Juego de herramientas de activismo: El impacto real del modelo sueco sobre las trabajadoras sexuales

Enviado por NSWP el 29 de julio de 2016

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El Impacto Real del Modelo Sueco sobre las Personas que Ejercen el Trabajo Sexual, NSWP – 2015.pdf

  1. Comprendiendo el abolicionismo de Suecia y los modos de silenciamiento de las voces opositoras, NSWP – 2015.pdf
  2. Las consecuencias de la ley de compra de sexo, NSWP – 2015.pdf
  3. Prestación de servicios, NSWP – 2015.pdf
  4. impacto de otras leyes y políticas, NSWP – 2015.pdf
  5. Derecho al trabajo, NSWP – 2015.pdf
  6. Derecho a la salud, NSWP – 2015.pdf
  7. la interferencia arbitraria en la familia, NSWP – 2015.pdf
  8. El trabajo sexual y la violencia, NSWP – 2015.pdf

 

Este juego de herramientas de activismo es una colección de ocho hojas informativas y herramientas de activismo sobre el dañino modelo sueco basadas en la evidencia. Puede ser utilizado para cuestionar la promoción generalizada de este enfoque jurídico y político en detrimento de la regulación del trabajo sexual.

Los primeros cuatro artículos documentan el impacto del modelo sueco en la vida de las trabajadoras sexuales en Suecia. Los últimos cuatro documentos ponen de manifiesto cómo la penalización viola los derechos humanos de las trabajadoras sexuales.

También está disponible una Guía Comunitaria.

Documento # 1 El enfoque abolicionista de Suecia, y modos de silenciar a la oposición

  • ¿Cómo se entiende el trabajo sexual en Suecia?
  • ¿Todo el mundo está de acuerdo con este enfoque dominante sueco?
  • ¿Han socavado estas voces el consenso de Suecia sobre el trabajo sexual?

El primer documento analiza los puntos de vista generalizantes sobre las trabajadoras sexuales y el trabajo sexual que se utilizan para justificar el modelo sueco. El documento también explora cómo se excluyen las voces de las trabajadoras sexuales del debate en Suecia e internacionalmente: herramientas que son referidas como los ‘modos de silenciar’.

Documento # 2 Consecuencias de la Ley de Compra de Sexo: trabajo sexual de calle y niveles de trabajo sexual

  • ¿Ha habido consecuencias negativas de la penalización de compra de sexo?
  • ¿Han disminuído los niveles de trabajo sexual en Suecia?

El segundo documento analiza los resultados directos de la ley. Se explica que la ley no disminuye los niveles de trabajo sexual, y ha tenido un impacto negativo en la seguridad, la salud y el bienestar de las trabajadoras sexuales.

Documento # 3 Consecuencias de los dicursos justificantes del modelo sueco sobre la provisión de servicios

  • ¿Qué es reducción de daños y por qué se necesita?
  • Si la reducción de daños es imprescindible, ¿hay oposición a la reducción de daños?

El tercer documento se centra en los resultados indirectos de la ley. Los puntos de vista que justifican la ley han afectado a las perspectivas de los proveedores de servicios (en particular, trabajadores sociales). Estas perspectivas han tenido consecuencias en la prestación de servicios y la reducción de daños para las trabajadoras sexuales.

Documento # 4 Consecuencias de otras leyes y normativas – El peligro de ver el modelo sueco en el vacío

  • ¿El modelo sueco protege a las trabajadoras sexuales del acoso patrocinado por el Estado?
  • Otras leyes y normativas aparte de la ley de compra de sexo

El cuarto documento se centra en las leyes y normativas que no forman parte del modelo sueco en sí mismo. En él se describe cómo éstas son utilizadas por el Estado sueco y la policía para desestabilizar directamente la vida de las trabajadoras sexuales en Suecia.

Documento # 5 Derecho al trabajo y otros derechos humanos relacionados con el trabajo

  • Estándares internacionales
  • Regímenes legales nacionalesy derechos relacionados con el trabajo de las trabajadoras sexuales

El quinto documento se centra en las protecciones de derechos humanos relacionadas con el trabajo que tienen todas las personas. Se analiza cómo la penalización y otros factores socavan la capacidad de las trabajadoras sexuales de beneficiarse de estas protecciones. También se incluyen algunas recomendaciones para una mejor práctica.

Documento # 6 Trabajo sexual y derecho a la salud

  • Estándares internacionales relacionados con el derecho a la salud
  • La realidad de los derechos de salud para las trabajadoras sexuales
  • Servicios dirigidos por las propias trabajadoras sexuales como la mejor práctica

El sexto documento describe el derecho humano a la salud que todas las personas tienen. Se analizan las dificultades a las que tienen que enfrentarse las trabajadoras sexuales para hacer realidad su derecho a la salud, y hace recomendaciones para mejorar el derecho a la salud de las trabajadoras sexuales.

Documento # 7 Trabajo sexual y la interferencia arbitraria en las familias

  • Leyes y estándares internacionaes de derechos humanos

El séptimo documento describe las leyes de derechos humanos relacionadas con los derechos parentales. En él se destacan los estándares pertinentes a los derechos de las trabajadoras sexuales como madres. En segundo lugar, se explica las formas en las que se violan estos derechos. También se sugieren algunos remedios para estas violaciónes

Documento # 8 Trabajo sexual y violencia: obligaciones del Estado

  • Las trabajadoras sexuales se enfrentan a muchas formas de violencia y difamación
  • Estándares internacionales sobre la protección de las mujeres contra la violencia
  • Reparación en los tribunales y otras respuestas estatales

El asesinato de Petite Jasmine en Suecia —un terrible resultado del estigma y el abuso relacionado causados por el modelo sueco— impulsó la producción de esta serie de documentos sobre el trabajo sexual y los derechos humanos, incluido el derecho de las trabajadoras sexuales a ser protegidas de la violencia. Este documento pone de relieve que, cuando hay penalización del trabajo sexual —incluyendo la penalización de las terceras partes, tales como los   clientes— la violencia contra las trabajadoras sexuales aumenta de hecho. Este documento explica que la violencia contra las trabajadoras sexuales y el abuso relacionado son una violación de los derechos humanos fundamentales y sugiere algunas maneras de utilizar las normas de derechos humanos para hacer frente a este abuso generalizado.

 

Puedes descargar este recurso como un PDF de 75 páginas o descargar los artículos individuales.

 

REVISTA AMOR Y RABIA Nº.71, «CONTRA EL ESTIGMA DE LA PROSTITUCIÓN»

 

 

23 de marzo de 2018

https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2018/03/revista-amor-y-rabia-n71-contra-el.html

 

Introducción

 

(NOTA: En rojo se indican las páginas citadas del número 71 de la Revista Amor y Rabia)

 

En 2013 murió asesinada una mujer en Suecia, Eva-Marree Kullander Smith, madre de dos hijos, estaba casada con un marido drogadicto y violento, del que los servicios sociales aconsejaron que se divorciase; tras hacerlo, al tener que hacerse cargo de sus hijos, fue incapaz de ganar suficiente dinero como para poder mantenerse, por lo que decidió prostituirse. Esta situación durará tan sólo dos semanas, en las que tuvo cinco clientes; cuando se lo contó a su prima, esta lo denunció a los servicios sociales que, al comprobar que era cierto la impusieron una terapia. Como no se arrepentía, rápidamente la quitaron la custodia de sus hijos y se la dieron a su exmarido, que impidió que pudiera volver a verlos.

A partir de entonces se inició una lucha de años para recuperar la custodia de sus hijos o, al menos, el contacto, mientras el exmarido se dedicaba a acosarla y amenazarla. Tras un juicio en que quedó en evidencia el carácter violento y desequilibrado de su exmarido, logró que se la permitiese visitar a sus hijos, pero la sentencia no se ejecutó. Entre tanto, Eva-Marree se había convertido en un personaje cada vez más incómodo para el Estado sueco, al ser una destacada representante del movimiento que lucha contra la ilegalización de la prostitución. Fue entonces cuando los servicios sociales organizaron una visita para que pudiese ver a sus hijos. Pero, pese a que la ley sueca prohíbe que parejas enfrentadas coincidan en este tipo de visitas, y pese a que el padre tenía entre sus antecedentes incluso el haber agredido a un miembro de los servicios sociales, se le permitió estar presente durante la visita, que además tuvo lugar en los locales de los servicios sociales, donde Eva-Marree carería del menor control o protección. La visita duró poco: Tras insultarla y gritarla, el exmarido se dirigió a la cocina, cogió un cuchillo, y la mató de 32 puñaladas delante de sus hijos.

Ahí no acabó la tragedia. Por si esto no fuera suficiente, aunque el marido fue condenado a 18 años de prisión, se le concedió la custodia de los hijos y se negó a la familia de Eva-Marree tener el menos contacto con ellos (por haberse prostituido su hija). Para contener el escándalo, que dio lugar a manifestaciones de protesta ante las embajadas de Suecia por todo el mundo, los servicios sociales intentaron convencer a la familia que no hiciera un entierro público, y al no lograrlo, se declararon dispuestos a asumir los costes. En realidad, como se descubrió más tarde, esa oferta había sido una broma macabra del Estado: los servicios sociales pagaron los costes del entierro con el dinero de Eva-Marree, que habían heredado sus hijos a su muerte (p. 65-66).

 

ESTADO «FEMINISTA», O LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTIGMA

Esta historia, que es explicada en detalle en el documental “Donde las putas no existen”, emitido en el Canal Arte, es el mejor ejemplo de las consecuencias de disfrazar al Estado de feminista y darle la potestad de juzgar a las mujeres en función de lo que hagan con su cuerpo. Para el Estado sueco, que se califica a si mismo de feminista con la complicidad de un sector importante del movimiento feminista mundial, es incompatible que una mujer pueda ser al mismo tiempo madre y prostituta. Y fue eso lo que mató a Eva-Marree: el estigma de haber sido prostituta; o, mejor dicho, su negativa a arrepentirse de haber sido prostituta para poder sacar adelante a su familia.

A pesar de lo que pueda parecer, el estigma que acompaña a las mujeres que han ejercido o ejercen la prostitución es algo puramente cultural y está muy ligado a las religiones monoteístas (p. 87). En Europa, el paso del politeísmo al cristianismo estuvo ligado a la prohibición de la prostitución, representado en la Biblia con la figura de Maria Magdalena. La estigmatización de las prostitutas no fue ni inmediata ni uniforme: la emperatriz Teodora, esposa de Justiniano, uno de los principales emperadores romanos, había sido previamente prostituta, y San Agustín, cuyo pensamiento impregnó la Edad media, se declaró contrario a abolir la prostitución enLa Ciudad de Dios“La mujer pública es en la sociedad lo que la sentina es al barco y la cloaca al palacio. Cierra la cloaca y todo el palacio será infectado” (p. 51).

«Salvadnos de quienes nos quieren salvar»: Manifestación de protitutas en la India contra el abolicionismo

Esta situación cambiará al final de la Edad Media, cuando la Iglesia católica intentó imponer en Europa su hegemonía ideológica y política, algo representado simbólicamente con la Tiara y llevado a la práctica mediante la persecución de quienes consideraba herejes y la puesta en marcha de la Inquisición. Fue entonces cuando se condenó teológicamente la prostitución, y se pusieron en marcha los mismos mecanismos de estigmatización que se acababan de aplicar a los judíos: encerrarlas en guetos, imponerlas el uso de una vestimenta especial y obligarlas a llevar símbolos que permitiesen reconocerlas, prohibirlas tocar comida y frutas en los mercados, etc. (p. 55); eran básicamente las mismas reglas que se habían impuesto previamente a los leprosos para separarlos del resto de la sociedad, y las consecuencias fueron similares: a partir de entonces, las prostitutas pasaron a sufrir el desprecio de una sociedad que, al mismo tiempo, era incapaz de lograr que desapareciesen. El mismo resultado, por cierto, que ha logrado producir en la sociedad sueca la prohibición de la prostitución.

Lo cierto es que la prostitución, calificada de “oficio más viejo del mundo”, ha existido siempre en todas las culturas y civilizaciones, y ha demostrado una formidable capacidad para sobrevivir a todos los intentos de erradicarla. Lo único que han logrado sin excepción todos los esfuerzos represivos para acabar con ella ha sido situar a las prostitutas al margen de la sociedad, marcándolas para toda la vida. La prostitución en cambio ha seguido existiendo, aún bajo las peores circunstancias, para volver a expandirse rápidamente tras relajarse la legislación.

