17 mil trabajadoras sexuales de La Paz vuelven a ofrecer sus servicios tras aprobación de guía de bioseguridad

Los efectos de la pandemia obligaron a muchas mujeres a realizar esa actividad durante el periodo de restricción sanitaria.

 

Peter Luna S/La Paz

14 de diciembre de 2020

https://www.opinion.com.bo/articulo/pais/17-mil-trabajadoras-sexuales-paz-vuelven-ofrecer-servicios-aprobacion-guia-bioseguridad/20201213213336799696.html

 

Aylin Aparicio dirigente Organizacion de Trabajadoras Nocturnas de Bolivia.

 

Las trabajadoras sexuales denominadas “autogestionarias”, lograron conseguir del Servicio Departamental de Salud (SEDES) La Paz la autorización para el uso de una guía de bioseguridad con la que volverán, progresivamente, a ofrecer servicios en las ciudades de La Paz y El Alto, informó Aylin Aparicio, una de las representantes de la Organización de Trabajadoras Nocturnas de Bolivia (OTNB).

Informó que la crisis provocada por la pandemia obligó a muchas mujeres a ejercer el servicio de manera clandestina, durante el periodo de emergencia sanitaria, por lo que sus dirigentes buscaron reuniones con autoridades municipales y departamentales para plantearles una guía de bioseguridad con la cual puedan operar, cuidando la salud de ellas y los clientes.

Como no podían realizar reuniones masivas, entonces optaron por usar recursos tecnológicos (Zoom) para llevar adelante reuniones con el fin de coordinar las medidas de bioseguridad que emplearán para retornar a la labor. En ese sentido, formalizaron una guía de bioseguridad que consiste en que el uso del barbijo entre trabajadora y cliente, máscara facial, desinfección al ingreso de los ambientes, uso de alcohol en gel antes y después del servicio.

La guía aprobada por el SEDES fue puesta en conocimiento de las autoridades municipales de las ciudades de La Paz y El Alto, donde trabajan al menos 17.000 mujeres, dijo Aparicio, quienes están  dispuestas a hacer cumplir los protocolos con el fin de retornar a la labor para ayudar económicamente a sus familias.

La dirigente puntualizó que de momento los servicios no serán ofrecidos en locales nocturnos porque las autoridades ediles no autorizaron el funcionamiento de negocios que se dediquen a la venta de bebidas alcohólicas, empero, aquello podría ser flexibilizado de acuerdo a las normas pospandemia que se van ejecutando en todo el país.

Efectos de la pandemia provocaron incremento de trabajadoras

Uno de los efectos más visibles de la pandemia, fue el desempleo, muchos negocios cerraron, microempresas que tomaron el mismo camino, hasta el comercio se vio afectado porque las autoridades prohibieron la aglomeración de personas para precautelar la salud, sin embargo, muchas mujeres y hombres terminaron desempleados.

Ante la necesidad de generar recursos, muchas mujeres optaron por ingresar al oficio más antiguo del mundo, “la prostitución”, cuenta la dirigente Aparicio. “Lastimosamente hubo bastante incremento del trabajo sexual por la misma necesidad de que hay mucha mujer sola, madres y padres de familia y hermanas que mantienen a sus hogares”.

Karol (nombre convencional) contó que es madre de tres niños y al verse desocupada por el cierre de su fuente laboral tuvo que buscar alternativas para llevar el sustento a casa. Entonces, la necesidad la obligó a buscar ayuda, una amiga que trabaja en el rubro la invitó a ingresar a la actividad sexual. La joven madre indica que teme que sus familiares se enteren de su ocupación, por lo que una vez que mejore la situación, buscará otro empleo.

Pero, el mundo del trabajo sexual no solamente es exclusivo de las mujeres, “existen también hombres que están en el negocio”, dice la dirigente de la OTN-B, en muchos casos, ofrece servicios de compañía mediante redes sociales, otros esperan clientes en algunas plazas del centro de La Paz, dice Aparicio.

Trabajadoras expuestas a humillaciones

Gabriela Q. psicóloga de uno de los Servicios Integrales Municipales de El Alto, sobre el caso señala que las mujeres que optan por ese rubro se exponen a diferentes amenazas “Ni bueno ni malo, lo considero peligroso, ya que la mujer se expone a diferentes riesgos como las infecciones de transmisión sexual, sometidas a humillaciones según el pedido de cada cliente, generalmente son víctimas de violencia física y psicológica, suelen ser insultadas, humilladas y hasta golpeadas por los hombres que pagan por sus servicios”, dijo.

Otro de los problemas por los que atraviesan las trabajadoras sexuales, según la profesional, es el abandono de sus familiares, ya que por vergüenza y temor se van alejando de ellas, esa situación en algunos casos las obliga a consumir alcohol u otra sustancia para enfrentar la depresión, ansiedad y baja autoestima a raíz del “qué dirán”.

Pero no todo es malo, dice la dirigente Aylin Aparicio, en muchos casos las trabajadoras lograron ahorrar ciertos montos de dinero con lo que emprendieron negocios al margen de la vida nocturna, otras formaron sociedades para emprender negocios de comida, venta de ropa y hasta electrodomésticos.

“El oficio más antiguo del mundo está lejos de desaparecer”, advierten desde la OTN-B, toda vez que es una alternativa a la falta de empleo, más aún, en tiempos de pandemia.

 

Trabajadoras sexuales de Bolivia protestan contra toque de queda por coronavirus

Por Mónica Machicao

23 de marzo de 2020

https://www.infobae.com/america/agencias/2020/03/23/trabajadoras-sexuales-de-bolivia-protestan-contra-toque-de-queda-por-coronavirus/

 

EL ALTO, Bolivia, 23 mar (Reuters) – Un toque de queda nocturno impuesto por la presidenta interina de Bolivia para intentar detener la propagación del coronavirus en el país enfrenta la oposición de las trabajadoras sexuales, que dicen que pone en riesgo sus ya precarios medios de vida.

En un vecindario de El Alto, una empobrecida ciudad satélite de la capital, La Paz, más de 50 establecimientos con licencia para trabajar se han visto forzados a cerrar después de que el gobierno boliviano impuso un toque de queda diario desde las 18:00 hasta las 05:00 hora local.

Desde el domingo, el país se encuentra en una cuarentena total obligatoria de 14 días, que implica el cierre de comercios y empresas.

Una trabajadora sexual que se identificó como Grisel dijo que usualmente cuidaba a sus tres hijos durante el día y trabajaba por la noche. Como muchas prostitutas bolivianas, forma parte de un colectivo de trabajadoras sexuales. La prostitución es legal en el país, pero no su contratación.

«Tampoco ganamos mucha plata porque hoy en día hay mucha competencia», dijo Grisel. «Estoy trabajando porque necesito, pero también me estoy cuidando. Siempre me cuidé desde antes que aparezca esta enfermedad (coronavirus)», agregó.

Lily Cortés, representante del sindicato de trabajadoras sexuales de Bolivia, dijo que si los establecimientos legales no pueden funcionar, «lamentablemente vamos a salir las trabajadoras sexuales a las calles y el remedio será peor que la enfermedad».

«También somos parte de esta sociedad en Bolivia», dijo Cortés. «Somos trabajadoras sexuales, somos mujeres, tías, abuelas, que vivimos al día, también deberían de preocuparse a qué hora vamos a trabajar (…) deberían de darnos de 08:00 de la mañana a 13:00 horas», agregó.

