Necesidad de un enfoque crítico de las propuestas de “acabar con la demanda” en la lucha contra la trata de seres humanos

http://www.gaatw.org/statements/GAATWStatement_05.2013.pdf

ONU

 La Alianza Global Contra la Trata de Mujeres (Global Alliance Against Traffic in Women = GAATW) es una red global de más de 100 organizaciones no gubernamentales de África, Asia, Europa, América Latina y el Caribe, y Norteamérica. 

Agradecemos a la Relatora Especial sobre la trata de seres humanos su informe investigando la integración de un enfoque basado en los derechos humanos con medidas que desincentiven la demanda que alienta todas las formas de explotación de las personas y que lleva a la trata de seres humanos. Basados en la investigación realizada para nuestro informe Moving Beyond ‘Supply and Demand’ Catchphrases: Assessing the uses and limitations of demand-based approaches in anti-trafficking, reconocemos el reto que supone hablar de “demanda”, que es todavía un concepto frecuentemente mencionado pero poco teorizado en la lucha contra la trata. [1] 

Es bueno ver la creciente atención puesta en la demanda en relación a las prácticas de explotación laboral, en particular en las cadenas de suministro globalizadas. Es éste un tema complejo y polifacético que exige un análisis sofisticado y preciso a fin de luchar con efectividad contra las prácticas de explotación laboral. Nos alegramos de que la Relatora Especial aclare alguna de estas complejidades y creemos que esto representa un enfoque de la “demanda” más prometedor  que los debates tradicionales acerca de terminar con la demanda de trabajo sexual que han ocupado característicamente el centro de los debates contra la trata. Nos alegramos en particular de la distinción hecha por la Relatora Especial entre el sector de trabajo sexual y las prácticas de explotación laboral dentro del sector de trabajo sexual. Las discusiones acerca de la demanda en la lucha contra la trata han estado históricamente bloqueadas por los esfuerzos de los contrarios a la prostitución por erradicar el sector de trabajo sexual mediante la penalización de los clientes, a pesar de las protestas de los grupos de derechos de lxs trabajadorxs sexuales y de la creciente evidencia de que tales enfoques no funcionan [2]

La Alianza Global Contra la Trata de Mujeres aprecia el reconocimiento por parte de la Relatora Especial del papel de las personas víctimas de trata y de los grupos afectados en los esfuerzos contra la trata, incluyendo los esfuerzos por reducir la demanda de prácticas de explotación laboral. Urgiríamos a la Relatora Especial a que reconozca también el trabajo de los grupos de derechos de lxs trabajadorxs sexuales en el tratamiento de la demanda. En él se han incluído los esfuerzos por reducir la demanda de sexo pagado sin protección [3], por aumentar entre los clientes la conciencia de los derechos de lxs trabajadorxs sexuales [4] y por criticar los esfuerzos por “acabar con la demanda de prostitución” [5]. Dado que lxs trabajadorxs sexuales se ven negativamente afectadxs por las medidas antitrata y dado la creciente cantidad de trabajos acerca de los daños ocasionados [6], es crítico que cualquier esfuerzo respecto a la demanda de trabajo sexual incluya a los grupos de derechos de lxs trabajadorxs sexuales a fin de evitar las “consecuencias negativas no intencionadas” identificadas por la Relatora Especial [7]

La Relatora Especial toma nota de que los organismos internacionales han pedido más investigación sobre las dimensiones de la demanda que impacta sobre los derechos de las personas víctimas de trata, inmigrantes y otros grupos afectados. Nosotros sugeriríamos que la futura investigación  sobre la demanda examine el impacto de los enfoques basados en la demanda que penalizan a los clientes de lxs trabajadorxs sexuales (tales como el modelo sueco) y su efecto sobre la lucha contra la trata. La Relatora Especial toma nota de que un cierto número de Estados han penalizado a los clientes de lxs trabajadorxs sexuales en un esfuerzo por tratar la demanda. Sin embargo, existe un creciente cuerpo de investigación que apoya el argumento de lxs trabajadorxs sexuales de que la penalización de los clientes no ha reducido la trata o el trabajo sexual, sino que ha aumentado la vulnerabilidad de lxs trabajadorxs sexuales a la violencia,  ha dañado la defensa contra el VIH, y ha infringido los derechos de lxs trabajadorxs sexuales [8] 

La Alianza Global Contra el Tráfico de Mujeres está de acuerdo en que los debates acerca de la demanda necesitan estar basados en la evidencia a fin de ir más allá de simplistas analogías de “oferta y demanda”. Un ejemplo de esto incluye el análisis crítico de de la exageración prefabricada por los medios acerca del papel de los acontecimientos deportivos internacionales en la creación de demanda de mujeres y niños víctimas de trata, a que se refiere la Relatora Especial en su informe [9]. Esto siempre acapara mucha atención por parte de los medios y de los grupos antiprostitución, pero no existe evidencia de que los acontecimientos deportivos internacionales creen demanda de trata con fines de prostitución [10]. Para reducir la demanda de trabajo inmigrante explotable y de todas las formas de trabajo forzado, la Alianza Global Contra la Trata de Mujeres urge a los Estados a: 