El movimiento obrero también declaró entre sus objetivos la erradicación de la prostitución, pero al intentar llevarlo a cabo fracasó tan estrepitosamente como sus predecesores: así ocurrió en la Rusia soviética, donde tras encerrar a las prostitutas en campos de concentración se proclamó oficialmente que había desaparecido tras el fin del capitalismo, a pesar de que los informes internos del estado reconocían su existencia clandestina (p. 57); y así ocurrió en España durante la Revolución social y Guerra Civil de 1936-39, donde el anarquismo tenía claro que la prohibición de la prostitución no era una solución viable. Según explicaba Federica Montseny, Ministra de Sanidad por la CNT, “Considerábamos que no era posible terminar por Decreto con la prostitución, porque la prostitución representa un problema de carácter social que no se puede resolver radicalmente. (…) mientras no se consiguiera transformar la mentalidad de los hombres y de las mujeres, mientras España no superase la moral sexual,  la abolición de la prostitución era imposible“ (Mis primeros cuarenta años, Federica Montseny, 1987). La realidad de la guerra se impuso al idealismo, y de una etapa inicial en la que los anarquistas ejecutaron a los chulos del barrio chino de Barcelona y pusieron en marcha los llamados “liberatorios de prostitución”, se pasó a organizar prostíbulos en el frente para las milicias (p. 60).

En épocas más modernas ha ocurrido algo similar: tras la revolución y toma del poder en Cuba y Nicaragua se cerraron los prostíbulos e incluso se prohibió la prostitución (en la Nicaragua sandinista); pero tras una situación de clandestinidad, la prostitución volvió a hacer su aparición pública. El propio Fidel Castro, que en un discurso el 30 de noviembre de 1971 decía que “en nuestro país, la prostitución se erradicó hace muchos años. En nuestro país, todas esas tristes y horribles cosas de una sociedad explotadora, ya no existen”, tuvo que reconocer décadas más tarde la existencia de la prostitución: “nuestras prostitutas son las más sanas e instruidas del mundo”.

En Suecia la situación es similar: a pesar de la intensa campaña de propaganda a favor del nuevo abolicionismo, que ha logrado que se prohíba la prostitución en varios países de la UE, la realidad es tozuda. La policía sueca reconoce que sigue existiendo, pero de manera clandestina, y la ONU ha denunciado que esta situación pone en riesgo la vida de las prostitutas. El único resultado real ha sido lograr implantar el estigma contra la prostitución entre la mayoría de la población sueca, el mismo estigma que, institucionalizado, quitó los hijos a Eva-Marree cuando se negó a arrepentirse de haber sido prostituta, y finalmente la acabó matando.

 

MISERIA SEXUAL

Mientras no se combatan las causas que originan la prostitución, esta seguirá existiendo. Y no hay que confundir causa y efecto: el motivo de la prostitución no es el dinero, sino la miseria sexual. La prostitución cubre una necesidad humana básica, al ofrecer una salida al deseo, reprimido en todas las sociedades mediante las más diversas reglas, legislaciones y tabús. Esta realidad, origen de la imposibilidad de erradicarla, es asimismo mucho más compleja de lo que parece a primera vista; tras la revolución sexual que supuso el descubrimiento de la píldora al dar a las mujeres el control de sus capacidades reproductivas, la sexualidad perdió parcialmente el tabú que la rodeaba en occidente. Esto ha hecho visibles aspectos de la sexualidad reprimida que antes estaban silenciados, que han dado lugar por ejemplo a la asistencia sexual a las personas discapacitadas (p. 83-86), un 60% de las cuales son mujeres en España, un 60% de las cuales son mujeres en España, o a servicios sexuales para calmar a personas internadas en centros psiquiátricos (p. 86).

Ambos son ejemplos perfectos de pago de dinero por sexo, y por tanto prostitución ¿hay que prohibirlos también? Y, en caso contrario, ¿cuál es la diferencia? Y, más importante aún, si la prostitución consiste en el intercambio de sexo por beneficios materiales ¿cómo puede reconocerse, dónde está el límite? Basta echar un vistazo a otras regiones del mundo para darse cuenta de la insostenibilidad de juzgar comportamientos sociales mediante la visión judeocristiana. En Guinea Ecuatorial, antigua colonia española, existe la llamada semiprostitución, mediante la cual las mujeres mantienen relaciones sexuales con hombres para recibir  favores o regalos sin que exista una tarifa fija (p. 81). Este modelo de intercambio de sexo por diversos beneficios materiales ha dificultado enormemente la implantación del modelo occidental de prostitución, basado en prostíbulos que no son sino un vago recuerdo de los guetos medievales donde se concentraba a las prostitutas; y, más importante aún, la práctica de la semiprostitución está socialmente aceptada, careciendo del estigma occidental.

Aquí puede reconocerse de manera nítida el imperialismo cultural occidental, que intenta imponer su paradigma social al resto del mundo, lo que implica necesariamente imponer su visión de la sexualidad a todo el planeta, algo tan imposible como poco recomendable. Porque, en el fondo, la visión de la prostitución que tienen las sociedades occidentales, incluidos amplios sectores de la izquierda y del movimiento feminista actual, está impregnada del estigma medieval. Es cada vez más difícil reconocer la menor diferencia entre la visión puritana del cristianismo con la censura sobre la exposición del cuerpo femenino que últimamente pretende imponer un sector aparentemente mayoritario del movimiento feminista.

«Hylas y las Ninfas», cuadro de John William Waterhouse retirado de un museo de Manches- ter por «cosificar a la mujer»

Un ejemplo de o problemático de esta visión de las cosas es la reciente decisión deretirar en un museo de Manchester la exposición del cuadro “Hylas y las ninfas”, de John William Waterhouse, acusado de “cosificar a la mujer”. En realidad, el cuadro representa el secuestro de Hylas, el amante de Hércules, que al ir en busca de agua, es secuestrado para siempre por las ninfas de un manantial, que deseaban al joven por su belleza. Las depredadoras son las mujeres, no Hylas. Potter Steward, juez del Tribunal Supremo de EEUU, dijo en una sentencia en 1964 “No sabría definir la pornografía pero la reconozco cuando la veo“, y esta sentencia puede aplicarse igualmente al sexismo, cuyas fronteras son líquidas, más allá de los casos evidentes.

En los años 60-70, poder llevar una minifalda (es decir, que una mujer pueda vestirse como quiera) fue motivo de lucha del movimiento de liberación de la mujer. Hoy día, bajo el barniz ideológico de una supuesta defensa de la mujer se oculta el tradicional rechazo de la cultura judeocristiana a la exposición pública del cuerpo femenino, el estigma de la Iglesia medieval que considera la sexualidad algo sucio y la convirtió en un tabú sobre el que no puede hablarse abiertamente. El mismo tabú que da lugar a la miseria sexual, y sienta las bases de la existencia de la prostitución.

 

DERECHOS Y EXPLOTACIONES

Frente a la identifación de la prostitución con esclavitud de un amplio sector del feminismo, en las últimas décadas ha surgido un fenómeno global tan singular como inesperado: prostitutas que se rebelan contra el estigma, se declaran feministas y se organizan para defender su derecho a acceder al sistema de seguridad social y cotizar para recibir una pensión. Enarbolando el lema “My body, my business” (Mi cuerpo, mi negocio), las prostitutas feministas reclaman el derecho a usar su cuerpo como las dé la gana, y denuncian que el feminismo abolicionista pone en peligro sus vidas, al querer llevarlas a la ilegalidad, además de intentar forzarlas a integrarse en un mercado laboral precariezado. En el movimiento anarquista y la izquierda de países como EEUU, Canadá, Irlanda, Reino Unido o Australia amplios sectores han declarado abiertamente su apoyo a la lucha por los derechos de los trabajadores y trabajadoras sexuales (p. 7-35).

Y es que es innegable que la pretensión de imponer un modelo sexual por medios represivos es indefendible desde una perspectiva anarquista, además de irracional: no hay ejemplo en la historia de un sistema social, religioso o político que haya logrado abolir la prostitución, de la misma manera que no se conoce sociedad alguna en la que no haya existido. Más indefendible aún desde un punto de vista anarquista (y feminista) es la pretensión de presentar a la mujer como un ser débil, una víctima que hay que proteger, como plantea el feminismo abolicionista. Basta escuchar las voces de las prostitutas mismas (p. 36-50) y los datos de que se dispone sobre la prostitución para darse cuenta de que sólo una minoría (1 de cada 7) es víctima de las redes de trata de blancas, algo que no es prostitución sino esclavitud pura y dura.

«No me hables de máquinas de coser. Hablame de los derechos de las trabajadoras» Pancarta de una manifestación de trabajadoras sexuales del sudeste asiático rechazando trabajar en las factorías textiles de la región, conocidas por sus condiciones laborales similares a la esclavitud

Usar el cuerpo para obtener beneficio económico en el contexto de un sistema económico basado en la injusta distribución de la riqueza ha sido siempre un medio de la mujer para mejorar sus condiciones de vida. Así ha sido en Occidente, como explica Silvia Federici (p. 28), así lo utilizaron las mujeres de la tribu de Ouled Nail, en el Sahara (p. 53), y así es hoy en Asia, donde las prostitutas son mujeres que prefieren vender su cuerpo a trabajar en un taller textil en condiciones infrahumanas, por un salario mísero y la amenaza constante de la muerte en accidente laboral o ser violada por un capataz. Y en Europa la situación no es muy diferente: “mejor puta que trabajar en un McDonalds”, dice una prostituta española, o “prefiero ser puta que trabajar 40 horas a la semana en una fabrica”, dice una prostituta francesa (p. 43). Recientes estudios las dan la razón, como demuestra el elevado porcentaje de trabajadoras de lalimpieza que sufren cáncer debido a su contacto continuo con sustancias químicas, en un sector tradicionalmente femenino y mal pagado.

Pero esto no es toda la historia. Aunque sus argumentos deslegitimizan –con razón- el discurso victimista del abolicionismo, la lucha para acabar con la ilegalidad y el estigma no deben impedir un análisis crítico de los resultados de la legalización, y para ello nada mejor que Nueva Zelanda, el primer país en legalizar la prostitución (p. 78). Sabrinna Valisce, exprostituta que se destacó en la lucha por acabar con la prohibición en Nueva Zelanda, se ha convertido hoy en una de sus principales críticas; rechazar el abolicionismo que hoy defiende no es motivo para no escuchar su crítica, muy distinta de las ideólogas burguesas del feminismo abolicionista que en su inmensa mayoría nunca han formado parte del mundo de la prostitución. Según Valisce, “la despenalización distanció a las trabajadoras y propició una competencia feroz que antes no existía” mientras que “Los burdeles implantaron rápidamente la tarifa ‘todo incluido’, por la que las prostitutas estaban obligadas a hacer todo lo que sus clientes deseaba” (p. 80).

En otras palabras: la salida de la ilegalidad dio paso a la normalización neoliberal de la prostitución. Y no solo eso. La escritora feminista Gloria Steinem ha advertido que normalizar el concepto de “trabajo sexual“ podría dar lugar a que el Estado neoliberal pudiese obligar a quienes reciben ayudas a aceptar ofertas de trabajo en el sector sexual, bajo la amenaza de, en caso contrario, perderlas.

Y hay que tener en cuenta también que, como todo oficio, la prostitución tiene una estructura piramidal: frente a quienes aseguran que los ingresos que se pueden ganar son muy superiores a los de otros trabajos, la realidad es hay grandes diferencias entre una minoría de clase media/alta dedicada a la prostitución de lujo, y una mayoría de prostitutas de clase baja que trabajan están sometidas a una competencia brutal que hunde los precios a la baja, como nos recuerda Valisce. De manera paralela a la lucha por su acceso a la seguridad social, a una pensión digna y a que se acabe la discriminación fruto del estigma, el sector más activista de las prostitutas, tan enemigo de los “chulos” como las abolicionistas, busca medios para asegurarse que nadie se quede con el dinero que ganan con su cuerpo, y para ello se han puesto en marcha prostíbulos autogestionados en Ámsterdam (p. 72), cooperativas de servicios sexuales en Ibiza (p. 75), cooperativas de ahorro comunitario, que tienen una amplia difusión por todo el mundo (p. 76) o incluso un banco en la India, que ha mejorado notablemente la situación de las prostitutas, al permitirlas comprarse casas, pagar los estudios de sus hijos, o poderse pagar operaciones médicas (ver p. 73-75). Estas iniciativas son similares a las iniciativas cooperativistas  que siempre favoreció el movimiento libertario, basta recordar la Cooperativa Cristalera de Mataró, en la queJuan Peiró (futuro Ministro de Industria) jugó un papel fundamental.