(Reporte de Mónica Machicao en El Alto, Bolivia; Escrito por Rosalba O’Brien; Editado en español por Lucila Sigal)

 

Trata vs. prostitución: una confusión deliberada

 

Por María Galindo

miércoles, 22 de mayo de 2019

https://www.paginasiete.bo/opinion/maria-galindo/2019/5/22/trata-vs-prostitucion-una-confusion-deliberada-218709.html#!

 

Después  que se descubriera que la Policía violaba continuamente a una mujer recluida; después que el Comandante de la Policía de Santa Cruz había sido un delincuente con uniforme; después que se destapara lo que ya sabíamos, que los exámenes para la Academia de Policías se venden, vienen a contarnos la triste historia de la trata de personas, en las que ellos, los policías, habían sido los héroes salvadores.

Dice la Policía que ha rescatado menores de edad en El Alto y que la red la manejaba otra menor llamada Perucha, que dice que con 16 añitos comandaba la red y lograba sacar chicas inclusive a Perú.

Periodistas ignorantes que desconocen las leyes, que no preparan sus programas, en tiempos en los que basta con la pinta y la sumisión para conducir un programa de televisión, los dejan contar la historia sin hacer ni una sola pregunta lógica, inteligente o mínimamente indagatoria.

La Policía no rescata menores; persigue menores. Cuando “logran” sacar de un prostíbulo a una mujer indocumentada que quieren suponer que es menor, la insultan, la criminalizan y la encierran hasta que alguien se presente a dar garantías o, directamente, la extorsionan para sacarle plata después de haberla prontuariado, como indicaban las normas del siglo XIX: foto, huellas y nombre.

El delito que persigue la Policía es el de ser pobre. Jamás ha caído en manos de la Policía un proxeneta, porque lo que hace la Policía es proteger a los proxenetas. Los maleantes de la frontera peruano-boliviana son los policías de Migración que roban, intimidan, cobran coimas y cometen todo tipo de tropelías, bajo el amparo de las autoridades del Ministerio de Gobierno.

Pasa otro tanto de lo mismo en las otras fronteras terrestres del país. La lista de proxenetas de El Alto la tiene la Policía, al punto de que cuando me presente para denunciar no me tomaron las declaraciones porque la oficial investigadora estaba estresada, no había dormido toda la noche y no estaba en condiciones de tomar mis declaraciones.

Por atreverme a presentar denuncias contra los proxenetas de El Alto tuve que salir escoltada por la propia Policía para que no me mataran, pero sin prestar mi declaración porque no les dio la gana.

La prostitución no es un delito y la Policía ha perdido toda jurisdicción sobre la prostitución desde el año 2000, cuando la Defensoría del Pueblo, a cargo de Anita Campero le quitó el derecho de registrar a las compañeras.

No tienen nada que hacer con prostitución, no pueden revisar carnets sanitarios, no pueden pedir el Carnet de Identidad porque no tienen ninguna competencia sobre el tema.

La Policía lo que hace es utilizar el tema de la prostitución para buscar lavar su imagen, utilizando a las compañeras como pañuelo en el que intentar en vano limpiarse la cara.

Prostitución y trata de personas no es lo mismo, pero se lo confunde deliberadamente.

Se ha montado una falsa imagen de la trata de personas. Las mujeres que están en prostitución, y también las más jóvenes, no están bajo una figura de trata, sino bajo una figura de desempleo, y pobreza. Digan lo que digan no hay trabajo y menos para las mujeres, y menos aún para las mujeres madres. La prostitución es una opción que toman muchas mujeres, porque además las condiciones de violencia y acoso sobre ellas son muy parecidas dentro de la prostitución como fuera de ella.

Las mujeres no caen en la trata como caen las moscas en una trampa, las mujeres,  y especialmente las más jóvenes, crecen huyendo de la violencia que han vivido sus madres. Crecen huyendo de la sobrecarga de responsabilidades de una vida asfixiante. Crecen huyendo de los violadores que tienen en sus casas. Es en la huida donde los proxenetas aprovechan el vuelo para atraparlas y cortarles las alas. La historia de la trata que venden los espots de televisión es falsa; el peligro mayor para una mujer está en su casa y por eso ella misma toma la primera oportunidad para huir de ese infierno, y en ese contexto la prostitución también es una opción valida y posible.

Lo que nos está contando la Policía es el cuento del tío para confundirnos. La teniente Coca debe ser investigada y los burdeles autogestionarios deben recibir su licencia de funcionamiento para que los proxenetas dejen de lucrar con los cuerpos de nuestras hermanas.
 

María Galindo es miembro de Mujeres Creando.

 

“Si te preocupa la trata de personas tienes que luchar contra la Ley de Extranjería”

 

Por Drina Ergueta (La Independent)

5 de Diciembre de 2018

https://ctxt.es/es/20181205/Politica/23296/maria-galindo-mujeres-creando-prostitucion-la-independent.htm

 

María Galindo
Drina Ergueta

 

Hace unos días, en medio de las montañas andinas, a 4.000 metros de altura, el Gobierno Municipal de la ciudad de La Paz (Bolivia) aprobó la creación de una nueva categoría económica que reconoce a la prostitución como una actividad mercantil. La agencia de noticias feministas La Independent entrevistó a María Galindo, conocida activista feminista y parte del movimiento Mujeres Creando, que participó en esta novedosa iniciativa. Galindo compara en esta entrevista la experiencia boliviana con lo ocurrido en España a raíz de la creación del Sindicato OTRAS.

Explíquenos qué ha pasado, ¿por qué la alcaldía de La Paz creó la categoría económica “venta de sexo” y cuál ha sido la intervención de Mujeres Creando en este proceso?

Fuimos nosotras, Mujeres Creando, junto a una organización de mujeres en estado de prostitución OMESPRO, quienes hace dos años presentamos la iniciativa legislativa ciudadana y la fuimos largamente discutiendo con el Gobierno Municipal. La situación era la siguiente: la última normativa local de La Paz data de 1909, cuando los burdeles recibían el nombre de “Casas de Tolerancia”; se trataba de una normativa caduca históricamente, que dejaba todo el universo de la prostitución expulsado de la historia. En estos cien años, Bolivia logró el voto universal, la reforma agraria y mucho más, pero ninguna norma se había atrevido a cambiar el régimen sobre los burdeles.

En estos cien años, Bolivia logró el voto universal, la reforma agraria y mucho más, pero ninguna norma se había atrevido a cambiar el régimen sobre los burdeles

Nosotras nos venimos organizando en locales autogestionados pequeños, en grupos de cuatro, ocho o doce mujeres que se han emancipado de los proxenetas y ejercen la prostitución de forma autónoma. Son justamente estos locales los que recibían la mayor presión de parte de la policía, con continuas redadas, extorsiones y formas de abuso, bajo el pretexto de que serían locales “clandestinos». Cuando queríamos sacar licencias de funcionamiento, el Gobierno Municipal nos las negaba porque no existía la venta de sexo como actividad económica. El punto clave era que no vendemos alcohol y también los volúmenes de inversión. Nosotras hemos decidido separar la venta de sexo de la venta de alcohol y, por lo tanto no nos interesaba acceder a licencias de karaokes, bares u otros que disfracen la categoría de la prostitución. Además, al contrario de los bares o nightclubs, los locales autogestionados son “precarios”, suponen inversiones mínimas que no pasan de algunas camas, algún arreglo y mamparas para separar los espacios. En ese contexto, sin esta norma, el Gobierno Municipal terminaba de forma indirecta fomentando a los proxenetas y dejando la prostitución autogestionada en el limbo de la clandestinidad. Nos usaban como un escudo que la policía y el Ayuntamiento utilizaba como continuos simulacros de lucha contra la trata, arrestando a las compañeras y hostigándolas, inclusive bajo presión de los propios proxenetas. Se puede decir que desde que creamos las llamadas “oficinas” de prostitución autogestionada hemos sufrido lo que yo llamaría, sin miedo a equivocarme, “una persecución política continua”. Por eso presentamos la norma.