  • Hacer cumplir las leyes laborales, mejorar las condiciones de trabajo y permitir que los trabajadores se organicen;
  • Asegurar la coherencia entre las políticas de inmigración y las necesidades del mercado de trabajo – aumentar el acceso a canales de inmigración justos y legales para los inmigrantes de la clase trabajadora;
  • Combatir la discriminación contra los inmigrantes y las mujeres, incluyendo el dar a las personas víctimas de trata y a los trabajadores indocumentados la oportunidad de regularizar su estatus y acceder a los mercados de trabajo y educación;
  • Considerar el potencial de la despenalización del trabajo sexual y de las prácticas que lo rodean como una estrategia para reducir las oportunidades de prácticas de explotación laboral en el sector del sexo [11]

[1] GAATW, Moving Beyond ‘Supply and Demand’ Catchphrases: Assessing the uses and limitations of

demand-based approaches in anti-trafficking (2011), available at

Haz clic para acceder a MovingBeyond_SupplyandDemand_GAATW2011.pdf

[2] See for example, Canadian HIV/AIDS Legal Network, Sex Work Law Reform in Canada:

Considering problems with the Nordic model, Briefing Paper, January 2013; Dodillet, S. and

Östergren, P. The Swedish Sex Purchase Act: Claimed Success and Documented Effects, Conference

paper presented at the International Workshop: Decriminalizing Prostitution and Beyond: Practical

Experiences and Challenges. The Hague, March 3 and 4, 2011, available at:

http://www.petraostergren.com/upl/files/54259.pdf ; FIRST, Swedish Model a Failure, 2010,

available at: http://www.firstadvocates.org/swedish-modelfailure-yet-another-law-targeting-streetbased-

sex-workers ; Östergren, P. (n.d.) Sex workers Critique of Swedish Prostitution Policy,

available at: http://www.petraostergren.com/content/view/44/38/; Thing, S., Jakobsson, P., and

Renland, A. When Purchase of Sex is a Crime: About New Legal Measure and its Impact on Harm

Reduction Among Sex Workers in Sweden and Norway. Presented at International Harm Reduction

Association’s 22nd International Conference, 3-7 April 2011, Beirut, Lebanon, available at:

http://myweb.dal.ca/mgoodyea/Documents/CSWRP/CSWRPEUR/When%20purchase%20of%20sex

%20is%20a%20crime.%20IHRA%202011.doc

[3] See The Report of the UNAIDS Advisory Group on HIV and Sex Work, December 2011:

Haz clic para acceder a unaidsadvisorygrouponsexworkandHIVDec2011.pdf

[4] For example, Living in Community, Tools for Customers: http://livingincommunity.ca/toolkit/toolsfor-

customers; Chez Stella, Dear Client: http://library.catie.ca/PDF/P42/22575.pdf ; Prostitution

without compulsion or violence, Rules for Punters (including guidelines for identifying forced

prostitution): http://www.verantwortlicherfreier.ch/en/index.html ; British Columbia Coalition of

Experiential Communities’ (BCCEC) For Our Clients:

http://tradesecretsguide.blogspot.com/search/label/For%20Our%20Clients

[5] For example, Casella, E. & Martinetti, I. (2007). Critique of Focus on Demand in the Context of

Trafficking in Persons: A Position Paper of the Sex Workers Project at the Urban Justice Center. New

York: Urban Justice, available at: http://www.sexworkersproject.org/mediatoolkit/

downloads/20070330BriefingPaperOnDemand.pdf; Best Practices Policy Project, Initiatives to

“end demand” for prostitution harm women and undermine good programs, available at:

http://www.bestpracticespolicy.org/subpage11.html ; Sex Workers Outreach Project (SWOP-USA).

(n.d.). Analysis of “End Demand” Initiatives, available at:

http://www.swopusa.org/en/enddemand.php ; Sex Workers Project at the Urban Justice Center. (n.d.).

What is “Demand” in the Context of Trafficking in Persons? Available at:

http://www.sexworkersproject.org/downloads/20050301TraffickingDemand.pdf ; Urban Justice

Center Working Group on Sex Work and Human Rights. (n.d.). The truth about demand. Media

Toolkit, available at: http://www.sexworkersproject.org/media-toolkit/downloads/07-

TruthAboutDemand.pdf ; Walker, S. (1999). The John School: A diversion from what’s needed. In N.

Lopez (Ed.), Some Mother’s Daughter: The Hidden Movement of Prostitute Women Against

Violence (165-168). London: Crossroads Books.