 

REFLEXIONES FINALES

En definitiva, este corto repaso de un tema enormemente complejo como es la prostitución pretende poner de manifiesto varios puntos:

  • Apoyar el abolicionismo es apoyar una distopía represiva y puritana que reproduce el estigma medieval y judeocristiano, y es inasumible por el movimiento anarquista.
  • Pretender negar a la mujer el derecho a decidir de manera consciente si usa su cuerpo para ganar dinero es contraria a la defensa anarquista de los derechos del individuo.
  • Acabar con la ilegalidad de la prostitución es acabar con la inseguridad de quienes lo practican, asegurándolas un acceso a la seguridad social y una pensión, lo que es un objetivo digno de ser apoyado.
  • La prostitución no puede desaparecer mientras exista una de las causas que dan lugar a su existencia: las desigualdades económicas, fruto de una injusta distribución de la riqueza, que impiden tomar libres decisiones sobre nuestras vidas.

Por último, la prostitución existe debido a la miseria sexual de un modelo de sociedad de carácter autoritario, que fomenta una moral sexual represiva y puritana. El anarquismo ha de luchar para acabar con ella, sustituyéndola por una sociedad sin propiedad privada en la que sea posible disfrutar de la sexualidad de la manera más libre posible. De alcanzarse ese objetivo, los motivos que dan lugar a la prostitución –la miseria económica y la miseria sexual- desaparecerían y, con ello, es posible que con ello dejase de existir. Pero, aunque carecemos de garantías de que ocurriese, ¿no merece acaso la pena luchar por ese modelo de sociedad en lugar de favorecer un modelo social y sexualmente represivo?

 

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«Allí donde no existen las putas»: el documental de Ovidie sobre la caza de brujas de prostitutas en Suecia

 


 

(Al final del texto está el enlace a Youtube donde se puede ver el documental con subtítulos)

 

Por Amélie Lopes

31 de enero de 2018

http://jelislesintelloes.com/la-ou-les-putains-nexistent-pas-le-documentaire-dovidie-sur-la-chasse-aux-sorcieres-en-suede/

 

El 6 de febrero, Arte transmitirá el documental de la directora y autora Ovidie sobre el trágico destino de Eva-Marree, una joven sueca privada de sus hijos, y luego asesinada (1) por el padre de éstos. 

En julio de 2013, Eva-Marree Kullander Smith, de 27 años, fue asesinada con treinta y dos cuchilladas por su excompañero, en las instalaciones de los servicios sociales. Este drama ocurrió bajo la mirada de su hijo.

Es con este sórdido asunto que comienza el documental de la directora y autora Ovidie «Allí donde no existen las putas «. Una tragedia como la que viven tantas mujeres en todos los países del mundo. Con una diferencia: Eva-Marree, también conocida como Jasmine Petite, fue escort durante unas semanas.

En Suecia, las trabajadoras sexuales son consideradas víctimas de abuso sexual y, paradójicamente, deben elegir entre la redención y la muerte social. Esconde a esa puta, que no la puedo ver.

Eva-Marree, llamada «Jasmine Petite»

FORZADA A SEGUIR TERAPIA

Por una simple denuncia y sin ninguna investigación previa, Eva-Marree vio cómo la retiraban sus hijos. Se vio obligada a seguir una terapia a fin de regresar al «camino correcto»… Su hijo y su hija fueon confiados a su excónyuge, aunque ya era conocido por actos de violencia. A pesar de múltiples demandas judiciales, no llegó nunca a recuperar su custodia. Tres años después, cuando finalmente pudo visitarlos, su padre aprovechó la oportunidad para asesinarla. 

“Allí donde no existen las putas” nos muestra una Suecia desencantada, lejos de la imagen del país ideal a menudo glorificada en los medios. Estamos hablando del derecho de las mujeres a disponer de sus cuerpos en un país donde la represión de la prostitución es un consenso. Su lucha a favor de las trabajadoras sexuales ha convertido a Eva-Marree en un ícono, el símbolo de los derechos burlados de aquéllas que eligen la prostitución.

 

MUJER, MADRE, PUTA

Ovidie ofrece en este documental una imagen fría, una fotografía del vacío, tan dura como la administración que denuncia. La construcción del bucle, que se abre y se cierra con el asesinato de Eva-Marree, produce una triste sensación de ciclo, una tragedia inmutable que volverá a suceder si nada cambia. La cámara persiste benévolamente en las caras. Los silencios hacen resonar las voces, las duras palabras denuncian el absurdo.

El drama retratado aquí se encuentra en la encrucijada de múltiples opresiones: la de las mujeres, sometidas a la violencia de sus cónyuges. La de las madres, privadas de cualquier forma de recurso ante la apisonadora del servicio de protección de la infancia. Finalmente, la de las putas, que porque eligieron vender sus cuerpos, son marginadas.

Juicio, chantaje, medicalización de prácticas consideradas desviadas, denegación de derechos … ¿hasta dónde llegará un Estado paternalista para normalizar las prácticas sexuales, controlar policialmente los cuerpos, controlar la sexualidad femenina?

Queriendo luchar contra la explotación, la ley se convierte en un mandamiento moral.

“Allí donde no existen las putas” arroja una nueva luz sobre el universo muchas veces desconocido de las trabajadoras sexuales. Como recordatorio, el 13 de abril de 2016, Francia adoptó una ley que prohíbe «la compra de un actos sexuales», siguiendo el modelo sueco. La película tiene un valor de advertencia.                                                                                                                                                                 Amélie Lopes

 

Allí donde no existen las putas, martes, 6 de febrero a las 23:50 en Arte.

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Ovidie aceptó responder las preguntas de Intelloes sobre su sobrecogedor documental. 

INTELLOES: ¿Cómo se enteró del caso de Eva-Marree Kullander Smith?

OVIDIE: La historia me llegó por una red de trabajadoras sexuales, en el momento de la muerte de Eva-Marree en julio de 2013. En ese momento, trabajaba para Metro News donde tenía mi blog El ticket de metro. Escribí un artículo sobre eso.

Pasé mucho tiempo en Escandinavia y, en aquella época, noté que había muy pocas informaciones sobre este asesinato en Suecia. La prensa local habló sobre esto en la sección de hechos diversos y punto. Eva-Marree fue presentada como una mujer asesinada por su excompañero, sin hacer ninguna mención a la lucha que llevó para recuperar a sus hijos. Todo fue silenciado.

¿Qué te hizo querer hacer un documental?

Incluso después de escribir el artículo para Metro News, la historia de Eva-Marree continuó obsesionándome. Seguí leyendo regularmente sobre el caso, y un día encontré el testimonio de su madre, en sueco. Hablo un poco de danés, y entendí que contaba que él todavía seguía prohibiéndola ver a sus nietos. Contaba también que había sido acosada por las autoridades.

Me di cuenta de que los padres, que procedían de un entorno muy modesto, estaban bajo la presión de los servicios sociales. Tenían todas las pruebas de que éstos habían perseguido a su hija. Pero cuando los encontramos, casi se habían rendido. Lo mismo había pasado con las activistas que apoyaban a Eva-Marree: habían pasado a otra cosa.

Le pregunté claramente a su madre: si hiciera una película sobre la historia de su hija, ¿eso la ayudaría a seguir adelante? Ella me dijo que le había prometido a Eva-Maree que haría todo lo posible por contar su historia.

¿Qué dificultades encontraste para hacer este documental?

Fue muy difícil convencer a la gente para que diera testimonio. Testigos del asesinato, amigos, vecinos. todos eran reacios, incluso cuatro años después del asesinato.

Llevó mucho tiempo negociar con el entorno de Eva-Marree. Los servicios sociales estaban muy ansiosos por la idea de que se hiciera una película sobre este caso. Algunos representantes nos pidieron que saliéramos de la ciudad donde ocurrieron los hechos. Incluso supimos que una persona había sido trasladada en secreto durante el rodaje.

¿Cómo ha llegado Suecia a presionar tanto a las trabajadoras sexuales?

 Suecia siempre ha tenido la política de exportar sus leyes, su visión de la ética y los derechos humanos.

Para mostrar al mundo que su política sobre la prostitución es la mejor, las autoridades suecas están dispuestas a cambiar las estadísticas, pero también a presionar a las trabajadoras sexuales. ¡Es una verdadera caza de brujas!

Por meras denuncias o sospechas, la policía puede presentarse de improviso y retirarles a sus hijos, sus viviendas … Es una forma de obligarlas a detener su actividad. Suecia ya no quiere prostitución en su territorio.

En el documental, una de los participantes habla de una «buena ley patriarcal que sirve para controlar la sexualidad de las mujeres». ¿Qué piensas de eso? 

Estoy totalmente de acuerdo con ella en el sentido de que la prostitución masculina nunca se menciona en los debates. Además, no se hablará nunca de la misma manera de los hombres que se prostituyen. Las mujeres son castigadas por lo que hacen con sus cuerpos. Yo misma he pagado por mi paso por el mundo del porno como actriz, estoy marcada con hierro candente. Puedo imaginar fácilmente lo que ha sufrido Eva-Marree.

Lo que es interesante de su caso es que la hicieron pasar por enferma mental: no se arrepintió, asumió que era prostituta. Eso no corresponde al esquema que establece que las prostitutas son víctimas de abuso. Además, ella representaba la dicotomía de la madre y la prostituta: imposible ser las dos cosas a la vez.

Una ley similar a la ley sueca de penalización de los clientes entró en vigor recientemente en Francia. ¿Podemos imaginar una prohibición por parte de la sociedad de las trabajadoras sexuales como en Suecia?

¡En nuestro territorio, la mayoría de las prostitutas se opusieron a esta ley!

Francia y Suecia son estados laicos, por lo que los conservadores no pueden aprobar ideas moralizantes en nombre de una religión. Sin embargo, se sirven del feminismo para establecer lo que la mujer tiene que hacer con su cuerpo.

Este tipo de discurso que dice que la prostitución es necesariamente una violación, aumenta el estigma. ¡Nos podemos servir de bellas ideas para controlar a las mujeres!

Entrevistada por Ann-Laure Bourgeois 

 


1.- https://elestantedelaciti.wordpress.com/2013/07/16/justicia-para-jasmine/

https://elestantedelaciti.wordpress.com/2013/07/17/el-maldito-estado-le-dio-a-el-el-poder-asesinato-de-una-trabajadora-sexual-sueca/

 

A continuación, el vídeo en Youtube, subtitulado en español por Sonia Fernández Laliberté .

 

Kit de Herramientas de Activismo: El Impacto Real del Modelo Sueco sobre las Personas que Ejercen el Trabajo Sexual

Enviado por NSWP el 29 Julio 2016

 

 

Fuente: NSWP

 

 

http://www.nswp.org/es/resource/kit-de-herramientas-de-abogac-el-impacto-real-del-modelo-sueco-sobre-las-personas-que

 

 

Descarga este recurso:

 

 

El Impacto Real del Modelo Sueco sobre las Personas que Ejercen el Trabajo Sexual, NSWP – 2015.pdf

  1. Comprendiendo el abolicionismo de Suecia y los modos de silenciamiento de las voces opositoras, NSWP – 2015.pdf
  2. Las consecuencias de la ley de compra de sexo, NSWP – 2015.pdf
  3. Prestación de servicios, NSWP – 2015.pdf
  4. impacto de otras leyes y políticas, NSWP – 2015.pdf
  5. Derecho al trabajo, NSWP – 2015.pdf
  6. Derecho a la salud, NSWP – 2015.pdf
  7. la interferencia arbitraria en la familia, NSWP – 2015.pdf
  8. El trabajo sexual y la violencia, NSWP – 2015.pdf

 

 

Esta Guía de incidencia es una colección de ocho hojas informativas basadas en la evidencia y herramientas de promoción sobre el perjudicial modelo sueco. Puede ser utilizado para cuestionar la promoción generalizada de este enfoque jurídico y político en detrimento de la regulación del trabajo sexual.

 

Los primeros cuatro artículos documentan el impacto del modelo sueco en la vida de los trabajadores sexuales en Suecia. Los últimos cuatro documentos ponen de manifiesto cómo la penalización viola los derechos humanos de los trabajadores sexuales.

 

Papel # 1 Comprensión Abolicionista de Suecia, y modos de Oposición Silenciar

 

  • ¿Cómo se entiende el trabajo sexual en Suecia?
  • ¿Todo el mundo está de acuerdo con esta corriente principal de la comprensión de Suecia?
  • Han socavado estas voces consenso de Suecia sobre el trabajo sexual?

