El toque de queda saca la prostitución a plena luz del día: «Montero aprovecha la pandemia para asfixiarnos»

Con la visibilidad, las meretrices también se levantan en armas: «Seas abolicionista o no, nosotras tenemos que comer»

 

Érika Montañés@emontanes´

30 de noviembre de 2020

https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:uOqSyGTd-aMJ:https://www.abc.es/sociedad/abci-toque-queda-saca-prostitucion-plena-montero-aprovecha-pandemia-para-asfixiarnos-202011261412_noticia_amp.html+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=es

 

María José Barrera, prostituta que representa al colectivo en Sevilla, cuenta el abandono total que han sufrido en tiempos del coronavirus – REPORTAJE GRÁFICO: VANESSA GÓMEZ / PEP DALMAU / ALFREDO AGUILAR (IDEAL)

 

Sabrina Sánchez, Linda «Porn» (así se hace llamar, no siendo su apellido real) y María José Barrera son tres mujeres que ejercen la prostitución en distintos rincones de España. Normalmente, las meretrices se esconden al ver un micrófono, una grabadora o una cámara. Los periodistas no son muy bienvenidos. Con ciertos resquemores, acceden a hablar en ABC porque, denuncian, las tres representan a colectivos de mujeres que, aunque suene atrevido, están viviendo «su peor momento». Son, respectivamente, las representantes del sindicato Otras –no legalizado y pendiente de recurso por resolver en la Audiencia Nacional–, Aprosex (colectivo que agrupa a unas 8.000 prostitutas en Cataluña) y el colectivo de Mujeres Prostitutas de Sevilla, que ejercen en la capital hispalense.

La pandemia ha sacado a la luz (aún más si cabe) las miserias de este trabajo. Miles de mujeres ocultas en clubes de alterne, pisos, polígonos y barrios interpretan que el Covid-19 ha supuesto la estocada final a su trabajo. Con lo que se ven privadas del sustento. Por ello, la visibilidad también les devuelve a la «lucha» contra sus condiciones y la hipocresía en que se mueve el Estado. Se levantan en armas. Algunas, como Sabrina, van más allá y ponen nombres y apellidos al desaire: Irene Montero, ministra de Igualdad y abolicionista confesa que quiere poner fin a la prostitución en España, el que es, por otra parte y según Naciones Unidas, el tercer país donde más prostitución hay y reclaman los clientes del mundo.

La portavoz de Otras colige que el Ministerio de Igualdad y su titular, a quien han pedido un encuentro en numerosas ocasiones, ha aprovechado la pandemia para «asfixiarlas», para llevar hasta el final sus ansias abolicionistas, que tantas veces ha pregonado ante el altavoz mediático. María José Barrera, andaluza de 46 años, es de la misma opinión. Sus compañeras, en más de un 80% de los casos son inmigrantes, apela, no tienen para subsistir ni para enviar parte del dinero que ganan al otro lado del charco, así que se han visto abocadas a pedir en las llamadas «colas del hambre» de las organizaciones humanitarias. Y aun con todo, estas mujeres no tienen para comer, ni para alimentar a sus hijos o a sus familias fuera de España. Ella, aliada con algunos ayuntamientos sevillanos, han podido «auxiliar» de algún modo a 80 prostitutas y sus familias, pero, añade, «evidentemente no es suficiente. La ayuda es temporal y nuestras necesidades no caducan».

Linda tiene 40 años y es mexicana. Tras 15 años en el país, ha podido «ser independiente», reconoce a este periódico, y establecerse para trabajar sin necesidad de estar atada a un lugar específico. También asiente cuando se le pregunta por las penurias que están pasando cientos de mujeres en este país. Descartadas aquellas que están en manos de mafias y redes de trata (que son la inmensa mayoría, más del 80% según la Unidad de la Policía Nacional contra la Trata) las que ejercen la prostitución «consentida» se están lanzando ahora a las calles a plena luz del día, «obligadas», afirman, porque el toque de queda impuesto en todas las regiones no les permite estar en las calles, polígonos, barrios y carreteras en ningún caso más allá de la medianoche.


Las meretrices y sus colectivos acusan al Gobierno de dejarlas «en la cuneta» y desprotegerlas


A las cuatro de la tarde

En Barcelona, donde Linda reside y dirige la asociación de trabajadoras sexuales Aprosex, las prostitutas se están colocando a las cuatro y cinco de la tarde en el entorno del Camp Nou. Sabrina, portavoz del sindicato Otras que persigue la regularización de este trabajo con Seguridad Social, seguro médico, condiciones laborales reconocidas y cotización, ratifica que en dicha ciudad, donde ella también reside, están comprobando que a media tarde decenas de mujeres se colocan en torno a la Ciudad Universitaria. La imagen se ha trasladado de la madrugada a la tarde. Varias ordenanzas municipales, como en la ciudad de Granada, ya se han hecho eco de esta nueva realidad y han tratado de poner coto con un refuerzo de agentes policiales en los lugares donde se colocan. Lo mismo ha sucedido en la capital, en Madrid, con once nuevos focos donde comienza a recalar la prostitución a pleno día.

En un discreto paseo, el fotógrafo de ABC en Barcelona Pep Dalmau así lo atestigua en sus imágenes. Los estudiantes pasean por este enclave y algunos se asombran de ser interceptados por estas mujeres ofreciéndoles sus servicios. «Nos están empobreciendo cada día un poco más», se duele Linda, que ya no sabe cómo ayudar a salir de esta situación «tan grave». «Estamos marginadas, nos han puesto la banderilla para darnos la estocada final» por la pandemia, repite. El estigma social no las favorece. «Siempre nos hemos tenido que esconder, porque lidiamos con el rechazo general de la ciudadanía, pero esta situación es insostenible. Tenemos que mantener a nuestros niños, solo queremos un kilo de arroz», simplifica. «Este Gobierno que se dice feminista ha ido a por nosotras. Nos han cerrado todo; no son abolicionistas, son desaparicionistas, quieren que nos esfumemos y desaparezcamos. ¿Qué pretende hacer con nosotras si no? Estamos desesperadas», se queja.

Muchos clubes han cerrado

María José y sus compañeras describen a ABC que les están empujando poco a poco a una situación que se torna dramática. Antes del estallido de la pandemia, 1.200 clubes de alterne jalonaban las carreteras de este país. «Cerraron durante el verano los lupanares de Castilla-La Mancha y otras comunidades autónomas, como Cataluña, no nos han concedido ayudas específicas por la hipocresía que rodea a este oficio, desde el Gobierno no se nos quiere hacer ningún guiño para ayudarnos y nos dejan en la cuneta», dicen estas prostitutas. Presumen desde el Ejecutivo de que «no quieren dejar a nadie atrás, pero algunas no les interesamos y seguimos siendo personas», objetan.

El resultado es «que nos dejan morir»; «la gente tiene que buscarse la vida y el Estado ha decidido mirar hacia otro lado porque somos personas incómodas», infiere Sabrina Sánchez. Linda coge el testigo y asiente en su discurso también Barrera, desde Sevilla: «La mayoría de las prostitutas son personas que no tienen papeles y su situación es irregular. Sin la documentación en regla, tampoco pueden moverse mucho ni hacer ruido, así que están abocadas a ejercer clandestinamente en pisos o a no tener sus necesidades cubiertas». «Lo venimos denunciando desde marzo –agrega Sánchez–, pero no nos han hecho ningún caso. En Cataluña, por ejemplo, sigue todo cerrado y así es imposible trabajar y tener algo para comer».

