Nace una nueva escuela de feminismo inclusivo, crítica con la Rosario Acuña

El movimiento promueve tejer alianzas con los colectivos LGTB y hace suya la defensa de los derechos de «todas las mujeres»

 

Cartel de la nueva escuela de pensamiento feminista impulsada por la Asamblea Moza d’Asturies

 

s.d.m.

30 de junio de 2020

https://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2020/06/29/nace-nueva-escuela-feminismo-inclusivo-critica-rosario-acuna/00031593451539933390806.htm

 

No surge para polemizar pero sí para confrontar. «La Escuela de Pensamiento Feminista Para Todas nace para abrir un espacio de reflexión inclusivo que siga la estela del 8-M y apueste por una cultura de debate que permita superar las lógicas de confrontación y negación de derechos de la Escuela Rosario Acuña». Así presenta la Asamblea Mozad’Asturies el programa de actividades que va a desarrollar el próximo fin de semana, durante los días 4 y 5 de julio, a través de su canal de Youtube. «En estos momentos en los que vivimos un clima de debates encarnizados por redes sociales, en los que se caricaturizan teorías y se hacen muñecos de paja, toca ser valientes, abrir un espacio de reflexión para entrar a fondo en las cuestiones y promover otra cultura del debate que nos permita construir y avanzar», explican.

Esta nueva escuela que nace en Asturias apuesta por un feminismo no identitario, que teja alianzas con la lucha LGTB y con otros colectivos y luchas sociales, desde el concepto más amplio e inclusivo posible. Se presenta como un feminismo que habla de la sexualidad también desde el placer y no solo desde el peligro y sin caer en lo que considera «nuevas normatividades sexuales», porque la idea es tener en cuenta, como compañeras, a todas las mujeres, para luchar por los derechos de todas. «No queremos negar derechos a nadie, queremos juntarnos para mejorar los de todas», argumentan sus fundadoras.

¿Dónde radica la novedad de su mensaje? La Escuela Feminista Rosario Acuña ha sido hasta ahora la referencia, pero la edición del año pasado estuvo rodeada de polémica. Xega Asturias y la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) denunciaron los «múltiples mensajes tránsfobos, especialmente contra las mujeres transexuales» lanzados y hasta exigieron una rectificación. Ambas asociaciones reclamaron al Ayuntamiento de Gijón, que financia la escuela, que garantice que «no destinará más dinero público a este tipo de actos». Para que su reivindicación llegase más gente, incluso recogieron firmas a través de la plataforma change.org.

La polémica parte, fundamentalmente, porque en la Escuela Feminista Rosario Acuña se sostiene la tesis de que conceder derechos a las mujeres transexuales pone en riesgo a lo que consideran las «auténticas mujeres». Cuestiona derechos sexuales, reproductivos y civiles de minorías sexuales. En la edición del verano pasado se realizaron declaraciones como que las mujeres transexuales son «actrices de género»

Frente a esta posición, Asamblea Mozad’Asturies promueve el «Feminismo para todas». Su cartel cuenta con ponentes de la talla de Clara Serra, Cristina Garaizabal, Miquel Missé, Paloma Uría, Georgina Orellano, Soraya Calvo, Silvia Agüero y María Rodríguez entre otras. Las ponencias serán telemáticas debido a la crisis del coronavirus, pero la intención de las organizadoras es que las siguientes ediciones sean presenciales. Anuncia que no será, por tanto, puntual sino que surge con vocación de futuro.

La Escuela Rosario Acuña 2020 empieza, precisamente, mañana, 1 de julio, bajo el título Ética y Agenda Feminista del Tiempo presente. Es decir, que ambas se desarrollarán en la misma semana. Volverá a impartir la conferencia inaugural Amelia Valcarcel, Ética feminista: cuerpos y sociedades. 

De hecho, la organización ha remitido cartas tanto a la director general de Igualdad, Nuria Varela; a la alcaldesa de Gijón, Ana González; y a la propia Valcarcel invitándolas a participar, desde la discrepancia. «Creemos que, a pesar de los profundos desacuerdos que mantenemos, es imprescindible escucharnos entre nosotras con cordialidad y voluntad de entendimiento, huyendo de las descalificaciones y burdas mofas que hemos escuchado anteriormente en conferencias financiadas por el Ayuntamiento de Xixón», señala en esa misiva que, hasta el momento, no ha encontrado respuesta.

El programa íntegro

Sábado 4 de julio

-11.45 horas. Presentación de la Escuela.

-12.00 horas. Mesa I: Debates feministas sobre la sexualidad. Con Clara Serra y Cristina Garaizabal. Modera Sara Combarros.

-16.00 horas. Mesa II: Un feminismo más allá de la identidad. Con Miquel Missé, Paloma Uría y Georgina Orellano. Modera Janni Rozada.

Domingo 5 de julio

-12.00 horas. Mesa III: Placeres y fantasías como herramientas feministas. Con Soraya Calvo y María Rodríguez. Modera Xana Ebrecht.

-14.00 horas. Feminismo no payo para todas. Con Silvia Agüero y Melissa Cicchetti.

 

El “HASTA SIEMPRE” de las HETAIRAS

https://colectivohetaira.org/

INTERIOR AEROPUERTO.

—Caye: Mi amiga, que se va porque quiere.

—Policía: ¿Perdón?

—Caye: Que se va porque quiere, que no la echa nadie. Se va ella, a ver a su hijo.

—Policía: Estupendo.

—Caye: Nada más que eso.

(Princesas, de Fernando León de Aranoa).

Hace justo hoy 24 años, el 12 de marzo de 1995, nacía en Madrid Hetaira, colectivo en defensa de los derechos de las prostitutas. Hoy, 24 años después, decidimos colectivamente que Hetaira llega a su fin. Ésta es, sin duda, la comunicación más difícil que hemos tenido que realizar en todos estos años de andadura.

Hetaira nace de las ganas de un grupo de mujeres (unas prostitutas y otras no) que, tras reunirse durante dos años antes pensando sobre las estrategias y necesidades de quienes ejercían la prostitución, decide dar el paso de alquilar un espacio en una calle de nombre hermoso, la calle del Desengaño (la misma que le producía “Malegría” a Manu Chao en su canción y, con parecido sentimiento, nos asentamos). Los últimos años nos trasladamos —obligadas por la gentrificación— a la calle Fuencarral, porque decidimos estar cerca de las mujeres más vulnerables entre quienes ejercen la prostitución: aquellas que captan a su clientela en la calle.

Hetaira creció y se hizo fuerte, gracias a las ganas y al impulso de un grupo de mujeres que tuvimos por bandera la generosidad; la generosidad por apoyarnos siempre, por aprender unas de otras y por estar dispuestas a compartir tristezas y alegrías, éxitos y fracasos. También supimos enfrentarnos a los conflictos internos y salir reforzadas de ellos, porque siempre supimos poner por delante lo único importante: la defensa de los derechos de las prostitutas desde nuestro pensamiento feminista.

Hetaira creció y se hizo fuerte, gracias a que había mujeres que tenían los pies en la tierra, que sabían qué necesidades materiales había que trabajar para mantener el local, para mantener el equipo, para buscar financiación, para crecer como asociación, para adentrarse en las instituciones.

Creció y se hizo fuerte, gracias a que había mujeres que echaban a volar la imaginación (no teníamos referentes, excepto alguna iniciativa en contextos distintos al nuestro) para cambiar la política tradicional e integrar la lucha de las prostitutas en los discursos sociales, políticos, culturales y económicos. Las prostitutas, por fin, son ya hoy sujet@s polític@s, le pese a quien le pese y están organizadas. Y estamos orgullosas en lo poco o mucho que hayamos podido influir para generar esta autoorganización en distintos puntos del país. Porque comenzamos solas, pero conseguimos generar alianzas indestructibles.

Creció y se hizo fuerte, gracias a que formamos parte de plataformas pro derechos internacionales, donde dejamos alguna pequeña huella y donde aprendimos de nuevas realidades y de otras posibles formas de actuar. También en la trata de personas y no solo en el trabajo sexual.

Creció y se hizo fuerte, gracias a que nos formamos, estudiamos y empapamos de realidad. Escribimos cientos de artículos, narramos nuestra experiencia en incontables charlas y mesas redondas y difundimos nuestras ideas a través de los medios de comunicación, del mundo de la cultura. Recordaremos siempre la primera vez que una puta puso el pie en una facultad no para ser “diseccionada” sino para impartir “saber”: explicar en qué consistía su trabajo y cuáles eran los derechos que reclamaban.

Creció y se hizo fuerte, gracias al contacto permanente con las prostitutas, algunas formando parte del colectivo y otras no, que nos recordaban cada día que era lo importante y que era accesorio. Porque había que estar en los polígonos, en los parques, en la Casa de Campo, en las esquinas, en los clubes, de noche y de día, con frío y con calor.

Creció y se hizo fuerte, relacionándose con cientos de mujeres que ejercen el trabajo sexual y estudiamos, junto a ellas, medidas y alternativas reales a sus diversas situaciones. Nos enriquecimos al encontrar una realidad diversa: mujeres de todas las edades, mujeres de diversas nacionalidades, mujeres racializadas, mujeres trans, mujeres lesbianas, mujeres bisexuales. Mujeres alucinantes.

Creció y se hizo fuerte, gracias a que animó a la autoorganización de las prostitutas en plataformas autónomas, en donde ellas tuvieran la palabra: la ya desaparecida Agrupación Montera y AFEMTRAS (en buenísimo estado de salud) por ejemplo. Y porque, en la medida de nuestras posibilidades, siempre estuvimos apoyando a las nuevas asociaciones que surgían en otras ciudades del país.

Creció y se hizo fuerte, gracias al empuje definitivo de las primeras líderes de entre las chicas de la calle, que arriesgaron todo porque nada tenían que perder. Que dieron la cara ante los medios de comunicación, que se plantaron ante los problemas e injusticias. Mujeres que sufrieron, en ocasiones, un estigma injusto y una persecución difícilmente soportable.

Creció y se hizo fuerte, gracias al activismo de todas; porque a lo largo de todos estos años, entraron y salieron a lo largo de todos estos años un buen puñado de mujeres que supieron dejar huella en quienes continuaron en el proyecto y que dejaron en Hetaira lo mejor de sí mismas. Lo hemos pasado en grande -el sentido del humor siempre fue nuestro gran aliado- organizando en todos estos años manifestaciones, concentraciones, conciertos, festivales, pasarelas de moda fashion, fiestas, aniversarios. Cualquier formato era bueno para llevar la realidad de las prostitutas a la agenda política y social.

No es fácil mantener un proyecto como Hetaira que necesita de muchas, muchísimas, horas de activismo: hay que salir cada semana a la calle, acudir a todas las reuniones precisas, atender a investigadoras y/o becarias, a artistas que llaman a nuestra puerta con su proyecto bajo el brazo (un documental, un proyecto fotográfico, una obra de teatro, un guión de cine), para atender a los medios de comunicación, para escribir artículos, para preparar ponencias y viajar a donde nos llamaran, para atender a las redes sociales, y, además, continuar formándonos ante las nuevas realidades que se presentan…

Así quisimos que fuera, no deseamos nunca ni un proyecto asistencial dirigido a las prostitutas ni mucho menos una asociación que se redujera a contratar personal que las atendiera. Y la apuesta significa horas de activismo en los tiempos libres de cada una  de nosotras en el mejor de los casos, y en horas de sueño en el peor y más realista de los casos.

No sabríamos por dónde empezar a agradecer, tampoco tendríamos espacio suficiente para hacerlo.

Habéis sido tantas las personas que nos habéis acompañado a lo largo de todos estos años, haciendo que los momentos difíciles siempre se dulcificaran. Gracias a quienes nos ayudasteis a levantar cuando desesperábamos (y no solo económicamente). Gracias a quienes empujasteis siempre a nuestro lado. Gracias queridas y queridos socios. Gracias a quienes defendisteis nuestro trabajo en lugares no demasiado “amables”, Gracias a la vida por ponernos delante a tantísima gente inteligente y luchadora con quienes hemos trabajado en alianza durante todos estos años.Gracias en definitiva a todas las personas que en algún momento gritasteis a nuestro lado: YoSoyHetaira. Gracias, gente valiente.

Quienes nos conocéis bien sabéis que quienes conformamos Hetaira continuaremos trabajando en la defensa de los derechos humanos y por un feminismo que escuche y esté al lado de las necesidades de nuestras queridas chicas de la calle, de quienes tanto continuamos aprendiendo y de todas las trabajadoras del sexo. Lo sabéis y es lo único que hoy -que escribimos este “hasta siempre” tan difícil- nos hace felices: siempre estaremos ahí. Con vosotras. Y, aunque parezca el final de una historia es al contrario, esta lucha no ha hecho más que comenzar.

¡Qué viva la lucha de las prostitutas!

¡Hasta siempre y seguimos!

¡Nos vemos en las calles!

Un abrazo enorme de

“Las hetairas” (como cariñosamente, acabasteis llamándonos).

Madrid, 19 de marzo de 2019

  1. Podéis localizarnos hasta mediados de diciembre de 2019 en nuestro local y en nuestro email: hetaira@colectivohetaira.org.

Mantendremos la página web, que reforzaremos, recogiendo lo que hicimos en estos 24 años de activismo.

Este feminismo no es el mío

 

¿En nombre de qué principio feminista se les impide a las prostitutas el derecho constitucional a sindicarse?