[6] GAATW, Collateral Damage: The Impact of Anti-Trafficking Measures on Human Rights around the

World (2007), available at

http://www.gaatw.org/Collateral%20Damage_Final/singlefile_CollateralDamagefinal.pdf; Empower

Foundation, Hit and Run: The impact of anti-trafficking policy and practice on Sex Workers’ Human

Rights in Thailand (2012), available at http://www.empowerfoundation.org/index_en.html

[7] Report of the Special Rapporteur on trafficking in persons, especially women and children, to the 23rd

session of the UN Human Rights Council, A/HRC/23/48, 18 March 2013, paras.72-75.

[8] See GAATW, Moving Beyond ‘Supply and Demand’ Catchphrases; Godwin, J. 2012. Sex Work and

the Law in Asia and the Pacific: Laws, HIV and human rights in the context of sex work. UNAIDS,

UNFPA, UNDP, available at http://www.snap-undp.org/elibrary/Publication.aspx?ID=699; Global

Commission on HIV and the Law. 2012. Risks, Rights & Health, available at

http://www.hivlawcommission.org/index.php/report; Report of the Special Rapporteur on the right of

everyone to the enjoyment of the highest attainable standard of physical and mental health, Anand

Grover, A/HRC/14/20, 27 April 2010.

[9] Report of the Special Rapporteur on trafficking in persons, especially women and children, to the 23rd

session of the UN Human Rights Council, A/HRC/23/48, 18 March 2013, para.19

[10] GAATW, What’s the Cost of a Rumour? A guide to sorting out the myths and the facts about sporting

events and trafficking (2011), available at http://www.gaatw.org/publications/

WhatstheCostofaRumour.11.15.2011.pdf

[11] See GAATW, Moving Beyond ‘Supply and Demand’ Catchphrases; Godwin, Sex Work and the Law in Asia and the Pacific (UNAIDS, UNFPA, UNDP); Global Commission on HIV and the Law, Risks,

Rights & Health; Report of the Special Rapporteur on the right to health, A/HRC/14/20, 27 April

2010.

Relación de amor/odio/amor de una trabajadora sexual con el feminismo

Por Nina Perez

http://www.shwibly.com/sexwork.htm

https://groups.google.com/forum/#!msg/sex-work-2010-reference-group/rvKr-4odhxE/ODlWLqmODKsJ

 

Capítulo 1: Queridas  feministas, os amo odio amo.

Sé que podemos aprender unas de otras, pero necesitáis dejarme hablar y necesitáis escuchar. Yo quiero ser parte de vuestra hermandad, pero no me dejáis. Desde ese momento, soy una feminista desplazada, desilusionada,  porque os negáis a dejar de odiarme. Como las demás feministas, yo lucho por la igualdad, el estatus social, el respeto, la libertad de elección y el derecho a decidir sobre mi propio cuerpo. Es parte de mi libertad elegir el trabajo sexual, y por eso soy odiada. Muchas asumen que el trabajo sexual y el feminismo son contradictorios, pero el feminismo me ha proporcionado la libertad para ser trabajadora sexual y el trabajo sexual me ha ayudado a abrazar el feminismo. No voy a renunciar al feminismo y no voy a renunciar tampoco al trabajo sexual. Voy a explicar cómo y por qué las feministas pueden ser auténticas aliadas de las trabajadoras sexuales.

Capítulo 2: Una relación de amor ideológica que salió mal.

Mi relación amorosa con el feminismo comenzó hace unos pocos años. Me sentí instantáneamente arrastrada hacia el feminismo por la más obvia de las razones: soy una mujer que quería encontrar un lugar donde pudiera sentirme suficientemente segura para hablar abiertamente de mis experiencias. Soy una mujer de color que ha pasado la mayor parte de su vida por debajo de la línea de pobreza, soy madre soltera, soy víctima de violación y fui sometida a abusos de niña. Soy la mujer tipo a quien se supone que representa el feminismo. El feminismo es el movimiento que consiguió derechos para mujeres como yo. El feminismo ha luchado por el derecho de las mujeres a ser parte del proceso político, ser parte de su lugar de trabajo y tener autonomía personal. El feminismo ha dado a las mujeres el derecho a tomar sus propias decisiones y controlar sus cuerpos. Yo necesito esos derechos y necesito el feminismo. Así que me hice feminista. Fui a mítines, leí blogs y fui a las protestas. De repente me converti en integrante de la hermandad, y por primera vez en mi vida pude hablar abiertamente de la agresión sexual que me había dejado con pesadillas, ataques de pánico y un embarazo no deseado. Yo había contado esas cosas antes, pero nunca sin ser juzgada o culpada. Fue la primera vez que comprendí de verdad lo que significaba la solidaridad, y fue la primera vez que creí de verdad que podría ser aceptada por un grupo que no me juzgaría en base a mi nivel de ingresos o mi color de piel o me culparía de los abusos que había sufrido. Fui parte de la hermandad y sentí que pertenecía a ella. Me volví una activista, hice amigas. Y luego cometí el error de revelar en un círculo feminista que era trabajadora sexual . Mi violación y lo que siguió fueron de hecho menos dolorosos. No tenía ni idea de que había echado sangre al tanque de los tiburones. Fui ridiculizada, avergonzada e insultada. Y lo peor de todo, me dijeron que necesitaba sufrir aquel ridículo por mi propio bien. Me dijeron que necesitaba entender que me estaba haciendo daño a mí misma al permitir que los hombres pagaran por violarme. Yo era una víctima, pero demasiado estúpida para saberlo. Yo era una traidora a todas las mujeres y estaba alimentando el patriarcado (el peor de los insultos). La expulsión de la hermandad era una penitencia que se suponía que yo debía soportar en silencio hasta que cambiara mis desviaciones.