Pese a las dificultades, estos colectivos dicen que no se van a callar y advierten de que se manifestarán contra un Gobierno que, lejos de proteger a toda la ciudadanía, está dejando caer a quienes no le interesan demasiado. El abandono que dicen sufrir las envalentona pero tienen miedo. La era del coronavirus (y, sobre todo, están pensando en la era del postcoronavirus ) les ha hundido en la incertidumbre. En una situación totalmente alegal en España, saben que muy difícilmente van a poder salir de este agujero en el sistema.

 

Disputas feministas acerca del trabajo sexual. Polarizaciones importadas y un modelo de «alianza feminista» en peligro

 

Por Giulia Garofalo Geymonat y Giulia Selmi

RASSEGNA ITALIANA DI SOCIOLOGIA / a. LX, n. 4, ottobre-dicembre 2020

https://www.academia.edu/42831241/Feminist_engagements_with_sex_work_Imported_polarisations_and_a_feminist_alliance_model_in_jeopardy?email_work_card=abstract-read-more

 

  1. El ascenso de los dos «modelos» feministas de Europa (del norte)

Mientras Italia atravesaba esta fase peculiar de su historia política, en otros países el debate sobre las leyes de trabajo sexual estaba cambiando rápidamente, al igual que el papel desempeñado por las feministas (Outshoorn 2004). Este fue particularmente el caso en el norte de Europa, donde los responsables políticos comenzaron a darse cuenta de que el abolicionismo resultaba inadecuado para vigilar el nuevo panorama del sexo comercial, que estaba cada vez más compuesto por mujeres migrantes indocumentadas. En 1998 y 2000, se introdujeron dos nuevos modelos legales con el impulso de los gobiernos de izquierda y las organizaciones de mujeres: la neo-legalización en los Países Bajos y el neo-abolicionismo en Suecia. Los dos modelos se oponen en sus premisas sobre el sexo comercial; sin embargo, ambos enfoques políticos afirman proteger los derechos de las mujeres, ser feministas y ser un movimiento progresista posterior al abolicionismo. La neo-legalización promueve un enfoque restrictivo que combina el reconocimiento del trabajo sexual como trabajo, el reconocimiento de las organizaciones de trabajadoras sexuales y la lucha contra la trata de personas (Östergren 2017). En cambio, el neo-abolicionismo adopta un enfoque represivo, de tolerancia cero, con el enfoque en los clientes cuyo acto de «comprar cuerpos de mujeres» se considera una forma de violencia contra la mujer y, por lo tanto, debe ser penalizado. En este marco, no se reconoce ninguna diferencia entre el trabajo sexual forzado (la llamada «trata») y el trabajo sexual no forzado (el llamado «voluntario») y las afirmaciones del trabajo sexual como decisión autodeterminada de las mujeres son analizadas como formas de «falsa conciencia» (Dworking 1993; Jeffreys 1997; Danna et al. 2019).

Estas dos posturas se definen en oposición entre sí. Las feministas de la «prostitución como forma de violencia» son críticas con la neo-legalización, y las feministas del «trabajo sexual como forma de trabajo» están claramente en contra de la penalización de los clientes. Dicho esto, dentro de cada campo han surgido varias afirmaciones y estrategias durante la última década. Las feministas que apoyan el «trabajo sexual como trabajo» se han vuelto críticas de los modelos existentes de neo-legalización y han terminado apoyando formas más suaves de intervención estatal llamadas «despenalización». Esto se debe a que reconocen los riesgos para las trabajadoras sexuales que conlleva la intervención estatal y critican la agenda anti-migrante escondida en la mayoría de las legislaciones del trabajo sexual (Serughetti 2019). Las principales alianzas que han construido han sido con organizaciones de derechos de las trabajadoras sexuales que progresivamente se han vuelto más visibles, a pesar de que siguen estando bastante aisladas y sin fondos suficientes (Garofalo Geymonat, Macioti 2016), así como con redes de reducción de daños, organizaciones LGBT, grupos de derechos humanos y organizaciones de salud pública, incluidas, a nivel internacional, la OMS (Organización Mundial de la Salud), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH / SIDA ONUSIDA, Amnistía Internacional, PICUM (Plataforma para la Cooperación Internacional sobre Migrantes Indocumentados), ILGA (Asociación International Lesbiana Gay Bisexual Trans e Intersexual), la Red Global de Proyectos de Trabajo Sexual NSWP y el ICRSE (Comité Internacional sobre los Derechos de las Trabajadoras Sexuales en Europa).

Por otro lado, las feministas de la «prostitución como violencia» todavía parecen identificarse fuertemente con el modelo legal del neo-abolicionismo y han estado presionando a los responsables políticos nacionales e internacionales. Por lo tanto, algunos de sus mejores aliados han pasado a ser Estados que han aprobado este cambio legal, como Suecia, o que no lo han adoptado pero lo apoyan oficialmente, como Estados Unidos y el Vaticano, y organizaciones que lo apoyan sobre la base de creencias religiosas, con las que las feministas normalmente no se juntarían (Bernstein 2012; DeStefano 2008). Esta política ha tenido éxito fuera del contexto nórdico y a nivel europeo (Waagenar, Jahnsen 2018). De hecho, en muchos contextos, han logrado que la penalización de los clientes sea la norma con la que estar a favor o en contra (Ward, Wylie 2017).

(…)

La prostitución en tiempos del covid-19: «Antes de que mi hija muera de hambre, prefiero hacerlo yo del coronavirus»

Tenían cinco clientes al día. Ahora, uno o ninguno. La menor movilidad, la crisis y el miedo al contagio hacen mella en la prostitución, aunque muchas asumen el riesgo por pura necesidad.

 

Por Arantza Rodríguez

23 de noviembre de 2020

https://www.noticiasdenavarra.com/actualidad/sociedad/2020/11/23/hija-muera-hambre-prefiero-hacerlo/1097543.html

 

Una mujer que ejerce la prostitución conversa con un hombre en el barrio de las Cortes de Bilbao. Oskar M. Bernal

 

Claudia no es una temeraria, pero la necesidad aprieta y amenaza con ahogar. Por eso ejerce la prostitución pese a la pandemia. «Me da más miedo no tener qué dar de comer a mi familia que contagiarme. Antes de que mi hija y mi madre se mueran de hambre en Rumanía prefiero morir yo de esta mierda de virus», dice con la impotencia de quien se ve con el agua al cuello, tras haber realizado solo cinco servicios este mes. «Hay muy poco trabajo», se lamenta. Y no es la única. Las restricciones a la movilidad entre municipios, la mala coyuntura económica y el miedo a enfermar han hecho mella en sus carteras de clientes, que, con el cierre de la hostelería, se han quedado, además, sin una de las excusas más socorridas para justificar sus ausencias ante sus parejas.

CLAUDIA: «INSISTO EN QUE SE PONGAN EL GEL Y LA MASCARILLA»

Recién llegada a Bilbao, donde ha alquilado un piso para trabajar con una compañera de fatigas, Claudia exhibe su cuerpo en lencería como reclamo en una página web de citas, pero su mente está en Rumanía, junto a su madre y su hija, a las que envía dinero para mantenerse. Tras ejercer en varios clubes, es la primera vez que lo hace por su cuenta. Mal momento para hacer negocio. A su amiga tampoco le va mucho mejor.

El miedo al contagio se lo sacude Claudia antes de cada cita, obligada por sus circunstancias. Las medidas de seguridad las intenta cumplir como buenamente puede. «Desinfectamos todo a menudo y yo insisto en que los clientes se pongan el gel en las manos y la mascarilla», explica. Ellos no parecen tenerle mayor respeto al virus. «Dicen que es una mentira del Gobierno y que nos va a hundir a todos», afirma.