Lo obtenido ¿es lo que se esperaba? O es una parte de los objetivos.

La ley ha sido discutida en detalle con nosotras, punto por punto. Por ahora ha sido aprobada y responde a nuestras demandas –falta el desarrollo–. Se ha logrado introducir la prostitución autogestionada en la normativa y con posibilidades de reconocimiento municipal: que una mujer en prostitución pueda sacar, organizándose con otras, licencias de funcionamiento para sus locales sin depender de proxenetas. Por otro lado, que se reconozca la prostitución como una actividad económica en el Municipio de La Paz. Como una actividad económica que además no necesariamente está ligada al consumo de alcohol o drogas.

¿Qué quiere decir cuando habla de locales con poca inversión?

Se ha logrado poner parámetros para la obtención de licencias de funcionamiento que respondan a la realidad de “pobreza” de las mujeres en prostitución, que no tienen grandes capitales para montar locales gigantes. Estamos hablando de locales con las mínimas condiciones espaciales y, también importante, sin conformar un gueto, ya que no se restringe a una zona específica de la ciudad. Se permite hasta de diez metros cuadrados, con ventilación y puerta. Es decir, esta ley afecta de forma directa a los proxenetas y a la corrupción municipal y policial que está confabulada con ellos.

Hay quien dirá que esta es una manera de fomentar la prostitución…

Es un argumento que cae por su propio peso. Hoy en día en todas las ciudades del mundo la prostitución es gigante y La Paz no es la excepción. Quien está en prostitución lo estará de todas maneras, sea de forma autogestionada o sujeta a los intereses y formas de explotación de un proxeneta. La magnitud de la prostitución tiene una relación directa con el trabajo, con la ausencia de trabajo, con los salarios bajísimos de la mayor parte de los trabajos para mujeres y con las propias condiciones de acoso sexual y chantaje en las que están las mujeres en esos trabajos. La prostitución nos obliga a volver a discutir la relación entre mujeres y trabajo. En nuestra organización tenemos enfermeras, comerciantes, estudiantes universitarias, también desempleadas crónicas, un poco de todo. La mayor parte ha ejercido antes todo tipo de trabajos y la prostitución no es su primer oficio. Hacemos la comparación entre las formas “prostituyentes” en el mundo laboral de las mujeres: muchas veces, tener que pagar el puesto de trabajo con sexo al jefe y cobrar por sexo es ineludible y muy popular entre las compañeras. No hay un corte entre prostitución y otras formas de trabajo, sino una continuidad.

Dentro del mismo feminismo no hay acuerdo sobre el tema, hay posiciones encontradas entre las llamadas abolicionistas y las que respaldan la legalización de la prostitución con propuestas diferentes, ¿qué piensas sobre este debate?

Personalmente me agotan mucho las dicotomías que son típicas del feminismo europeo y que tienen que ver con una base de pensamiento binario que se reproduce en muchos campos. Nunca me he adscrito a ninguna de las dos posiciones. Estoy en esto hace quince años porque considero que es imposible pensar feminismo ni hacer feminismo sin pensar prostitución. Tampoco es posible comprender el universo complejo de las mujeres sin tener la prostitución y a la llamada “puta” como centro de este universo. Por eso, nosotras, Mujeres Creando, fomentamos hace muchos años la creación de la primera organización de trabajadoras sexuales en Bolivia, una organización que fue cooptada por los organismos internacionales para embarcarse en el discurso de “derechos” para las trabajadoras sexuales. En Bolivia se convirtió en un brazo de defensa de los proxenetas. Es por ello que Mujeres Creando rompió con ellas para empezar todo de nuevo y por ese camino de rupturas y repensamiento es que llegamos a la creación de una organización de prostitución autogestionada.

No es posible comprender el universo complejo de las mujeres sin tener la prostitución y a la llamada “puta” como centro de este universo

Todo el proceso de reflexión no fue desde la teoría, buscando una suerte de lugar “correcto», sino desde el debate con ellas, siempre con ellas. OMESPRO es una organización de mujeres en prostitución que ha decidido no hacer militancia pública de la prostitución porque no quieren pasar por el manoseo de los medios de comunicación, no quieren testimoniar nada para la sociedad y no quieren estar sujetas a la crítica moralista de sus familias, de los entornos de sus hijos e hijas etc. En una sociedad como la nuestra donde el control social es tan directo, muchas de ellas hasta pueden perder la vivienda por militar públicamente.

Si no busca colocarse en un lugar correcto, como dice, ¿dónde se sitúa?

Lo que nosotras estamos abriendo hace años en el debate en prostitución es algo nuevo, ni abolicionista ni regulacionista, es una reflexión propia. En la ley recién obtenida, no ponemos la prostitución como trabajo sino como actividad económica, esto me parece interesantísimo para la reflexión. Nuestras próximas luchas tendrán que ver con extender esta ley a otros municipios del país y entrar en la gran discusión con lo que nosotras llamamos “Estado proxeneta”, porque queremos discutir la relación del Estado con el cuerpo de la puta.

Deberíamos generar espacios de alianzas y complicidad con la puta. Todas tenemos cara de puta, todas hemos sido llamadas putas en diferentes contextos

En Bolivia existen lo que yo llamo los “leprosarios del siglo XXI” que son recintos de “salud” específica y únicamente para el control de las mujeres en prostitución, donde se les revisa únicamente sus vaginas; no para curarlas si estuvieran enfermas, sino para habilitarlas o descartarlas para trabajar. Así, se violan, en estos actos, toda la lista de derechos constitucionales imaginables y se mutilan sus cuerpos. Vamos a entrar a discutir estos temas y a cambiarlos, por supuesto.

Tomando en cuenta que no existe igualdad social, que hay explotación, ¿no existe el riesgo de que estas organizaciones de mujeres en situación de prostitución acaben siendo manejadas por los proxenetas, es decir que se desvirtúen?

Los proxenetas son un poder que maneja grandes capitales y con esos capitales manejan segmentos de la policía, de inmigración y de confabulación con poderes territoriales como las alcaldías. La lucha contra esos poderes no es ni más ni menos que la lucha de cualquier sector laboral, como el caso de las maquiladoras que son expropiadas de su trabajo, o como la lucha de las trabajadoras que venden productos para grandes transnacionales sin un contrato laboral sino con un contrato de deuda. Los ejemplos nos sobran y las alianzas entre nosotras son lo que falta. Las reglas del juego para comer o no comer, para subsistir o no, las ha puesto hoy el neoliberalismo a escala mundial. En el caso boliviano, la prostitución es para las mujeres una forma de subsistencia tan legítima como cualquier otra. Al mismo tiempo, como en todas las formas de subsistencia, cuando además te organizas y generas unas condiciones autogestionadas vas construyendo un conocimiento que hoy es imprescindible para los feminismos. Los conocimientos, los saberes de la puta, que solo ella los puede extraer en sus condiciones laborales, son un tesoro. Deberíamos generar espacios de alianzas y complicidad con la puta. Nosotras tenemos miles de grafitis al respecto, pero uno que me gusta mucho es: “Todas tenemos cara de puta”. Todas hemos sido llamadas “putas” en diferentes contextos y muchas de nosotras estamos insertas en relaciones prostituyentes fuera de un contexto estricto de prostitución. Por eso mismo, aquellas que están en prostitución y que manejan el sexo como una mercancía monetizable tienen mucho que enseñarnos. No tenemos un taller que darles a las “putas”, sino que tenemos un taller que recibir de ellas.