 

Por CRISTINA GARAIZABAL

8 de septiembre e 2018

https://elpais.com/sociedad/2018/09/07/actualidad/1536316203_156901.html

 

A raíz de la furibunda y antidemocrática reacción del Gobierno ante el registro del Sindicato de Trabajadoras Sexuales (OTRAS) se ha reavivado el debate sobre la prostitución. Abolición o legalización (regulación) aparecen como únicas alternativas. La realidad de la prostitución es bastante compleja, llena de luces y sombras que no deben ser obviadas en las políticas públicas. El mundo ideal que nos gustaría como feministas se sitúa en el plano del debate y las políticas públicas feministas* deben ir encaminadas a mejorar las situaciones que habitan las mujeres. Estas situaciones son complejas y algunas de ellas muy lamentables. Este es el caso de las trabajadoras sexuales: invisibilizadas, estigmatizadas, obligadas a trabajar en situaciones de riesgo y sobreexplotación que no han escogido aunque hayan decidido ejercer este trabajo por falta de reconocimiento, protección y amparo legal como trabajadoras, sufriendo normativas municipales que las obligan a trabajar clandestinamente en sitios peligrosos… Las políticas públicas deberían ir encaminadas a mejorar esta situación.

Considerarlas víctimas obligadas a ejercer la prostitución implica invisibilizar a todas las que se consideran trabajadoras y que se han dejado oír con fuerza desde sus organizaciones. Escucharlas es imprescindible para acertar en las medidas políticas.

Por el contrario, el Gobierno, basándose en ciertas posiciones feministas, les niega el derecho a montar un sindicato ¡Indignante! ¿En nombre de qué principio feminista se les impide un derecho constitucional? El argumento más repetido: detrás están los proxenetas. Una vez más, parece que las mujeres no tenemos voz propia, que nos mandan los hombres, idea que me entristece cuando además es esgrimida en nombre del feminismo.

Los debates a favor o en contra de la prostitución me parecen un absurdo al igual que el propio objetivo de abolirla aquí y ahora. En la práctica esto significaría la prohibición de la prostitución, como en Suecia, obligando a quienes trabajan en ello a abandonarla aunque no quieran, despreciando su voz, sus decisiones, su realidad y lo que ellas plantean para mejorarla.

Políticas públicas democráticas y feministas son aquellas que escuchan a las protagonistas y amplían sus derechos para combatir las diversas discriminaciones. ¿Por qué no ocurre con las prostitutas? ¿En nombre de qué valor feminista se conculcan los derechos humanos de estas trabajadoras? Este feminismo no es el mío ni el de muchas más mujeres. Apuesto por un feminismo integrador y no excluyente que atienda todas las situaciones de discriminación en las que se encuentran las mujeres. Y en este caso, desde un análisis estructural, integrar a las trabajadoras del sexo en las propuestas feministas me parece imprescindible para abrir brechas en el orden heteropatriarcal. Las putas son “las otras” imprescindibles para configurar un “nosotras” feminista.

* Pongo feministas en cursiva porque en nombre de un determinado feminismo (que se considera el único verdadero) se pretende negar los derechos y la propia existencia de mujeres trabajadoras del sexo y de sus sindicatos.

 

Cristina Garaizabal  es activista feminista y pertenece al Colectivo Hetaira

 

Hablemos de derechos, no de goles

 

  • El Ministerio de Trabajo ha decidido iniciar el trámite de impugnación del sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales. El derecho a sindicarse está recogido en la Constitución española y prostituirse siendo mayor de edad no es delito en España
  • La ministra de Trabajo asegura que le han colado un gol y que es uno de los peores disgustos de su vida política. ¿Le supone uno de los peores disgustos de su vida el que las mujeres se autoorganicen para luchar por sus derechos laborales?

 

Mamen Briz / Cristina Garaizabal

1 de septiembre de 2018

https://www.eldiario.es/tribunaabierta/Hablemos-derechos-goles_6_809529058.html

 

Miembros de la Organización de Trabajadoras Sexuales EFE

 

El derecho a sindicarse es un derecho fundamental recogido en el capítulo ‘Derechos y libertades. De los derechos fundamentales y de las libertades públicas’ de la Constitución Española de 1978. Así reza el artículo 28: “Todos tienen derecho a sindicarse libremente. La ley podrá limitar o exceptuar el ejercicio de este derecho a las Fuerzas o Institutos armados o a los demás Cuerpos sometidos a disciplina militar y regulará las peculiaridades de su ejercicio para los funcionarios públicos. La libertad sindical comprende el derecho a fundar sindicatos y a afiliarse al de su elección, así como el derecho de los sindicatos a formar confederaciones y a formar organizaciones sindicales internacionales o a afiliarse a las mismas. Nadie podrá ser obligado a afiliarse a un sindicato”.

El sábado 4 de agosto se publicó en el BOE la resolución de la Dirección General de Trabajo por la que se anuncia la constitución del sindicato denominado Organización de Trabajadoras Sexuales, en siglas OTRAS. OTRAS está conformado por trabajadoras y trabajadores del sexo, algunas ya organizadas en asociaciones pro derechos, otras trabajan captando a sus clientes en la calle, otras de forma autónoma en pisos y hoteles… Y viven y trabajan en ciudades diferentes, aunque su sede está ubicada en Barcelona. Juntas deciden dar un paso más para organizarse sindicalmente y pelear por sus derechos laborales.

Hay prostitutas ya sindicadas. Durante el mes de julio se constituyó una sección sindical en Intersindical Alternativa de Cataluña (IAC). Durante los últimos años han sido muchos los encuentros entre organizaciones sindicales y organizaciones pro derechos, pero no ha habido los acuerdos que ya funcionan en otros países: AMMAR en Argentina trabaja bajo el paraguas de la CTA, o la organización alemana Hydra bajo el sindicato Verdi o las holandesas El Hilo Rojo bajo el paraguas del sindicato FNV, etc, etc.

El Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social ha decidido iniciar el trámite de impugnación del sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales. Bueno, en su nota de prensa no llega a hablar de “sindicato”, sería una gran contradicción, que un Gobierno, del signo que sea, decida impedir la creación de un sindicato, un derecho recogido en la Carta Magna. En su nota de prensa dice textualmente que “la prostitución no es legal en España”. Y asombra esta aseveración. El Código Penal es esclarecedor en explicar qué es delito y qué no lo es en materia de prostitución. Así prostituirse, siendo mayor de edad, en nuestro país no es delito y no pueden arrestarte ni detenerte por ello.

Cierto es que desde que entró en marcha la Ley de Seguridad Ciudadana el modelo prohibicionista se empezó a implantar de forma abierta y clara en relación a quienes captan a sus clientes en la calle. Es decir, desde hace ya más de dos años, las prostitutas por decisión propia (y las posibles víctimas de trata) que captan a sus clientes en la calle están siendo multadas, de forma reiterada. No hay cifras exactas, o al menos desde Delegación de Gobierno no las facilitan, porque en ocasiones figuran como “desobediencia a la autoridad”. Lo saben las organizaciones pro derechos que, desde hace años, trabajan también recurriendo las multas que acumulan las prostitutas. Pero esto no parece preocuparle al Gobierno. Tampoco parece preocuparle, en exceso, que esta misma ley, más comúnmente llamada ‘ley mordaza’ posibilite las expulsiones en caliente sin que previamente se pueda determinar si algunas de las personas que entran ilegalmente a través de nuestras fronteras pudieran ser víctimas de trata.

Desde el Ministerio dan por supuesto que denominarse “feminista” es suficiente para barrer de un plumazo la posibilidad de que quienes ejercen la prostitución por decisión propia puedan sindicarse para evitar todo tipo de abusos a los que se ven expuestas quienes trabajan en calle, quienes trabajan autónomamente y quienes trabajan para terceros en clubes y pisos (con horarios irrisorios, con condiciones laborales imposibles de ubicar en ningún “Estatuto de los Trabajadores”, sin contratos, sin vacaciones, sin bajas por enfermedades comunes o laborales…). Un Gobierno feminista es, bajo nuestro punto de vista, aquel que no se olvida de ninguna mujer, porque nadie vive mejor sin derechos que le protejan.

La ministra de Trabajo asegura que le han colado un gol y que es uno de los peores disgustos de su vida política. ¿Le supone uno de los peores disgustos de su vida el que las mujeres se autoorganicen para luchar por sus derechos laborales, para no dejarse pisotear, para contar con herramientas para denunciar posibles situaciones de explotación laboral?

El problema del Gobierno es que la mera existencia de las prostitutas autoorganizadas (y de activistas feministas y activistas pro derechos humanos que las apoyan) pone en jaque todas sus ideas retrógradas en materia de prostitución. Su discurso hace aguas frente a la presencia de mujeres empoderadas que desde hace años pelean por sus derechos y con quienes jamás ha contado para mantener un mínimo diálogo y conocer de primera mano cuáles son sus necesidades. El feminismo hegemónico, representado por las feministas que llegaron al poder, pretende tener la ‘verdad absoluta’, pero la realidad es la que es. Muchas personas, mujeres (cis y trans) y hombres se prostituyen por decisión propia en nuestro país y ninguna ley va a terminar nunca con ello. ¿No sería más sensato, más acorde con una sociedad del siglo XXI, que lo hagan bajo un paraguas de derechos?

Dicen desde el ministerio que si se reconoce un sindicato de prostitutas las estaría reconociendo como trabajadoras de una “actividad no legalizada”. Una actividad que, sin embargo, se refleja en las cifras del PIB. Una actividad que mantiene económicamente a profesionales del sexo y sus familias y que no está prohibida por ley, es simplemente una actividad de las ubicadas en la “economía informal”. Para más inri, no tiene en cuenta que ya existe la posibilidad de darse de alta como autónoma en la sección Servicios Personales Especiales dentro de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE). Ya existe un reconocimiento explícito de que la prostitución es trabajo. También lo han reconocido diferente tribunales. La primera sentencia data de 2001 y es del Tribunal de Justicia de la Unión Europa.

La prostitución decidida no tiene nada que ver con la trata de personas (un delito recogido en nuestro Código Penal), pero también se le olvidó a la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, cuando usó el hashtag #PSOEAbolicionista para hablar de la prostitución como esclavitud tras el 8 de Marzo (un 8 de Marzo en el que, por cierto, participaron las prostitutas organizadas que acudieron con pancartas, megáfonos y muchísimo entusiasmo a las manifestaciones que se celebraron en Madrid, Barcelona, Sevilla o Murcia…).

Las políticas públicas que los gobiernos del PSOE han implantado en muchos municipios no son nada novedosas: prohibir, perseguir, multar, buscar la víctima perfecta y lanzar mensajes simplistas ante una realidad compleja, muy compleja. Quienes sí han salido bien parados durante todo este tiempo han sido los empresarios de los macroburdeles, que tan sólo han visto aumentar sus beneficios a costa de no tener la obligatoriedad de dar de alta a quienes trabajan en sus locales. Además, ellos sí están registrados como asociación en la Dirección General del Trabajo (tras obligarles una sentencia del Tribunal Supremo de 2004). ¡Qué buena jugada! El Gobierno se lanza contra las prostitutas autoorganizadas y los empresarios de clubes de alterne se van de rositas. De ahí la necesidad de organizarse sindicalmente.

Tampoco se avanza en la protección real de las víctimas de trata: ¿cuántas órdenes de asilo se han concedido en el último año? ¿cuántos juicios condenatorios para los tratantes de personas? ¿cuántas víctimas han recibido indemnización por el daño causado? Pero éste ya es otro tema y, recordamos, no afecta solamente al sector de la prostitución. Hay víctimas de trata esclavizadas en los campos, en la industria textil, en la mendicidad y de momento nadie ha exigido prohibir el trabajo en el campo o en el textil. Muchas preferimos seguir practicando un feminismo basado en la solidaridad entre mujeres, en escuchar, en reconocernos en las otras, especialmente en aquellas que son sistemáticamente discriminadas por haber decidido ejercer la prostitución y enfrentarse a toda la sociedad que las criminaliza, culpabiliza y las representa como las “malas mujeres”.

El plazo para presentar alegaciones a la constitución de OTRAS ya ha finalizado. Habrá que esperar a conocer qué tipo de impugnación estudia hacer la Abogacía General del Estado. Y el Gobierno habrá de saber que las prostitutas no van a permanecer calladas, que son ya sujeto político desde hace años y que muchas activistas feministas y organizaciones pro derechos humanos están ya a su lado. Nueva Zelanda despenalizó el trabajo sexual en 2003 y estableció medidas basadas en los derechos de las personas que ejercen (y no en los intereses empresariales) además no las obliga a registrarse como tal si no es su deseo. Catherine Healy fundadora de la NZPC, colectivo de trabajadoras sexuales, lo explicaba en una visita a Madrid. Amnistía Internacional aboga igualmente  por la despenalización del trabajo sexual a nivel mundial.

 

Feminismos Puta. Trabajo sexual, derechos y otros debates

 

http://labonne.org/blog/2018/04/04/vis-a-bis-treball-sexual-drets-i-altres-debats/?platform=hootsuite

 

25 de abril de 2018

 

Paula Ezkerra, Cristina Garaizabal y María Jesús Izquierdo. Tres voces en relación en el marco de los Vis a Bis de La Bonne reflexionando alrededor los llamados feminismos puta.

¿Qué son los feminismos puta?

¿Dónde estamos las trabajadoras sexuales dentro de los feminismos?

¿Cómo podemos reflexionar juntas sobre cómo afectan a las trabajadoras sexuales los discursos que se reducen a querer abolir la prostitución?

¿Cómo pensar el trabajo sexual desde una perspectiva de economía feminista? ¿Cómo el abordaje del trabajo sexual como trabajo es una oportunidad para repensar las relaciones y los derechos laborales del mercado de trabajo?

¿Combatimos el estigma de puta desde la lucha feminista? Si el estigma puta nos afecta a todas, ¿como lo podemos desactivar juntas?