REBECA: «LOS CLIENTES NO QUIEREN GASTAR CON ESTA CRISIS»

«Si no trabajamos, nadie nos paga el alquiler», dice Rebeca. Y trabajando a veces tampoco le llega. De hecho, era camarera de piso en un hotel «muy conocido» de Bilbao y empezó a ejercer como trabajadora sexual hace poco más de un año para completar sus ingresos. «Estaba por una ETT y me pagaban 300 euros al mes por toda la mañana», detalla. En su nuevo oficio, recuerda, se inició con buen pie. «Tenía cinco o seis clientes al día. ¿Ahora? Uno o cero». Se ríe. Será por no llorar. «Hoy he hecho uno de 40 euros, ayer uno de 50, el sábado y el domingo, que solemos trabajar muy bien, nada. El viernes, 25 euros… Increíble», recapitulaba el pasado martes. Por poco no reúne ni lo que ganaba en el hotel. «Lo junto, pero a duras penas, sudando. Ha bajado muchísimo. Los pisos que llevan toda la vida están igual o peor y trabajo normal tampoco hay».

En semejante tesitura, Rebeca, que se presenta como una veinteañera vasca, ni se plantea la posibilidad de contagiarse en una de sus citas. «Como tengo que pagar mis cosas, a no ser que caiga enferma, no paro», zanja. Entre sus clientes hay de todo. «A muchos les da igual y otros no se quitan la mascarilla para nada. Yo no les puedo exigir que se la pongan porque si no, se van», confiesa esta profesional, que ahora está «tirando de ahorros» y no descarta trasladarse a Suiza, donde la prostitución está regularizada. «Aquí así no se puede. Los clientes no quieren gastar dinero con esta crisis», sostiene. Además del bolsillo, también «les preocupa la multa por salir del municipio y qué decir a la mujer porque están los bares cerrados», revela y confiesa haberse saltado las restricciones a la movilidad. «He ido a Mungia, Getxo, Durango… Como no quieren venir, me arriesgo yo. No hay otra».

LEYRE: «DESDE QUE REDUJERON LA MOVILIDAD, ESTÁ FATAL»

Hace veinte años, «cuando era jovencita», Leyre trabajaba en agencias. Ahora lo hace en su propio piso, en Sestao. «Entonces se ganaba dinero, pero desde que redujeron la movilidad entre localidades, está la cosa fatal y yo no quiero coger a gente del pueblo para que no me descubran», se justifica esta mujer, convencida de que «los clientes tienen más miedo a la multa que al contagio». Ella sabe que «hay un riesgo» porque «conocerlos no es garantía de que estén sanos», pero lo asume para poder pagar el alquiler de su vivienda con la ayuda de su familia.

Durante el confinamiento Leyre recurrió a las citas on line, con las que se gana «muchísimo» menos. «Por una videollamada pido 15 euros. Por una cita presencial de media hora, 50. La diferencia es terrible y al que está acostumbrado a hacerlo en persona la llamada le sabe a poco», explica y se reprende a sí misma por confiar en la palabra de un cliente. «Me engañó diciéndome que me iba a pagar el servicio on line al día siguiente y no lo hizo. Culpa mía porque no se puede hacer antes de que te lo paguen», admite.

Tras denunciar que cuando las profesionales del sexo no trabajan están «desamparadas» y no reciben ninguna ayuda, Leyre censura que «haya clientes que se aprovechen y quieran pagar menos porque saben que la situación es muy dura».

AMAIA: «CON LAS DESCONOCIDAS TENDRÁN MÁS RECELOS»

Amaia ronda la treintena, es autónoma y trabaja tanto en Gipuzkoa como en Bilbao, donde reside. Su situación no es boyante, pero, visto el panorama, no puede quejarse. «Soy una afortunada. La facturación es inferior, pero puedo cubrir los gastos básicos», se consuela, sabedora de que otras compañeras de profesión corren peor suerte. «Otras chicas pueden estar pasándolo bastante mal. Conozco a algunas que han tenido que buscar otro tipo de trabajo, ya sea en hostelería o en tiendas», comenta. Ella subsiste gracias a que lleva «bastante tiempo trabajando por aquí. Los clientes confían en que me cuido y soy una persona responsable en cuanto a los contagios. Con otras chicas, al ser desconocidas, tendrán más recelos».

A la «decadencia» de la prostitución han contribuido, corrobora, «el miedo al contagio, la restricción de la movilidad y el tema financiero. Todos estamos cohibidos a la hora de gastar porque no sabemos qué va a pasar y si van a empeorar las cosas en un futuro». Al igual que otras profesionales, sigue concertando citas pese a la que está cayendo. «Yo hago todo a nivel legal y pago todos los impuestos. De hecho, me los han subido, con lo cual no puedo parar».

MARTA: «TRABAJO CON WEBCAM, NO ME LA QUIERO JUGAR»

Tiene anuncios «por tantos sitios de España» que la llamas pensando que está en Bilbao y te contesta desde Barcelona, donde vive. Es lo que tiene ofrecer «servicios por sexcam o envío de vídeos debido al rebrote del coronavirus». «Cuando nos confinaron, pensé: Algo tengo que hacer porque tengo mis ahorros, pero no sabemos cuánto va a durar esto. Probé, vi que funcionaba y sigo en casa trabajando solo con webcam porque no me la quiero jugar», explica. No gana tanto como antes, pero sí para ir viviendo. «Te ahorras el alquiler de la habitación, los viajes, estar fuera de casa… Ahora puedo estar más con mi familia. No te da para ahorrar, pero sí para todos los gastos. A lo mejor hay días que te haces tres llamadas y otros, ocho. Entonces, más o menos, vas compensando».

Antes de retirarse de la circulación, Marta intentó trabajar como seguían haciendo sus amigas. «Hace unos meses me fui fuera para una semana y a los tres días terminé volviendo. Hay poco trabajo. Hay hombres que se arriesgan, pero los clientes buenos tampoco se la están jugando. Estar pagando una habitación y arriesgándote para hacer uno o dos clientes al día no merece la pena».

 

Veinte años de trata: haciendo balance del mundo que construyó el Protocolo de Palermo

 

Enviado por NSWP el 20 de noviembre de 2020

Autor:

Fuente (instituto / publicación):

Open Democracy

https://www.nswp.org/news/open-democracy-palermo-20th-anniversary-series

 

Esta semana, Open Democracy anunció la publicación de una serie de artículos de pensadores clave que reflexionarán sobre el vigésimo aniversario del Protocolo de Palermo. El Protocolo, un suplemento de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, tiene como objetivo «prevenir, reprimir y castigar la trata de personas», con un enfoque específico en «mujeres y niños».

Los primeros tres artículos publicados como parte de la serie son de particular interés para las trabajadoras sexuales, ya que abordan las cuestiones de la «explotación», que no está definida en el derecho internacional ni en el Protocolo. Los artículos destacan las consecuencias para las mismas personas que el Protocolo y los responsables políticos supuestamente pretenden proteger.

Aquí hemos extraído citas que son relevantes para el trabajo sexual y hemos incluido enlaces a los artículos completos en el sitio web de Open Democracy.

 

¿Qué es la explotación, de todos modos?

“Otro problema aquí es la forma en que ciertas categorías de trabajo (como el trabajo sexual) se enmarcan como esencialmente explotadoras, con líneas claras entre lo que es ‘aceptable’ para la dignidad humana y lo que se dice que es ajeno a ella. El problema es que, una vez más, quienes trazan estas líneas lo hacen de acuerdo con marcos morales específicos de cada cultura y clase. Y estos están lejos de ser compartidos universalmente.