Pero eso no está en mi naturaleza. No estoy callada, no estoy avergonzada y creo en decidir por mí misma.

Capítulo 3: Me traen sin cuidado vuestras morales, o lo que es lo mismo, no necesito justificar mi vida sexual.

Dejad que os diga unas cuantas cosas de lo que deberíais saber de mi trabajo. Sexo pagado es exactamente eso: sexo pagado. No es violación, y como superviviente de una violación, no me convenceréis nunca de otra cosa. Sé el aspecto que tiene una violación, cómo huele y cómo se la siente, mientras se está produciendo y después de haberse producido. Durante la violación, recuerdo que intentaba acurrucarme en posición fetal mientras rezaba pidiendo seguir viviendo para ver a mi hijo al día siguiente. Recuerdo dar gracias de tener un tatuaje especial que permitiría a mi madre, si me encontraban en una zanja, identificar mi cuerpo. Por el contrario, nunca he tenido una pesadilla con un cliente. He tenido orgasmos, grandes conversaciones, y hermosas cenas con mis clientes. He recibido regalos de cumpleaños y zapatos nuevos y buenas propinas. Nunca he sido amenazada, violada, golpeada o sometida a abusos por un cliente. Cualquier insinuación de que no existe diferencia entre el sexo por el que me pagan y las violaciones que he sufrido es jodidamente insultante. Es insultante porque mi palabra es despreciada. El feminismo intenta dar voz a mujeres como yo, no silenciar mi voz (como si yo pudiera ser silenciada). Las trabajadoras sexuales son pintadas como víctimas forzadas, pero tenemos que darnos cuenta de que la trata de seres humanos no es lo mismo que el trabajo sexual. Las trabajadoras sexuales no son víctimas que necesiten ser salvadas. La única ocasión en la que el trabajo sexual consensuado se convierte en un problema es cuando existe una suposición subyacente de que el sexo en sí mismo es misógino, antifeminista o anti-mujeres.

Capítulo 4: Autonomía, vaginal y de la otra. Conseguir un poco.

El feminismo ha proclamado desde hace mucho que los cuerpos o la sexualidad de las mujeres no pertenecen a ningún otro, que las mujeres deben tomar sus decisiones, ejercer sus libertades y seguir su propio camino en la vida. Si las feministas (o cualquier otra persona) niegan mi autonomía o intentan impedir que sea dueña de mi sexualidad, me están avergonzando. Y para ser clara: avergonzar a una trabajadora sexual no es ideológicamente diferente que avergonzar a las mujeres llamándolas putas por ser violadas, llevar minifaldas, practicar sexo o hacer control de natalidad. Es tarea del actual sistema patriarcal avergonzar a las mujeres que detentan su propia sexualidad, no del feminismo. Sugerir que el trabajo sexual daña a todas las mujeres es también problemático. Ya que los violadores culpan de las violaciones a las faldas cortas y a las chicas bebidas, ¿deberían las mujeres dejar de beber y de llevar faldas cortas para no ser violadas? No, ya que la única causa de la violación es el violador. Y porque estamos en 2013 y las mujeres, como clase, no necesitamos una jodida negociación con terroristas, o con cualquiera que defienda que sólo pueden estar seguras mientras obedezcan normas arcaicas. Todos sabemos que se defiende que la modestia previene la violación, pero también sabemos que la modestia no ha salvado a nuestras hermanas con burkas. Afirmar que no merecemos seguridad por la forma como vestimos es una táctica terrorista que pretende crear obediencia. Y de la misma forma, cualquier persona que diga que tiene derecho a abusar de las mujeres porque el trabajo sexual promueve una visión negativa de las mujeres es un condenado terrorista, y mi autonomía vaginal se niega a ser silenciada por terroristas. Las mujeres que sufren abuso lo sufren porque tienen la desgracia de estar cerca de un abusador. Yo soy dueña de mi cuerpo y de mi sexualidad y no voy a pedir disculpas por ello. Pero tampoco pediré disculpas por las conductas abusivas de otros.