El primer documento analiza los puntos de vista sobre la generalización de los profesionales del sexo y el trabajo sexual que se utilizan para justificar el modelo sueco. El documento también explora cómo se excluyen las voces de los profesionales del sexo del debate en Suecia e internacionalmente: herramientas que se conocen como los ‘modos de silenciar’.

 

Papel # 2 impactos de la Ley de Compra Sexo: Calle basado en el trabajo sexual y los niveles de Trabajo Sexual

 

  • ¿Ha habido impactos negativos de la compra criminalización del sexo?
  • Han niveles de trabajo sexual en Suecia ha disminuido?

El segundo documento analiza los resultados directos de la ley. Se explica que la ley no disminuye los niveles de trabajo sexual, y ha tenido un impacto negativo en la seguridad, la salud y el bienestar de los trabajadores sexuales.

 

Papel # 3 Impactos de discursos justificativos del modelo sueco en la Prestación de Servicios

 

  • ¿Cuál es la reducción del daño y por qué se necesita?
  • Si la reducción de daños es imprescindible, hay oposición a la reducción del daño?

El tercer documento se centra en los resultados indirectos de la ley. Los puntos de vista que justifican la ley han afectado a las perspectivas de los proveedores de servicios (en particular, trabajadores sociales). Estas perspectivas han impactado en la prestación de servicios y la reducción de daños para los trabajadores sexuales.

 

Papel # 4 impactos de otros Legislación y Política – El peligro de ver el modelo sueco en el vacío

 

  • ¿El modelo sueco proteger a los trabajadores contra el acoso sexual patrocinada por el Estado?
  • Las leyes y políticas distintas de la ley de compra de sexo

El cuarto documento se centra en las leyes y políticas que no sean el propio modelo sueco. En él se describe cómo estos son utilizados por el estado sueco y la policía para desestabilizar directamente la vida de los trabajadores sexuales en Suecia.

 

Papel # 5 derecho al trabajo y otros trabajos relacionados con los Derechos Humanos

 

  • Estándares internacionales
  • regímenes legales y los derechos relacionados con el trabajo de las trabajadoras sexuales Nacional

El quinto documento se centra en las relacionadas con el trabajo protección de los derechos humanos que todas las personas tienen. Se analiza cómo la penalización y otros factores socavan la capacidad de los profesionales del sexo para beneficiarse de estas protecciones. También se incluyen algunas recomendaciones hacia una mejor práctica.

 

Papel # 6 Trabajo Sexual y el Derecho a la Salud

 

  • Las normas internacionales relacionadas con el derecho a la salud
  • La realidad de los derechos de salud para los trabajadores del sexo
  • Sexo trabajador condujo-servicios como la mejor práctica

El sexto artículo describe el derecho humano a la salud que todas las personas tienen. Se analiza el sexo retos se enfrentan los trabajadores en la realización de su derecho a la salud, y hace recomendaciones para mejorar el derecho de los trabajadores del sexo para la salud.

 

Papel # 7 Trabajo Sexual y la Interferencia arbitraria con las Familias

 

  • El derecho internacional de los derechos humanos y las normas

El séptimo trabajo se describen las normas de derechos humanos relacionados con los derechos de los padres. En él se destacan las normas pertinentes a los derechos de las trabajadoras del sexo como padres. En segundo lugar, se explica formas en las que se violan estos derechos. También se sugieren algunos remedios para estas violaciónes

Papel # 8 Trabajo Sexual y Violencia: Obligaciones del Estado

 

  • Los profesionales del sexo se enfrentan a muchas formas de violencia y la difamación
  • Las normas internacionales sobre la protección de las mujeres contra la violencia
  • Reparación en los tribunales y otros respuesta estatal

El asesinato de Petite Jasmine en Suecia, un terrible resultado de la estigmatización y el abuso relacionado causada por el modelo sueco, impulsó la producción de esta serie de documentos sobre el trabajo sexual y los derechos humanos, incluido el derecho de los trabajadores sexuales a ser protegidos de la violencia. Este documento pone de relieve que, cuando hay penalización del trabajo sexual – incluyendo la penalización de terceros, como clientes – la violencia contra las trabajadoras sexuales voluntad, y no, florecer. Este documento explica que la violencia y el abuso relacionado contra las trabajadoras sexuales son una violación de los derechos humanos fundamentales y sugiere algunas maneras de utilizar las normas de derechos humanos para hacer frente a este abuso generalizado.

 

Puede descargar este recurso como un PDF de 75 páginas o descargar los artículos individuales. Este recurso se encuentra en inglés, francés, español, ruso y chino.

 

 

 

 

Las putas francesas contraatacan (Entrevista a Morgane Merteuil)

13 de octubre de 2013 

 

http://everydaywhorephobia.wordpress.com/2013/10/13/french-whores-fight-back/

 

En el mundo anglohablante tenemos una visión de Francia como un lugar que tiene una opinión liberal del sexo, donde es celebrado lo erótico y, francamente, donde pasa de todo. Como todos los estereotipos, esto se basa más en nuestras ideas de cómo es nuestro propio país y cómo son los otros que en la realidad. Donde es más evidente esta desconexión es en el trato que reciben las trabajadoras sexuales y las leyes a las que se enfrentan. Como en Irlanda, una coalición de feministas carcelarias, de aquellos que se oponen por razones morales al trabajo sexual y de grupos de presión antiinmigración, se han unido en una peligrosa alianza contra natura.

Tenemos el honor de entrevistar a Morgane Merteuil, Secretaria General de STRASS, el sindicato francés de trabajadorxs sexuales, que están luchando contra leyes que no sólo penalizarán el trabajo sexual, sino que irán también contra los inmigrantes, controlarán los foros para detectar inmigrantes y estigmatizarán más aún a las trabajadoras sexuales.

EW: ¿Cuál es la actual legislación francesa referida al trabajo sexual?

Morgane: En Francia tenemos oficialmente un “sistema abolicionista” pero, de hecho, las leyes son ya prohibicionistas; es legal vender sexo, pero está prohibido captar clientes en la calle, y la definición de proxenetismo es tan “amplia” que penaliza a terceros y también, por ejemplo, a las trabajadoras sexuales que trabajan juntas…

EW: ¿Puedes resumir la nueva proposición de ley y de qué forma perjudicará a las trabajadoras sexuales?

Morgane: La nueva ley pretende “luchar contra el sistema prostitucional”; Francia quiere seguir el modelo sueco, así que la ley incluye la penalización de los clientes. Proponen a cambio despenalizar la captación de clientes, pero si penalizan a los clientes, no habrá ningún progreso… que tengamos que trabajar a escondidas porque NOSOTRAS estemos penalizadas o porque lo estén los clientes es lo mismo: tenemos que escondernos, y de esa forma trabajar en condiciones más peligrosas, lejos del centro de las ciudades, y así nos arriesgamos a una mayor violencia y precariedad, lejos de las estructuras y de las organizaciones que pueden proporcionarnos servicios, y que son particularmente útiles para las trabajadoras sexuales que están en situaciones de explotación, por ejemplo… 

La ley también propone luchar activamente contra los sitios web en los que colgamos nuestros anuncios, así que si estos sitios cierran tendremos que encontrar otros nuevos y ser más discretas; ya es difícil anunciarse en Francia, al ser considerados proxenetas los sitios web, así que no podemos decir en nuestros anuncios qué servicios proporcionamos y a qué precio, lo que a veces dificulta las relaciones con los clientes potenciales… 

Así que la ley en su conjunto propone algunas medidas represivas realmente duras sin ninguna medida social a cambio… bueno… tenemos algunas… medidas “de broma”… `Por ejemplo, toda la ayuda que se propone para las trabajadoras sexuales inmigrantes que son víctimas de explotación está condicionada a que abandonen el trabajo sexual,  pero sólo se les da un permiso de residencia de 6 meses, así que las personas afectadas por esos problemas no encontrarán un trabajo decente con esas restricciones y probablemente tendrán que seguir haciendo trabajo sexual y perderán su permiso… 

También condicionan la ayuda a trabajar con una “organización reconocida”; desde luego, sabemos que STRASS u otras organizaciones en general que promueven los derechos de lxs trabajadorxs sexuales no serán una de ellas; sólo las organizaciones abolicionistas recibirán fondos para “ayudar a las personas a dejar el trabajo sexual”… También hay otro ejemplo ridículo: el artículo a propósito de lxs estudiantes que hacen trabajo sexual; en este artículo aprendemos que si los estudiantes hacen trabajo sexual es porque no tienen conciencia de que eso es “prostitución”; así que la solución es ¡añadir en la escuela lecciones acerca de la “cosificación del cuerpo”! Desde luego, no escriben una sola palabra acerca de la precarización de lxs estudiantes, de la privatización de las universidades, etc… 

No voy a hablar de todo lo que dice la ley, pero ya ves su espíritu…

Ciertamente parece claro cuál es el espíritu de la ley; ni siquiera usan la reducción de daños como pretexto para esconder su putofobia, se considera que las inmigrantes necesitan ser reeducadas por los grupos abolicionistas, dan por supuesto que lxs estudiantes no saben qué es el trabajo sexual… Lo que pretende la proposición de ley es hacer más difícil el trabajo sexual, más peligroso y más estigmatizado, ya que los que tienen el poder lo desaprueban moralmente, no por causa religiosa, como explica Morgane, sino porque ofende la sensibilidad de las feministas radicales de la segunda ola. Con el propósito declarado de reforzar la lucha contra la prostitución, esta ley se dirige contra las trabajadoras sexuales; parece que se han dejado de miramientos y nosotras somos el objetivo.

EW: ¿Cuál es la influencia de la Iglesia Católica? 

Morgane: Pienso que no es demasiado fuerte; la mayor organización abolicionista está vinculada a la Iglesia, pero incluso ellos usan la retórica feminista; de hecho, casi nos ayudaría que estuvieran más unidos al movimiento católico,  pero, ya sabes, tienen ya tanto que hacer con el matrimonio entre personas del mismo sexo y la “teoría de género” que acaban de descubrir en los últimos meses que no están realmente interesados en temas de trabajo sexual…

EW: ¿Quién más está apoyando la propuesta? ¿Cómo describirías el feminismo francés?

Morgane: La ley es apoyada por la parte más visible del movimiento feminista, y también por muchos activistas y políticos de izquierdas: quieren probar que son feministas así que siguen las ideas feministas visibles… El feminismo francés es realmente un “feminismo de Estado”: mujeres cis blancas privilegiadas que piensan que el Estado salvará a las mujeres pobres  que no son como ellas y que, por tanto, ellas tienen que conseguir puestos de trabajo en el Estado… 

La derecha es conservadora en este tema: el trabajo sexual evita violaciones, tenemos que volver a abrir los burdeles y luchar contra las trabajadoras sexuales inmigrantes… pero aunque la ley, propuesta por los parlamentarios socialistas, sólo tiene la intención de hacer un enfoque prohibicionista, probablemente logrará el apoyo de los partidos de la derecha.

 EW:  Francia es famosa por haber prohibido el niqab; dadas las tensiones con las mujeres de color que expresan su identidad, ¿crees que las propuestas sobre las mujeres inmigrantes están inspiradas por creencias racistas y antiinmigratorias? 

Morgane: ¡SÍ, eso creo! Yo pienso que, en general, el modo de pensar abolicionista es racista, sexista y clasista, en la medida en que considera a las mujeres, y especialmente a las mujeres no blancas  y/o pobres, como seres humanos inferiores que necesitan que se les diga lo que es bueno para ellas o que necesitan volver a sus países que es siempre mejor que hacer trabajo sexual aquí… Yo creo que mezclaron “enajenación” y “opresión” pensando que cuanto más oprimida estás más ignoras lo que es bueno para ti, y esta confusión ayuda también a hacer enfoques antisociales.

EW:  ¿Están siendo invitados los grupos defensores de los derechos de lxs trabajadorxs sexuales a participar/aportar pruebas?

Morgane: Para esta ley, no en absoluto. A veces somos invitadxs a participar, pero más que nada porque si no lo hacen haremos manifestaciones, acciones de calle, etc… así que nos invitan y luego no toman en cuenta lo que decimos.

Ocurre una y otra vez, se hacen leyes referidas al trabajo sexual que afectarán directamente a nuestras vidas y nos pondrán en mayor peligro, y lxs prohibicionistas tienen tanto miedo a la verdad que ni siquiera invitarán a las trabajadoras sexuales para que aporten sus experiencias. Es como si supieran que no hay más apoyo para sus leyes que un perverso recurso a la putofobia y el odio.