En España se ha creado hace poco un sindicato, OTRAS, y esto ha provocado un intenso debate que incluso acabó en los juzgados. ¿Cómo tendría que resolverse este tema?

La discusión en torno del sindicato y la firma del manifiesto y toda la polémica que ha levantado refleja una visión binaria y un estancamiento dramático de los feminismos en España. Pero, más grave que eso, no se respeta la soberanía y la autonomía de cada mujer que está en prostitución por decisión propia, negándole el derecho a organizarse y, por lo tanto, a existir y a aportar con un debate que es imprescindible. Hay que comparar, por ejemplo, prostitución con matrimonio. Sería muy pertinente, ¿negáramos a las amas de casa organizarse porque no son amas de casa por voluntad propia? Claramente, y discúlpenme si se ofenden, yo veo un empantanamiento en el debate porque responde a un pensamiento binario: estás a favor o estas en contra, y no hay lugar a profundizar ni a repensar nada. Personalmente creo que el debate de la autogestión en la prostitución es un avance gigante. Los proxenetas en Bolivia se oponen a la ley porque justamente, ahora, cualquier compañera puede romper con ellos y organizarse por cuenta propia. No es fácil, ni es una taza de leche, pero es una posibilidad.

¿Encuentra algún paralelismo entre lo ocurrido en La Paz y en España? ¿Cuáles son las diferencias entre ambos contextos para quienes ejercen la prostitución?

Son contextos muy diferentes. Algo que definitivamente complejiza la cuestión en España es el carácter colonial de la estructuración del universo de la prostitución. Las compañeras provenientes de África ocupan un lugar diferente que las compañeras provenientes del Este de Europa o las provenientes de Latinoamérica en general. En ningún país la prostitución es una y homogénea hay muchas capas y complejidades. Muchas de ellas están sujetas a relaciones de trata y tráfico de personas, no como secuestradas sin voluntad, sino como hambrientas sin

Es más fácil entrar a España de la mano de un tratante de prostitución que en una patera de la mano de un tratante de mano de obra

oportunidad alguna. Es más fácil que entren a España de la mano de un tratante de prostitución que en una patera de la mano de un tratante de mano de obra. Por eso la discusión sobre prostitución en España es altamente urgente y política. No es casual, por tanto, que un porcentaje muy alto de las mujeres en prostitución en España sean “extranjeras”, tampoco es menor la presión sexual y el acoso que vive una trabajadora que está fuera de la prostitución, en el oficio que tenga: pensemos en las cosechadoras de Huelva violadas por los patrones, pero pensemos en las trabajadoras del hogar o asistentes de ancianos que –en un número gigante– soportan presión o pagan con sexo “su tranquilidad” en el trabajo. Si te preocupa la trata de personas tienes que luchar contra la Ley de Extranjería y no impedir que las mujeres en prostitución se organicen.

 

Vender sexo es un trabajo de clase trabajadora. Es hora de que los laboristas se unan a las trabajadoras sexuales.

 

 

 Cuando los legisladores dicen que el problema es la naturaleza en sí misma del sexo comercial, eluden las preocupaciones que menos llaman la atención a la opinión pública de las personas de la clase trabajadora; preocupaciones como mantener la electricidad, o administrar los costos de cuidado de niños que están aumentando más rápido que los salarios.

 

Por Juno Mac

24 de septiembre de 2018

https://www.redpepper.org.uk/selling-sex-is-a-working-class-job-its-time-for-labour-to-stand-with-sex-workers/?utm_source=dlvr.it&utm_medium = twitter

 

Una manifestación en apoyo de las trabajadoras sexuales en la huelga de mujeres el 8 de marzo de 2018. Soho, Londres. Foto de Juno Mac (Flickr)

 

 

«No hay nada tan degradante como tener que sacar los víveres de la bolsa en una caja de autoservicio porque tu tarjeta no funciona», dice Dot, una trabajadora sexual de 32 años de Camden, Londres. Publica anuncios en línea y los clientes la visitan en casa mientras su hijo de 7 años está en la escuela. Ella se considera a sí misma una prostituta ordinaria, del mercado medio, sin lujos y dice que su tasa horaria es más de 18 veces lo que ganaba sirviendo palomitas de maíz en un cine. «El salario mínimo no llega para nada; tampoco los subsidios. No puedo pagar nada que necesite sin trabajo sexual «.

Nadie que haya leído los periódicos británicos en la última década habrá dejado de detectar al menos un titular que provoque el pánico ante el aumento del número de personas como Dot que venden sexo para mantenerse a flote. Es igualmente imposible pasar por alto que el trabajo sexual sigue siendo un tema tan controvertido como siempre. Las escuelas de pensamiento en conflicto cuestionan si la mejor respuesta a los problemas urgentes en la industria del sexo sería eliminar la criminalización que la rodea, o agregar más. El modelo de despenalización de Nueva Zelanda ha atraído a algunos partidarios notables, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Organización Mundial de la Salud, ONUSIDA y la Alianza Global contra el Tráfico de Mujeres. Al mismo tiempo, varios países han seguido el ejemplo de Suecia y han adoptado la penalización de los clientes, dejando a las trabajadoras sexuales luchando por la seguridad y, al mismo tiempo, siguiendo estando ellas mismas penalizadas.

Dentro del Partido Laborista, las preocupaciones sobre la industria del sexo continúan teniendo lugar en las discusiones sobre línea política. Los diputados laboristas montan ofertas para «limpiar» el Reino Unido de burdeles (un burdel se define legalmente como dos o más trabajadoras, incluso si no hay jefe), mientras que otros han pedido un mayor poder policial para ejercer ‘medidas enérgicas’ contra las que trabajan ilegalmente en la calle. Uno describe la prostitución como «degradante en el mejor de los casos» mientras que otro dice que la prostitución no puede ser un trabajo real porque «el orgasmo de un hombre no es productivo», ilustrando ambos cómo la preocupación feminista legítima sobre la violación y la explotación en la industria del sexo a menudo se desmorona para revelar nada más que disgusto subjetivo por los servicios concretos realizados.