En este Vis a Bis queremos poner sobre la mesa uno de los grandes debates históricos de los feminismos poniendo de relieve la fuerza política de la complicidad entre mujeres.

25 de abril a las 19: 00h en La Sala

Volvemos con los VIS A BIS, un ciclo de conversaciones, para poner en escena diferentes feminismos, donde dialogar, confrontar, transferir y encontrarnos en torno a temas diversos. Un espacio generador de debate y reflexión desde diferentes prácticas y pensamientos feministas.

#VISaBIS #LaBonne # 25A #FeminismesPuta

Ya puedes ver la sesión en nuestro canal de Youtube:

Los efectos del estigma de la prostitución en la mujer

 

https://bit.ly/2IZwGsI

 

Los efectos del estigma de la prostitución en la mujer

 

NOMBRE AUTOR: Laura Mingorance Rosa

NOMBRE TUTOR:Maria Gómez Garrido

Memoria del Trabajo de Final de Grado

Estudios de Grado de Trabajo Social

de la

UNIVERSITAT DE LES ILLES BALEARS

Curso Académico 2014/2015

 

RESUMEN

El presente trabajo tiene por objeto realizar un estudio sobre los efectos psico-sociales que produce el estigma en la mujer que ejerce la prostitución. Para ello, primero se realiza una visión sobre las dos perspectivas que actualmente abordan el fenómeno de la prostitución: quienes consideran la prostitución una forma privilegiada de ejercicio del poder patriarcal y una forma de esclavitud sexual para las mujeres (siendo víctimas o cómplices de los hombres) y quienes consideran que la prostitución es un trabajo. A continuación, se plasma los derechos fundamentales que deben estar presentes en este colectivo. Seguidamente se da una pincelada a la multitud de causas que pueden llevar a cabo el acceso a la prostitución. Como eje central del trabajo, se profundiza sobre el estigma de la prostitución y la valoración negativa de la sociedad sobre dicho fenómeno. Este proceso de etiquetaje a la prostituta la sitúa en una posición de vulnerabilidad que genera en la persona diferentes consecuencias. Desde este prisma se pretende estudiar las consecuencias psico-sociales que produce el ejercicio de la prostitución. Finalmente, tras el estudio de las consecuencias se mencionan algunas pistas para el acompañamiento a este colectivo desde el Trabajo Social.

Palabras clave: prostitución; vulnerabilidad; derechos humanos; estigma; efectos psico-sociales.

 

0.-INTRODUCCIÓN

La prostitución se entiendo como la actividad donde se negocia el cuerpo a cambio de dinero o cualquier otro bien material, estableciéndose la siguiente estructura: una persona que lo ofrece y una que la demanda. Socialmente, la persona que ofrece el servicio es cuestionada. Históricamente, la prostitución ha ido acompañada por la estigmatización que genera dicho fenómeno, generando actitudes y comportamientos excluyentes hacía las mujeres que ejercen la prostitución. Por lo tanto, la identidad de una mujer que ejerce la prostitución se construye en torno al estigma, al rótulo de ser diferente, de ser indigna de aceptación social.

 

1.- EL CONCEPTO DE PROSTITUCIÓN

De acuerdo con Musto & Trajtenberg, (2011) cuando pensamos en el término prostitución surgen tres pensamientos velozmente: la idea de vender el cuerpo por dinero; la idea de que es una mujer quien vende y un hombre quien demanda; la idea de mala reputación o estigma asociada a las personas que hacen este tipo de transacciones.

En la industria del sexo abrumadoramente la oferta está constituida por mujeres y la demanda por hombres (Stillwell 2002 citado en Musto & Trajtenberg, 2011). Algunos autores ven como adecuado que las definiciones refieran a personas que intercambian sexo o favores sexuales por dinero, drogas u otras bienes transables (Overall 1992 citado en Musto & Trajtenberg, 2011). Otros señalan que el sexo comercial constituye meramente una forma de empleo, o una actividad generadora de ingreso.

La prostitución plantea no solo la presencia de un intercambio de naturaleza sexual por una forma de pago. Respecto a este fenómeno se establecen tres importantes aclaraciones: en primer lugar, la interacción puede tener diversas formas, desde flirtear, bailar, tomar, hasta el coito; en segundo lugar, este intercambio puede ser voluntario o forzado; en tercer lugar, no necesariamente los participantes de este intercambio son los que realizan o reciben el pago (Hwang & Bedford 2004, citado en Musto & Trajtenberg, 2011).

Siguiendo a Wardlow 2004 citado en Musto & Trajtenberg, 2011, la forma de definir la prostitución tiene importantes consecuencias. En primer lugar, las estimaciones de prevalencia e incidencia del fenómeno son afectadas según el tipo de comportamientos y actitudes que se incluyan dentro de lo que entendemos por prostitución. Por ello, algunos autores   rastrean una evolución conceptual que va desde el término inicial “prostitución”, pasando por “trabajo sexual” hasta llegar a “redes sexuales” o “sexo de supervivencia”. Más allá de los múltiples disensos, esta evolución conceptual refleja cierto acuerdo de algunos autores en torno a que trabajo sexual es un término más adecuado y neutro. Permite abandonar el énfasis moralizante, negativo y estigmatizador de la terminología previa y parece representar más precisamente lo que las mujeres creen que hacen cuando se involucran en intercambios sexuales monetarizados y las razones de los mismos

Tras estas líneas básicas que definen el fenómeno de la prostitución a grandes rasgos, cabe señalar que existen fuertes desacuerdos en torno a cómo entender la prostitución. Para poder realizar una definición adecuada, es fundamental explicar el fenómeno plasmando las dos posturas que actualmente la abordan y difieren en aspectos esenciales. Por un lado, quienes consideran que la prostitución es una forma privilegiada de ejercicio del poder patriarcal y que es una forma de esclavitud sexual para las mujeres, en las que éstas sólo pueden ser víctimas o cómplices de los hombres. No diferencian entre prostitución forzada y por decisión propia, pues una situación de esclavitud nunca puede ser voluntaria. En consecuencia, las prostitutas son vistas siempre como las víctimas por excelencia y el ejercicio de la prostitución como algo degradante e indigno en sí mismo. Desde este prisma, la alternativa es la abolición de la prostitución y la reinserción de las prostitutas independientemente de lo que éstas quieran, o dicho de otro modo, dando por sentado que esto es lo que quieren todas ellas (Garaizábal, 2000). Por otro lado, se sitúan quienes consideran que la prostitución es un trabajo, una actividad que puede ejercerse de maneras muy diferentes. Donde se diferencia entre quienes lo hacen obligadas por terceros y quienes lo hacen por decisión individual aunque obviamente condicionada por las situaciones personales. Se considera a las prostitutas con toda su dignidad y con capacidad para decidir sobre sí mismas y sobre sus condiciones de vida, aunque a veces lo tengan difícil. Son trabajadoras a las que se les debería de reconocer los mismos derechos que tienen el resto de trabajadores. Siendo fundamental que cualquier política que se desarrolle en este terreno cuente con la voz de las propias prostitutas (Garaizábal, 2000).

Aunque se encuentren estas dos perspectivas tan contrariadas, ambas presentan una preocupación común: luchar contra la situación discriminatoria que sufren las mujeres que ejercen la prostitución (producto del estigma) y que dicho colectivo se encuentre en una posición de protección tanto laboral como institucional.

 

2.-DERECHOS FUNDAMENTALES DE LAS PERSONAS QUE EJERCEN LA PROSTITUCIÓN  

Según Daniela Heim (2011), la necesidad de proteger los derechos fundamentales de las personas que ejercen la prostitución, como ámbito diferenciado del de la protección de los derechos fundamentales de las víctimas de la trata y el tráfico de personas con fines de explotación sexual.

Para proteger más eficazmente los derechos fundamentales de las personas que ejercen la prostitución, el movimiento pro-derechos exige, entre otras cosas (Heim, 2011):

a) el reconocimiento de las ganancias obtenidas mediante el ejercicio de la prostitución y otras formas de trabajo sexual (por ejemplo, la pornografía) para el acceso los derechos de ciudadanía (y especialmente en el caso de personas extranjeras);

b) el derecho a condiciones justas y favorables de trabajo;

c) el derecho a la salud y al cuidado del cuerpo como derechos inherentes a su trabajo;

d) el derecho a la seguridad social, a percibir prestaciones sociales por incapacidad y desempleo;

e) el derecho a que los gastos en salud y en productos para el cuidado y la mejora de la salud sean deducibles de sus declaraciones de impuestos;

f) la abolición de cualquier legislación que prohíba la prostitución, tanto a través de normas penales como administrativas34;

g) la condena incondicional de la violencia ejercida contra toda persona que practique la prostitución;

h) mancomunar esfuerzos contra la trata de personas, la inmigración y la prostitución forzada y la exclusión social;

i) asegurar el reingreso honorable en sus países de origen de las trabajadoras sexuales repatriadas y la financiación del mismo;

j) erradicar la violencia institucional ejercida contra las personas que trabajan en la prostitución;

k) procurar soporte financiero a grupos de prostitutas, grupos de auto-ayuda y organizaciones no gubernamentales que trabajen con ellas;

l) procurar financiamiento para monitorear políticas de bienestar para el colectivo de trabajadoras y trabajadores sexuales y evaluar sus efectos en el mundo de la prostitución

Heim (2011) añade que, partiendo de estas premisas, el feminismo pro-derechos plantea un uso del derecho que, sin prescindir de las prohibiciones, se interesa más por determinar el alcance, los límites y las posibilidades de las autorizaciones. La idea base de esta perspectiva, es que el derecho puede contribuir a ampliar los espacios de libertad de las mujeres en contextos de prostitución en la medida en que reconozca explícitamente los derechos de las personas que se dedican a ella y no en la medida en que los niegue. Es decir, plantea un uso proactivo del derecho, a través de la puesta en marcha de instrumentos jurídicos que – sin renunciar por completo a él trasciendan del marco penal para la defensa de las personas involucradas en estas actividades: sólo cuando otros ámbitos del ordenamiento jurídico y, en particular, cuando el derecho laboral se involucre en esta tarea, los derechos de estas personas estarán protegidos y garantizados. Esto no implica reconocer que el trabajo sexual, en general, y la prostitución, en particular, puedan ser considerados como un trabajo ordinario, o como cualquier otro, sino que los derechos que son reconocidos y defendidos en cualquier otro trabajo deben serlo también en el ámbito del trabajo sexual y, más concretamente, en el de la prostitución.

 

3.- LA DIVERSIDAD DE QUIENES EJERCEN LA PROSTITUCIÓN

Lourdes Perramon (2012) señala que la suma de muchas individualidades da pie a poder afirmar que son muchos los elementos que se encuentran en los previos al inicio en el ejercicio de la prostitución. Sin embargo hay un elemento que acaba resultando fundamental y decisorio: la fuerte y urgente necesidad económica que vive la mujer, unido a una falta de oportunidades adecuadas para responder a esa necesidad.

Según APRAMP (2005) la pobreza, la dependencia, una educación inadecuada, la falta de vivienda, la adicción a drogas, la discriminación sexual y racial son temas que aparecen constantemente en las historias personales de mujeres que ejercen la prostitución.

Existen numerosas y complejas situaciones que favorecen el ingreso en el mundo de la prostitución, entre las que encontramos: malos tratos, carencias afectivas fruto de una ruptura de la unidad familiar, analfabetismo, drogodependencias, condiciones vigentes del fenómeno migratorio, graves necesidades económicas, maternidad de adolescentes, ausencia de respaldo social o familiar en determinados momentos de sus vidas, etc. (APRAMP, 2005).

Sin embargo, APDHA (2008) señala que la prostitución deviene como una relación marcada por diferentes vectores que representan tanto variedad de motivaciones, como complejidad de situaciones e incluso, diversidad de intereses. Así pues, responder a la pregunta a ¿quiénes trabajan en la industria del sexo?, sólo puede contestarse teniendo en cuenta la enorme variedad de situaciones que se dan.

Los diferentes estudios e investigaciones de distintos agentes sociales, realizados en los últimos años, ponen de relieve la existencia de una creciente tendencia a ocupar los espacios de la prostitución tradicional femenina por mujeres que han inmigrado. Esto no quiere decir que no quede un importante número de mujeres nacionales que ejercen la prostitución: compartiendo espacios con las mujeres inmigradas, en la calle como forma de costearse la droga, mayores en zonas específicas de algunas ciudades, madres solteras que han encontrado en la prostitución el camino más seguro de obtener rentas suficientes para salir adelante, o estudiantes… (APDHA, 2008)

Pero mal haríamos si nuestra imagen de la prostitución, desde un punto de vista formal y con fines analíticos, se quedara en esos segmentos de actividad más llamativos. Y menos aún a la hora de elaborar propuestas y de buscar soluciones a las demandas de las personas que trabajen en dicho sector, pues ni todas las situaciones son iguales, ni los problemas los mismos, ni las soluciones pueden ser uniformes. Una adecuada visión de ese trabajo requiere abordar los diferentes segmentos del sector de la industria del sexo, su interrelación si la hubiere y un ajuste de las soluciones posibles a los diferentes cuadros de problemas que se manifiestan. Por eso nos produce sonrojo la ingenuidad, cuando no la desidia intelectual, que revelan esos análisis y propuestas que consideran la prostitución, no ya como un fenómeno universalmente uniforme, dotado de características comunes en todos sus casos, sino como una categoría universalmente deslocalizada y atemporal, definida exclusivamente por patrones morales e ideológicos, ajena a los contextos sociales y a la voluntad de los agentes que intervienen en ella (APDHA, 2008).