EW: ¿Te gustaría añadir algo? 

Morgane: Tal vez animar a las trabajadoras sexuales que están en países donde el trabajo sexual está menos penalizado a seguir luchando, y no pensar que porque su situación no sea tan mala como en Francia o Suecia o cualquiera de los países prohibicionistas, todo está bien para ellas; porque sabemos que, por ejemplo, el Lobby Europeo de Mujeres no parará después de hacer que Francia adopte el modelo sueco; así que cuanto antes comiences a luchar contra él y, en general, por la despenalización del trabajo sexual, más oportunidades tendrás de evitarlo.

Morgane tiene razón: el Lobby Europeo de Mujeres ha emprendido una cruzada moral contra el trabajo sexual, y las muertes de las trabajadoras sexuales son un precio que están deseando pagar. No invitarán a las trabajadoras sexuales a sus eventos y están vendiendo mentiras a lxs parlamentarixs que las apoyan. Parlamentarixs que tampoco tienen ninguna gana de reunirse con las trabajadoras sexuales. Esto es un desastre para las trabajadoras sexuales francesas y llevará a tragedias como la muerte de Jasmine, pero es también una advertencia para todxs nosotrxs. Si no estamos al lado de nuestras hermanas y nuestros hermanos franceses, podemos estar seguros de que seremos lxs siguientes.

Por favor, compartid esto en vuestras redes sociales, escribir a lxs parlamentarixs, haced saber a la gente que a pesar de los esforzados intentos del Lobby Europeo de Mujeres y de otros que se oponen a la reducción de daños, los ciudadanos de Europa, y del mundo entero, se preocupan por las trabajadoras sexuales, se preocupan por las leyes que las pondrán en peligro, y están a nuestro lado para decir: NO EN MI NOMBRE.

 

 

Las leyes sobre la prostitución y la muerte de las putas

                                                                                                    15/8/2013

por Laura Agustín

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http://jacobinmag.com/2013/08/prostitution-law-and-the-death-of-whores/

 

No importa qué orientación política tengas: los temas de trabajo sexual, explotación sexual, prostitución y trata sexual parecen un nudo gordiano. Mientras escuchas a un grupo de activistas y te crees sus datos de buena fe, todo va bien. Pero al minuto escuchas a otro grupo de activistas con otros argumentos y datos diferentes y las cosas cambian. La forma como estos temas se entrecruzan lleva a contradicciones insostenibles que hacen que todo avance parezca imposible. Lo que predomina son los pulsos y las grescas.

Hace veinte años planteé por primera vez dos cuestiones que siguen inquietándome hoy. La primera se puede responder: ¿qué hace que una mujer que vende sexo sea tratada como descarriada, marginal, incapaz de hablar por sí misma, no merecedora de ser tenida en consideración si habla, invisible como miembro de la sociedad? La respuesta es que carga con un estigma. La segunda cuestión es un corolario de la anterior: ¿por qué la mayor parte de los debates públicos se centran en leyes y regulaciones destinadas a controlar a estas estigmatizadas mujeres en lugar de en reconocer su autonomía? La respuesta a esta segunda pregunta no es tan sencilla.

Me he visto movida a hacer estas consideraciones tras el asesinato de alguien a quien yo conocía, Eva-Maree Kullander Smith, también llamada Jasmine. Matada en Suecia por un ex-pareja enfurecido, Eva-Maree fue también víctima de la muerte social que cae sobre las trabajadoras sexuales, o como prefiráis llamarlas. Inmediatamente después de su muerte, los activistas en defensa de derechos culparon a la ley de prostitución sueca, ley que es promovida en todas partes como la mejor para las mujeres. Mi propia reacción fue un terrible sentimiento de abatimiento al darme cuenta de cómo el concepto de «industria del rescate», acuñado durante mi investigación del “salvamento” de mujeres que venden sexo, era más adecuado de lo que nunca hubiera pensado.

Los asesinatos de trabajadoras sexuales son atrozmente frecuentes, incluyendo los asesinatos en serie. En Vancouver, Robert Pickton mató hasta 26 entre 1996 y 2001 antes de que la policía se preocupara lo suficiente para tomar cartas en el asunto. Gary Ridgway, convicto de matar a 49 mujeres en los ochentas y  los noventas en el estado de Washington, dijo: “escogía prostitutas porque pensé que podría matar tantas como quisiera sin ser detenido”. Infames declaraciones por parte de la policía y los fiscales  incluyen la del Fiscal General en el juicio de Peter Sutcliffe de 1981 por el asesinato de al menos 13 mujeres en el norte de Inglaterra: “Algunas eran prostitutas, pero quizás la parte más triste de este caso es que algunas no lo eran”. Pudo decir esto a causa de la ubicua creencia de que el estigma aplicado a las mujeres que venden sexo es real, esto es, que las prostitutas son realmente diferentes de las otras mujeres.

Me centro en las mujeres de forma deliberada. Todos los que hacen propuestas políticas en torno a la prostitución son conscientes de que hay hombres que venden sexo, pero no les interesan los hombres, que sencillamente no sufren la desgracia y la vergüenza que cae sobre las mujeres que lo hacen.

Estigma y descalificación

Muchas personas tienen sólo una vaga idea de lo que significa la palabra “estigma”. Puede ser una señal en el cuerpo de una persona  —una marca física o una letra escarlata. Puede ser el resultado de una enfermedad como la lepra,  en cuyo caso la persona afectada no pudo evitar el contagio. A propósito de su selección de víctimas, Sutcliffe dijo que podría decir por la forma como andaban las mujeres si eran o no sexualmente “inocentes”.

El estigma puede ser también la consecuencia de conductas que se considera que implican una decisión, como usar drogas. Para Erving Goffman, las identidades de los individuos se “echan a perder” cuando se revela el estigma. La sociedad procede a desacreditar al estigmatizado —llamándoles desviados o anormales, por ejemplo. Etiquetadas con el estigma, las personas pueden sufrir la muerte social —la inexistencia a los ojos de la sociedad— si no la muerte física en cámaras de gas o asesinatos en serie.

A finales de los noventa me pregunté por qué un grupo de migrantes que aparecía a menudo en los reportajes de los medios y que yo conocía bien personalmente, estaba ausente de la literatura académica sobre la migración. Llegué a entender que las mujeres migrantes que venden sexo eran descalificadas como sujetos de migración, mediante cierto proceso quizás inconsciente por parte de académicos y editores de periódicos. ¿Era tan grave el estigma inherente  a la venta de sexo que era mejor no mencionar en absoluto a estas migrantes? ¿O pensaba la gente que la venta de sexo debería llevar  cualquier cosa escrita en relación a ella a otro terreno, tal como el del feminismo? Cuando envié un artículo a un periódico de migración abordando esta descalificación, La desaparición de una categoría de migrantes: las mujeres que venden sexo, pasaron dos años y medio hasta que fue publicado, probablemente a causa de que el editor no pudo encontrar revisores que quisieran tratar con mis ideas.

De los muchos libros sobre prostitución que leí en aquel entonces, la mayor parte desechaban la posibilidad de que las mujeres que venden sexo pudieran ser racionales, normales, pragmáticas y autónomas. Las excusas seguían un patrón:

  • Las mujeres no entendían lo que estaban haciendo por falta de educación.
  • Padecían falsa conciencia, es decir, la incapacidad de reconocer su propia opresión.
  • Eran adictas a drogas que ofuscaban su cerebro.
  • Habían sido seducidas por chulos.
  • Estaban manipuladas por sus familias.
  • Tenían un daño psicológico, de forma que hacían juicios erróneos.
  • Si eran migrantes, pertenecían a culturas atrasadas que no les daban opciones.
  • Eran coaccionadas y/o forzadas a viajar por malas personas, de forma que no eran auténticas migrantes, y no había que tener en cuenta sus experiencias.
  • Como habían sufrido un lavado de cerebro por sus explotadores, no había que creerse nada de lo que dijeran. 

Esta serie de descalificaciones llevaba a una gran laguna en la literatura de ciencia social y en los medios más importantes, mostrando el poder de un estigma que tiene su propio nombre —el estigma de puta. Dado el deterioro de las identidades de estas mujeres, otros se sentían llamados a hablar por ellas.

 Industria del rescate, regímenes legales y estigma

De la persona que tiene una profesión o que hace una campaña destinada a ayudar a los demás se dice que encarna lo mejor de la humanidad —benevolencia, compasión, desinterés. Pero los auxiliadores asumen identidades positivas muy alejadas de aquellas otras identidades estropeadas por el estigma, y los beneficios se acumulan sobre ellos: prestigio e influencia para todos y empleo y seguridad para muchos. Muchos creen que los auxiliadores siempre saben cómo ayudar, incluso cuando carecen de experiencia personal de la cultura o la economía política en la que intervienen. Lo que yo puse de manifiesto fue cómo, a pesar del gran número de personas dedicadas a salvar prostitutas, la situación de las mujeres que venden sexo no mejora nunca. La Construcción de identidades benevolentes mediante la ayuda a las mujeres que venden sexo fue la clave que desbloqueó mi comprensión de la Industria del Rescate.

Los abolicionistas hablan continuamente de la prostitución como violencia contra las mujeres, establecen proyectos para rescatar a las trabajadoras sexuales e ignoran la disfuncionalidad de mucho de lo que se concibe como “rehabilitación”. El abolicionismo contemporáneo se centra en gran parte en el rescate de mujeres que se dice que son víctimas de trata, poniendo su objetivo en las mujeres transeúntes y migrantes que mencioné antes, mujeres que ahora han desaparecido por completo de los relatos de violencia contra las mujeres. Aunque mucho de esto se pone bajo la bandera del feminismo, es mejor descrito como maternalismo colonialista.

En el abolicionismo clásico, el estigma de puta es considerado consecuencia del patriarcado, un sistema en el que los hombres subyugan a las mujeres y las dividen en buenas, aptas para el matrimonio,  y malas, aquellas que son promiscuas o venden sexo. Si la prostitución fuera abolida, el estigma de puta desaparecería, se dice. Pero los movimientos contemporáneos contra el insulto de puta, la culpabilización de la víctima y la cultura de la violación muestran claramente cómo el estigma de puta es aplicado a mujeres que no venden sexo en absoluto, así que esa pretensión está poco fundada. En cambio, la aversión del abolicionismo hacia la prostitución probablemente refuerza el estigma, a pesar de la degradación de la prostituta al estatus de víctima desde el de transgresora que tuvo una vez.

Bajo el prohibicionismo, aquellos implicados en sexo comercial son penalizados, lo que directamente reproduce el estigma. Bajo este régimen, la mujer que vende sexo se pone deliberadamente al margen de la ley, lo que, curiosamente, le proporciona cierta autonomía.

Para los defensores de la despenalización de todas las actividades de sexo comercial, la desaparición del estigma de puta derivaría del reconocimiento y normalización de la venta de sexo como trabajo. Todavía no sabemos cuánto tiempo tardará en desaparecer el estigma en aquellos lugares donde algunas formas de trabajo sexual han sido despenalizadas y reguladas: Nueva Zelanda, Australia, Alemania, Holanda. Dada la potencia del estigma en todas las culturas, una esperaría que disminuyera de forma desigual y con una velocidad lenta aunque constante, como ha ocurrido y sigue ocurriendo con el estigma de la homosexualidad en todo el mundo.

Las leyes sobre la prostitución y las moralidades nacionales

Expliqué in extenso mi escepticismo acerca de las leyes sobre la prostitución en un artículo académico,  El sexo y los límites de la ilustración: la irracionalidad de los regímenes legales para controlar la prostitución. Todas las leyes sobre la prostitución están concebidas como métodos para controlar a las mujeres que, antes de que se implantaran las ideas de victimización, eran consideradas figuras poderosas y peligrosas asociadas con rebelión, revuelta, carnaval, subversión, poder espiritual e inmoralidad calculada. Los debates sobre las leyes acerca de la prostitución, en cualquier lugar en que tengan lugar, tratan acerca de cómo manejar a las mujeres: ¿es mejor permitirlas trabajar en la calle o limitarlas a espacios cerrados? ¿A cuántos locales de lap-dancing habría que conceder licencia y dónde deberían estar situados? ¿En los burdeles, con qué frecuencia deberían ser examinadas las mujeres para controlar las infecciones de transmisión sexual? La retórica de ayudar y salvar que rodea a estas leyes contrasta con los esfuerzos del Estado por controlar y castigar; la primera estación para las mujeres detenidas en redadas en burdeles o rescates de víctimas de trata es una comisaría de policía. Las leyes sobre prostitución generalizan los supuestos de peores casos, lo que lleva directamente al abuso de la policía en la mayoría de los casos, que no son tan graves.