Cualesquiera que sean los sentimientos personales sobre el trabajo en sí, la pobreza deja a un gran número de personas en el Reino Unido sin el lujo de poder elegir. La Comisión de Medidas Sociales (SMC) descubrió que 14.4 millones de personas en el Reino Unido estaban en la pobreza en 2016-17, con hogares afectados por discapacidad, monoparentalidad y empleos irregulares o de cero horas en mayor riesgo. El Women’s Budget Group y el Runnymede Trust descubrieron que las mujeres sufren desproporcionadamente el 86% de los recortes, especialmente las madres solteras y las mujeres BAME. Nadie lo sabe mejor que las personas que ejercen el trabajo sexual. El Movimiento Colectivo de Defensa y Resistencia de las Trabajadoras Sexuales (SWARM) dice que

«Sabemos de primera mano que la pobreza es un factor importante a la hora de determinar por qué las personas venden sexo. Sin embargo, no podemos entender por qué criminalizar la fuente de ingresos de las personas que venden sexo se presenta como una «solución» a la coacción económica de la pobreza. Si a los activistas les preocupa que la pobreza les quite las opciones a las personas, sugerimos que una solución real sería atacar la pobreza, no criminalizar lo que a menudo es la última opción que tienen las personas para sobrevivir a la pobreza «.

Cuando los legisladores dicen que la naturaleza del sexo comercial en sí es el problema, eluden las preocupaciones menos llamativas para la opinión pública de las personas de la clase trabajadora como Dot; preocupaciones como mantener la electricidad, o administrar los costos de cuidado de niños que están aumentando más rápido que los salarios. Tristemente para las trabajadoras del sexo, los titulares sobre el flagelo de «sex-dens» y «pop-up burdels» venden más periódicos que las realidades cotidianas más prosaicas de la vida cotidiana.

Nickie Roberts, que trabajó en la industria del sexo en la década de 1980, ilustra cuán típica puede ser esta desconexión de clase en el debate sobre el trabajo sexual:

«Trabajar en fábricas cutres por salarios repugnantes fue el trabajo más degradante y explotador que he hecho en mi vida… Creo que debería haber otra palabra para el tipo de trabajo que hacen las personas de clase trabajadora; algo para diferenciarlo del trabajo que hacen las personas de clase media; los que tienen carreras Todo lo que puedo pensar es penoso. Está podrido y sin esperanza; no es ni siquiera media vida. Es inmoral. Sin embargo, como digo, se espera de las mujeres de la clase trabajadora que se nieguen a sí mismas todo … ¿Por qué debería soportar a una feminista de clase media preguntándome por qué no ‘hacía cualquier otra cosa, incluso fregar baños’ en lugar de hacerme stripper? ¿Qué hay de liberador en limpiar la mierda de otras personas?

Algunas cosas nunca cambian. Los sentimientos de Roberts se asemejan a los expresados ​​casi un siglo antes, por una prostituta que escribió a The Times en 1859 (bajo el seudónimo ‘Otra desafortunada’) observando que las activistas antiprostitución ricas nunca entenderían las dificultades de “las mujeres pobres trabajando por sueldos de hambre, mientras que la penuria, la miseria y la hambruna las agarran por el cuello y les dicen: ‘entrega tu cuerpo o muere’». Según la académica Julia Laite, esta escasez de opciones habría sido típica de la época. «Varios estudios de finales del siglo XIX descubrieron que hasta la mitad de las mujeres que vendían sexo en Gran Bretaña habían sido sirvientas domésticas, y que muchas lo habían odiado tanto que voluntariamente habían dejado el servicio». Laite cita a una trabajadora sexual de los años 20 que preguntaba a un oficial de policía que la arrestó, ‘¿Qué me darás si renuncio a esto? ¿Un trabajo en una lavandería con dos libras por semana, cuando puedo ganar veinte con facilidad? 

Por supuesto, decir que la prostitución es mejor que la pobreza, la miseria y la muerte es poner el listón bastante bajo, y cuando decimos ‘el trabajo sexual es trabajo’, no queremos decir que siempre sea un trabajo particularmente bueno. De hecho, las trabajadoras sexuales llevan mucho tiempo organizándose para conseguir mejores condiciones de trabajo en todo el mundo. En 1907, las prostitutas de Nueva Orleans formaron piquetes en las puertas de sus prostíbulos, negándose a permitir que los clientes ingresaran hasta que las madames renegociaran las tarifas de la casa. En 1917, doscientas prostitutas marcharon (1) en San Francisco, con una oradora en la marcha que dijo: «Casi todas estas mujeres son madres o tienen a alguien que depende de ellas. Son conducidas a esta vida por las condiciones económicas … Usted no hace ningún bien al atacarnos. ¿Por qué no ataca esas condiciones?” Las trabajadoras de burdeles en Hawai se declararon en huelga durante semanas en 1942 para protestar por la denegación de sus derechos bajo la ley marcial, incluida su libertad de movimiento. En los años 1970 y 1980, las trabajadoras sexuales ocuparon iglesias (2) en Londres y Lyon para exigir el fin del acoso policial.

En Bolivia (3), a mediados de la década de 2000, 35.000 trabajadoras sexuales de todo el país participaron en una gran serie de acciones colectivas contra la violencia policial y el cierre de los lugares de trabajo. «Estamos luchando por el derecho al trabajo y a la supervivencia de nuestras familias», dijo Lily Cortez, líder de la Asociación de Trabajadoras Nocturnas de El Alto, rodeada de prostitutas que se habían cosido la boca en señal de protesta. «Mañana nos enterraremos vivas si no se nos escucha de inmediato». Algunas se declararon en huelga al negarse a someterse a las pruebas de ETS obligatorias «hasta que podamos trabajar libres de acoso». Otras bloquearon el tráfico o se declararon en huelga de hambre. «Bolivia no nos quiere», dijo Yuly Pérez, del sindicato de trabajadoras sexuales Organización Nacional para la Emancipación de la Mujer en Estado de Prostitución. «Somos odiadas por una sociedad que nos usa regularmente e ignorada por instituciones obligadas a protegernos … Lucharemos con uñas y dientes por los derechos que nos merecemos».

En los últimos años en el Reino Unido, las trabajadoras sexuales protestaron (4) frente al centro de detención de Yarl’s Wood contra la detención y deportación de mujeres consideradas por el Ministerio del Interior como víctimas de la trata y marcharon por cientos por las calles del Soho durante la Huelga de Mujeres (5). Strippers y otras trabajadoras del comercio sexual están comenzando a sindicalizarse con United Voices of the World (6), lo que les permite disfrutar de la solidaridad con otros trabajadores de la economía precaria.

Esta semana, las trabajadoras sexuales activistas lanzarán su nueva campaña Decrim Now en The World Transformed en Liverpool, al lado de la conferencia del Partido Laborista. Constituída por una alianza de políticos, profesionales del sexo, colectivos de derechos de trabajadoras sexuales, feministas, estudiantes y organizaciones de derechos humanos, la campaña busca despenalizar la prostitución en el Reino Unido, incluyendo las penas por mantenimiento de burdeles y las leyes que criminalizan a los clientes. La campaña incluye activistas del Partido Laborista que también están activos en los movimientos feministas y sindicales. Su objetivo es abordar la falta histórica de apoyo a los derechos de las trabajadoras sexuales tanto del Partido Laborista como de los sindicatos. Como observa la activista del trabajo sexual Morgane Merteuil, «[las trabajadoras sexuales] no piden permiso para participar en la lucha de clases de la que ya son parte integral».