En segundo lugar, cuando categorías enteras de trabajo se construyen como explotadoras por defecto, pueden problematizarse estrategias de subsistencia que pueden no ser problemáticas para las personas que viven en ellas. Peor aún, cuando estas estrategias de subsistencia son consecuentemente dirigidas a la abolición, las personas cuyas vidas dependen de ellas casi siempre sufren. El trabajo sexual y el trabajo infantil son aquí los ejemplos paradigmáticos. Los legisladores y los actores de la sociedad civil de todos los continentes han intentado «salvar» a las trabajadoras sexuales y a los niños trabajadores prohibiéndoles hacer el trabajo del que dependen para vivir. Al hacerlo, solo les causan una miseria cada vez mayor. ¿Esto realmente beneficia a los explotados? »

 

El caso del trabajo sexual

“La frontera porosa entre la explotación capitalista cotidiana y el abuso criminal excepcional es especialmente evidente cuando se trata de debates sobre el trabajo sexual y la trata. El caso de la trata de personas con fines de explotación laboral sexual, que el protocolo destaca como un área de énfasis, revela que la difuminación de la frontera no es el resultado de un pensamiento o una redacción descuidados de un comité. En cambio, es una estrategia consciente de las feministas abolicionistas de la prostitución que dejaron una huella indeleble en el documento.

La fusión de trata sexual y trabajo sexual es una estrategia clave de las organizaciones abolicionistas extremistas. La Coalición contra la Trata de Mujeres, por ejemplo, insiste en que “la explotación de la prostitución y la trata no pueden separarse” y, por lo tanto, equipara el trabajo de cualquier forma de prostitución con la violencia y el abuso sexuales. El protocolo y las políticas nacionales contra la trata de personas que se inspiran en él han servido como herramientas para revitalizar la vigilancia y la persecución legal de las trabajadoras sexuales en general.

Un ejemplo claro de esta agenda en acción son los proyectos de ley SESTA / FOSTA aprobados por el Congreso de los EE.UU. y promulgados como ley en 2018. La ley está destinada a combatir tanto la prostitución como la trata sexual —ambas están constantemente fusionadas en el texto— tomando como objetivo los sitios y plataformas online que utilizan las trabajadoras sexuales para comercializar sus servicios y seleccionar a los clientes, con el argumento de que también podrían ser utilizados por tratantes. La ley pone en peligro la seguridad y los medios de subsistencia de las muchas trabajadoras sexuales que utilizan estas herramientas, como parte integrante del esfuerzo por eliminar de la plataforma el pequeño número de tratantes que también podrían utilizar estos sitios. Con la ayuda de todas las historias sensacionalistas de los medios sobre la trata sexual, la por ahora habitual fusión de trabajo sexual y trata sexual ha sido una bendición para las abolicionistas del trabajo sexual en los Estados Unidos.

Vale la pena señalar (aunque este punto merece un argumento aparte) que el alcance expansivo de las leyes de trata de personas también se utiliza como un arma contra los migrantes y las redes de ayuda a los migrantes. Así como la ley tiende a catalogar todo el trabajo sexual como trata, también la ayuda a los migrantes se ha convertido en objeto de persecución legal como «trata de personas». Como resultado, los proyectos humanitarios, como las misiones de rescate en el Mediterráneo para ayudar a los migrantes en peligro, han sido criminalizados y acusados ​​repetidamente en virtud de las leyes contra la trata.

Es irónico que las feministas abolicionistas de la prostitución, que tuvieron una enorme influencia en la redacción del protocolo, repitan realmente un aspecto del argumento de Marx, aunque de una manera distorsionada y limitada. Ellas también rechazan la división entre trabajo sexual y trata sexual. Quizás, podría pensar uno, podríamos simplemente expandir el marco más allá de «todo trabajo sexual es explotación» a «todo trabajo capitalista es explotación». Pero las abolicionistas de la prostitución no pueden aceptar que el trabajo sexual sea como cualquier otro trabajo; debe seguir siendo excepcional, en parte debido a la base fundamentalmente moral de su condena. Y, como resultado, su solución preferida debe girar en torno al procesamiento penal, como el modelo nórdico que penaliza a los consumidores de servicios sexuales en un intento por destruir el sector del trabajo sexual.

 

No rescate y enjuiciamiento, sino empoderamiento y organización

“… la estrategia adecuada para combatir la vulnerabilidad y la explotación no es el rescate y la persecución legal, sino el empoderamiento y la organización. En primer lugar, dado que la mayoría de las personas son reclutadas para trabajar debido a su vulnerabilidad económica, la forma de combatir esto es empoderarlas creando una seguridad económica genuina. Esfuerzos como iniciativas de reducción de la pobreza, programas de alivio de la deuda y proyectos para acabar con la falta de vivienda. En segundo lugar, dado que los explotados en la sociedad capitalista —los explotados en términos de jerarquías de clase pero también de género, raza, sexualidad y nacionalidad—- tienen un poder potencial, pueden organizarse políticamente. Una solución genuina al problema de la explotación tendrá que ser iniciada por modos de organización sindical de coalición que sean capaces de abordar todas estas jerarquías juntas ”.

 

La lucha contra la trata es un trabajo interno

“En segundo lugar, tenemos organizaciones que han utilizado la lucha contra la trata y el acceso e influencia que esa lucha les permite para hacer avanzar otros aspectos de su agenda. Los grupos que buscan abolir el trabajo sexual son los principales culpables aquí. Las activistas abolicionistas han logrado aprovechar la simpatía por las víctimas de trata para penalizar aún más el trabajo sexual, acosar a las trabajadoras sexuales y sus clientes, y negar rutas seguras y legales de migración interna e internacional para las trabajadoras sexuales. Bajo el disfraz de la lucha contra la trata, en muchas jurisdicciones las victorias anteriores obtenidas por las trabajadoras sexuales se han revertido y las trabajadoras sexuales se han vuelto más expuestas al poder punitivo del Estado.

Esta es una alianza mutuamente beneficiosa. El flujo de cientos de millones de dólares en los Estados Unidos a organizaciones que luchan contra la «esclavitud moderna» ha jugado un papel importante en desviar la atención de las políticas gubernamentales sobre inmigración, libre comercio, empleo, medio ambiente y bienestar público. Hablar de ‘tratantes’ y ‘traficantes’ no solo es una forma eficaz de silenciar otros debates, sino que también permite a los Estados-nación que de otro modo se definirían por sus políticas anti-inmigrantes, anti medio ambiente, anti-mujeres, anti-trabajadores y anti-pobres ser vistos como los salvadores y protectores de las ‘víctimas de trata’ ”.

Irene Montero (Unidas Podemos) quiere desahuciar por ley a decenas de miles de trabajadoras sexuales

 

A través de la “Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual”, pretende cambiar el Código Penal para castigar el proxenetismo no coactivo y la tercería locativa, esto es, alquilar locales donde se ejerce la prostitución.

De esta forma, vuelve a la forma original del abolicionismo implantado por Franco en España en 1961 tras su adhesión al Convenio de Lake Success.

Esta ley supondrá la expulsión de sus domicilios de decenas de miles de prostitutas que ahora viven en clubes y pisos. Sólo aquellas trabajadoras sexuales que tengan piso en propiedad podrán conservar trabajo y vivienda; las demás, perderán ambas cosas.

Es una ley contra las mujeres: todas seremos sometidas a escrutinio por los eventuales arrendadores que intentarán descubrir si somos o no putas, ya que un error les puede llevar a la cárcel. No podrán recurrir a un registro oficial de prostitutas, ya que ese registro está expresamente prohibido por el mismo convenio citado.

El abolicionismo (históricamente fracasado) no tiene cabida en nuestra democracia constitucional. Atenta contra los derechos humanos (fundamentales, constitucionales) de las mujeres. Es violencia contra las mujeres.

Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda

 

https://nzhistory.govt.nz/women-together/new-zealand-prostitutes-collective

 

Este ensayo escrito por Jan Jordan se publicó por primera vez en Women Together: a History of Women’s Organisations in New Zealand en 1993. Fue actualizado por Jan Jordan en 2018.

 

1987-1993

Las trabajadoras de la industria del sexo fueron uno de los últimos grupos en organizarse formalmente en colectivos. Estigmatizadas y acosadas ​​desde fuera, a menudo aisladas y divididas desde dentro, su posición altamente marginada en la sociedad dificultaba la sindicalización. El Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda (NZPC) surgió a fines de 1987 de una serie de discusiones informales sostenidas por trabajadoras sexuales en Wellington, quienes sintieron fuertemente la necesidad de una organización para abordar sus preocupaciones específicas.

Los principales objetivos del NZPC eran prevenir la transmisión del VIH / SIDA en la industria del sexo; trabajar por un orden legal y social que no penalizara ni discriminara a las trabajadoras sexuales; y desempeñar un papel de promoción en relación con las trabajadoras sexuales, por ejemplo, apoyando sus esfuerzos para mejorar las condiciones laborales.

Para lograr estos objetivos, el colectivo estableció programas de divulgación en cuatro centros de Nueva Zelanda. Se formaron bases comunitarias en Auckland, Wellington y Dunedin; en 1993 se planificó otro para Christchurch, donde funcionaba un servicio de contacto telefónico. También había un centro de atención nocturna en Auckland, ubicado junto a Karangahape Road, el distrito de «luz roja» más grande del país.

NZPC estimó que había al menos 8.500 trabajadoras de la industria del sexo en Nueva Zelanda a principios de la década de 1990, trabajando en las calles, en salones, como escorts, en hoteles y en clubes y hogares privados. Aunque la mayoría eran mujeres, transexuales, travestis y escorts masculinos también trabajaban dentro de la industria y se estaban volviendo cada vez más activos dentro del colectivo. La composición del NZPC reflejaba la diversidad de las trabajadoras sexuales en términos de edad, clase, etnia, preferencia sexual, antecedentes religiosos y niveles educativos.

Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda
Este número de Siren, que celebra el 21 aniversario del Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda, apareció en 2008, último año en el que se publicó la revista.

En 1988, el Departamento de Salud contrató al NZPC para trabajar en el área de prevención del VIH / SIDA, y la mayor parte de los fondos del colectivo provinieron del departamento. Sin embargo, con el equivalente a sólo 1,5 trabajadores remunerados a tiempo completo, gran parte de la prestación de servicios del colectivo dependía de sus aproximadamente 40 voluntarios. Los servicios prestados incluyen educación entre pares, a través de programas que promueven la conciencia sobre el VIH / SIDA; distribución de condones y lubricantes, para fomentar prácticas sexuales seguras; una revista regular, Siren (Red de educación y derechos de la industria del sexo), con una tirada de 2000 ejemplares; un entorno social de apoyo para las trabajadoras; y servicios de derivación a médicos comprensivos y otras agencias. NZPC se conectó con otras organizaciones comunitarias contra el SIDA y con grupos de derechos de las trabajadoras sexuales en el extranjero, y también proporcionó un foro de discusión entre trabajadoras sexuales, departamentos gubernamentales y agencias comunitarias.

En 1989, el NZPC hizo una presentación sobre el proyecto de ley de delitos al Comité Parlamentario de Justicia y Reforma Legislativa y siguió promoviendo la reforma legislativa. Sostuvo que el doble rasero legal, que censuraba a la prostituta mientras perdonaba al cliente, obligaba a las trabajadoras sexuales a vivir con el temor constante de ser detenidas y condenadas, provocando una importante alteración de sus medios de vida. Consideró que la despenalización de la prostitución iba de alguna manera a poner fin a la discriminación experimentada por las trabajadoras sexuales y reducir su relativa impotencia dentro de la industria.

El colectivo también vio la legislación discriminatoria entonces en vigor como un impedimento importante para los programas de educación y divulgación sobre el sida: “Si se quiere mantener el sida fuera de la industria del sexo, entonces la industria del sexo tendrá que salir de su escondite y no ser empujada aún más a la clandestinidad». [1] Debido a que la prevención eficaz del VIH / SIDA en la industria del sexo dependía de la mejora del estatus legal de las trabajadoras sexuales, este fue el enfoque principal del NZPC en la década de 1990.

Jan Jordan

 

1994 – 2018

En 1993, el NZPC había existido solo durante cinco años. Hubo muchos, incluidos algunos de los involucrados en su establecimiento, que dudaban de que sobreviviera incluso durante tanto tiempo, tal fue la oposición con la que se encontró inicialmente. Incluso la supuestamente simple tarea de tener su número de teléfono en la guía telefónica había sido una batalla, con Telecom objetando que la palabra «prostitutas» se imprimiera en su guía telefónica.

Veinticinco años después, era difícil recordar la fragilidad inicial de esta organización y la fuerza necesaria para asegurar su supervivencia. En 2018, NZPC empleaba a 18 personas, en su mayoría a tiempo parcial, complementadas por voluntarios y trabajadores contratados especializados. Había bases comunitarias en cinco ciudades de Nueva Zelanda: Auckland, Wellington, Christchurch, Dunedin y Tauranga, todas las cuales brindaban servicios de apoyo e información para las trabajadoras sexuales en los diversos sectores de esta diversa industria. La gama de servicios disponibles incluía controles gratuitos de salud sexual, información legal y financiera, apoyo para el manejo de problemas de drogas y alcohol, suministro de condones y otros productos de sexo seguro, asesoramiento sobre temas como la gestión de clientes o la salida de la industria, y centros de acogida ofreciendo apoyo a la comunidad. Fundamentalmente, siguió siendo una organización dirigida por trabajadoras sexuales para trabajadoras sexuales.

El clima legal en 2018 era muy diferente al que existía cuando se estableció el NZPC, un cambio atribuible en gran parte a su propia campaña exitosa para la reforma legal. La Coordinadora Nacional del NZPC desde sus inicios, Catherine Healy, se convirtió en un rostro familiar durante la década de 1990 cuando encabezó esta campaña, a veces resistiendo la oposición hostil de algunos sectores. Más significativamente, ella y otros dentro del NZPC lograron atraer el apoyo de una amplia y diversa gama de grupos de mujeres, organizaciones comunitarias, académicos y políticos, todos los cuales asumieron la causa de argumentar la importancia de reconocer y proteger los derechos humanos de las trabajadoras sexuales. Esta base de apoyo incluía la Young Women’s Christian Association, la Maori Women’s Welfare League, la Business and Professional Women’s Federation y el National Council of Women.

Como se señaló anteriormente, el apoyo a la despenalización de la industria del sexo se basó en gran medida en la oposición a las formas en que las leyes vigentes perpetuaban un flagrante doble rasero. Esto resultó en que las mujeres que trabajaban en la industria del sexo se arriesgaran a ser condenadas por brindar servicios sexuales a hombres cuyas identidades y acceso estaban protegidos. La condición esencialmente ilegal de las trabajadoras sexuales también las hacía vulnerables a las prácticas coercitivas y de explotación, con pocas oportunidades de reparación legal en caso de que fueran perjudicadas o ofendidas. Estos factores, combinados con el estigma negativo que rodea a la prostitución, también plantearon barreras para cualquier trabajadora que quisiera salir de la industria del sexo.

En 2003, después de que el político laborista Tim Barnett patrocinara el proyecto de ley de reforma de la prostitución en el parlamento, la votación final lo convirtió en ley, convirtiendo a Nueva Zelanda en el primer país del mundo en despenalizar el trabajo sexual. Esta legislación fue única en su objetivo de defender los derechos humanos y laborales de las trabajadoras sexuales, e incluía disposiciones diseñadas para protegerlas de la coerción y la explotación.