En teoría, bajo el prohibicionismo las prostitutas son detenidas, multadas, encarceladas. Bajo el abolicionismo, que permite la venta de sexo, un fárrago de leyes, ordenanzas y regulaciones da a la policía una miríada de pretextos para hostigar a las trabajadoras sexuales. El regulacionismo, que quiere mitigar el conflicto social legalizando algunas formas de trabajo sexual, considera las formas no reguladas como ilegales (y raramente garantiza derechos laborales a las trabajadoras). Pero las excentricidades abundan por todas partes, convirtiéndose en una burla de esas leyes teóricas. Incluso la abierta y permisiva industria del sexo japonesa prohibe la “prostitución”, definida como sexo coital. Y en años recientes ha surgido una ley híbrida que hace ilegal pagar por sexo a la vez que permite venderlo. Sí, es ilógico. Pero la contradicción no carece de sentido; está ahí porque el objetivo de la ley es hacer desaparecer la prostitución debilitando el mercado mediante una absurda ignorancia de cómo funcionan los negocios del sexo.

La discusión de las leyes sobre la prostitución tiene lugar en contextos nacionales donde la retórica a menudo se remonta a las nociones esencialistas de moralidad, como si en este mundo ampliamente intercomunicado, de cultura híbrida, fuera todavía posible hablar de un auténtico carácter nacional, o como si los valores del “padre fundador” debieran definir a un país para siempre. Un interviniente en la reciente vista del Tribunal Supremo canadiense sobre la ley de prostitución argumentó que la despenalización desafiaría los valores fundacionales de “la comunidad canadiense”: “que las mujeres requerían protección frente a la actividad sexual inmoral en general y a la prostitución en particular” y “una fuerte desaprobación moral de la prostitución en sí misma, con vistas a promover la igualdad de géneros”. El enfoque nacional choca con las campañas antitrata, que no sólo dicen utilizar la ley internacional, sino que patrocinan intervenciones imperialistas de ONGs occidentales en otros países, sobre todo en Asia, con los Estados Unidos asumiendo un familiar papel de entrometidos con respecto del resto del mundo.

Igualdad de género, feminismo de Estado e intolerancia

En la actualidad se acepta de forma rutinaria que la igualdad de género es un principio valioso, pero el término es tan amplio y abstracto que tras él se oculta una hueste de ideas diversas, contradictorias e incluso autoritarias. La igualdad de género como objetivo social deriva de una tradición de valores feminista burguesa acerca de por qué hay que esforzarse y cómo hay que comportarse, en particular por lo que se refiere al sexo y la familia. En esta tradición, las parejas comprometidas por amor que viven con sus hijos en familias nucleares son los ciudadanos ideales de la sociedad, que deberían también endeudarse para comprar casas y conseguir educaciones universitarias, emprender “carreras” vitalicias y someterse a los gobiernos elegidos. Aunque muchos de estos valores coinciden con las medidas gubernamentales de larga duración encaminadas a controlar la sexualidad y la reproducción de las mujeres, cuestionarlos es visto con hostilidad. Lo que se supone es que los estatus quo gubernamentales nacionales serían aceptables sólo con que las mujeres tuvieran en ellos igualdad de poder.

La igualdad de género comenzó a ser medida por la ONU en 1995 sobre la base de indicadores en tres áreas: salud reproductiva, autonomía y mercado laboral. Hay infinidad de argumentos en torno a todos los conceptos implicados, siendo vistos por muchos como favorecedores de un concepto occidental de “desarrollo humano” ligado a los ingresos. (Cómo definir la igualdad es también una cuestión controvertida). Hasta hace un par de años, el índice se basaba en el ratio de mortalidad maternal y en la tasa de fertilidad de adolescentes (para la salud), reparto de escaños parlamentarios por sexos más nivel de educación secundaria/superior (para autonomía) y participación de las mujeres en la fuerza de trabajo (para las cuestiones laborales). Con estos indicadores, que se centran en una estrecha gama de experiencias vitales, los países del norte de Europa alcanzan la máxima puntuación, lo que lleva al mundo a mirar hacia ellos en busca de ideas progresivas acerca de la igualdad de género.

En estos países se manifiesta cierto grado de feminismo de Estado: la existencia de puestos en el gobierno con el cometido de promover la igualdad de género. No sé si es inevitable, pero es ciertamente general que la política promovida desde tales puestos termina siendo intolerante hacia diversos feminismos. Las feministas de Estado simplifican asuntos complejos mediante pronunciamientos presentados como el modo feminista definitivo y correcto de entender cualquier tema de que se trate. Aunque aquellas personas nombradas para tales puestos deben demostrar experiencia y formación, deben ser también conocidas de las redes sociales influyentes. No es de extrañar que muchas personas nombradas para tales puestos provengan de generaciones para las que el feminismo significó la creencia de que todas las mujeres de todas partes compartían una identidad y una visión del mundo esenciales. A veces esto se manifiesta como feminismo extremista, fundamentalista o autoritario. Suecia es un ejemplo.

Suecia y la prostitución

La población de tan sólo nueve millones y medio de personas está dispersa por una gran extensión de territorio, e incluso la mayor ciudad es pequeña. En la historia de Suecia se buscó pronto la eliminación de la desigualdad social (las diferencias de clase), y hoy día la mayor parte de la gente tiene el aspecto de clase media y actúa como tal. La corriente principal es muy amplia, mientras que las márgenes sociales son estrechas, estando casi todo el mundo empleado y/o apoyado por diversos programas gubernamentales. Aunque la utopía sueca del Folkhemmet —el “hogar del pueblo”— nunca se alcanzó, sobrevive como un símbolo poderoso y  un sueño de consenso y paz. Casi todas las personas creen que el Estado sueco es, si no realmente benevolente, al menos neutral, incluso reconociendo sus imperfecciones.

Tras el fin de la mayor parte de las diferencias de clase, se tomó como objetivo acabar con la desigualdad basada en el género (las diferencias raciales/étnicas eran un tema menor hasta el reciente aumento de la inmigración). La prostitución se convirtió en tema de investigación y publicaciones del gobierno a partir de los años setenta del pasado siglo. Durante los noventas, la erradicación de la prostitución llegó a ser vista como una condición necesaria para la conquista de la igualdad hombre-mujer y realizable en una sociedad pequeña y homogénea. La solución que se vio fue prohibir la compra de sexo, conceptualizada como un delito masculino, a la vez que se permitía la venta de sexo (ya que las mujeres, en tanto que víctimas, no deben ser penalizadas). El vehículo principal no consistiría en detenciones y encarcelaciones, sino en un sencillo mensaje: en Suecia no queremos prostitución. Si estás implicadx en la compra o venta de sexo, abandona esta conducta nociva y ven a unirte a nosotrxs en una sociedad igualitaria.

Dado que la idea de que la prostitución es nociva ha perfundido la vida política durante décadas, negarse a aceptar tal invitación puede parecer algo equivocado y perverso. Acabar con la prostitución no se ve como una imposición de dictadoras feministas sino, al igual que el objetivo de acabar con las violaciones, como una necesidad obvia. Para muchos, la prostitución aparece también como algo incomprensiblemente innecesario en un Estado en el que hay tan poca pobreza.

Estas son las actitudes cotidianas que probablemente compartían los trabajadores sociales que entraron en contacto con Eva-Maree. No conocemos los detalles de la batalla por la custodia de sus hijos que había llevado a cabo durante años contra su ex-pareja. No sabemos lo competentes que eran una y otro como progenitores. Ella contó que los trabajadores sociales le dijeron que no comprendía que se estaba haciendo daño a sí misma vendiendo sexo.  No existen protocolos escritos que decreten que las prostitutas no pueden tener la custodia de sus hijos, pero todos los padres son sometidos a evaluaciones, y el estigma de puta no pudo dejar de afectar a sus juicios. Para los trabajadores sociales, la identidad de Eva-Maree estaba estropeada, estaba desacreditada como madre en el terreno psico-social. Ella había insistido en tratar de obtener los derechos de madre y había logrado avances con las autoridades, pero su ex-pareja estaba furioso ante el hecho de que una escort pudiera obtener cualquier derecho e hizo todo lo que pudo para impedir que ella viera a sus hijos. El procedimiento de custodia establecido se infringió el día que ella murió, ya que los procedimientos establecidos no permiten que los padres en disputa se junten durante las visitas supervisadas con niños.

En un informe de 2010 evaluando la ley que penaliza la compra de sexo, se menciona el estigma en referencia a la respuesta que recibieron de algunas trabajadoras sexuales:

Las personas que están explotadas en prostitución refieren que la penalización ha reforzado el estigma de vender sexo. Explican que ellas han elegido prostituirse a sí mismas y no sienten que estén siendo expuestas involuntariamente a nada. Aunque no es ilegal vender sexo, se sienten perseguidas por la policía. Sienten que se les niega autonomía en la medida en que sus acciones son toleradas, pero su voluntad y su elección no son respetadas. 

 

El informe concluye que estos efectos negativos “deben ser vistos como positivos desde la perspectiva de que el propósito de la ley es ciertamente combatir la prostitución”. Para aquellos obsesionados por la muerte de Eva-Maree, estas palabra suenan crueles, pero fueron escritas para un documento que intentaba evaluar los efectos de la ley. Los evaluadores no habían conseguido pruebas fiables de que la ley hubiera tenido ningún efecto, así que un aumento del estigma era al menos una consecuencia.

¿Ha conseguido este estigma que algunas mujeres —que de no ser por él lo habrían hecho—hayan renunciado a vender sexo y algunos hombres a comprarlo? Tal vez, pero es un resultado que ninguna evaluación pudo demostrar. El informe, en su original en sueco de 295 páginas, se compone en cambio de antecedentes históricos, repetitivas descripciones del proyecto y pormenores administrativos. Las afirmaciones que se hicieron más tarde en el sentido de que la trata ha disminuido bajo esta ley son también imposibles de demostrar, ya que no existen estadísticas previas a la ley con las que hacer comparaciones.

La lección no es que la ley sueca ocasionó un asesinato o que cualquier otra ley lo habría evitado. El estigma de puta existe en todas partes y bajo todas las leyes de prostitución. Pero de la ley sueca se puede decir que ha dado al estigma de puta una nueva racionalidad para los trabajadores sociales y los jueces: el sello de la aprobación gubernamental de un prejuicio inveterado. La ira de la ex-pareja contra el hecho de que ella se hiciera escort puede derivar en parte de su origen ugandés, pero Suecia no le estimuló a ver a Eva-Maree de una forma más respetuosa.

Algunos dicen que su asesinato es tan sólo otro claro acto de violencia machista y de defensa de privilegios realizado por un hombre que quería que ella fuera descalificada para ver a sus hijos. De acuerdo con este punto de vista, la ley se considera progresista porque combate la hegemonía masculina y promueve la igualdad de género. Esto es lo que más irrita a lxs defensorxs de los derechos de las trabajadoras sexuales: que el “modelo sueco” sea presentado como una solución virtuosa a todos los viejos problemas de la prostitución, en ausencia de cualquier prueba. Pero para aquellxs que comparten la ideología antiprostitución, la presencia o ausencia de pruebas carece de importancia.

El tratamiento que los medios dieron a estos incidentes reproduce el estigma con variaciones según las condiciones locales. La prensa sueca más importante no mencionó que Eva-Maree era una escort, porque haberlo hecho habría parecido que era culparla y ensuciar su nombre. En el caso de los asesinatos en serie de Ipswich (Inglaterra) la continua mención a la condición de prostitutas de las víctimas llevó a los padres de éstas a pedir que se usara el término “trabajadoras sexuales”. De un grupo de mujeres muertas en Long Island (Nueva York) se habló como si fueran casi “intercambiables —almas perdidas que se habían ido, en cierto sentido, mucho antes de que desaparecieran de hecho” (Robert Kolker, New York Times, 29 de junio de 2013). Una mujer asesinada recientemente cerca de Melbourne (Australia) fue llamada “la prostituta de St Kilda”, en vez de “trabajadora sexual” o incluso, sencillamente, “mujer”, en un lugar donde el concepto de trabajo sexual está en un camino lleno de baches hacia la normalización. Estoy hablando aquí de los medios importantes, cuyos artículos online se reproducen una y otra vez en internet, martilleando los estereotipos.