Como trabajadoras sexuales, llamamos a los miembros del Partido Laborista, particularmente a los funcionarios electos cuyas prioridades incluyen los derechos de las mujeres, a pensar cuidadosamente sobre lo que las trabajadoras sexuales estamos diciendo que necesitamos: la seguridad en el trabajo es nuestra prioridad. Queremos sentirnos capaces de llamar a la policía ante un cliente desagradable, en lugar de estar preocupadas porque sea él quien nos denuncie a nosotras. Después de que Nueva Zelanda (7) despenalizó el trabajo sexual en 2003, las trabajadoras se sienten más seguras y más confiadas en sus derechos en el trabajo, y sus jefes son responsables ante el Estado bajo la ley laboral. La abrumadora evidencia de organismos como Amnistía Internacional y ONUSIDA es que la despenalización total de las trabajadoras sexuales —incluidos nuestros clientes y jefes (es decir, nuestros ingresos y nuestros lugares de trabajo)— es la mejor manera de reducir los daños contra nosotras, aumentar nuestro acceso a la justicia y asegurarnos más control sobre nuestras condiciones de trabajo. El trabajo sexual es una forma de trabajo; y nos merecemos los derechos laborales. No vemos la despenalización como una panacea, porque aún tendremos que hacer frente a los mismos problemas que todos los demás trabajadores. Incluso después de la despenalización, por poner algunos ejemplos, todavía tendremos que hacer frente a la falta de fondos para la asistencia legal, a los débiles derechos sindicales y a políticas de austeridad que reducen nuestro poder para rechazar el trabajo explotativo y acceder a los servicios que necesitamos. Las trabajadoras sexuales queremos ponernos en pie junto con otros trabajadores para desafiar estas injusticias y mejorar las condiciones para todos los trabajadores. Pero requerimos el marco básico de un lugar de trabajo legalmente reconocido, y el reconocimiento del movimiento laborista de que realmente somos trabajadoras. ¿Qué es el movimiento laborista sin trabajadores?

 


1.- https://elestantedelaciti.wordpress.com/2018/01/27/hace-100-anos-trabajadoras-sexuales-marcharon-por-sus-derechos-en-san-francisco/

2.- https://elestantedelaciti.wordpress.com/2015/06/02/encierro-de-prostitutas-en-lyon-junio-de-1975-en-la-hemeroteca-de-abc/

3.- https://elestantedelaciti.wordpress.com/2018/06/09/2007-huelga-de-trabajadoras-sexuales-bolivianas/

https://elestantedelaciti.wordpress.com/2018/06/09/somos-madres-desesperadas-bolivia-2007-huelga-de-trabajadoras-sexuales/

4.- https://elestantedelaciti.wordpress.com/2013/12/09/swou-responde-a-las-redadas-del-soho-de-londres/

5.- https://elestantedelaciti.wordpress.com/2018/03/04/volante-huelga-trabajo-sexual-8-de-marzo-que-se-repartira-en-el-soho-londres-reino-unido/

6.- https://elestantedelaciti.wordpress.com/2018/06/30/hacia-un-sindicato-de-trabajadoras-sexuales-en-el-reino-unido/

7.- https://elestantedelaciti.wordpress.com/?s=nueva+zelanda&submit=Buscar

María Galindo: “Indias, putas y lesbianas, juntas, revueltas y hermanadas”

María Galindo

 

La Cofundadora del colectivo Mujeres Creando habla con ‘Público’ sobre el panorama actual del feminismo.

 

  • Planteamos la prostitución autogestionaria y tenemos una organización de locales de prostitución autogestionarios.
  • Lo que queremos es prostitución sin proxenetas y sin alcohol. Estamos en esto años.

 

Por CRISTINA FALLARÁS 

1 de julio de 2018 

http://www.publico.es/sociedad/maria-galindo-maria-galindo-indias-putas-lesbianas-juntas-revueltas-hermanadas.html

 

 Defiende la política concreta y la primera persona. Pelea el feminismo desde medios de comunicación paralelos, actuaciones “legales” paralelas, y una acción directa basada en la despatriarcalización y la descolonialización. Cofundadora del colectivo Mujeres Creando, defiende los “prostíbulos autogestionados”.

Tal y como la describió su colega Gabriela Wiener, María Galindo (La Paz, Bolivia, 1964) es “lesbiana, gorda, terca, escritora, agitadora, terror de la policía y grafitera”. La desobediencia es su sello, pero también la penetración de cualquier espacio de difusión. La voz. Galindo se ha convertido, desde la Bolivia de Evo Morales, en un referente en la lucha feminista y el azote contra la simplificación.

¿Qué es el “feminismo urgente”? 

Es el feminismo que debe responder con prácticas políticas concretas y no tan sólo con ideología a la gran efervescencia social que tiene escala internacional, regional o planetaria de explosión de formas de rebeldía personales y colectivas de las mujeres. Solo un feminismo urgente nos permitirá profundizar los horizontes de esta movilización que acaba de empezar.

¿Es posible cambiar la Justicia patriarcal? ¿Cómo?

Nosotras no hemos delegado en la justicia patriarcal, que no se puede cambiar la gestión de la defensa de las mujeres ante la violencia machista. Esta gestión es urgente, pues la violencia machista es hoy uno de los problemas centrales de las mujeres de una multiplicidad muy importante de sectores. Nosotras hacemos lo que yo llamo política concreta, que consiste en ofrecer un servicio feminista con una visión diferente.

¿Cuál?

No es asesoría jurídica. Es creer en la palabra de las mujeres, no despojar a la “victima” de dignidad, tomar en serio lo que ella quiere, no partir del hecho de que porque sufre violencia machista no sabe lo que quiere, y responder a eso que ella está buscando. Nosotras celebramos audiencias paralelas que luego las hacemos homologar por el sistema jurídico formal. Eso es muy interesante porque, en nuestro contexto, si bien lo hacemos en el marco de la ley que existe, las audiencias tienen un carácter diferente. Lo podemos hacer únicamente cuando ambas partes están de acuerdo en celebrar en nuestra casa las audiencias, y eso es muy interesante. Pero también trabajamos en un terreno que lo hemos llamado “alegal”, que es un espacio entre la legalidad y la ilegalidad.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, tenemos en la radio una lista de padres irresponsables que sale 5 veces al día, que es gratuita y ofrece el nombre, la edad y el lugar de trabajo del padre que no paga la asistencia familiar. Eso es muy útil, pero no es legal, puesto que, si bien los casos están previamente verificados, en la mayoría no hay una sentencia. La justicia patriarcal protege al victimador impidiéndote dar su nombre, por ejemplo. Nosotras lo hacemos y funciona. El año pasado hemos sacado el nombre del ministro de Economía plural Eugenio Rojas, ex presidente del Senado del Gobierno de Evo Morales, por no pagar una deuda de dos años de la asistencia familiar de un hijo suyo.

¿Y qué sucedió?

El ministro pudo habernos hecho un juicio por revelar el caso, pero en 10 días estaba pagando lo que en dos años no había pagado.

¿Con qué otras armas cuenta el feminismo para enfrentarse y la acción legal contra las mujeres?

La creatividad, la osadía, la acción directa, la solidaridad entre mujeres. Y la fuerza del hecho de que la historia está de nuestro lado.

¿Qué es la genealogía del feminismo? 

Esto es algo muy importante. Aún ahora se reconoce en la mayor parte de los textos una única genealogía eurocéntrica del feminismo, la idea del feminismo como atado al proceso de construcción del estado moderno europeo. Yo parto del hecho de que el feminismo es un fenómeno hoy planetario. Está presente en todas las sociedades, culturas y sistemas políticos y económicos, pero no como una expansión “tardía” del feminismo de matriz europea en los países mal llamados periféricos. Se piensa que la función de estos otros feminismos es simplemente repetir las consignas y el ideario europeo, esa es la visión eurocéntrica.