Capítulo 5: La voz de una mujer en el negocio de la prostitución, o lo que es lo mismo, trabajo sexual es trabajo.

Muchas feministas asumen que las trabajadoras sexuales no pueden ser parte de la causa feminista, pero en realidad el trabajo sexual es un excelente ejemplo de feminismo. El trabajo sexual es la máxima acentuación de la idea de que las mujeres pueden competir con los hombres de igual a igual en el trabajo. La libertad que proporciona el trabajo sexual es absolutamente feminista en su naturaleza. El trabajo sexual es trabajo, y es una de las pocas ocupaciones en las que una mujer tiene auténticamente autonomía personal, posee su propia sexualidad, su cuerpo, fija sus propias condiciones, negocia sus propios precios, toma sus propias decisiones y tiene una libertad que no tendría en ningún otro escenario. A pesar de los avances logrados por el feminismo, las mujeres todavía se muestras remisas a “actuar como hombres” en el trabajo. Las mujeres no se atreven a negociar subidas de sueldo o hacer que se reconozca su esfuerzo. Muchas mujeres temen que si actúan como hacen los hombres serán avergonzadas por no ser recatadas o suficientemente femeninas. El trabajo sexual, sin embargo, es uno de los pocos lugares en los que no sólo puedo “actuar como un hombre”, sino que cuando lo hago mi trabajo y mi salario mejoran.

Capítulo 6: Hagamos las paces.

Hasta que me aparté, no me di cuenta de que el feminismo se negaba a escuchar a las trabajadoras sexuales. Lo que el feminismo no entiende es que esta traición y este silenciamiento ha hecho daño a todas las personas que luchan por la igualdad. El feminismo ha empezado creando igualdad para las mujeres, pero la lucha no ha terminado todavía. Las mujeres todavía tienen que recibir el estatus social que merecen, y si queremos ver la auténtica medida por la que son valoradas las mujeres, sólo necesitamos mirar a las trabajadoras sexuales. Ellas están entre los grupos de mujeres más marginados. Las trabajadoras sexuales son rehuídas por la sociedad, por los grupos políticos; su imagen social está distorsionada y ahora han sido traicionadas por las feministas que les niegan la palabra. Las trabajadoras sexuales son de un valor inestimable para el feminismo y las feministas tienen el deber de escuchar a estas mujeres, de dejar de juzgarlas. Dejad de hablar. Empezad a escuchar: por las trabajadoras sexuales, por las mujeres y por el futuro del feminismo y de la igualdad.
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Hemos venido para vencer

Enviado el 5 de mayo de 2013 por Philipine Sex Workers Collective

http://sexworkerscollective.wordpress.com/2013/05/05/we-are-here-to-win/

Las trabajadoras sexuales siempre han sido tratadas con gran desdén en la sociedad filipina. Llamar a una mujer puta o a alguien hija o hijo de puta es quizás el insulto más grave que puedes hacer a un/a filipino/a. Esto se debe a la Iglesia Católica y a los cristianos fundamentalistas (los católicos suman el 88% de la población del país mientras que los grupos cristianos suman el 8%. El resto son musulmanes). Han hecho arraigar en las mentes de la gente la idea de que el sexo fuera del matrimonio es sucio e inmoral. Para la mayoría de los filipinos, por tanto, la prostitución es un asunto moral y aquellxs implicadxs en ella deben ser condenados. Esto nos ha llevado a nosotras, trabajadoras sexuales, a ser tratadas con estigma y discriminación.

Como trabajadoras sexuales, nos vemos forzadas a ocultar quiénes somos y lo que hacemos, por miedo a que, si somos descubiertas, nosotras y nuestras familias seamos sometidas al ridículo público. Los filipinos dan un gran valor a su reputación, que sólo puede ser validada por la aprobación de la comunidad. Sufrir vergüenza y perder el respeto de la gente podría dañar nuestro amor propio. Una reputación arruinada puede significar una vida arruinada.

Ser pobre en Filipinas —la mayor parte de las trabajadoras sexuales vienen de familias pobres— significa que toda tu vida tienes que aculturarte en la cultura del silencio, hasta que se convierte en un modo de vida. Aprendes a guardarte para ti misma tus propios puntos de vista sobre el mundo que te rodea. Independientemente de hasta qué punto creas que las cosas están mal, debes creer que están bien cuando el rico, tu amo, del que dependes para vivir, lo diga así. Los pobres pierden su voz en el proceso. El amo que controla sus vidas habla por ellos. La aculturación sigue hasta que llegan a creer que sus voces no importan y que sólo cuentan las voces de los poderosos.