 

4.-EL ESTIGMA DE LA PROSTITUCIÓN

El término estigma fue acuñado por Erving Goffman hace más de treinta años, refiriéndose con él al menosprecio que causa en la colectividad social alguno de sus miembros o grupos cuando presenta algún tipo de condición, atributo o rasgo de comportamiento considerado abominable (ya sea referente a su apariencia física, defectos de carácter o por su pertenencia a un grupo determinado -raza, religión, nacionalidad, en nuestro caso, comportamiento sexual, etc.). El estigma aísla a quienes lo sufren y les hace más vulnerables frente a abusos de todo tipo. Habla, el mismo autor, de un proceso en el que la reacción de los demás estropea la «identidad normal». Por lo que las personas estigmatizadas son devaluadas, rechazadas, experimentan discriminación, insultos e incluso ataques. Las personas que se perciben a sí mismas como miembros de un grupo estigmatizado (lo sean o no), se dice que llegan a experimentar estrés psicológico (Goffman, 2006).

Siguiendo a Dolores Juliano (2002), el estigma:

  • Es entendido como una marca o señal sobre un grupo que previamente se ha designado para ser discriminado, es socialmente construido.
  • Cumple una funcionalidad social diferenciando, a través de procesos identitarios, entre las mujeres buenas y las consideradas malas, sancionado con el rechazo a las segundas.
  • Conlleva en las mujeres una fuerte carga, llegando incluso a la autoinculpación, generando la necesidad de ocultar su actividad y por tanto la llamada “doble vida”
  • En muchos casos es, dentro del ejercicio de la prostitución, el elemento que genera mayor sufrimiento y más difícil de superar porque perdura en el tiempo, aún después de haber abandonado la actividad.

De acuerdo con APDHA (2008) el estigma aísla a quienes lo sufren y les hace más vulnerables frente a abusos de todo tipo. Además, una vez que aparece como una marca, el estigma supone una pérdida de valor social: “la puta”, cuando se le visibiliza o cuando se muestran libremente, quedan señaladas y definidas por su forma de ganarse la vida, lo que les empuja a un proceso de exclusión en múltiples sentidos. Ante ello, es frecuente escuchar a las prostitutas decir: “yo no soy puta, trabajo de puta”o “yo no me vendo, me alquilo”, expresiones que ponen de manifiesto el anhelo de liberarse de la dura carga que supone el estigma.

ALTER (2008) alega que para la sociedad hay dos clases de mujeres: las buenas (madres, esposas) y las malas (prostitutas). El principal insulto que se le aplica a una mujer es puta, y no sólo se utiliza para denominar a la mujer que ejerce la prostitución, sino para referirse a cualquier mujer que infrinja las normas, no sólo en el campo de la sexualidad. Juliano (2002) indica que un simple repaso de los peores insultos nos da una clara idea de esta situación y del largo recorrido que queda por hacer hasta superar un rechazo social que raya en la vulneración de derechos. Esta es la referencia tradicional al tema del estigma sobre la prostitución, con la diferenciación entre mujeres “buenas y malas”, que busca el control de las primeras a partir del rechazo a las segundas a quienes considera como “viciosas” o la “tentación de los hombres”.

Como sostiene Gail Petherson, la palabra “puta”, sinónimo de mujer ilegítima, malvada, pecadora o víctima, al tiempo que divide al género femenino entre buenas y malas, libres y esclavas, honestas y deshonestas, puras e impuras, putas y esposas, putas y madres, actúa como un poderoso instrumento de control de las mujeres y de su sexualidad. Es una estrategia de control social que connota una imagen negativa y estereotipada de la autonomía femenina, cuya amenaza recae sobre todas, pero que golpea con singular crueldad a las prostitutas. Este estigma oprime de tal manera a quienes trabajan en la industria del sexo, que numerosos estudios lo consideran el principal factor de exclusión social que sufren estas personas. En efecto, por encima de las discriminaciones que comporta, el estigma de la prostitución representa una valoración muy negativa de la actividad en sí, la cual, al margen de la forma en que las trabajadoras vivan su experiencia en este sector y de las estrategias que desarrollen para superar los momentos difíciles, provoca fuertes sentimientos de culpabilidad y auto-incriminación (Petherson, 1989).

En relación con ello, APDHA (2008) señala que las mujeres prostitutas que se muestran como tales, sin tapujos, son consideradas “malas mujeres”, incapaces de desarrollar los roles que la sociedad ha presupuesto para ellas (madre, pareja, cuidadora…) y, cuando muestran o denuncian su sufrimiento, son vistas como “víctimas” de terceros, siempre imaginados como hombres. Siempre hay algo que valorar o decir al respecto, dada la imposibilidad de asumir la diversidad de experiencias y vivencias de mujeres y hombres. Los estereotipos son “atajos” con que comprehender la complejidad social y este caso lo pone muy claramente de manifiesto.

Perramon (2012) añade que en la actualidad la estigmatización de la prostitución en lugar de desaparecer se ha recreado incorporando en la construcción del estigma, a esa “identidad supuesta” que hay que rechazar, dos aspectos nuevos. Por un lado, prolifera una imagen de las mujeres como “delincuentes” o “incívicas”, causantes de la inseguridad ciudadana y el deterioro de las calles o zonas donde ejercen prostitución. Esta identidad es reforzada muchas veces y se utiliza como excusa por los Gobiernos, que criminalizan la prostitución de calle o carretera a través de leyes o normativas en las que las prostitutas aparecen como las causantes de la degradación de determinados barrios en las grandes ciudades, de accidentes de tráfico en carreteras, y como el foco preferente de atención incluso en procesos de reurbanización. Sería algo así como el paso de “pecadora” a “peligrosa”, “incívica” o incluso “delincuente” (Perramon, 2012). Por otra parte, también está proliferando la imagen de “víctima”, ya sea de las circunstancias (mujeres pobres, con traumas infantiles, víctimas de violencia sexual en una etapa temprana de la vida, etc.) o de la “maldad de los hombres” (que las engañan y coaccionan para que ejerzan la prostitución). Desde esta supuesta debilidad como víctimas, lo fundamental es protegerlas, salvarlas, y como no son capaces de pensar qué es lo que más les conviene, ya se encargan los gobiernos o las entidades de establecer las políticas sociales, sanitarias y los proyectos. Sería algo así como el paso de “viciosas” a “débiles” y “víctimas” (Perramon, 2012).

El estigma implica ser considerada una “puta” y conlleva a que toda su vida se vea reducida a esta categoría y que todos sus actos sean juzgados desde este prisma, aplicándose varas de medir más estrictas y prejuiciadas para ellas que para otros sectores sociales (Garaizábal, 2000). Este estigma del que hemos estado hablando produce en las mujeres que ejercen la prostitución diversos efectos psico-sociales, los cuales se detallan en el siguiente apartado.

Finalmente, la posibilidad de avanzar para romper el estigma se basa en un trabajo social común encaminado a asumir la realidad tal y como es, sin simplificarla. El respeto por la libertad en las opciones sexuales de cada cual es un principio básico desde el que partir para lograr ganar terreno en este tema. En el momento en que podamos llegar a consensos sociales sobre la necesidad de respetar de cualquier comportamiento sexual libre, consentido, responsable y respetuoso con los derechos de los demás -independientemente de si los presentan hombres o mujeres- estaremos en un buen punto de partida para mejorar las condiciones de vida de las personas que se dedican a la prostitución, y por supuesto, para asumir y normalizar la diversidad sexual que presentan nuestras sociedades (APDHA. 2008).

 

5.- LOS EEFECTOS PSICOSOCIALES DEL EJECICIO DE LA PROSTITUCIÓN

Las malas vivencias de las prostitutas no son tanto por las prácticas sexuales que desarrollan en el ejercicio de la prostitución sino las condiciones sociales en que lo ejercen y el menosprecio de la sociedad hacia ellas.

En este apartado se van a abordar las consecuencias psico-sociales más latentes en las mujeres que ejercen la prostitución, aunque esta lista no es excluyente. Garaizábal (2000, 9) hace referencia al sentimiento de culpabilidad y el secreto debido al desarrollo de la actividad, así como la negación del hecho y la justificación. Martínez, Sanz & Puertas (2007, 95-101) añaden la desconfianza, la falta de expectativas y posibilidades, el deterioro de la autoestima y la pérdida del ritmo social.

Respecto al sentimiento de culpabilidad, éste convive con el deseo de legitimidad. La búsqueda de legitimidad y el apoyo que se reciba en este proceso suele ser un elemento central para superar el estigma (Garaizábal, 2000). El sentimiento de culpabilidad aparece por el hecho de clasificar el yo estigmatizado en una de las dos clases de mujeres existente en nuestra sociedad: “mujeres buenas” (las madres y esposas) y “mujeres malas” (las prostitutas). Posicionarse en el segundo grupo (malas mujeres) genera sentimientos de decepción y frustración en el sujeto. El secreto con el que se desarrolla la actividad implica miedo a ser descubiertas (Garaizábal, 2000). La persona realiza esfuerzos por ocultar esta actividad a toda la familia o a los miembros más significativos para ella. La tendencia es que la familia, el vecindario, las relaciones sociales sean ajenas a su actividad y conformen un mundo aparte. Necesita ocultar el yo estigmatizado porque el descubrimiento, para ella, perjudicaría la situación social, así como las relaciones establecidas y significativas para la persona.

En cuanto a la negación del hecho, la mujer prostituta pretende negar su identidad social buscando sentirse integrada en la sociedad (Garaizábal, 2000). Muchas de ellas asumen su identidad de prostituta solamente en su ambiente de trabajo, ya que fuera del ambiente prefieren estar solas o con otro grupo de amistad. Así mismo, suelen adoptar una estrategia de ocultamiento de esa actividad con su red, a causa de la deshonra que supondría a nivel social el descubrimiento, debido al estigma establecido en torno al fenómeno. Además, se da una búsqueda de justificaciones a su situación, la dramatización de las propias vidas y la victimización consiguiente, que parece descargar algo la responsabilidad individual.

De acuerdo con Martínez, Sanz & Puertas, (2007), las mujeres que ejercen la prostitución presentan una gran desconfianza y una carencia de vínculos afectivos o relaciones íntimas en sus grupos de iguales. Una parte de esta desconfianza viene dada por el hecho de haber vivido muchas situaciones de engaño. El tema de las relaciones de pareja sigue formando parte del estigma, en la medida que se considera complicado que estas mujeres mantengan unas relaciones de pareja medianamente satisfactorias para ellas. En ocasiones, las mujeres que ejerce la prostitución establecen relaciones afectivas en la que las dependencias y el miedo a la soledad lleva al sujeto a adoptar una posición de sumisión en la relación.

En el ejercicio de la prostitución, la mujer sufre situaciones de abuso cuando es humillada o menospreciada como consecuencia de ideas sexistas, racistas o es víctima de personas violentas. En tales condiciones, la mujer pierde toda su autoestima y comienza a verse a sí misma como la ven quiénes las estigmatizan. El paso previo a los daños psíquicos y enfermedades mentales es la situación de desesperanza y desilusión. A ésta situación de desesperanza personal se une el rechazo social a la persona que se prostituye o se ha prostituido, mermando sus posibilidades (Martínez, Sanz & Puertas, 2007). Se añade la carencia de expectativas del sujeto, éstas se ven reducidas al mínimo; pues sus expectativas laborales son escasas, debido a, en muchas ocasiones, su escasa formación, que limita enormemente las actividades que pueden realizar y mucho más si llegan a exteriorizar que ejercen o han ejercido la prostitución.

El estigma que recae sobre las mujeres que ejercen la prostitución produce en ellas un gran déficit en su autoestima. Las trabajadoras del sexo, en la mayoría de ocasiones, no comparten abiertamente su vida con su entorno más inmediato por llevar una vida despreciable, sucia y vetada por la sociedad, sintiendo que se les nula su dignidad como seres humanos. Ellas mismas perciben el ambiente negativo que les rodea, y el maltrato y hostigamiento que les da la colectividad. Martínez, Sanz & Puertas (2007) añaden que también se observan todo un repertorio de emociones y sentimientos como pueden ser ansiedad creciente, soledad, sensación de incomprensión, culpa, frustración, sensación de falta de control, enfado cada vez más constante y que se extiende a más personas y situaciones. Cuando una persona presenta todos estos pensamientos, comportamientos y emociones generan normalmente rechazo y huida por parte de los demás.

Otra consecuencia psicológica de las mujeres que ejercen la prostitución es la depresión (serio trastorno emocional), a partir del cual se manifiestan grandes cambios en la forma de sentir, de pensar y de actuar en los sujetos. A nivel de emociones se presentará deseo de llorar, tristeza, irritabilidad y ansiedad. En cuanto al pensamiento, hay una tendencia a ver todo de una manera negativa y pesimista, pensar mal de ellas mismas, y tienden a culparse por muchas de las cosas que hicieron. El resultado más inmediato es la percepción del mundo como un lugar hostil y absurdo en el que vivir, donde no se podrá encontrar ninguna persona por la que mostrar o que nos pueda mostrar aprecio. Lo que desde fuera se observará en el comportamiento será una persona que va reduciendo su actividad. Cabe añadir a esta situación, la prolongación en el tiempo (Martínez, Sanz & Puertas, 2007).

Finalmente, señalar la pérdida del ritmo social. El día y la noche se alternan en el trasiego del trabajo. La distribución de los tiempos hace que cada vez se vaya perdiendo más el contacto con realidades ajenas al mundo de la prostitución, y por ello el hecho de plantearse salir resulta también más difícil (Martínez, Sanz & Puertas, 2007). Esta alteración del ritmo social fomenta la exclusión social de este colectivo.

