29/questioning-turn-off-the-red-light/