La Ley de Reforma de la Prostitución (PRA) fue supervisada activamente durante sus primeros cinco años de funcionamiento por el Comité de Revisión de la Ley de Prostitución (PLRC), un grupo ecléctico que incluía a trabajadoras sexuales y estaba presidido por un comisionado de policía adjunto retirado. Las observaciones y consultas de este comité fueron importantes, dados los temores extremos expresados ​​por quienes se oponían al cambio de ley de que resultaría en aumentos masivos en el número de trabajadoras sexuales y provocaría corrupción e inmoralidad generalizadas. El informe final de 2008 del PLRC fue reconfortante al confirmar que no existen tales eventualidades, sino que describió algunos de los beneficios asociados con el impacto de la Ley en la reducción del estigma y la vulnerabilidad de quienes participan en la industria del sexo:

El Comité concluye que la PRA ha tenido un efecto marcado en la protección del derecho de las trabajadoras sexuales a rechazar clientes y prácticas particulares, principalmente al empoderar a las trabajadoras sexuales al eliminar la ilegalidad de su trabajo. [2]

El Gobernador General
Catherine Healey, a la izquierda, junto a la gobernadora general Dame Patsy Reddy, después de su investidura como dama compañera de la Orden del Mérito de Nueva Zelanda por sus servicios a los derechos de las trabajadoras sexuales, en septiembre de 2018.

En 2018, el NZPC tenía un perfil internacional significativo y estaba conectado a nivel mundial con muchas organizaciones de derechos de las trabajadoras sexuales. Fue ampliamente reconocido como único por haber construido y mantenido con éxito la solidaridad en todos los sectores de una industria a menudo dividida entre sí, y fue ampliamente celebrado por su exitoso activismo a favor de una reforma legal radical. Los académicos internacionales estaban estudiando el éxito del colectivo, tratando de comprender cómo y por qué había logrado lo que muchos todavía creían imposible: un entorno legal dentro del cual se protegen los derechos de las trabajadoras sexuales y se respeta su capacidad para rechazar las demandas de los clientes o empleadores. En junio de 2018 se hicieron titulares internacionales cuando, en la lista de honores del cumpleaños de la reina, Catherine Healy fue nombrada dama, una forma de reconocimiento que esta experimentada luchadora encontró a la vez humillante y conmovedora. Había sido un viaje largo y difícil, pero su tenacidad infundió la del NZPC en general y aseguró que gradualmente el estigma inicial fuera reemplazado por la admiración por su constante defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales. Una organización fundada por un pequeño grupo de mujeres había tardado menos de veinte años en desafiar la hipocresía de larga duración y cambiar las leyes de la nación.

 Jan Jordan

 

Notas

[1] Catherine Healy, miembro fundador, NZPC, discurso pronunciado en el Beehive Theatrette, Wellington, 27 de agosto de 1992.

[2] Ministerio de Justicia, 2008, p. 14.

Fuentes no publicadas

Registros colectivos de prostitutas de Nueva Zelanda, 1987–1992, Oficina Nacional de NZPC, Wellington.

Sitio web de NZPC, http://www.nzpc.org.nz/

Fuentes publicadas

Barnett, Tim, Catherine Healy, Anna Reed y Calum Bennachie, ‘Lobbying for descriminalization’, en Gillian Abel, Lisa Fitzgerald y Catherine Healy (eds), Taking the Crime Out of Sex Work: New Zealand Sex Workers Fight for Descriminalization, Policy Press, Bristol, 2010, págs. 57–73.

Healy, Catherine, Calum Bennachie y Anna Reed, ‘History of the New Zealand Prostitutes’ Collective ‘, en Gillian Abel, Lisa Fitzgerald y Catherine Healy (eds), Taking the Crime Out of Sex Work: New Zealand Sex Workers luchan por la despenalización , Policy Press, Bristol, 2010, págs. 45–55.

Jordan, Jan, ‘»De balleneros, excavadores y palomas sucias»: Una historia de la industria del sexo en Nueva Zelanda’, en Gillian Abel, Lisa Fitzgerald y Catherine Healy (eds), Taking the Crime Out of Sex Work: New Zealand las trabajadoras sexuales luchan por la despenalización, Policy Press, Bristol, 2010, págs. 25–44.

Manson, Bess, «Dama Catherine Healy ‘traída del frío’ tras una carrera de activismo a favor de las trabajadoras sexuales», Stuff, 4 de junio de 2018. https://elestantedelaciti.wordpress.com/2018/06/04/nueva-zelanda-catherine-healy-traida-del-frio-tras-una-carrera-de-activismo-a-favor-de-las-trabajadoras-sexuales/

Ministerio de Justicia, Informe del Comité de Revisión de la Ley de Prostitución sobre el funcionamiento de la Ley de Reforma de la Prostitución de 2003, mayo de 2008

New Zealand Prostitutes ‘Collective,’ Off Our Backs and on to Our Political Feet! ‘, En Jan Jordan, Working Girls: Women in the New Zealand Sex Industry Talk to Jan Jordan, Penguin, Auckland, 1991, págs. 271–74

Radacic, Ivana, Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda: Un ejemplo de actor político exitoso, Ciencias Sociales, vol. 6 No. 2, 2017.

Siren, Revista del Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda, 1988–2008.

Eugenio Zaffaroni defendió la legalización de la prostitución: “Prohibiendo estás agravando todo”

Eugenio Zaffaroni* se mostró a favor de la legalización de la prostitución tras el asesinato de Enzo Aguirre, un joven correntino de 23 años, hallado muerto en un hotel porteño.

 

Radio Mitre Política

17 de noviembre de 2020

https://radiomitre.cienradios.com/eugenio-zaffaroni-defendio-la-legalizacion-de-la-prostitucion-prohibiendo-estas-agravando-todo/

 

Eugenio Zaffaroni defendió la legalización de la prostitución: “Prohibiendo estás agravando todo”.

 

Enzo Aguirre, de 23 años, fue hallado asfixiado en un hotel del barrio porteño de Retiro. El joven ejercía la prostitución y al encontrar su cuerpo mostraba signos de utilización de precintos y una media en la boca. A raíz de esto, Eugenio Zaffaroni apoyó la legalización de la prostitución.

“Creo que es indispensable reconocer que existe el trabajo sexual. Frente a cualquier problema social conflictivo hay dos caminos: creer que se puede eliminar de forma ilusoria o entender que no se puede eliminar, y hacer una reducción de daños”, aseguró el exjuez de la Corte Suprema de Justicia.

A su vez agregó: “Prohibiendo la prostitución estás agravando todo y generando un Estado cafishio que propicia la explotación”.

Zaffaroni insistió: “Ponés a las personas en manos de cafishios, estás favoreciendo la explotación, y generando todo un problema mucho más grande como la corrupción, generando un Estado cafishio, que justamente vive de la corrupción, la explotación, en vez de pagarle a sus funcionarios”.

En declaraciones radiales, el exjuez calificó este asesinato como “un crimen de odio”: “Puede que sea un robo, pero es claro que es un crimen de odio también. Esto tiene importancia para calificarlo a la opinión pública, que entiendan que esto no es sólo en contra de este muchacho, sino contra toda una categoría social, contra todo lo que no sea una sexualidad convencional”, explicó.

Las hipótesis apuntan a que el joven correntino fue asfixiado por personas con las que previamente había concretado una cita sexual y que luego estos quisieron robarle.

 


*

Eugenio Raúl Zaffaroni (Argentina)

Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

Nombrado Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2015 para el periodo 2016-2022, y comenzó sus funciones el 1° de enero de 2016.

Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina (2003-2014), se desempeñó en la judicatura durante más de dos décadas.