6.- PEQUEÑOS PASOS DESDE EL TRABAJO SOCIAL: acompañamiento en el proceso

La prostitución está inmersa en la sociedad y no es ajena a lo que ocurre en el entorno en el que está inserta. El abordaje de este fenómeno es un campo amplio y complejo. Es fundamental tener en cuenta que no nos encontramos ante un simple problema social o sanitario sino que se trata de una cuestión con implicaciones legales, económicas, de grupos de presión, etc. Por tanto la reducción de la cuestión a una sola dimensión supone el ocultamiento de la realidad. Por ello, se requiere de un trabajo en red para poder intervenir a todos los niveles con los sujetos. Nuestra intervención desde Trabajo Social debe dirigirse hacía los siguientes puntos:

Promover lazos de solidaridad y apoyo entre ellas que sirvan de embrión organizativo

Aprender a resolver las diferencias, a encontrar los puntos que unen por encima de los que las dividen, aprender a mediar, negociar… todo ello   imprescindible para que puedan tener voz propia y actúen como sujetos sociales, especialmente en aquellas problemáticas que les afectan directamente (Garaizábal, 2000).

Formar liderazgos

Según Garaizábal (2000) capacitar a las mujeres que ejercen la prostitución para las apariciones públicas (cursos de formación en habilidades sociales, preparación con ellas de intervenciones a través de dramatizaciones, etc.).

Apoyo concreto

Apoyo concreto en sus problemas cotidianos a través de las asesorías que tenemos en el local y de salir con una furgoneta por las zonas de prostitución repartiendo condones, un folleto al estilo cómic en el que se explican las enfermedades de transmisión sexual y los cuidados necesarios para prevenirlas y ofreciendo nuestro apoyo legal (Garaizábal, 2000).

Mediar en los conflictos

Garaizábal (2000) alega a mediar en los conflicto tanto en los que se dan entre ellas debido a los diferentes intereses y problemas que padecen y que provocan enfrentamientos de todo tipo como en los conflictos que se dan con el vecindario, la administración, etc.

Promover ideas sobre los derechos que tienen

Supone, por un lado favorecer entre ellas el debate sobre sus problemáticas, intentando elaborar alternativas, y por otro, llevar estos debates a la sociedad, a sectores sociales que están implicados de una u otra manera en el trabajo con este colectivo (Garaizábal, 2000).

Centrar la intervención en la relación

Apoyo emocional y nuestra capacidad de ir más allá de esas emociones, escucharlas, razonarlas y reconocerlas como normales dentro de la realidad que viven son de gran importancia. De esta manera, con cada encuentro se irá forjando una relación de confianza, y en la medida en que podamos aliviarlas en algunas de sus tensiones nos tendrán como un punto de referencia y una base segura (Garaizábal, 2000).

Ofrecer apoyo emocional

La esencia de la relación de ayuda encontramos la necesidad de ofrecer apoyo emocional hacia la persona. Este apoyo emocional se cimienta en la capacidad de facilitar vías de expresión de todas las emociones contenidas y acumuladas (Martínez, Sanz & Puerta, 2007).

Pues el mundo de los sentimientos es central para la relación de ayuda, es una dimensión fundamental en la situación de crisis del ayudado: son en definitiva, el modo más íntimo en el que él vive su dificultad. Por ello, sólo podremos ofrecer ese apoyo emocional en la medida en que como profesionales estemos atentos a la expresión de dichos sentimientos y seamos capaces de acogerlos y de ayudar a realizar un proceso de integración de los mismos (Martínez, Sanz & Puerta, 2007).

 

7.- CONCLUSIÓN

La prostitución es un fenómeno presente en todas las sociedades. Se entiende por prostitución la actividad en la que una persona intercambia servicios sexuales por dinero o cualquier otro bien. En esta definición se incluyen dos elementos más para poder considerar que ése intercambio es prostitución: por un lado que los actos sexuales sean frecuentes; y por otro que exista como elemento característico un cierto número de personas con las cuales intercambia servicios. Existen multitud de elementos previos al inicio de la prostitución, pero como elementos centrales se encuentra: la necesidad económica y la falta de oportunidades adecuadas para responder a esta necesidad.

Las mujeres que ejercen la prostitución están sujetas a la estigmatización y la valoración negativa de la sociedad. El estigma se traduce en un rechazo social que aísla a las mujeres que ejercen la prostitución y por tanto las hace más vulnerables a la exclusión, discriminación y explotación. Pero también supone una desvalorización que se extiende a toda la vida de la mujer que queda así subsumida en la categoría de prostituta. Es decir no trabaja “de”, sino “es” prostituta. La sociedad estereotipa dos clases de mujeres: las buenas (madres, esposas) y las malas (prostitutas). Esta estigmatización produce en la mujer importantes consecuencias psico-sociales como el sentimiento de culpabilidad, el secreto, la negación del hecho y su respectiva justificación, desconfianza, falta de expectativas, desesperanza personal, pérdida del ritmo social y deterioro de la autoestima o depresión.

Ante esta realidad, en manos de los Trabajadores Sociales está el acompañamiento en proceso, centrando su intervención en promover lazos de solidaridad y apoyo entre ellas, formar liderazgo, apoyo concreto en sus problemas cotidianos, mediar en los conflictos, promover ideas sobre los derechos que tienen, así como ofrecer apoyo emocional.

 

8.- REFERENCIAS:

ALTER, (2008). II Plan de Lucha contra la Exclusión Social en Navarra Diagnóstico de la Exclusión social en Navarra. Prostitución y exclusión social. Universidad Pública de Navarra: Navarra.

APDHA (2008). Documento sobre prostitución, reflexiones para el debate. Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía: Andalucía.

APRAMP (2005). La prostitución claves básicas para reflexionar sobre un problema. APRAMP: Fundación Mujeres.

GARAIZÁBAL, C. (2000). Una mirada feminista a la prostitución.   Universidad de Córdoba: Córdoba.

GOFFMAN, E. (2006). Estigma. Identidad deteriorada. Amorrortu: Buenos Aires.

HEIM, D. (2011). Más allá del disenso: los derechos humanos de las mujeres en los contextos de prostitución. Universidad Autónoma de Barcelona: Barcelona.

JULIANO, D. (2002). La prostitución: el espejo oscuro. Icaria: Barcelona.

MARTÍNEZ, A., SANZ, V. & PUERTAS, M. (2007). Efectos psico-sociales en el ejercicio de la prostitución. La prostitución, una realidad compleja, 144, 91-108.

MUSTO, C. & TRAJTENBERG, N. (2011). Prostitución y trabajo sexual. El estado de arte de la investigación en Uruguay. Revista de Ciencias Sociales (29), 139-156.

PERRAMON, L. La prostitución: mirada antropológica. En: Encuentro congregacional de las Hermanas Oblatas, Ciempozuelos, 2012.

PHETERSON, G. (1989). Nosotras, las putas. Talasa: Madrid.

 

Manuela Carmena, el Papa Francisco y la prostitución

El Vaticano organizó los días 21 y 22 de julio de 2015 un foro sobre el “Cambio climático y nuevas formas de esclavitud moderna”. Sobre ecologismo y prostitución debatieron Manuela Carmena, el Papa Francisco y el alcalde de Nueva York Bill de Blasio.

 

Clara Mallo

 

Madrid | @ClaraMallo

 

Martes 28 de julio de 2015

 

http://www.izquierdadiario.es/spip.php?page=movil-nota-3510&id_article=21121

carmena-en-el-vaticano-2015

La cita estuvo organizada por Academia Pontificia Ciencias Sociales del Vaticano y por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En el foro intervinieron más de 70 participantes entre alcaldes y alcaldesas de todo el mundo como los de Nueva York, París, Bogotá, Buenos Aires, o Madrid y representantes de la ONU.

El objetivo del Papa Francisco es buscar aliados. Así en su discurso se dirigió a los más de 70 participantes con estas palabras: “La Santa Sede o tal país podrán hacer un buen discurso en la ONU, pero si no hay trabajo desde la periferia al centro, no tendrá efecto. Y ahí, en la periferia, es donde está el trabajo de los alcaldes”. Con ello Bergoglio cuenta poder influir en las decisiones de la Cumbre sobre el Clima que la ONU celebrará a finales de año.

Pero no solo el Papa pidió “conciencia ecológica” sino que el otro de los puntos del encuentro fue los “nuevos modos de esclavitud moderna”. Entre los diferentes temas, la prostitución fue uno de los debatidos en este foro vaticano.

Manuela Carmena sobre la prostitución: un tema a evitar

Manuela Carmena intervino en el foro sobre esta cuestión, centrándose en una reflexión sobre los motivos del “consumo de la prostitución”. “Si queremos evitar el terrible crimen de la esclavitud sexual, tenemos que reflexionar con sinceridad sobre las causas”, dijo la recientemente electa alcaldesa de Madrid, a la vez que señaló que “hay que entender la sexualidad desde la cultura de los cuidados“.

En el programa de Ahora Madrid presentado para las elecciones del 24M, la formación encabezada por Carmena propuso un proyecto piloto para el “reconocimiento de los derechos laborales de las trabajadoras del sexo”, un tema en torno al que hay debates “eternos, que nunca concluyen”, según aseguró Carmena en su momento. La propuesta giraba en torno a la voluntad de “buscar algún tipo de estructura de apoyo muy grande para el sector que está en contra de la legalización y otra de ensayo de una cierta legalización y sobre todo de reconocimiento de derechos laborales de protección“, pero parecía no concretar en propuestas.

No obstante, por el momento Manuela y su equipo se han limitado a mantener el “Plan contra la Explotación Sexual” iniciado por la anterior alcaldía del PP en la anterior legislación, ya que como afirmó la portavoz del Ayuntamiento Rita Maestre (dirigente de Podemos), lo consideran “muy interesante”.

El plan impulsado por Botella y avalado por Carmena reza “erradicar la demanda de prostitución y prestar atención a las mujeres que la ejercen ofreciéndoles recursos y alternativas viables para el abandono de la prostitución”. Un plan que fue criticado por algunas asociaciones que trabajan con mujeres en situación de esclavitud sexual y que lo definían como un plan nefasto principalmente porque con él “las prostitutas han sufrido un mayor acoso policial”, como expresó Cristina Garaizabal, cofundadora de Hetaira, un colectivo que trabaja con mujeres en situación de explotación sexual.

La ingenuidad de Carmen y la frivolidad de Bergoglio

El intento de capitulación por parte del Vaticano de la lucha por los Derechos Humanos en el último periodo, ha hecho que algunos vean a esta como una nueva etapa de la Iglesia Católica. Pero el mismo Bergoglio que organiza un encuentro en el que debatir la explotación sexual hacia las mujeres es el autor de declaraciones que arremeten contra derechos básicos de las estas como el aborto, o en contra de la diversidad sexual, alegando que las personas LGTB “no reconocen el orden de la creación”.

En los últimos tiempos el Vaticano ha buscado mostrarse con un nuevo rostro. Para ello ha utilizado una serie de discursos sociales con declaraciones en los distintos foros de gestión capitalista. Sus declaraciones en el Parlamento Europeo sobre la recuperación de los “viejos valores”, la lucha contra el cambio climático en la ONU y las declaraciones en su última visita a algunos estados latinoamericanos donde expresó “ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía”, son ejemplo de ello.

Todo esto es parte de un discurso que busca lavarle la cara a la Iglesia, fuertemente desprestigiada por los casos de corrupción y abusos a menores que saltaron públicamente en los últimos años. Una Iglesia que durante años fue fiel impulsora de las políticas neo liberales y adoctrinó en base a los pilares de la familia y el patriarcado.

Este nuevo discurso de “buenas intenciones” genera unas falsas expectativas que parece han causado efecto en ciertos líderes de algunas formaciones que se reivindican herederas de los movimientos sociales. Los cuales han visto en el Papa un aliado para sus políticas de mejora social. Primero fue Pablo Iglesias que mostró en varias ocasiones su admiración y voluntad de acercamiento a Bergoglio, y ahora es Manuela Carmena que ve voluntad en las “buenas intenciones” de la Iglesia.

Resulta paradójico (y no menos cínico) que una institución como la Iglesia Católica que desde hace 2000 años niega a las mujeres sus derechos más básicos, como el derecho a decidir sobre la maternidad o sobre la orientación sexual de las personas, discuta sobre la libertad de las mujeres. La discusión sobre esta cuestión en el seno de la Santa Sede solo puede perpetuar y fortalecer la situación de opresión y explotación que sufren millones de mujeres en todo el mundo.

La Iglesia junto con los gestores locales de los negocios capitalistas y la ONU, son instituciones que sostienen el orden mundial capitalista y, como la Iglesia, apoyan las bases del sistema patriarcal que lleva a las mujeres a las peores situaciones humanas posibles como la esclavitud sexual, el feminicidio, y les niega derechos como la educación, la libre sexualidad y el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos.

Ni con un plan redactado por el PP, ni debatiendo con el Papa, puede abrirse camino para discutir sobre la cuestión de la explotación sexual. Solo un debate amplio independiente del Estado y de los intereses de la Iglesia podrá avanzar en temas como el de la esclavitud sexual y llevar a cabo medidas para comenzar a acabar con ello.

Pero terminar definitivamente con la opresión de género no será posible sin un movimiento fuerte de trabajadoras, jóvenes, estudiantes, precarias, inmigrantes, LGTBI, que, junto al conjunto de la clase obrera, entierre definitivamente al sistema capitalista que la sostiene.