Los editores que añaden fotos a los artículos que tratan de la industria del sexo usan arquetipos: mujeres inclinándose sobre las ventanillas de los coches, sentadas en sillas de bar, de pie en medio del tráfico —resaltando las piernas, las medias y los tacones altos. Los editores hacen eso no porque sean demasiado vagos para buscar otras fotos sino para mostrar, antes de que leas una sola palabra,  de qué tratan realmente los artículos: mujeres cuyo uniforme es el distintivo de una mancha interior. Igualmente, cuando los escritores y los editores usan el lenguaje estereotipado de un “mundo secreto”, “lado oscuro”, “infancias robadas”, “calles de mala muerte” y “fruto prohibido” no están tan sólo siendo sensacionalistas, sino apuntando al estigma: De esto es de lo que realmente trata esta noticia —del asqueroso y peligroso pero también eterno y emocionante mundo de las putas.

Cortar el nudo gordiano

No hace mucho fui invitada a hablar en la Feria de Libros Anarquista de Dublín sobre el tema del trabajo sexual como trabajo. El anuncio en Facebook provocó que algunxs despotricaran con violencia: traerme era antifeminista, contrario al socialismo y una traición al anarquismo. Yo escribí Hablar de trabajo sexual sin ismos para explicar por qué no discutiría los argumentos feministas en mi corta charla en Dublín. No estoy personalmente interesada en utopías y tras veinte años en la palestra la verdad es que sólo quiero discutir de cómo mejorar las cosas en el terreno práctico, aquí y ahora. Ninguna ley de prostitución puede abarcar la proliferación de negocios que existe en la industria del sexo de hoy en día o calcular los muchos grados de voluntariedad y satisfacción entre las trabajadoras. Las relaciones sexuales no pueden ser “determinadas” mediante una política de igualdad de género. Si yo fuera Alejandro delante del nudo lo cortaría así: a partir de este momento, todas las conversaciones comenzarán con la premisa de que no estaremos de acuerdo en todo. Buscaremos una diversidad de soluciones que se adapten a la diversidad de creencias, y no competiremos sobre qué posición ideológica es la mejor. Y lo más importante, daremos por supuesto que lo que todas las mujeres dicen es lo que quieren decir.

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Laura Agustín es autora de Sex at the Margins: Migration, Labour Markets and the Rescue Industry . (Editado en España como «Sexo y marginalidad» por Editorial Popular  Escribe un blog llamado The Naked Anthropologist.

La violencia contra las trabajadoras del sexo debe cesar. Justicia. Colectivo Hetaira

https://www.facebook.com/notes/colectivo-hetaira/la-violencia-contra-las-trabajadoras-del-sexo-debe-cesar-justicia-colectivo-heta/10152038908122802

18 de Julio de 2013 a la(s) 14:45

“Incluso aunque no consiga recuperar a mis hijos, me aseguraré de que no le vuelva a ocurrir lo mismo a ninguna otra trabajadora sexual”  (Jasmine,Rose Alliance)

 

LA VIOLENCIA CONTRA LAS TRABAJADORAS DEL SEXO DEBE CESAR

 

Turquía y Suecia fueron escenario la semana pasada de los asesinatos de dos trabajadoras sexuales; en junio también vivimos en España las muertes de Ada Ortuya y Jenny Sofía Rebollo; solo en Italia tres trabajadoras sexuales fueron asesinadas desde comienzos de año. En Francia, Kassandra fue asesinada y Karima se suicidó. En Turquía, los ataques transfóbicos son constantes: Dora, trabajadora sexual trans, fue asesinada esta semana; Ela, otra trabajadora sexual trans de Turquía fue disparada.

 

Por esto, desde Hetaira queremos denunciar la estigmatización institucional extrema del Estado sueco hacia Jasmine, que le retiró la custodia de sus hijos para concedérsela a un ex-marido de quien recibía maltrato y que finalmente la asesinó. Un sistema que obliga a las mujeres que ejercen la prostitución a trabajar en la clandestinidad y en mayor grado de desprotección. Los servicios sociales del Estado sueco se negaron a escuchar a Jasmine. ¿Por qué escuchar a una trabajadora del sexo que no sabe lo que es bueno para ella? Los Estados europeos deben comprometerse a que este tipo de situaciones no se vuelvan a repetir. Mientras las instituciones y los Gobiernos sigan estigmatizando y negando a lasprostitutas sus plenos derechos como ciudadanas, habrá individuos que se sientan legitimados para cometer todo tipo de agresiones contra ellas, incluso el asesinato.

 

El Estado español no se queda atrás, ya que invisibiliza a las mujeres que ejercen la prostitución por decisión propia y en muchas ciudades se las criminaliza mediante ordenanzas. Según el portal feminista Feminicidio.net, en el Estado español fueron asesinadas al menos 20 mujeres que ejercían la prostitución entre los años 2010-2012 (14 perdieron la vida mientras ejercían la prostitución y 2 a manos de sus parejas sentimentales). Sólo 1de estos asesinatos fue contabilizado como violencia de género en las cifras oficiales del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

 

Una vez más queremos decir NO a cualquier tipo de violencia contra las trabajadoras del sexo y, por ello, el viernes 19 de julio, tendrán lugar protestas en muchos países de Europa. Desde Hetaira nos solidarizamos con estas protestas y las apoyamos.

 

Colectivo Hetaira. (18/07/2013)

 

Hetaira forma parte de ICRSE, Comité Internacional para los Derechos de lxs Trabajadorxs Sexuales en Europa, que realiza un llamamiento a todas sus organizaciones y personas integrantes,trabajadorxs sexuales y aliadxs, a realizar actos simbólicos de protesta por los recientes asesinatos de Jasmine (Suecia) y Dora (Turquía), la agresión contra Ela (Turquía) y contra todxs lxs trabajadorxs del sexo en Europa y en todo el mundo.

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El maldito Estado le dio a él el poder: asesinato de una trabajadora sexual sueca

 por  CATY SIMON, 16 de julio de 2013

http://titsandsass.com/the-bloody-state-gave-him-the-power-a-swedish-sex-workers-murder/

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Petite Jasmine (Foto via su página de Facebook, cortesía de Rose Alliance)

El viernes pasado, la organización de defensa de los derechos de lxs trabajadorxs sexuales Rose Alliance lanzó el siguiente comunicado en Facebook: 

Nuestra compañera y miembro de la directiva, fiera activista y amiga, Petite Jasmine, fue brutalmente asesinada ayer (11 de julio de 2013). Hace varios años, perdió las custodia de sus hijos al considerarse que no reunía las condiciones para ser una buena madre por ser trabajadora sexual. La custodia de los hijos fue adjudicada a su padre, a pesar de que había cometido abusos contra Jasmine. A ella le dijeron que no sabía lo que era bueno para ella misma y que estaba “romantizando” la prostitución, que no tenía comprensión de las cosas y no se daba cuenta de que el trabajo sexual era una forma de autolesionarse. Él la amenazó y la acosó en numerosas ocasiones, sin que nunca se le ofreciera a ella ningún tipo de protección. Ella combatió contra el sistema  a lo largo de cuatro procesos judiciales y por fin había comenzado a volver a ver a sus hijos. Ayer, el padre de sus hijos la mató. Ella siempre dijo: “Incluso aunque no consiga recuperar a mis hijos, me aseguraré de que no le vuelva a ocurrir lo mismo a ninguna otra trabajadora sexual”. Nosotras continuaremos con su lucha. ¡Justicia para Jasmine! 

La coordinadora de Rose Alliance, Pye Jakobsson, ha tenido la amabilidad de responder a Tits and Sass algunas preguntas acerca de la lucha de Jasmine con el Estado y su asesinato.

Caty Simon: Para empezar, ¿puedes decirnos algo acerca de cómo conociste a Jasmine Petite y qué trabajo hacía para Rose Alliance?

Pye Jakobsson: Jasmine contactó conmigo hace unos tres años, inmediatamente después de que el consejo local se hiciera cargo de la custodia de sus chicos. Buscaba ayuda y le habían aconsejado que contactara con nosotras. Su activismo se centraba sobre todo en su propia situación y otras como la suya, además de un montón de cosas acerca del Modelo Sueco.

Caty: El Modelo Sueco penaliza a los clientes de las trabajadoras sexuales en Suecia. ¿Cómo afecta eso a las trabajadoras sexuales de allí?

Pye: El principal resultado general es el aumento del estigma. Los resultados prácticos tienen que ver con la persecución de los clientes por parte de la policía. Las trabajadoras sexuales de calle han perdido el valioso tiempo de valoración que necesitan antes de montarse en el coche de un cliente [porque los clientes están demasiado nerviosos por la posibilidad de ser detenidos para detenerse y hablar.—ed.]   Además, los clientes tienen mayor control y pueden decir, “No vayamos a tal lugar, yo sé de uno mejor que la policía no conoce”. La policía busca también a las trabajadoras de pisos, intentando pillar a sus clientes. Esto significa que de lo que se trata ahora es de hacer que los clientes se sientan lo suficientemente seguros para venir a vernos, en lugar de preocuparnos de nuestra propia seguridad. Además, las leyes contra el proxenetismo nos obligan a trabajar solas. También es ilegal alquilarnos locales. Muchas trabajan en su casa, y si el casero se entera está obligado a echarte. De forma que quieren salvarnos, pero nos castigan hasta que deseemos ser salvadas. Y si decimos que queremos ser “salvadas”, todo lo que ofrecen es terapia [en lugar de alternativas económicas—ed.]

Caty: ¿Puedes decirnos algo más de la batalla de Jasmine por la custodia de sus hijos? En la declaración de Rose Alliance en Facebook escribís que la habían dicho que estaba enferma por no admitir que su trabajo era una forma de autolesionarse y que dieron la custodia de los chicos a su ex por ser ella trabajadora sexual, a pesar de que había denunciado que él abusaba de ella.

Pye: Ella tenía hijos con el mismo hombre que abusaba de ella, sobre todo de forma verbal, aunque había sido sentenciado por violencia física hacía doce años. Ya se habían separado cuando nació el segundo hijo (los niños tienen ahora uno cuatro y otro cinco años). Así que habían compartido la custodia del mayor y luego ella tuvo en exclusiva la custodia del menor. Ella hacía trabajo sexual para poder estar en casa con sus hijos, pero sólo unos meses después de empezar a trabajar, un familiar suyo llamó a los servicios sociales para hacerles saber que estaba vendiendo sexo. El familiar llamó también al padre de los chicos, que llamó también a los servicios sociales, diciendo que llevaba clientes a casa, etc. La verdad es que sólo trabajó en Estocolmo, a una hora de la ciudad en la que vivía.

Los servicios sociales hicieron una recuperación de emergencia de los chicos, arrancándoselos de los brazos unas pocas horas después de la llamada telefónica, y después comenzaron una investigación. Se los entregaron al padre de inmediato. Durante la investigación de sus habilidades como progenitora, le dijeron que le faltaba comprensión del daño que causaba su trabajo sexual, etc., etc. Para que una investigación tal sea válida tiene que ser finalizada, y después puede ser recurrida. Nunca se finalizó, porque el padre solicitó la custodia durante el curso de la investigación. Hubo cuatro juicios para decidir la custodia, de los que los tres primeros fueron en gran parte una repetición uno de otro. Jasmine nunca fue considerada como madre no apta. Consiguió la custodia compartida, pero su ex se negó a dejarla ver a sus hijos. En el tercer juicio el juez le dio a ella la custodia compartida, pero señaló que era un problema que ella no se diera cuenta de que el trabajo sexual es “una forma de autolesión”.

Caty: O sea, que el juez la acusó básicamente de “falsa conciencia”, la forma como las feministas radicales invalidan continuamente las experiencias de las trabajadoras sexuales.

 

Pye: Sí. En cualquier caso, esto ocurrió hace dos años, y se suponía que ella comenzaría a ver a sus hijos poco a poco, cada dos semanas. Al comienzo, había una persona de contacto para supervisar. Sólo los vio unas pocas veces. Después, el padre se quejó de la persona de contacto. Y eso fue lo que siguió haciendo. Amenazó y escupió en la cara a un trabajador social y agarró a otro por el cuello y siguió negándose a dejarla ver a los niños. En una situación normal, si un padre no coopera de forma persistente con el acuerdo de custodia, el otro padre consigue la custodia plena.