La mayor parte de nosotras, trabajadoras sexuales, hemos pasado por este proceso de aculturación a lo largo de nuestras vidas. Hemos aprendido a aceptar que hablar y ser escuchado es un privilegio que no merecen los pobres y los débiles. No ayuda el que nos veamos forzadas a ocultar quiénes somos desde el momento en que la sociedad en que vivimos nos margina. Esto debería hacer fácil de comprender a cualquiera por qué no fue difícil para las feministas (abolicionistas) apropiarse de nuestras voces y comenzar a hablar por nosotras. La sociedad nos ha hecho invisibles, así que tener a mujeres poderosas hablando por nosotras fue una bendición, o eso creímos. No fue una bendición. Fue explotación. No estaban hablando por nosotras, estaban hablando por ellas mismas en nuestro nombre. Habían asumido el papel de los amos y otra vez sollozamos en silencio mientras ellas robaban nuestras voces. La mayor parte de los filipinos, los pobres y los débiles, cuando se enfrentan a una situación desesperada ante la que nada pueden hacer, emprenden casi siempre el camino del fatalismo. Dicen “déjalo a su suerte” (bahala na). Y “bahala na” fue nuestra respuesta.

Durante años, lo único que pudimos hacer fue estar ahí, con las bocas amordazadas, mientras veíamos a nuestras nuevas amas construir sus carreras hablando por otras mujeres desfavorecidas y “tontas” de su lista, mujeres de las que decían que no tenían capacidad para hablar por sí mismas. Nosotras somos las primeras de esa lista. Apenas podíamos entenderlas. Quizás nos desconciertan porque no hemos visto los pasillos de la universidad como todas ellas. Hablan llenas de orgullo de luchar por el derecho de las mujeres a la autodeterminación, pero está claro que no nos incluyen. Quizá por mujeres sólo entienden a ellas mismas. Tampoco comprendemos la arrogancia por la que se han ungido a sí mismas como nuestras salvadoras, como si ese fuera su destino manifiesto, incluso cuando está claro que no queremos que nos salven porque no hay razón para ello. Por el contrario, lo que queremos es salvarnos a nosotras mismas de ellas.

No sólo nos confunden. Nos intimidan. Hablan en jergas que no comprendemos. Adivinamos que es su manera de decirnos que ellas saben más y que, por tanto, lo único que tenemos que hacer nosotras es dejarlas que gobiernen nuestras vidas. Pero la verdad es que a nosotras nos traen sin cuidado el “patriarcado”, la “mercantilización” y todas esas palabras que escupen. Esos asuntos no nos llevan comida a la mesa ni pagan nuestros alquileres. Lo único que nos interesa es trabajar sin que nos molesten.

Crecimos con una sucesión de “amos” tomando el mando de nuestras vidas, vidas que en realidad nunca fueron realmente nuestras. Es hora que reclamemos que nos devuelvan nuestras vidas. Es hora de que encontremos nuestras voces porque sólo recuperando nuestras voces podremos decir que nuestras vidas son nuestras. No será fácil, pero es posible. Nos puede costar años volver a ser lo que realmente deberíamos ser, pero no tenemos miedo.

Debemos hacer llegar la noticia a nuestras autonombradas salvadoras/amas de que su tiempo ha terminado. No nos pueden quitar nuestros trabajos de la misma forma que nosotras no podemos quitarles su carreras, incluso si las han construído a nuestra costa. Bajo los pies de los caballos no es lugar para ningún ser humano. Y sí, cualquier cosa que sea lo que la sociedad o alguien piense de nosotras, somos seres humanos que merecen los mismos derechos que todos los demás. Nadie tiene que otorgarnos esos derechos. Somos nosotras quienes tenemos que exigirlos y vamos a hacerlo.

Nuestra supervivencia como trabajadoras sexuales ha estado siempre amenazada. Sabíamos que llegaría el momento en que tendríamos que defendernos a nosotras mismas. Nos preparamos para tal eventualidad. Ya basta. Nuestras diferentes organizaciones, WHORE (Women Hookers Organizing for their Rights and Empowerment), Daughters Deviant, y algunas organizaciones de trabajadores sexuales masculinos, han unido sus fuerzas. Sabemos que sólo podemos confiar en nuestra fuerza colectiva y, por tanto, nos hemos organizado en una alianza, la Philippine Sex Workers Collective (PSWC).