 

LA TRATA DE SERES HUMANOS

 

Intervención ante la Asamblea de Madrid

 

Cristina Garaizabal

Colectivo Hetaira

Mayo 2013

 

http://www.colectivohetaira.org/web/images/docs/asamblea%20de%20madrid%202013.pdf

 

Buenas tarde señoras y señores parlamentarios:

En primer lugar quiero agradecerles, desde Hetaira (Colectivo en Defensa de los Derechos de las Prostitutas), la invitación a esta Comisión. Una Comisión que nos llena de esperanza pues creemos que las Comunidades Autónomas tienen una gran labor por delante en la protección de las víctimas de Trata así como en la persecución de este delito.

Mi intención es valorar cómo se ha llevado la lucha contra la trata en estosúltimos años desde que se implementó el Plan Integral aprobado en diciembre de 2008, viendo los retos que se nos plantean en la actualidad.

La trata de seres humanos es una grave violación de los derechos humanos, una lacra en sociedades democráticas como la nuestra y un vestigio horrible de los tiempos en que la esclavitud era tolerada. Además, la trata de mujeres y niñas con el fin de obligarlas a prostituirse es una forma extrema de violencia de género.

El Convenio aprobado por la UE en 2005 es el que ha inspirado las políticas públicas en nuestro país. Además este Convenio tiene un gran valor porque pone los derechos humanos de las víctimas en primer plano. Eso implica, como ya se señaló en el año 2002 por parte del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, que debe cuidarse que las medidas concretas contra la trata no conculquen los derechos humanos, especialmente de las víctimas. Y esto, en las leyes de nuestro país y sobre todo en su aplicación práctica no siempre se tiene en cuenta.

 

El Plan Integral Contra la trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual

En nuestro país, para combatir la Trata y proteger a las víctimas, contábamos desde diciembre de 2008 con El Plan Integral contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual, así como con una serie de reformas legislativas que el Plan contemplaba y que ya han sido desarrolladas (art. 59 bis de la LOEX y art. 177 bis del Código Penal). Y un primer problema es que este Plan duraba hasta finales de 2012 y, de momento, no sabemos si se está elaborando otro Plan o una Ley integral que cubra el hueco legislativo que en la actualidad existe.

El Plan era un instrumento necesario ya que contemplaba una serie de medidas sociales, policiales y legislativas positivas para la protección y defensa de las víctimas de trata, así como para la persecución de este delito. Entre ellas las más importantes son: la coordinación internacional de los estamentos judiciales y policiales; el decomiso de los bienes de las organizaciones mafiosas y la creación de un fondo que luego pudiera servir de ayuda a las propias víctimas; el aumento de los díasde reflexión para que éstas decidan si denuncian ante la policía (aunque, como se ha demostrado, no está claro el procedimiento para ofrecerlo y sigue siendo un tiempo excesivamente corto para las dos fases de restablecimiento y .reflexión); las medidas de información a las víctimas, de servicios de atención, de asistencia jurídica y de protección integral (aunque, en principio solo fueran para las que han denunciado); las medidas legislativas y procedimentales que tratan de perfeccionar los mecanismos legales para la atención inmediata de las víctimas, entre ellas la de que éstas puedan testificar antes del juicio y, por lo tanto, no tengan que encontrarse en la situación violenta de estar presentes en él ante los mafiosos; la tipificación concreta del delito de trata en el C.P. o la posibilidad de que las víctimas de trata que son inmigrantes y se hallan en situación irregular en nuestro país sean protegidas y se paralice su expulsión…

No obstante, el Plan presentaba una serie de deficiencias y unilateralidades que han socavado su eficacia. En ello ha influido, por un lado, la presencia muy visible de un alto porcentaje de mujeres inmigrantes que ejercen la prostitución y que frecuentemente es considerado homogéneamente víctima de los tratantes, permaneciendo invisibles otros sectores en los que también se trata con personas, porejemplo, el campo o los talleres de confección clandestinos.

Junto al Plan hay que tener en cuenta, también, las conclusiones de la Comisión Mixta Congreso-Senado para el estudio de la prostitución de abril de 2007. Conclusiones en las que se planteaba que no tenía sentido diferenciar la prostitución coaccionada y la prostitución voluntaria, ya que la prostitución voluntaria era muy minoritaria o prácticamente inexistente. Estos prejuicios, basados fundamentalmente en la idea de que la prostitución es algo deleznable que no puede ser ejercida por voluntad propia y no en datos objetivos (las propias conclusiones reconocen que no existen estudios fiables que demuestren esta afirmación) han estado muy presentes en la lucha contra la trata de manera que a pesar de que en 2010 un estudio de Naciones Unidas concluía que “1 de cada 7 prostitutas son víctimas de trata en Europa”, esto no se ha tenido presente y se han realizado redadas y acosado a las trabajadoras del sexo inmigrantes aunque no existieran indicios previos de que hubiera trata.

Esta permanente asimilación de la prostitución con la trata de seres humanos lleva a que las medidas de concienciación sobre la existencia de trata hayan quedado totalmente desdibujada en la lucha contra la prostitución.

Así, por ejemplo, se hizo de la prohibición de anuncios de prostitución un elemento importante en la lucha contra la trata pero esto ha sido completamente ineficaz porque hay que ser serios ¿Cuándo se ha visto que una actividad ilegal se publicite? ¿Realmente se piensa que la mayoría de las que se anuncian son víctimas de Trata? Nuestra experiencia nos dice que no es así y los datos que se dan de las redadas policiales así lo corroboran: la mayoría de personas detenidas en las supuestas redadas contra la trata, acaban siendo acusadas de “explotación sexual”. Un concepto, por otra parte, más que discutible si nos atenemos a lo que plantea GAATW (Alianza Global contra la Trata de Mujeres) “No existe una definición internacional del término”explotación sexual”, con lo que cada país puede definir y abordar ésta como considere apropiado, teniendo así un gran margen de actuación”. Por su parte la OIT cuando se elaboró el Protocolo de Palermo ya recomendó eliminar este término o El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de NNUU que en junio de 1999 también recomendó suprimir el término “explotación sexual” para “evitar las dificultades de implementación inherentemente asociadas a los términos vagos, imprecisos y emotivos como “explotación sexual” cuando estos son utilizados refiriéndose a los adultos”.

Pero siguiendo con el Plan contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual, otro de los problemas que se planteaba era que estaba dirigido a combatir, de manera exclusiva, la trata con fines de explotación sexual. Esto implica dejar desasistidas a las víctimas de trata que son explotadas en régimen de servidumbre en otros sectores laborales como la agricultura, el servicio doméstico, la construcción, la mendicidad, los matrimonios forzosos, etc.

Ahora bien, el problema mayor del Plan es que no está elaborado teniendo una perspectiva completa de defensa de los derechos humanos. Aunque en la declaración de intenciones así se plantea, las medidas propuestas no están del todo en consonancia con esta declaración inicial y no colocan a las personas objeto de trata en el centro de atención ni se valoran las estrategias a seguir en función del efecto que pueden tener sobre ellas.

Por el contrario, la política de este país ha sido la de poner el acento en el papel que las víctimas de trata pueden cumplir como testigos y, en general, no han sido consideradas como personas que han sufrido un grave atentado a sus derechos más fundamentales, y que, por lo tanto, deben ser protegidas y merecen una reparación por parte del Estado.

Los Convenios internacionales1, establecen que «una víctima en un delito es una víctima de delito siempre, independientemente de que colabore o no con la policía». En contra de estas recomendaciones el Gobierno español ha optado por anteponer la persecución de las redes criminales a la defensa total de las víctimas, planteando la denuncia y la colaboración con la policía como condición para poder acceder a las medidas de asistencia y protección que el Plan contempla.

En correspondencia con ello, la identificación de las víctimas se deja en manos de las Fuerzas de Seguridad, dependiendo la participación de las ONG’s del requerimiento de la policía. 2

Desde nuestro punto de vista, la defensa de las víctimas, tal y como contemplan los art. 10 y 12 del Convenio Europeo, implicaría protección y derechos, independientemente de su colaboración con la justicia; implicaría mecanismos eficaces de detección de las víctimas a través de agentes sociales y no solo de la policía o la judicatura; implicaría permisos de residencia y de trabajo para las víctimas, y derecho de asilo sin todas las trabas que hoy existen para ello; y, especialmente, potenciar la autonomía y la capacidad de decisión de las víctimas. De hecho, algunas recomendaciones internacionales instan a contemplar el principio de proporcionalidad en las medidas, es decir, tener en cuenta que las medidas restrictivas y represivas en la lucha contra la trata no redunden en contra de los derechos, de la autonomía y de la libertad de las personas que son objeto de trata. Creo que la vía por la que se está yendo en nuestro país deja muchos interrogantes en relación con esto que acabo de decir.

No poner los derechos de las víctimas en primer plano implica, como ha denunciado GAATW (Alianza Global Contra la Trata de Mujeres), que en ocasiones las medidas antitrata provoquen una serie de “daños colaterales”, así llamados porque estas medidas se acaban volviendo contra las personas que pretenden proteger, en este caso, las mujeres que ejercen la prostitución bajo coacción y en una condiciones parecidas a la esclavitud.

En la actualidad, después de casi 5 años desde la aprobación del Plan, los daños colaterales sobre las víctimas de trata son patentes, así como las insuficiencias de la actuación institucional. Las medidas sociales y judiciales encaminadas a una mayor protección de las víctimas casi no han sido implementadas. Lo más visible ha sido el aumento de las redadas en clubes de alterne para la detención y desarticulación de redes relacionadas con la prostitución. En algunos de los clubes que han sido cerrados, es discutible que sus trabajadoras fueran víctimas de trata, como se ha podido ver en el caso del macro club de Castelldefels (Catalunya) o en la operación Afrodita en Madrid en julio de 2010. Operación cuyo resultados fueron: 315 mujeres “liberadas” (según las instituciones y la prensa) o sin lugares donde poder trabajar (según las trabajadoras del sexo); 34 mujeres en situación administrativa irregular a quienes se ha aplicado la ley de extranjería; 1 mujer denunció encontrarse en situación de trata (no sabemos si finalmente se la protegió o no) y una decena de personas, detenidas por proxenetismo tras la redada y que se encuentran desde mediados de septiembre de ese año en libertad con cargos.

En ambos casos, las trabajadoras del sexo implicadas salieron públicamente afirmando que su trabajo en esos lugares era voluntario y que no se daban coacciones por parte de los empresarios. Pero incluso en los casos en los que realmente se han desarticulado redes de trata existen enormes dudas sobre el destino que han sufrido las presuntas víctimas y si realmente han sido protegidas por el estado como deberíahaberse hecho3. Por las noticias de la prensa, más bien parece que muchas de las mujeres detenidas en las redadas han sido detenidas por estancia ilegal, enviadas a los CIES y posteriormente retornadas a su país, sin que esté claro su voluntariedad para ello.

Es decir, que no sólo no se protege a las víctimas de trata sino que, en la mayoría de ocasiones, éstas son tratadas como delincuentes.

La lucha contra la trata, en nuestro país, se ha instrumentalizado para combatir la inmigración, especialmente de mujeres, y para intentar acabar con la prostitución en general y especialmente aquella más visible, la que capta su clientela en la calle. Al calor de las ideas y los planteamientos institucionales sobre la trata se han desarrollado normativas municipales en la mayoría de ciudades de nuestro país, que persiguen la prostitución que capta la clientela en la calle, bien penalizando a clientes y prostitutas bien penalizando sólo a los primeros. Estas Normativas incrementan, revalorizan y favorecen el mercado clandestino del sexo, en detrimento de las trabajadoras que ven así cómo aumenta su vulnerabilidad. Así lo reconoce un informe del Parlamento Europeo del año 2000 que considera que “el régimen de prohibición directa e indirecta de la prostitución vigente en la mayoría de Estados miembros crea un mercado clandestino monopolizado por la delincuencia organizada que expone a las personas implicadas, sobre todo a los inmigrantes, a la violencia y la marginación”4

 

Propuestas

Para Hetaira es fundamental diferenciar entre prostitución coaccionada (Trata) y prostitución voluntaria para poder defender y garantizar de manera realista y consecuente los derechos de unas y otras. El no reconocimiento legal de la prostitución voluntaria implica, como decía antes, abonar el terreno para que los traficantes de mujeres con fines de prostitución forzada campen a sus anchas en el magma de la alegalidad del conjunto de la prostitución. En este sentido creemos que el Gobiernoautonómico debería instar al Gobierno Central a elaborar una Ley integral de lucha contra la trata de seres humanos:.

  • Que contemple todo tipo de trata, independientemente del sexo de las víctimas y del sector laboral al que va encaminada.
  • Que diferencie la trata de la prostitución voluntaria y de la explotación sexual, un concepto tan opaco que da pie a todo tipo de interpretaciones..
  • Que ponga los derechos de las víctimas en el centro de la actuación

Así mismo, desde el Gobierno autonómico debería de contemplarse el desarrollo de todos los recursos sociales que se preveían en el Plan vigente hasta el año pasado y que no han sido desarrollados. Contemplando que para acceder a ellos no sea necesaria la denuncia previa, como han hecho otros gobiernos autonómicos con la Violencia de Género.

En relación a la detección e identificación de víctimas se debería contemplar que las ONG’s fueran el instrumento imprescindible para la detección y la identificación de víctimas, en colaboración con la policía, pues tal y como demuestran diversos informes que valoran la implementación de las políticas anti-trata en nuestro país, queda mucho por avanzar en la consideración, información sobre sus derechos y tratamiento a las posibles víctimas de trata5.