¿Qué significa la pluralidad de genealogías que usted reclama?

Planteo que el feminismo puede ser comprendido como un fenómeno planetario si partimos de entender una multiplicidad de genealogías de muchos feminismos paralelos que tienen su propia historia. Es una historia fundada en las rebeliones de las mujeres de todas partes del mundo, rebeliones que además tienen un carácter paralelo y simultáneo. No es, como muchas veces he escuchado por estas tierras, decir: “Ah, es que nosotras estábamos en eso en los ochenta o cosas así”. Las luchas antiesclavistas, anticoloniales o antirracistas han sido y son luchas en las que encuentras esas otras genealogías de las que hablo. 

¿La lucha feminista está indefectiblemente ligada a la lucha contra la discriminación racial? 

Creo que de antemano no se puede cometer el error de cerrarle la puerta del feminismo a nadie. Eso es autoritario y yo no estoy de acuerdo. Tampoco me gusta la idea de la mistificación de ningún sujeto, mistificar al indígena por el hecho de serlo o a las mujeres ha llevado a construir guetos y, peor aún, fundamentalismos. Lo que no se puede hacer es desconectar racismo de clasismo, o clasismo de sexismo, o colonialismo de machismo. Hay que construir luchas que nos exijan y al mismo tiempo nos permitan hacer esas conexiones fundamentales. Si no, nuestras luchas no serán transformadoras y serán muy fácilmente funcionalizadas. En ese contexto, no puede haber una lucha feminista que no sea al mismo tiempo, y con la misma profundidad, antirracista y anticolonial.

“Conexiones fundamentales”, dice

No se trata de lograr enunciar correctamente una frase, sino de articular experiencias políticas donde construyamos realmente alianzas complejas, donde confluyamos unas y otres. Tampoco los espacios de personas denominadas “racializadas” pueden ser homogéneos en edad, oficio, ingresos económicos etc. Volveríamos a caer exactamente en lo mismo, volveríamos a uniformizar, simplificar y homogenizar.

Nosotras trabajamos esta cuestión bajo el concepto de alianzas insólitas que se resume en una metáfora: “indias, putas y lesbianas, juntas, revueltas y hermanadas”. No se trata de que los grupos de mujeres blancas de clase media tengan su subgrupo de migrantes para lavarse la cara y sentirse muy abiertas a la diversidad porque les “ceden” un espacio en su sede una vez a la semana. No se trata de eso.

¿Conoce usted a alguna mujer que no haya sido agredida?

No

¿Qué dolor combatimos y cuál aceptamos?

No deberíamos aceptar ninguno, pero debemos salir del lugar de víctimas. Eso es simplemente urgente, y esa es nuestra responsabilidad.

El relato del dolor infligido a las mujeres, ¿es un camino sanador?

Puede ser catártico, puede derivar en un acto muy repetitivo y puede caerse en la idea de que el testimonio de dolor es lo que te construye como sujeto y eso a mí me parece muy peligroso.

¿Es lo que se llama victimización?

La victimización es un arma del victimador. Una mujer en Bolivia no es asesinada una vez, sino tres veces: la primera vez por su asesino, la segunda vez en el relato victimista de los medios de comunicación y la tercera vez, ante jueces policías y fiscales. Lo mismo pasa con la violación o el acoso sexual.

¿Hasta qué punto ayuda lo testimonial para crear mecanismos de identificación? 

Nosotras trabajamos sobre el concepto de “la palabra en primera persona”, el “yo hablo por mí misma, tengo voz”, que es muy diferente que el testimonio. Yo entiendo el testimonio como un guión invisible preescrito por los medios de comunicación, por la institucionalidad social, al que yo me adscribo inconscientemente y que repito. Ese testimonio es nefasto y destructivo, y además enmudece. La palabra en primera persona potencia y conecta, emociona y es lo mas agitador que una pueda escuchar.

Usted participa en el uso de los medios de comunicación de manera transformadora ¿Se trata de cambios en el lenguaje o en la idea de propiedad relacionada con la comunicación?

Definitivamente, la propiedad sobre los medios es el contenido del medio, así que por ahí no hay donde perderse. Nosotras tenemos una radio desde hace 10 años, tenemos una programación de 12 horas diarias y una producción de programas con cerca de 40 personas. Hemos llegado inclusive a tener un programa producido por personas con autismo. Todo está construido sobre el principio de la palabra en primera persona. Es la única radio feminista del país y probablemente es tan original que resulta única a escala regional.

¿Medios de comunicación alternativos?

Los medios de comunicación son definitivamente en su mayor parte extensiones de ramas de poder. Viven no de lo que revelan sino de lo que ocultan. Pero son un mundo muy complejo y en ese contexto nosotras hemos decidido fundar una radio, pero también vamos a todos los medios de comunicación que nos convoquen, desde los programas de cocina y cotilleo, como le llaman ustedes, hasta los más serios. Yo soy columnista en un periódico tradicional boliviano. Creo que hay que tomar todas las palestras. Hemos tomado también palestras como Facebook Youtube, aunque no estamos de acuerdo con sus imposiciones.

María Galindo

¿Por qué no están de acuerdo?

Se han convertido en transmisoras de formas de violencia machista, racista y fascista. Pero creo que el mayor riesgo es callarse, y nosotras necesitamos hablar tanto como respirar.

El feminismo debe ser antiimperialista, y entiendo que anticapitalista. Sin embargo, ¿no nace en el seno del capital? Si es así ¿cómo desligarse?

El único sentido transformador de un feminismo es si se lo vive y construye como propuesta antisistema. Si no, es inservible. Hay que ser capaces de construir propuestas desde una visión anticapitalista y antineoliberal. Nosotras, en ese contexto, nos venimos dedicando a la lucha contra la usura bancaria a través del microcrédito para las mujeres como parte de lo que llamamos política concreta. Apoyamos las pocas fábricas recuperadas por las trabajadoras que hay en nuestro país, planteamos la prostitución autogestionaria y tenemos una organización de locales de prostitución autogestionarios. En Bolivia, el 70 por ciento de la economía es la llamada “informal”. Se trata de redes gigantes de subsistencia donde las mujeres somos las protagonistas, nosotras trabajamos con y desde esas amplias redes que son redes populares.

Vivimos las fiestas del Orgullo: ¿hasta qué punto representan una gran feria de consumo?

Definitivamente, sí lo es. Yo creo que hay que celebrar la extinción política del 28J, inventar nuevas utopías y abrir otros nuevos espacios. ¡Esto se acabó!

Habla de burdeles autogestionados ¿Puede explicarlo un poco más? 

Voy al detalle. Se trata de prostitución sin proxenetas. Nosotras trabajamos con y desde cumpas en prostitución hace mas de 15 años, y hemos llegado juntas a la propuesta de locales de prostitución sin proxenetas. Tenemos una organización de la que ellas no son las representantes públicas porque quieren y han decidido mantener su clandestinidad, por eso Mujeres Creando es la cara pública de esa organización. Son mujeres que han decidido ejercer prostitución diurna, llaman a sus locales oficinas, trabajan a puerta cerrada y se han organizado bajo premisas muy concretas: cero menores, siempre condón, cero alcohol o drogas, trabajo diurno y con elección de horarios. Son locales pequeñísimos, muy precarios, donde ellas misma se organizan para sus gastos. Hemos sufrido largamente intervenciones policiales abusivas de estos locales, porque la persecución más intensa que vivimos es la de los proxenetas que en redes de corrupción nos mandan a la policía encima. Ahora estamos a punto de lograr las licencias de funcionamiento para nuestros locales, de manera que la policía no tenga el pretexto de que somos locales clandestinos. Lo que queremos es prostitución sin proxenetas y sin alcohol. Estamos en esto años.