El Colectivo servirá como nuestro brazo militante. Su mandato es garantizar y defender nuestros derechos como trabajadorxs sexuales. Su primer y principal reto es el Proyecto de Ley Antiprostitución, copiado del modelo sueco, que se está deliberando ahora mismo en el Congreso Filipino. Queremos que muera este Proyecto de Ley. Para hacer campaña contra esta maldición de Proyecto de Ley, el Philippine Sex Workers Collective ha planeado nuestra propia acción en contra, la Campaña de la Gorra Roja (“Roja” que simboliza la lucha por los derechos de lxs trabajadorxs sexuales y “gorra” que simboliza el derecho de todxs lxs trabajadorxs sexuales a ser protegidxs de la discriminación, el estigma y la violencia). Es hora de decir al mundo que sólo las trabajadoras sexuales pueden hablar en nombre de las trabajadoras sexuales. Va a ser una ardua batalla contra la bien engrasada y bien experimentada maquinaria de lxs abolicionistas (las feministas, la iglesia y el gobierno). Pero es sobre nuestras vidas, la de las trabajadoras sexuales, no sobre las suyas, sobre las que están legislando. No lo permitiremos. Nos opondremos hasta el final. Hemos venido para quedarnos y hemos venido a vencer.

No a la penalización de nuestros clientes

nonpenalisationclients

Foto: Aurélien Selle

6 de mayo de 2013

por Marianne CHARGOIS.

http://languesdeputes.wordpress.com/2013/05/06/non-a-la-penalisation-de-nos-clients/
(Este texto ha sido enviado como contribución dirigida a la comisión de Asuntos Sociales del Senado, en el marco del informe en preparación sobre «la situación social de las personas prostituídas », en el espacio participativo dedicado a ello :

http://www.senat.fr/commission/soc/mission_sur_la_situation_sociale_des_personnes_prostituees.html#c580314

¡no vaciléis en hacer igualmente vuestra propia contribución y hacédnoslo saber !)

En el nombre de la no mercantilización de los cuerpos, Francia se obstina en defender una política abolicionista en materia de prostitución.

Francia pretende querer proteger a lxs trabajadorxs del sexo de la explotación y de la trata de seres humanos, taras de las que serían forzosamente presa desde el momento en que ejercen ese tipo de actividad. Porque en Francia ninguna persona dueña de sus actos aceptaría voluntariamente torturarse y rebajarse « vendiendo su cuerpo ».

Y sin embargo, Francia se equivoca.

Trabajadora del sexo y, por tanto, concernida por la cuestión, yo no estoy protegida por las leyes abolicionistas francesas. Por el contrario, estoy discriminada y estigmatizada por estas leyes.

Trabajar con el propio cuerpo no es vender el cuerpo, cualquiera que sea la parte movilizada : es ponerlo en movimiento a fin de realizar una o varias actividades concretas a cambio de una remuneración. Este es el caso en el trabajo del sexo en el que una persona ejerce una prestación con su cuerpo, empleándolo total o parcialmente. Esto se halla igualmente en numerosos oficios tales como los que se refieren al deporte, a la danza, al circo, etc. Sin embargos, estos no son aludidos por las leyes abolicionistas.

Si hago esta comparación, no es en absoluto de manera fantasiosa y fortuita, sino, por el contrario, con pleno conocimiento de causa.

En efecto, además de mi actividad como trabajadora del sexo, soy también contorsionista. El trabajo corporal exige grandes sacrificios físicos, puede causar grandes dolores y heridas, con la finalidad de exhibirse delante de un público al que nada le importan las torturas vividas por el artista mientras que esté asegurado el espectáculo. Y ya no hablo de acróbatas y otros trapecistas, que arriesgan su vida, y a veces mueren, a menudo se vuelven discapacitados, con la única finalidad de satisfacer el « voyerismo » de personas que se excitan con este peligro potencial.

Lo espectacular se asocia al accidente : cuanto mayor es el riesgo de que ocurra, cuanto más frágil parezca la vida y que no dependa más que de un hilo mientras se realizan proezas técnicas, tanto más extraordinaria será juzgada la actuación. Se paga a personas para que arriesguen su vida y diviertan a las familias. Otras personas pagan para distraerse, satisfacer sus pulsiones mironas, experimentar excitación ante cuerpos esculturales, reír, pasar el tiempo, etc. Las razones son múltiples y a veces malsanas e inconfesables.
Sin embargo, no se plantea la cuestión de penalizar a los clientes, mayores y menores de edad, de estas exhibiciones legales para proteger a lxs artistas de circo en nombre de la no mercantilización del cuerpo. Y esto me parece normal, ya que las personas que se arriesgan a morir, lesionarse gravemente, tener dolores y múltiples molestias cotidianas vendiendo sus proezas corporales lo hacen de manera deliberada y con pleno conocimiento de causa. A pesar de los aspectos negativos evidentes, continúan ejerciendo, por razones diferentes según el caso : por amor al oficio, por tradición familiar, porque no saben hacer otra cosa, por amor, etc. Las razones y caminos de la vida son múltiples e infinitos y la ley no tiene por qué meterse en eso.
Por el contrario, el servicio de búsqueda de empleo reconoce la dificultad y particularidad de estos oficios que usan el cuerpo, lo que obliga a estos profesionales a dejar de ejercer relativamente pronto. Es la razón por la que se ha implementado para lxs circenses y lxs bailarinxs programas de reconversión profesional que les permitan aprender otro oficio, si lo desean, cuando se ven obligados a dejar el mundo del espectáculo.