También consideramos fundamental la transparencia en la información sobre la situación en la que se encuentran las víctimas de trata identificadas para saber cuántas se han acogido al periodo de reflexión y si éste ha sido concedido. Tan sólo en el II Informe del Plan Integral de Lucha contra la Trata, a pie de página, se recoge que, en el año 2010, a “523 mujeres víctimas potenciales en situación irregular se les ofreció el Período de Restablecimiento y Reflexión, únicamente 43 aceptaron su tramitación”. En esta información se echan de menos datos sobre a cuántas víctimas de las 43 que solicitaron dicho período les fue concedido. En 2011, según datos facilitados por laSecretaría de Estado de Seguridad, se ofrecieron 763 periodos de restablecimiento y reflexión, de los que 680 fueron denegados o rechazados por las víctimas y 98 concedidos. Como se puede ver la información de 2011 es más explícita sobre el nº de permisos concedidos pero no está claro de los 680 cuantos fueron denegados y cuantos rechazados. En general, es costoso acceder a la información sobre este particular ya que según hemos podido saber a través de entrevistarnos con la UCRIF y con la Delegada para la Violencia de Género en Madrid, los datos no están disponibles ni tan siquiera para ellos.

Otro aspecto que nos suscita enormes dudas es cómo se ha informado a las mujeres de sus derechos. Los procesos de identificación son largos y complejos y la información debe darse en un ambiente de comodidad y seguridad para las víctimas. Las comisarías o los juzgados o los CIES son los sitios menos apropiados para ello, dada la comprensible desconfianza que tienen estas mujeres.

Para que las víctimas de trata puedan ejercer realmente sus derechos es necesario un buen proceso de identificación y para ello es fundamental la formación de los profesionales que pueden entrar en contacto con posibles víctimas: Fuerzas de Seguridad, profesionales de la medicina, abogacía, trabajo social… así como la coordinación real y efectiva de todos los agentes sociales que intervienen con las víctimas: ONG’s, Fuerzas de Seguridad, jueces, Fiscalía, servicios de asistencia, etc..siendo esta la única manera de garantizar la eficacia de las medidas de protección.

Por último quisiera mencionar el aspecto económico, necesario para quecualquier Plan se pueda llevar a cabo. En el Plan integral que ha vencido se contemplaba el decomiso de los bienes de las mafias y la creación, con este dinero, de un Fondo destinado a la protección de las víctimas. También sabemos que la política del Gobierno central anterior fue la de potenciar, a través de subvenciones, la creación de los servicios sociales necesarios para la atención a estas mujeres, en lugar de crearlos directamente. Teniendo en consideración estos dos factores nos preocupa especialmente por un lado que no se haya creado este Fondo y por otro la falta de transparencia en la concesión de las subvenciones. En relación a esto último consideramos que no están claros los criterios por los cuales se conceden subvenciones a organizaciones que nunca han trabajado ni con mujeres víctimas de trata ni en contextos, como el de la prostitución, donde puede ser más probable la existencia de indicios de trata. Esta falta de transparencia nos parece especialmente preocupante. Mucho nos tememos que una buena parte del dinero que supuestamente está destinado a la prevención, atención y protección de las víctimas está siendo malgastado con fines ideológicos, concediéndoselo a organizaciones que solo hacen “incidencia política” como dicen. En esta línea, buena parte del dinero de las subvenciones no repercute directa y positivamente en aquellas mujeres que lo que necesitan no son proclamas ideológicas sino una atención desprejuiciada, profesional, basada en la escucha y el respeto y que tenga como finalidad su empoderamiento y no su revictimización.

Sabemos que la prostitución es un tema muy controvertido. Pero la trata es una grave vulneración de los derechos humanos de las personas. Y no podemos dar la espalda a todas aquellas mujeres, niñas, niños y hombres que son víctimas de trata con fines diferentes a la prostitución y que según recoge el Informe del Departamento de Estado del Gobierno de EEUU de 2010  “Algunos estudios recientes demuestran que la mayor parte de la trata de personas en el mundo se realiza con fines de trabajos forzados. La OIT calcula que por cada víctima de trata sometida a la prostitución forzada, hay nueve personas que son forzadas a trabajar”.

Y en relación a la que tiene por fines la prostitución forzada es necesario implementar políticas públicas que defiendan de manera eficaz a las mujeres que están en una situación más vulnerable. Y para que esto sea posible es necesario garantizar los derechos de todas las trabajadoras del sexo, diferenciando quienes están en situación de trata de quiénes están explotadas laboralmente aunque hayan decidido trabajar en ello. Para estas segundas, asimilar su situación a la de las víctimas de trata o considerarlas víctimas de un delito tan vago y poco concreto como el de “explotación sexual”, no es la solución. Se necesitan leyes laborales que les reconozcan sus derechos y reduzcan las posibilidades de ser explotadas por los dueños de clubes. La actual situación de confusión entre trata, prostitución voluntaria, explotación sexual y explotación laboral deja desprotegidas a todas las mujeres que ejercen la prostitución, aumenta la vulnerabilidad de éstas y dificulta enormemente la identificación de las víctimas de trata. Son necesarias leyes que ayuden a este sector de mujeres luchar contra las terribles injusticias que hoy siguen sufriendo.

Muchas gracias por su atención

 


1 El artículo 12.6 del propio Convenio europeo y la Declaración de Naciones Unidas de 1985 sobre principios fundamentales de justicia para las víctimas de delito y abusos de poder

2 Aunque en la Reforma de la Ley de Extranjería se incluyó en el último momento la propuesta de la Red española contra la Trata, de que se podrá detener la expulsión y conceder permisos excepcionales de residencia y trabajo también atendiendo a “la situación personal de la víctima” esta consideración en la práctica no está siendo contemplada en las actuaciones concretas ni de las Fuerzas de Seguridad ni de la Fiscalía. Plantear la protección en función del proceso judicial implica una presión muy fuerte para las personas víctimas de trata, muchas de las cuales no pueden afrontar ese proceso porque es el momento de mayor riesgo.

3 Así, Europa Press (2 de febrero de 2010) informaba que en la desarticulación de una red de prostitutas brasileñas en Andalucía “según fuentes de la Subdelegación del Gobierno se habían detenido a ocho mujeres por estancia ilegal en España, que se encuentran en estos momentos en el CIE de Málaga”. O El País (29/7/2010) ante la operación de Madrid recogía que según fuentes del Mº de Interior “a estas personas se les ha incoado el procedimiento administrativo para expulsarlas de España. En los casos más graves, en los que ya tenían el decreto judicial aprobado y estaban pendientes de que se les asignase un vuelo, han ingresado en el centro de internamiento de extranjeros (CIE) de Aluche hasta que abandonen el país.”

4 Informe del Parlamento Europeo. Mayo 2000

5 Informe sobre trata de personas 2011. España elaborado por el Gobierno de EEUU

«La propuesta de Ciudadanos de legalizar la prostitución está hecha a medida de los empresarios»

  • Cristina Garaizabal es cofundadora de Hetaira, colectivo pionero que cumple 20 años luchando por los «derechos de las prostitutas y la normalización de su trabajo»

 

  • Su postura choca de frente contra buena parte del movimiento feminista, que considera que la prostitución supone la mercantilización del cuerpo de las mujeres

 

  • «En la sociedad hay trabajos muy desagradables, pero a nadie se le ocurre que tengan que desaparecer. Lo que hay que hacer es dotarlos de derechos»

Marta Borraz

16/05/2015

http://www.eldiario.es/sociedad/Entrevista-Cristina-Garaizabal_0_387411495.html
Cristina Garaizabal, activista y cofundadora de Hetaira / M.B

Cristina Garaizabal lleva 40 años dedicándose al activismo feminista. Psicóloga especializada en terapia de género y transexualidad, comenzó luchando por el derecho al divorcio y al aborto para, años después, convertirse en una de las referentes en la defensa de los derechos de las prostitutas. El Mundial de fútbol de 1982 las expulsó de los alrededores del campo del Fútbol Club Barcelona. Fue el primer contacto que estableció con ellas, a las que no deja de referirse intencionadamente como trabajadoras del sexo.

 
Lo hace así porque para Hetaira, colectivo del que es cofundadora y que ha cumplido 20 años, la prostitución voluntaria es un trabajo que urge normalizar y reconocer con derechos laborales. La suya es una de las muchas voces que hablan de prostitución dentro del movimiento feminista. Otras, que representan el abolicionismo, consideran que es una forma de violencia que debe desaparecer, pues supone la mercantilización del cuerpo de la mujer. La controversia se ha trasladado ahora al panorama político, después de que Ciudadanos se mostrara favorable a legalizar la prostitución.

 
El partido de Albert Rivera ha apostado por legalizar la prostitución e incorporar al mundo laboral a las mujeres que la ejercen como autónomas ¿Qué te parece la propuesta?

 
La propuesta de Ciudadanos se ha hecho al más puro estilo neoliberal y coincide totalmente con la de ANELA (Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne), es decir, es una propuesta a medida de los empresarios. En primer lugar, la prostitución no se puede legalizar porque no es ilegal. Lo necesario es reconocer los derechos de las trabajadoras que se prostituyen por decisión propia. Creemos que su intención es controlar a las prostitutas, pues hablan de convertir en delito la prostitución en la calle, que es la más autónoma y libre.

Que todas se hagan autónomas se puede convertir en una terrible trampa, sobre todo, planteado por los empresarios. En otros sectores ya se ha hecho y el resultado ha sido la creación de «falsos autónomos». Es muy sospechoso también cuando hablan de salubridad e higiene, pues la experiencia europea nos dice que esto se traduce en controles médicos obligatorios, que alimentan el estigma social de que son ellas las que transmiten enfermedades a los clientes y no al revés, algo que es totalmente falso. Todos sabemos que no hay grupos de riesgo, sino prácticas de riesgo.

 
A raíz de la propuesta de Ciudadanos, que abrió el debate, ¿cuál ha sido la relación tradicional entre la izquierda y la prostitución?

 
En la prostitución no hay izquierda ni derecha, por desgracia. Izquierda Unida y el PSOE tienen discusiones fuertes en su seno, pero normalmente las direcciones están presionadas por los grupos internos abolicionistas. Son personas a título individual las que están a favor de los derechos. No obstante, nos alegramos de que Alberto Garzón, tras decir en La Sexta que «la prostitución es el grado más extremo de violencia de género», nos haya concedido una entrevista en cuanto pasen las elecciones. Por lo menos, evidencia una postura más abierta al diálogo.

 
¿Los partidos políticos suelen escuchar a las prostitutas a la hora de proponer iniciativas que les afectan?
No. Así de tajante y sin matices. Lo que es cierto es que con los que han surgido últimamente, como Podemos o Ahora Madrid, sí tenemos otras posibilidades, aunque en su interior hay debates importantes. Pero en general, cuesta mucho que los políticos escuchen a las trabajadoras del sexo empoderadas, en pie de igualdad. De ellas no se acuerdan nunca, solo cuando los ciudadanos se quejan porque ha ocurrido algo en la calle o en periodo electoral.

 
La Ley de Seguridad Ciudadana entrará en vigor el próximo julio ¿Cómo afecta al ejercicio de la prostitución esta norma?

 
Nos va a afectar a todos de forma terrible. Si además añadimos las lindezas que va diciendo Esperanza Aguirre sobre las personas sin hogar y las manifestaciones por ‘perjudicar al turismo’, en este país volvemos al franquismo a la que nos descuidemos. La ley mordaza empeorará las condiciones de las trabajadoras del sexo. No hará que desaparezcan. En el fondo, el objetivo de estas normas es que no se vean.

 
Una parte del feminismo considera que la prostitución es una forma de sumisión de las mujeres hacia los hombres que supone la mercantilización y cosificación del cuerpo de la mujer. ¿Es la prostitución violencia de género?

 
La prostitución como institución, al igual que el matrimonio, tiene que ver con el sistema heteropatriarcal. Por eso las mujeres que ofrecen o compran servicios sexuales están más estigmatizadas que los hombres que lo hacen. Pero cuando se habla de que la prostitución es la compra del cuerpo de las mujeres, lo que se está haciendo es reforzar la idea de que el hombre que va de prostitutas puede hacer lo que quiera porque las está comprando enteramente. Ellas no se venden, ellas lo que hacen es ofrecer servicios sexuales que tienen su precio. Intercambian actos sexuales por dinero, lo cual no tiene mayor problema a pesar de que mayoritariamente sea entre una mujer y un hombre, aunque no exclusivamente. Este tipo de afirmaciones hacen un flaco favor a las trabajadoras del sexo y pasan por alto la necesidad de educar a los hombres en que ir a comprar servicios sexuales es igual que ir al bar a pedir un café, por supuesto, teniendo en cuenta las particularidades del trabajo sexual: por mucho que tras la barra esté una mujer inmigrante sin papeles, tu no te crees con el derecho de comprarla a ella por completo, sino que accedes a un servicio concreto.

 
¿La prostitución es entonces un trabajo como otro cualquiera?

 
Tiene sus especificidades como las tienen el resto. La primera es que aparece el sexo de por medio; tiene mucho que ver con la intimidad, por lo que es muy importante que las trabajadoras del sexo se profesionalicen y no hagan aquello con lo que no se sienten cómodas. La segunda es que sobre quien ejerce este trabajo recae un estigma enorme: o bien cometen un pecado o representan el colmo de la traición patriarcal. Mira que hay trabajos desagradables en la sociedad…pero a nadie se le ocurre decir que tendrían que desaparecer, sino que habría que dotarles de derechos para ejercerlos en condiciones dignas.

 
¿De dónde proviene ese estigma?

 
De la ideología patriarcal, que las criminaliza porque son mujeres que manejan dinero y que consiguen su independencia económica a través de su sexualidad. Es algo revolucionario porque va contra el control de la sexualidad de las mujeres y la reproducción que pretende el patriarcado. El abolicionismo ayuda a alimentar esta idea cuando dibuja a todas las trabajadoras sexuales, independientemente de que lo hagan de forma voluntaria o no, como víctimas.