El cuarto juicio fue en febrero. De nuevo fue considerada una buena progenitora, pero el tribunal decidió que ella había perdido el contacto con los niños y le concedió a él la plena custodia.Tras este juicio, la única opción que quedaba era el recurso al tribunal supremo. El juzgado de apelación, Hovrätten, sólo admite casos que podrían cambiar la ley, que podrían cambiar la práctica legal, y raramente admite casos de custodia. Pero la dieron cita para un juicio este otoño.Durante los dos últimos años, los servicios sociales se dieron cuenta de su error y trataron de enmendarlo, así que también ayudaron. Lo que permitió que tuviera reuniones con sus hijos. Era su idea que en la primera reunión estuviera presente un profesional para ayudarla a reconectar con ellos, ya que en aquel momento hacía un año y medio que no les veía. Primero tuvo algunas reuniones con su hija, y el martes pasado había tenido la primera con su hijo. En la reunión con su hijo él la mató y apuñaló al trabajador social que estaba presente. Se juntaron en el autobús que les llevaba a la reunión, y allí comenzó la lucha. Se suponía que los servicios sociales la llevarían a ella para evitar que estuvieran juntos en el mismo autobús, pero fallaron ese día.

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Petite Jasmine (foto via su página de Facebook, cortesía de Rose Alliance)

Caty: Durante todo este tiempo, a pesar de que Jasmine había informado de que su ex abusaba de ella y a pesar de que éste había asaltado físicamente a un trabajador del caso ¿nunca fue el ex sancionado por su violencia?

Pye: La policía dice que no había amenaza previa contra ella. Sin embargo, él fue condenado por algunas de sus conductas. Ella informó a los servicios sociales (no a la policía, y sabemos por qué) de lo que le estaba ocurriendo (acoso y amenazas). Es la razón por la que en el último juicio los servicios sociales testificaron a favor de ella. Es una locura. Si ella no hubiera sido trabajadora sexual de ninguna forma habría podido él seguir adelante con todo lo que hizo, y además conseguir la custodia exclusiva.

Y el trabajo sexual estuvo presente en los juicios también. En su blog, ella contestó a la pregunta estándar (¿querrías que tu hija fuera trabajadora sexual?) escribiendo lo siguiente: “Mis hijos pueden ser de mayores lo que gusten y yo les apoyaré a rajatabla. Si eligen el trabajo sexual, les advertiré del estigma…” Etc. Esto fue luego usado ante el tribunal para decir “Está animando a sus hijos a convertirse en trabajadores sexuales”.

Caty: Así que Jasmine no informó a la policía de las amenazas y acoso de su ex a causa de la actitud putofóbica de ésta, aunque eventualmente los servicios sociales se convirtieron en sus aliados.

Pye:  Los servicios sociales se convirtieron en aliados sólo al final. Fueron horribles durante años y fueron los que empezaron esta mierda. Sólo se convirtieron en aliados después de que se dieran cuenta de lo incorrectamente que se habían portado. Además, ella presentó una queja contra ellos ante el Consejo de Salud y Bienestar, lo que también influyó en su conducta. Y debo enfatizar que los servicios sociales son MUCHO peores que la policía en Suecia. Realmente no confiamos en ellos. El Estado de servicio social es un Estado que funciona “salvando” trabajadoras sexuales.

Caty: Para resumir, ¿cómo piensas que el modelo sueco y las actitudes que genera en el gobierno sueco hacia las trabajadoras sexuales contribuyeron a su asesinato?

Pye: Estoy SEGURA de que el estigma y el prejuicio adicionales fabricados por el modelo sueco jugaron un papel principal en toda esta historia. Él la mató, pero el maldito Estado le dio a él el poder para pensar que podría hacerlo.

Caty: Para empezar, él nunca habría tenido la custodia de sus hijos de no haber sido ella trabajadora sexual.

Pye: En efecto. El Estado le quitó a ella sus hijos y se los dio a su asesino. Este es el resumen de todo.

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Una protesta contra la violencia transfóbica y homofóbica en Kusadasi, Turquía, este viernes, en memoria de Dora Oezer, una trabajadora sexual trans de 24 años asesinada a comienzos de la semana pasada. (Foto por AP Photo/Vadim Ghirda) 

Caty: Lo que yo entiendo es que el modelo sueco anima al Estado a ver a las trabajadoras sexuales como víctimas, y cualquier trabajadora sexual que no se perciba a sí misma de esa manera es porque debe estar ofuscada. Así, que el Estado vio a Jasmine como psicológicamente enferma porque ésta no estuvo de acuerdo con el punto de vista de aquél acerca de su trabajo —y, en consecuencia, decidieron que no era una madre apta. ¿Es correcto este análisis?

Pye: Tú lo has dicho. Ellos nos llaman, básicamente, inestables mentales, desde el momento en que el trabajo sexual se reconoce como una forma de autolesión.

Caty: ¿Qué les pasará ahora a los niños de Jasmine? ¿Ha sido detenido el padre y acudirá a su juicio Rose Alliance?

Pye: Los niños están en el sistema de protección de menores. La madre de Jasmine está pidiendo su custodia, pero nunca se sabe. El padre fue detenido y nosotras asistiremos al juicio si podemos, pero dudo que nos lo permitan. Normalmente hacen estas mierdas a puerta cerrada.

Caty: Muchas gracias por dedicarnos este tiempo en unos días en los que tienes que estar horriblemente ocupada y apenada. Sólo una última pregunta: ¿qué pueden hacer lxs trabajadorxs sexuales en todo el mundo para honrar la memoria de Jasmine?

Pye: Yo pienso que lxs trabajadorxs sexuales de todo el mundo están haciendo ya lo que hay que hacer. En Europa, hubo manifestaciones en muchas ciudades esta semana. También hemos perdido una trabajadora sexual turca el martes. Creo que el caso de Jasmine dice mucho. Un loco que mate al azar es difícil que haga algo parecido (aparte de cosas a largo plazo). Pero el caso de Jasmine tiene poco que ver con un lunático y mucho que ver con la discriminación y el estigma estructurales, y todas nosotras podemos hablar de esto ya que todas y cada una de nosotras lo ha sufrido.

 

Dora Oezer, una mujer trans trabajadora sexual de 24 años, fue asesinada el martes. El viernes hubo en su ciudad una protesta de más de cien personas contra la violencia transfóbica. El Comité Internacional por los Derechos de lxs Trabajadorxs Sexuales en Europa esta llamando a todas las organizaciones de derechos de lxs trabajadorxs sociales que lo integran a planificar protestas para pedir justicia para Jasmine y para Dora el día 19 a las 3 de la tarde. Una acción particularmente grande está siendo organizada en Londres.

 

Justicia para Jasmine

Nosotros no planeamos las cosas, no en un sentido editorial, sino que ambos escribimos sobre lo que nos llama la atención o hace que ardan los fuegos de la rabia. De forma que no es sino una extraña coincidencia que nuestros primeros posts traten de escuchar a las víctimas.

Una de las cosas bellas de Twitter es que encuentras a gente a la que nunca habrías conocido en ninguna otra circunstancia;  @jasminepetite fue una de tales personas. Una trabajadora sexual sueca que luchó hasta el último aliento de su cuerpo contra las leyes que penalizaban su trabajo y contra el estigma que negaba la palabra a las trabajadoras sexuales.  Ella había sufrido mucho por ese estigma; víctima de la violencia doméstica, no sólo no había sido creída,  sino que le habían dicho a la cara que su auténtico problema era ser trabajadora sexual. Ahora está muerta,  yacente en una morgue en alguna parte, asesinada por la pareja a la que denunció, la pareja a la que se le dio la custodia de sus hijos, porque las trabajadoras sexuales no pueden comprender sus propias vidas, no pueden ser agentes activas, no pueden elegir el trabajo sexual en la putofóbica Suecia.

Declaración de Rose Alliance sobre la muerte de Jasmine:

Nuestra compañera y miembro de la directiva, fiera activista y amiga, Petite Jasmine, fue brutalmente asesinada ayer (11 de julio de 2013). Hace varios años, perdió las custodia de sus hijos al considerarse que no reunía las condiciones para ser una buena madre por ser trabajadora sexual. La custodia de los hijos fue adjudicada a su padre, a pesar de que había cometido abusos contra Jasmine. A ella le dijeron que no sabía lo que era bueno para ella misma y que estaba «romantizando» la prostitución, que no tenía comprensión de las cosas y no se daba cuenta de que el trabajo sexual era una forma de autolesionarse. Él la amenazó y la acosó en numerosas ocasiones, sin que nunca se le ofreciera a ella ningún tipo de protección. Ella combatió contra el sistema  a lo largo de cuatro procesos judiciales y por fin había comenzado a volver a ver a sus hijos. Ayer, el padre de sus hijos la mató. Ella siempre dijo: «Incluso aunque no consiga recuperar a mis hijos, me aseguraré de que no le vuelva a ocurrir lo mismo a ninguna otra trabajadora sexual». Nosotras continuaremos con su lucha. ¡Justicia para Jasmine!

Tenemos que escuchar a las víctimas, incluso a aquéllas que puede que no nos gusten. Suecia no sólo rehusó escuchar, sino que decidió cuál era la verdad de aquella historia. Decidió que puesto que el trabajo sexual es una elección laboral que desaprueban moralmente tiene que ser autonocivo; que una trabajadora sexual que no se convierte a la línea anti está engañada; me pregunto si el término falsa conciencia se sacó también a relucir.

Y aquí es donde las lágrimas se vuelven rabia, porque desde luego Jasmine podría haber sido escuchada también, podría haber tenido la custodia de sus hijos, podría haber estado volando a conferencias internacionales y haber hecho programas de televisión, en lugar de ser preparada para el entierro: todo lo que habría tenido que hacer habría sido mentir. Hay toda una industria montada alrededor de las supervivientes,  las que son la clase de víctimas que quiere la gente, las que se tragan el sapo de decir que no eligieron realmente el trabajo sexual y cuentan unas pocas historias de malos clientes y rezan con el fervor de un converso ante el altar del fin de la demanda y reciben todo el apoyo que quieren, en sus términos.

Aquellxs opuestxs al trabajo sexual han contruído una narrativa que sólo permite a las trabajadoras sexuales recitar como un loro la teoría, ser buenas muñequitas que acatan la línea del partido como acusados en una farsa judicial rusa en la época de Stalin, y ver después cómo se les abren de par en par las puertas de los centros de acogida a víctimas de abuso y de violencia doméstica y de los centros de  conferencias. Atrévete a decir que no, que soy libre de elegir y he elegido el trabajo sexual, pero que esa cosa mala me ocurrió porque las cosas malas le pueden ocurrir a cualquiera, y te dirán que estás “romantizando el trabajo sexual”.

Son las feministas radicales las que dicen que todos los hombres son violadores en potencia, es el feminismo en su conjunto el que dice que una mujer no invita al abuso por su vestido o su conducta, excepto, al parecer, cuando elige el trabajo sexual; en este caso es sencillamente una persona sin rostro, sin mente, una cifra cuya propia historia no merece ser escuchada. Escuchar a las víctimas significa echar a un lado tus creencias y prejuicios acerca de quién puede ser una víctima y cómo debería comportarse una víctima, no pedirlas que se adapten a tu marco de aceptabilidad.

Una mujer, Eve Marie, yace muerta hoy porque Suecia es un país feminista. Sí, su ex fue quien asestó el golpe fatal, pero la mano que le guió fue el Estado sueco, un Estado que quiere hacer el trabajo sexual tan insoportable que ninguna mujer “en sus cabales” lo elija. Un Estado que no ve a una víctima de la violencia doméstica, sino a una sucia puta que puede ser ignorada, un Estado que prefiere a las trabajadoras sexuales muertas antes que vivas y luchadoras. Un Estado que ve la muerte de una mujer como un precio que vale la pena pagar.

Las últimas palabras van para esa mujer, esa madre, esa trabajadora sexual que se negó a ser una víctima, que se negó a rendirse y en cuyo nombre la lucha continuará. En su blog, Jasmine escribió a propósito de ver a sus hijos:

Tras un año y tres meses, la veo finalmente delante de mi. El sentimiento me llena cuando corre  a mis brazos y me abraza, cuando huelo su pelo que enseguida se humedece con mis lágrimas, cuando paso mis dedos por su naricita y su mentón, acaricio su manita y abrazo con fuerza su cuerpecito y la beso en la frente once mil veces. Para terminar mirándola a los ojos y decirle diecisiete mil veces cómo la he echado de menos y cuánto la quiero. Y nunca quiero dejarla ir otra vez, pero no me queda más remedio. Creada por mi cuerpo cuando hemos sido una, somos por siempre parte la una de la otra. El amor por mis hijos es indescriptible. (Y el sistema judicial dijo que custodia compartida y a igualdad de tiempo; ¿dónde estabas tú cuando todo esto estaba pasando?)

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