Todos los relatos que históricamente nos han construido y nos construyen son patriarcales, machistas, violentos y culpabilizadores ¿En qué medida los somos también nosotras?

Lo somos. Somos el producto de la sociedad en la que vivimos, no somos una isla y estamos llenas de contradicciones. Por eso me parece importante entender los espacios de practicas políticas como espacios cotidianos que involucren no únicamente reuniones, sino gestión colectiva y comunitaria de todo. Nosotras gestionamos dos casas. El trabajo manual, el trabajo intelectual y el trabajo creativo son para nosotras tres partes de una misma unidad y son tres partes de nuestras prácticas políticas. Al mismo tiempo gestionamos colectivamente nuestros problemas de salud o vivienda. Me parece importante no tener solo reuniones, sino conocernos realmente y construir un tejido sólido de solidaridad y afecto. Y me parece que ayuda muchísimo a discutir permanentemente estos problemas como parte de nuestra propia política.

Últimamente, en España, el feminismo está más ligado que nunca a la lucha contra la violencia no en términos abstractos o simbólicos, sino tan evidentes como la violación, la agresión sexual, el dolor físico…

Hay que recuperar los espacios de gestión de la lucha contra la violencia machista. Yo personalmente creo que es un error que los movimientos hayan abandonado esa gestión y deleguen en la policía y el estado patriarcal esos servicios y que nuestra lucha consista o tenga el único limite de la manifestación de una gran frustración frente a un poder judicial patriarcal. Hay que disputarle al estado la gestión de esos servicios porque la plata que usan es nuestra y los servicios contra las violencias machistas deben ser feministas. Y debemos ser las mujeres que generemos nuestras metodologías de trabajo.

 

2007: huelga de trabajadoras sexuales bolivianas

 

Por Erica Janko 

28 de abril de 2015

Publicado para la Global Nonviolent Action Database

https://libcom.org/history/2007-bolivian-sex-workers-strike

 

Los ataques del gobierno de la ciudad y de los vigilantes locales contra las trabajadoras sexuales de El Alto provocaron una campaña nacional de las trabajadoras sexuales bolivianas contra la discriminación y por reformas legales.

 

 

Las trabajadoras sexuales hacen huelga por sus derechos en El Alto (Bolivia)

El 14 de octubre de 2007, los ciudadanos de El Alto ( Bolivia) exigieron que todos los bares y burdeles que permitían el trabajo sexual se situaran a más de un kilómetro de distancia de las escuelas, porque creían que los establecimientos estaban facilitando el crimen en la zona. Luego comenzaron un ataque de tres días a los bares y burdeles en el empobrecido distrito rojo de El Alto. Estos ciudadanos de El Alto, principalmente padres y estudiantes, quemaron o destruyeron al menos 50 burdeles, quemaron pertenencias de trabajadoras sexuales y golpearon a trabajadoras sexuales. La policía supervisó los hechos pero no tomó medidas para detener la violencia ni reprender a los ciudadanos que habían atacado a las trabajadoras sexuales.

En respuesta a las turbas, el alcalde de El Alto Fanor Nava y el gobierno municipal de El Alto cerraron todos los burdeles que estaban a menos de medio kilómetro de distancia de las escuelas. En la semana posterior al cierre de estos burdeles, las prostitutas se vieron obligadas a buscar trabajo en las calles en lugar de dentro de los establecimientos. En las calles, la policía acosó a las trabajadoras sexuales tanto física como verbalmente, amenazando con detenerlas.

La Asociación de Trabajadoras Nocturnas de El Alto, dirigida por Lily Cortés, exigió que el alcalde reabriera los burdeles y los bares cerrados. A partir del 17 de octubre de 2007, 35.000 trabajadoras sexuales se declararon en huelga en todo el país negándose a asistir a controles médicos. La huelga comenzó con un grupo central de unas 30 trabajadoras sexuales en El Alto y luego se extendió por todo el país. El gobierno boliviano exigió que las prostitutas pasaran por estos chequeos médicos cada 20 días con el fin de realizar su trabajo legalmente. Sin embargo, las trabajadoras sexuales continuaron su trabajo sin certificación de salud, lo que elevó los riesgos de salud pública para las enfermedades de transmisión sexual.

El 22 de octubre de 2007, más de cincuenta trabajadoras sexuales ocuparon un centro médico de El Alto y comenzaron una huelga de hambre para exigir derechos y respeto para las trabajadoras sexuales. El 24 de octubre de 2007, al menos 10 prostitutas se habían cosido los labios con hilo para dar a conocer la huelga de hambre y la necesidad de proteger los derechos de las trabajadoras sexuales. Tuvieron éxito en atraer la atención de varias fuentes de noticias de la zona, incluida La República, así como otras más extendidas como Reuters, The New York Times, The Sydney Morning Herald y la BBC.

Cortés y las trabajadoras sexuales de El Alto usaron la publicidad para anunciar dos amenazas más de acción si el gobierno de El Alto no volvía a abrir los burdeles o les daba más derechos a las trabajadoras sexuales al día siguiente: marchar desnudas por las calles de El Alto y enterrarse vivas. «Estamos luchando por el derecho al trabajo y la supervivencia de nuestras familias», dijo Cortés. «Mañana nos enterraremos vivas si no se nos escucha de inmediato. El alcalde tendrá que responder ante su conciencia si hay consecuencias graves, como la muerte de mis compañeras «.

El 27 de octubre de 2007 el legislador Guillermo Mendoza intervino ante el gobierno municipal de El Alto en nombre de las trabajadoras sexuales, y las trabajadoras sexuales suspendieron sus huelgas y las amenazas de nuevas acciones. El 29 de octubre de 2007, el gobierno de El Alto acordó trabajar en una legislación que protegería los derechos de las trabajadoras sexuales, constituyendo un comité de comité de mediación sobre el tema en la Cámara de Representantes de El Alto. El 15 de diciembre de 2008, la Federación Iboamericana del Ombudsman, una organización latinoamericana de defensa de los derechos humanos, presentó un informe sobre la prostitución boliviana ante el gobierno de La Paz, solicitando además una reforma específica en la industria sexual boliviana. Ninguna documentación mostró que este informe fuera recibido favorablemente por el gobierno de La Paz.

Influencias:

Influenciaron posteriores huelgas de las trabajadoras sexuales bolivianas por los derechos de las trabajadoras sexuales.

Fuentes: 

Anon. 2007. “Bolivian Prostitutes Suspend Protest.” The Sydney Morning Herald, October 27. Retrieved April 28, 2015 (http://web.archive.org/web/20150428221412/http://www.smh.com.au/news/world/bolivian-prostitutes-suspend-protest/2007/10/27/1192941371886.html).
Anon. 2007. “Jornada De Furia En El Alto.” Diariocrítico de Bolivia, October 17. Retrieved April 28, 2015 (http://web.archive.org/web/20150428161545/http://bolivia.diariocritico.com/2007/octubre/noticias/41366/furia-el-alto.html).

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