 
¿En qué se traduce ese control de las mujeres que, según afirmas, hace el sistema patriarcal?

 
Hemos sido socializadas desde pequeñas en que existen dos tipos de mujeres: las buenas y las malas. Las primeras no muestran su sexualidad de forma explícita, son recatadas y no llaman la atención. Luego están las malas mujeres, las putas, las que se muestran claramente sexuales, que van «provocando» y, para colmo, piden dinero por algo por lo que las demás deberíamos estar encantadas de hacer: mantener una relación heterosexual. Las trabajadoras del sexo son las representantes de todo lo que no hay que hacer, según los mandatos patriarcales, que nos indican que las buenas mujeres serán protegidas y las malas no.

 
¿Hay muchas prostitutas que ejercen la prostitución voluntariamente?

 
Una y otra vez se repite la cifra falsa de que el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución son víctimas de trata, pero nadie es capaz de ofrecer estudios concretos que lo avalen. El único informe serio al respecto es de Naciones Unidas, que confirma que una de cada ocho trabajadoras del sexo es víctima de trata. Es decir, en torno a un 85% lo hacen por propia voluntad. Otra cosa es que la capacidad de decisión esté condicionada por las necesidades económicas u otras circunstancias, pero todos lo estamos. La pobreza, aunque empequeñece las alternativas, no elimina la posibilidad de elección. Lo que sí que no se elige son las condiciones de trabajo, que son abusivas por la falta de derechos.

 
En varias ocasiones habéis alertado del peligro que supone confundir prostitución y trata de seres humanos. ¿Por qué es tan peligroso?

 
Lo es confundir trata y prostitución voluntaria porque es muy difícil luchar de forma eficaz contra ella cuando no se diferencian bien, pues es más costoso identificar a las víctimas. Meter ambas realidades en el mismo saco hace que no acabe de quedar claro qué es la trata: secuestrar a una persona para someterla a esclavitud. Y esto les pasa a mujeres y hombres y para diversos fines, entre ellos, explotación sexual, pero no solo. No es lo mismo que la prostitución voluntaria.

 
¿Por qué es tan necesario el reconocimiento laboral de las prostitutas que ejercen por decisión propia?

 
Porque nadie vive mejor sin derechos. No se puede seguir excluyendo a las trabajadoras del sexo voluntarias porque vivimos en sociedades en las que los derechos ciudadanos se adquieren fundamentalmente a partir de la inserción en el mundo laboral. Con las mujeres inmigrantes ese ha sido uno de los grandes problemas: mujeres que viven en este país y que cuentan con medios autónomos que provienen de la prostitución, no pueden regularizar su situación.
Los derechos y las leyes laborales impedirían que los empresarios plantearan condiciones abusivas en los clubes, pues no serían libres para hacer lo que quisieran. Se deberían regular las relaciones laborales defendiendo la autonomía y la libertad de las mujeres, respetando a qué clientes y qué servicios desean ofrecer. Los derechos servirían, además, para normalizar el trabajo sexual voluntario como lo que es: un trabajo.

NOTA DE PRENSA: TRABAJO SEXUAL EN LA UNIÓN EUROPEA, COLECTIVO HETAIRA (Madrid, 29 de octubre de 2014)

29 de octubre de 2014 a la(s) 16:02

Hetaira, colectivo en defensa delos derechos de las prostitutas, ha sido la organización europea encargada de reunir en Madrid a todas las asociaciones europeas (9 países) en las reuniones de trabajo del proyecto europeo Indoors (1), que ha tenido lugar en Madrid del 27 al 29 de octubre de 2014. Además, de las reuniones de trabajo interno, ayer, martes día 28 de octubre, se realizó un encuentro abierto al público donde se abordó la situación del trabajo sexual en la Unión Europea. El encuentro se realizó en el local de COGAM.

Dennis van Wanrooij (de TAMPEP International Foundation, Ámsterdam, Holanda) presentó el vídeo Igualdad de derechos http://www.youtube.com/watch?v=C2rF4hwaXWI&feature=youtu.be) y explicó algunas de las conclusiones que tuvieron lugar en Budapest, hace escasamente un mes, donde 20 trabajadoras y trabajadores del sexo de diferentes países europeos reivindicaron entre otras cuestiones: derechos humanos para quienes realizan el trabajo sexual (muchas veces conculcados por legislaciones inadecuadas); reconocimiento de derechos laborales; no a la penalización (ni de clientes ni de quienes ejercen);combatir el estigma siempre; cómo autoorganizar a todas las personas implicadas en diferentes tipos de trabajo dentro de la industria del sexo; combatir la violencia (los índices de violencia son altísimos en países prohibicionistas como Ucrania o Rusia); exigir un sistema europeo de monitoreo sobre las actuaciones policiales en materia de prostitución; y, por último, la necesidad de documentar las violaciones de derechos humanos en todos los países, para actuar conjuntamente.

Tanto Dennis van Wanrooij, como el resto de personas que participaron en la mesa redonda, partieron de la premisa fundamental de trabajar por el empoderamiento de l@s trabajador@s del sexo, porque tan sólo pueden reivindicarse derechos, desde esa posición.

Licia Brussa (de TAMPEP International Foundation, Ámsterdam, Holanda) comenzó su intervención anunciando que tras 14 años de experiencia (en Holanda la prostitución es legal desde el año 2000) ahora podemos hacer un balance sobre lo bueno y lo malo del modelo y continuar aprendiendo en la lucha por la defensa de los derechos de trabajadoras y trabajadores del sexo.

En primer lugar, el estigma social existe y continúa siendo muy fuerte, a veces promocionado por los propios políticos y, en ocasiones, por la desinformación de los medios de comunicación en materia de trabajo sexual. Es decir, sean como sean las legislaciones, las organizaciones pro derechos saben perfectamente que trabajar contra el estigma es y será una tarea permanente.

Lo peor del modelo holandés es que los propietarios de los espacios donde se ejercen cotizan como empleadores,sin embargo, el Estado obliga a quienes realizan trabajo sexual a ser“autónomas”, no a tener una relación de “terceros” (empleador-emplead@s) y apagar impuestos como autónomas. Además, han de registrarse en la Cámara de Comercio (algo no factible para todas las personas y que nunca se tuvo en cuenta); siendo algo así como “falsas autónomas”, porque en realidad trabajan en los clubes y burdeles llevados por empresarios.

Nunca se tuvo en cuenta la especificidad de las diferentes formas de ejercer y la necesidad de atender a cada una de ellas.

Las organizaciones pro derechos europeas hablan de “normalizar” el trabajo sexual, haciendo muchísimo hincapié en las especificidades del trabajo sexual; es decir, en poner ante todo y en primer lugar, la autonomía del trabajo.

En Holanda, sin embargo, se desmanteló la mesa de discusión y diálogo entre los diferentes ministerios, los ayuntamientos (que toman sus propias decisiones sin que sean comunes) y todos los agentes implicados (entre quienes se encontraba una buena representación de trabajador@s del sexo. Y nunca más se realizaron evaluaciones ni balances que mejorasen la intervención en la realidad.

Por supuesto, otro problema que atenaza a todos los países es el de la migración, las estrictas leyes migratorias están impidiendo que las personas inmigrantes puedan darse de alta como trabajador@s autónomos del sexo.

Veronica Munk (de Ragazza, Hamburgo, Alemania) comenzó su intervención explicando que en 2002 en Alemania se abolieron tanto el concepto de inmoralidad como la criminalización por promoción de servicios sexuales. Trabajador@s del sexo tuvieron, por fin,derecho a prestaciones sociales. El mayor problema es que cada región alemana(son 6) hacen políticas contradictorias (en materia de: zonas prohibidas,impuestos o criminalización, impuestos especiales, etc…) y no homogéneas. Esto ha conllevado que hayan aumentado tanto las asociaciones por la abolición como la creación de asociaciones profesionales para servicios eróticos y sexuales.

Por otro lado, continúa la estigmatización desde el mundo de la política cuando han de referirse a quienes ejercen el trabajo sexual. Por si esto fuera poco, se debate la nueva ley de prostitución 2016 (que se supone se redactará durante el año 2015) y que tendría consecuencias terribles, en caso de llevarse a cabo, para trabajadoras y trabajadores del sexo: registro obligatorio (¿será en la Policía?), zonas prohibidas y penalización de clientes. En discusión se encuentra: subir la edad a los 21 años, controles médicos obligatorios (que han demostrado ser profundamente ineficaces) y el uso obligatorio del condón (que se contrapone con la idea anterior).

Veronica Munk hablaba de la“rendición alemana” para volver a una antigua situación, laLey de Protección de las Prostitutas,que redactó el nazismo en 1939; ¿quién ha de protegerse de quién?, fue su pregunta al auditorio.

Maria Hörtner (de Lefö, Viena, Austria)explicó en qué consiste la estricta regulación estatal austriaca: el control como principal preocupación de las autoridades; el control sobre la salud; la obligatoriedad de pagar impuestos (a pesar de que no cuentan con derechos laborales de ningún tipo); la obligatoriedad de registrarse en la Policía (algoque retrotrae a la idea de que la prostitución es algo delictivo); las migrantes se encuentran cada vez más excluidas; criminalización de la prostitución callejera. Es decir, un panorama aterrador para quienes ejercen el trabajo sexual y del que habría que huir si anteponemos los derechos humanos por encima de otras cuestiones.

Cristina Garaizabal Elizalde(de Hetaira, Madrid, Estado español)comentó la situación de alegalidad en nuestro país y las dificultades para“normalizar” el trabajo sexual, así como la invisibilidad de las trabajadoras del sexo voluntarias desde que se aprobó el Plan contra la Trata. En su intervención hizo especial hincapié en cómo en los últimos años ha aumentado la vulnerabilidad de las trabajadoras del sexo, especialmente las que captan su clientela en la calle, así como la persecución y redadas de las trabajadoras que realizan su trabajo en los clubes. También expresó su temor ante la puesta en marcha de la ley nacional de Seguridad Ciudadana, ahora en discusión, más conocida como ley mordaza, que pretende multar a clientes y trabajador@s del sexo. Hizo asimismo una especial mención al fallecimiento de Harmonia Carmona,la directora del magnífico documental:Muerte de una puta (https://colectivohetaira.org/avada_portfolio/solo/) y que tanto bien ha hecho para conocerla realidad de la prostitución desde sus protagonistas.

Ninfa (trabajadora del sexo en Madrid, de Hetaira) explicó cuáles son los problemas a los que se enfrentan quienes ejercen la prostitución en las calles de Madrid, en polígonos industriales y en parques, la persecución continua sobre todo de aquellas personas que deciden trabajar en el municipio de Alcalá de Henares y donde, gracias a una restrictiva normativa, se les están acosando policialmente y multándoles, por el simple hecho de ser prostitutas(incluso cuando no están ejerciendo) y el temor a la puesta en marcha de la ley mordaza. Mientras tanto, abogó por la organización de las propias prostitutas,contando con el soporte de las asociaciones pro derechos.

Finalizó la sesión, con un auditorio lleno, y planteándose algunas reflexiones de trabajo en conjunto: en primer lugar, siendo conscientes de lo positivo de que existan muchas asociaciones pro derechos repartidas por la geografía europea, que ayuden en su movilidad geográfica de trabajadores y trabajadoras del sexo a contar siempre con una organización de apoyo/autoapoyo. Por otro lado, en la necesidad de aunar esfuerzos para contar con el apoyo de todas las organizaciones defensora de los derechos humanos y que no deberían consentir que se estén conculcando estos derechos en las fronteras europeas. Finalmente, se acordó hacer un llamamiento a europarlamentarios y europarlamentarias sensibilizados con los derechos humanos que permitan hacer frente a las políticas prohibicionistas tan dañinas que ese están imponiendo en Europa (y que jamás cuentan con la opinión de las prostitutas) y aprovechar las cifras recogidas en el PIB a propuesta dela Eurostat, para exigir que el trabajo sexual sea considerado trabajo, porque no puede ser que las prostitutas cuenten sólo para “rebajar” la deuda externa,pero no para tener derechos laborales en los que apoyarse.

(1) Las asociaciones europeas -en defensa de los derechos de quienes ejercen trabajo sexual por decisión propia- reunidas en torno al Proyecto Indoors (subvencionado por la comisión Europea, Dafne III, 2013-2014) se encuentran trabajando en Madrid, en su conferencia final. Es un honor para el Colectivo Hetaira recibir a nuestr@s compañer@s de: en la que participamos con la coordinación de Autres Regards (Fr) las siguientes organizaciones: Piaget para o Desenvolvimento (PT); Comitato per I Diritti Civili delle Prostitute Onlus (IT); Health and Social Development Foundation (BG); Hetaira (ES);LEFÖ Beratung, Bildung und Begleiterung für Migrantinnen (AT);Pro-tukipiste ry (FI); Ragazza e.V (DE); TAMPEP International Foundation (NL). Toda la información sobre el proyecto en: http://www.indoors-project.eu/. En lo que respecta al Estado español, en el siguiente vídeo: http://www.youtube.com/ watch?v=zSGsjL2Bcsc, Elisa López y Johannes Mahn, de Hetaira, hablan sobre el trabajo sexual y la prostitución en España. Y este es el espacio web habilitado para realizar chat con trabajadoras y trabajadores del sexo de forma anónima, que está dando muy buenos resultados en todos los países. En concreto, les dejamos el enlace al chat de Hetaira (https://hetaira.sittool.net/ index).