Diputado de la Ciudad de Buenos Aires y Presidente de Bloque del «Frepaso» (1997-2000), Presidente de la Comisión de Redacción de la Convención Constituyente (1996) y Vicepresidente tercero de la Comisión de Redacción de la Asamblea Nacional Constituyente.

Fungió como Director General del Instituto Latinoamericano de Prevención del Delito de las Naciones Unidas (ILANUD) y como Procurador General de Justicia de la provincia de San Luis. Asimismo, se desempeñó como Interventor del Instituto Nacional de Lucha contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo.

Entre sus obras más recientes se encuentran Criminology and Criminal Policy Movements (Estados Unidos: University Press of America, 2013); La Pachamama y el humano (Argentina: Colihue, 2011) y Derecho Penal. Parte General (Argentina: Ediar, 2000).

Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional del Litoral y abogado por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, ambas instituciones argentinas. Ha recibido Doctorados Honoris Causa en 31 universidades latinoamericanas.

Nació en Buenos Aires, Argentina, el 7 de enero de 1940.

https://www.corteidh.or.cr/sitios/compos14/zaffaroni.html

“Putamente Poderosas” y la reinvindicación de los derechos de las trabajadoras sexuales

Durante la contingencia por el COVID-19, este colectivo se hizo visible por apoyar a esta población con mercados y ayudas económicas, sin embargo, sus esfuerzos van más allá del asistencialismo. Le contamos.

 

Por Luisa Fernanda Rodríguez J.

17 de noviembre de 2020

“Putamente Poderosas” y la reivindicación de los derechos de las trabajadoras sexuales

 

 

Hace tres años a la diseñadora de vestuario, Melissa Toro, le surgió un interrogante en torno a la vulnerabilidad de las trabajadoras sexuales. Fue desde ese momento en el que empezó a tener contacto con esta población, a hacerle acompañamiento y a ser gestora de proyectos en pro de visibilizar sus luchas.

Luego con un puñado de voluntarios profesionales, se conformó lo que más tarde se llamaría ‘Putamente poderosas’, dirigido por esta joven.

Pese a que ha sido un camino que inició en 2017, el colectivo tomó su nombre en marzo de 2020, cuando se declaró la pandemia por el COVID-19, cuando lanzaron una exitosa campaña de recolección de recursos para socorrer a vendedores ambulantes y a las trabajadoras sexuales del centro de la ciudad. Sin embargo, afirman que su radio de acción va más allá del asistencialismo.

Se escogió ese nombre porque “putamente significa muy, mucho, bastante y algo expansivo”, reiteró la directora. La idea del grupo es impactar a quienes ejercen este oficio para que se organicen y puedan luchar por sus derechos. “Es una plataforma que conecta a la ciudadanía, al Estado y a las trabajadoras sexuales para lograr una transformación social y política. Nosotras somos un amplificador de sus voces”, añadió Melissa Toro.

En Colombia la Corte Constitucional, en su sentencia T-629 de 2010, reconoce a la prostitución como un trabajo y por ello deben respetarse las garantías laborales como en cualquier otro oficio. Sin embargo, esto no se cumple a cabalidad, de hecho, sus derechos son vulnerados y su oficio no es reconocido socialmente como se establece en la ley.

“Es una mano amiga, si eres trabajadora sexual es el brazo que te acoge y te empodera”, es el sentir de Mary Luz López Henao, quien entre los 19 y los 37 años ejerció ese oficio en diferentes zonas del país por la necesidad de mantener a su familia. Hoy es una líder social que trabaja con comunidades vulnerables.

En la actualidad, 15 trabajadoras sexuales hacen parte de esta organización, a quienes se les da orientación en asuntos relacionados con sus derechos, normatividad, dignificación, asistencia sicológica y salud física, entre otros aspectos.

De igual forma, se les está reforzando conocimientos para que sean líderes, se les enseñan conceptos como explotación sexual, prostitución, trabajo sexual, sus deberes y derechos fundamentales, violencias y qué pueden exigir.

Por ahora el radio de acción es con las trabajadoras del centro, aunque la idea es hacerle acompañamiento también a las denominadas “prepago” y a las modelos webcam. A largo plazo buscan impactar a las menores de edad explotadas sexualmente, afirmó Melissa Toro.

Tejido sanador

Mary Luz se vinculó a una iniciativa denominada Guerreras del Centro ya que su deseo era ayudarse y auxiliar a otras a recobrar la dignidad, de modo que no siguieran siendo “cosificadas”.

En 2018 en un encuentro cultural que incluyó la obra de teatro ‘Nadie sabe quién soy yo’ a cargo de un grupo de personas vulnerables, acudieron varias organizaciones como ‘Casa de las estrategias’, ‘No matarás’, ‘Movimiento ríos vivos’, entre otras. Allí, Melissa Toro como ideadora del colectivo invitó a esta madre de familia para que hiciera parte del proyecto.

López Henao siguió en su proceso personal de reivindicación de su vida dentro de la entidad. Actualmente integra la agrupación de base para cooperar en el restablecimiento de los derechos de otras. “Estoy aquí para acompañar, para escuchar, por mi historia de vida, porque yo ejercí el trabajo sexual y lo hice conscientemente, pero también fui sobreviviente de trata (de personas), también me explotaron…”, sostuvo Mary Luz.


El colectivo “Putamente Poderosas” tiene varias líneas de acción, entre ellas está la atención psicosocial y una línea de proyectos en la que ofrecen capacitaciones a las trabajadoras sexuales.


“Putamente Poderosas” tiene varias líneas de acción, en principio está la atención psicosocial y por otro lado, la Línea de Proyectos. La primera es ayuda sicológica y estructural. La segunda es capacitación en artes y oficios, en lo que se incluye ‘tejidos poderosos’, pues tejer permite sanar, reconstruir y resignificar.

“Estamos generando productos para diferentes marcas y son ingresos que les quedan a ellas. Ahí les estamos mostrando una opción de vida”, enfatizó Toro.

Otro programa es ‘Expresiones poderosas’, que se adelanta de la mano de la caja de compensación familiar Comfama y que busca formar a estas mujeres que habitan inquilinatos para que sean promotoras culturales.

Dos veces por semana, desde sus lugares de vivienda, ofrecen conversatorios de arte y cultura, a donde también van los niños en este tiempo de confinamiento. Ahí ellas se vuelven una especie de profesoras por lo cual reciben retribución económica.

Entre tanto, se adelanta otro proyecto con Comfama sobre el tema ‘el trabajo sexual en tiempo de pandemia’ mediante el bordado, con lo que se ha querido mostrar a través de sus relatos la situación actual de esa comunidad que ha tenido que disminuir sus tarifas, y que otras tantas veces, aunque su oficio se reconoce en la constitución, son atacadas por policías.

El equipo tiene sicólogos, trabajadores sociales y otros. En total suman nueve mujeres y dos hombres. Cabe anotar que no tienen sede física, pero sí han adelantado un trabajo importante de alianzas con diferentes entidades como el Museo de Antioquia, el Teatro Lido, Comfama, la Gerencia del Centro de la Alcaldía de Medellín y otras entidades que facilitan sus espacios para las reuniones del equipo. La meta es conseguir una locación propia en La Candelaria.

Finalmente, Melissa Toro expresó que el grupo a su cargo en unión a las colectividades Las viejas verdes y La red comunitaria trans, de Bogotá, adelantan la campaña ‘Juntas somos más poderosas’, que busca mostrar que los derechos de las trabajadoras sexuales en una pandemia se defienden, no se debaten. Radicaron en los concejos de ambas ciudades un derecho de petición para que desde la institucionalidad den respuestas contundentes y se visibilice el quehacer de esa población.