Trabajadora del sexo y contorsionista, con un conocimiento concreto y práctico de lo que implican estos dos oficios, yo no veo ninguna diferencia de naturaleza entre estas dos actividades. En los dos casos, trabajo con mi cuerpo para responder a las expectativas de un público, único o múltiple. Yendo más lejos, y sin ninguna intención de provocar, subrayaría incluso que me siento mucho más objeto cuando me doblo en cuatro sobre un escenario delante de personas anónimas con las que no tengo ningún intercambio que cuando hago una prestación sexual durante la cual tiene lugar un intercambio respetuoso y personalizado.
La única diferencia que podría haber entre estas dos actividades podría ser que en un caso entran en juego los órganos genitales y en el otro no (aunque esto no sea realmente exacto, ya que la mayor parte de las veces debo estar desnuda en el escenario durante los espectáculos, lo que moviliza pues mi aparato genital durante la representación). Pero en este caso, si la diferencia esencial existente entre el trabajo sexual y el trabajo escénico reposa en que se utilice o no las partes sexuales en la prestación realizada, ello quiere decir que la diferencia de trato se basa en argumentos morales.

Ahora bien, la ley francesa no podría pronunciarse sobre lo que es moralmente aceptable o no, ya que esto es totalmente subjetivo, y depende de creencias y concepciones de la vida totalmente individuales.

Parece absurdo condenar un crimen que no tiene ni víctima ni querellante. Sin embargo, esto es lo que busca hacer el proyecto de ley sobre penalización de los clientes. ¿Qué clase de víctima soy cuando soy autónoma, fijo mis tarifas y mi ritmo de trabajo, decido lo que acepto hacer y lo que no, y realizo una prestación sexual a un cliente ? ¿De qué delito sería culpable mi cliente cuando no me ha causado ningún daño y  yo no tengo ninguna queja contra él ?

Y, en contra de lo que claman las asociaciones abolicionistas —que no tienen ninguna legitimidad para expresarse sobre el asunto ya que no escuchan la palabra de las personas implicadas : los trabajadores y las trabajadoras del sexo, y confiscan nuestras voces— yo no soy una lamentable excepción no representativa. Si no veis a las personas como yo, es porque vuestras leyes inicuas nos invisibilizan, y no porque no existamos.

Mientras que las leyes contra el proxenetismo nos causan ya, a nosotrxs, trabajadorxs del sexo, daños considerables y dificultades intolerables en el ejercicio de nuestro trabajo, al impedirnos alquilar lugares para trabajar o asociarnos entre nosotrxs, una ley que penalizara a los clientes sería más que dramática.

Mientras que los principios republicanos no dejan de promover la libertad, la igualdad y la fraternidad para todos, las represiones e injusticias que nos afectan continúan gritando que la república odia a los trabajadores y las trabajadoras del sexo. Bajo el argumento hipócrita de querer protegernos, nuestras voces son ahogadas ; la libertad de disponer de nuestros cuerpos nos es negada ; la igualdad de derechos en materia laboral nos es confiscada ; la fraternidad es pisoteada.
No pedimos un trato de excepción, de favor, o de régimen particular para las trabajadoras y los trabajadores del sexo, sino simplemente los mismos derechos que para todos los trabajadores y las trabajadoras que ejercen en Francia.

El mismo trato, los mismos derechos y los mismos deberes, los mismos impuestos, la misma protección contra el trabajo forzado.
La prostitución forzada no es más que una forma de esclavitud entre otras. Las leyes existentes contra la esclavitud son pues suficientes para defender a las personas víctimas de la prostitución forzada : en este caso no son trabajadores o trabajadoras del sexo, sino esclavxs, y es evidente que hay que ayudar a esas personas. Exactamente igual que hay que ayudar, por ejemplo, a las personas reducidas a la esclavitud doméstica. Y ayudar a estas personas no ha llevado nunca a hacer leyes que prohiban el  servicio doméstico, o a penalizar a las personas y familias que recurran a él.

Si deseáis venir en ayuda de las personas que desean salir del trabajo sexual, aplicad el mismo régimen que para las otras personas que trabajan con su cuerpo : una posibilidad de formación profesional que permita una reconversión en cualquier momento, por la razón que sea.
Pero la mayor de las ayudas que necesitamos de vuestra parte es que no penalicéis a nuestros clientes y que retiréis las leyes hipócritas contra el proxenetismo que nos impiden tener una vida decente y trabajar de forma aceptable.

Dejad de hacer excepciones con nosotrxs.

No queremos vuestra protección que nos mata.

Nuestros riesgos no proceden de nuestros clientes, sino de vuestros buenos sentimientos.