 

¿Abolir la prostitución? Sólo Ciudadanos está en contra: «La regulación protege a las trabajadoras»

EL ESPAÑOL pregunta a los principales partidos con implantación nacional. El Gobierno busca «un acuerdo transversal» para erradicarla.

 

Marcos Ondarra @MarcosOndarra

14 de septiembre de 2020

https://www.elespanol.com/espana/politica/20200914/abolir-prostitucion-solo-ciudadanos-regulacion-protege-trabajadoras/520198611_0.html

 

Laura Berja (PSOE), Irene Montero (Podemos), Marga Prohens (PP) y Sara Giménez (Ciudadanos).

 

El Gobierno de España quiere abolir la prostitución. Así lo anunció Pedro Sánchez el pasado 7 de septiembre en una entrevista concedida a TVE: «Forma parte del acuerdo de Gobierno» que el PSOE contrajo con Unidas Podemos. No obstante, debido a que el Ejecutivo sólo suma 155 escaños, el presidente admitió la necesidad de llegar a un «acuerdo transversal».

Bajo esta premisa, la gran pregunta es: ¿cuáles de los principales partidos estarían dispuestos a sumarse a ese «gran acuerdo» por la abolición de la prostitución? EL ESPAÑOL ha charlado con representantes de los principales partidos para que expliquen su postura.

Ciudadanos es el único que se confiesa abiertamente regulacionista —es decir, defiende que la prostitución es un trabajo y promueve regular la forma en la que se lleva a cabo—, mientras que tanto el PSOE como el PP se muestran abolicionistas —consideran la prostitución, además de la trata, violencia contra la mujer—.

Unidas Podemos se sitúa en un término medio. Por un lado, admite que distintas posturas conviven en su seno, aunque recalca que la abolición de la prostitución es «el horizonte al que queremos llegar». La formación de izquierda radical establece además una distinción entre la «trata con fines de explotación sexual» y «la prostitución» porque ésta última «atiende a otras lógicas».

Vox, por último, prosigue con su veto a este medio y no ha querido responder a las preguntas planteadas. En su programa electoral, la única alusión indirecta a la prostitución es una propuesta que reza: «Prohibición de los vientres de alquiler y toda actividad que cosifique y utilice como producto de compra-venta a los seres humanos».

Cs: regular como en Alemania

Sara Giménez, diputada de Ciudadanos por Madrid en el Congreso de los Diputados, considera que se trata de una cuestión «muy compleja y en gran parte oculta, porque no existe ningún establecimiento público con licencia de ‘prostíbulo’, aunque sí existen establecimientos públicos en los que se ejerce de manera más o menos abierta la prostitución».

En este sentido, la diputada considera que «hay que afrontar la cuestión con realismo y de manera pragmática, huyendo del populismo y de las grandes proclamas irrealizables, igual que de los anuncios oportunistas e interesados a los que lamentablemente estamos acostumbrados».

«En Cs, por supuesto, tenemos el compromiso firme de combatir a las mafias y erradicar la trata y la explotación sexual. Esa es nuestra prioridad, pero somos conscientes de que la prostitución no va a desaparecer con una iniciativa parlamentaria o simplemente con cerrar los ojos: hace falta valentía y realismo para abordar esta actividad como lo hacen otros países de nuestro entorno», arguye Giménez.

En este sentido, la diputada liberal asegura que su partido aboga por regular la prostitución «como se ha hecho ya en Alemania, Países Bajos, Austria o Suiza» ya que «protege a las trabajadoras y trabajadores sexuales, garantiza sus derechos y lucha de manera efectiva contra las mafias».

«Además, está claro que este debate no puede quedarse encorsetado en posturas maximalistas que no dan solución a la situación de personas vulnerables, para las que habría que poner atención desde una perspectiva amplia que busque garantizar su plena inclusión», concluye la representante de Ciudadanos.

PSOE: abolición

Laura Berja, portavoz de Igualdad del PSOE en el Congreso de los Diputados, es tajante cuando habla con este diario de la postura de su partido: «Nosotras somos abolicionistas de la prostitución, lo hemos dicho muchas veces y en el programa electoral llevamos medidas que van en esa dirección».

Medidas que, según anuncia la portavoz de Igualdad, pasarían por la «tipificación de todas las formas de proxenetismo», así como por añadir «responsabilidad penal a los dueños de los prostíbulos«.

La prostitución, según la diputada socialista, es una «forma de explotación sexual, una esclavitud y una grave vulneración de los derechos humanos» porque «se aprovecha muchas veces de la situación de extrema pobreza». «La prostitución se sirve de la feminización de la pobreza», arguye.

En este sentido, recalca que la prostitución «es el escaparate de la trata» porque «siempre hay un sistema opresivo detrás del ejercicio de la prostitución». «Hay redes y mafias detrás de ese ejercicio».

En su programa electoral para las últimas elecciones, los socialistas abogaban por sanciones por la demanda y compra de esta práctica. Asimismo, son partidarios de introducir una figura jurídica que permita «sancionar penalmente a quienes contribuyan o se beneficien de la prostitución ajena». De este modo, el PSOE pretende «desmantelar» la industria de la prostitución.

PP: Pacto de Estado

Marga Prohens, portavoz de Igualdad del Partido Popular, explica que desde su partido, «como impulsores del Pacto de Estado contra la Violencia de Género», son partidarios de «luchar contra la prostitución, que está muy ligada a la trata con fines de explotación sexual».

«El 90% de las mujeres que ejercen la prostitución en España lo hacen siendo víctimas de explotación sexual», asegura Prohens. Por ello, la diputada popular pide que «como está recogido en el Pacto, se trabaje en una ley integral de lucha contra la trata con fines de explotación sexual«.

-¿Y si una mujer desea libremente dedicarse a la prostitución?

-Cuando legislas, debes mirar por el interés general. Las cifras son muy claras: la mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución no lo hacen de forma libre. Por tanto, no podemos vivir en una sociedad que da pasos hacia la igualdad y hacia la erradicación de la violencia, pero luego permanecer impasibles ante esta actividad. El cliente paga un precio por usar el cuerpo de una mujer durante un tiempo determinado. Esta actividad conlleva muchas veces maltrato físico o prácticas abusivas hacia una mujer que no tiene poder para decidir qué labor quiere realizar.

«Todo el resto es palabrería y parches, como la medida de cerrar los prostíbulos con la pandemia», critica la diputada del PP por Baleares. En este sentido, dice estar «extrañada» por la postura del Gobierno: «La ministra de Igualdad dijo en una comparecencia a principio de legislatura que ella se consideraba abolicionista, pero que no se aboliría la prostitución durante este mandato, que no era prioritario».

Unidas Podemos: división

Unidas Podemos, en conversación con este medio, se remite al documento de feminismos presentado en la Tercera Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos —Vistalegre III—. En éste, la formación admite que dentro de su seno conviven distintas posiciones en materia de prostitución. Quizá por eso la redacción del documento resulte ambigua.

Por un lado, la formación sostiene que «las medidas punitivas solo refuerzan el estigma» y que las instituciones públicas «deberían ofrecer alternativas de vida a las mujeres». No obstante, también recalca que la abolición de la prostitución es «el horizonte al que queremos llegar».

Podemos también distingue entre «trata con fines de explotación sexual» y «la prostitución» porque ésta última «atiende a otras lógicas». Con respecto a ésta última, el partido morado defiende medidas como «la derogación de la directiva europea de retorno, el cierre de los CIE —Centro de Internamiento de Extranjeros— y la derogación de la ley mordaza».

Todas estas medidas, según Podemos, son «fundamentales a la hora de abordar la prostitución por la vinculación que tienen con los procesos migratorios y la prostitución que se ejerce en la calle».