La Ley de Compra de Sexo en Noruega: Prescribiendo la miseria nacional

http://annemodus.wordpress.com/2013/01/26/the-sex-purchase-law-in-norway-prescribing-national-misery/

Publicado el 26 de enero de 2013 por annemodus

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¿Cómo reaccionaríais ante la siguiente situación: El gobierno promulga una total prohibición de la compra de cualquier tipo de alcohol debido a que pretende acabar con todo contrabando ilegal que intente introducir alcohol en el país. Comprar una botella de vino sería considerado un delito. Las tiendas de vino podrían seguir abiertas y serían consideradas un negocio legítimo, pero no se permitiría que nadie comprara nada en ellas. ¿Impediría esto que la gente comprara alcohol en otra parte? Difícilmente. ¿Florecería el comercio ilegal? Sin duda. ¿Demostraría esto lo absurdo de una iniciativa de prohibición tan fervorosa? Ciertamente. ¿Qué lógica tiene castigar al cliente por cualquier contrabando que sea llevado a cabo por una entidad exterior? Ninguna

Estaréis pensando probablemente que es ridículo penalizar a personas inocentes para combatir un problema exterior. Sí, bien podéis pensar así, pero en Noruega estamos sometidos a una ley que hace precisamente eso —considerar delincuentes a un grupo inocente. Para ganar apoyo para tal ridícula ley tenéis que convencer a vuestra audiencia de que la prohibiciòn es lo correcto. Noruega es un pequeño país en el que lo moralizante se ha vuelto popular y el fanatismo está experimentando un renacimiento.

Algunas consideraciones sobre el fanatismo

Una buena amiga mía me dijo una vez: “Para comprender la mentalidad de los fanáticos tendrías que haber sido una adepta; una integrante de su movimiento. Cuando se discute con fanáticos es inútil hacer referencia a estadísticas o investigaciones, esto sólo consigue impulsarles a una mayor resistencia y refuerza su fe. Para que se conozca a los fanáticos necesitas mostrar al mundo su auténtica naturaleza; cómo usan argumentos supresivos y procuran que sus prejuicios y desprecios tóxicos se extiendan como una epidemia, hasta que se transmite el virus que portan. Si logras desvelar la naturaleza de los fanáticos, puedes verles como son realmente, y darles la espalda. No dejes que se te acerquen. Con eso es suficiente”.

Le pregunté a quién definía como fanáticos. Me contestó: “Bueno, cualquiera se puede convertir en un fanático. Pero algunos son más viles que otros y no renunciarán a su obsesión. El fin justifica los medios y los medios son bastante brutales. Todo se reduce a un juego cínico sobre la conciencia de su objetivo y, desde luego, permanecen insensibles a toda crítica. Yo he estado allí, y sé de lo que hablo. Pero en la actualidad he logrado identificar y reconocer mi propia manía y cambiar. En primer lugar, uno debe entender que el mensaje del fanático afecta absolutamente a todos los que le rodean. Por tanto, tienes que desvelar su auténtico horror. Esto puede ser de utilidad”.

Continuó: “Los fanáticos suelen ser ciegos a sus propios errores, pero incesantemente buscan los errores de los demás. Los estilos de vida alternativos parecen ser sus objetivos preferidos. A menudo han adoptado una doctrina que les da un sentido de vocación; algo fundamental por lo que hay que luchar, o contra lo que hay que luchar. Buscan meticulosamente aliados que puedan nutrir la atractiva dramaturgia de la seducción de masas y, de forma no muy distinta a la influencia del alcohol, se muestra proclives a absorber los argumentos animados de los demás. Pero el marco real de los fanáticos es cómo promueven sus propios puntos de vista. De alguna manera, asumen que no pueden estar equivocados, y son expertos en reventar debates con una retórica familiar con la que insinúan que sus adversarios deben ser viciosos, misóginos, egoístas, demasiado dañados para reconocer su propia situación, no sabiendo lo que es mejor para ellos, o bien deben haber sido sometidos a un lavado de cerebro. La ironía es que los fanáticos a menudo poseen ellos mismos estas características.

Los fanáticos luchan contra lo que no les gusta; contra lo que desprecian. Nada puede superar la densidad de su condescendiente autocomplacencia, porque su autocomplacencia es inmune a la lógica. Y lo peor de todo es que los fanáticos afectan a todo aquel que les rodea”.

Creando criminales

Volvamos a la actual situación en Noruega, y la imaginaria prohibición de compra de alcohol. ¿Te sugiere alguna analogía? Bien, Noruega es un pequeño país, saturado de fanatismo en donde menos desea una encontrarlo: en la legislación. Parecería que estamos descontentos con el número de criminales que hay en el país, ya que los políticos promueven legislaciones que crean nuevos criminales a partir de gente corriente; hombres y mujeres normales.

La Ley de Compra de Sexo es un ejemplo patente. Esta ley demuestra claramente hasta qué punto puede extenderse la intolerancia y lo ampliamente extendido que está el fanatismo en la actualidad. Está dispersado en todas direcciones y sus consecuencias funestas se extienden como ondas en el agua. ¿Por qué no captó el Parlamento la vileza de la propuesta hace cuatro años? ¿Cómo pudo una pequeña fuerza coaligada sacar adelante la controvertida propuesta —aunque fuera por una estrecha mayoría? Ciertamente, los perplejos miembros del Parlamento fueron seducidos por la agenda táctica de los fanáticos: “Pararemos a los inmorales compradores de sexo porque eso beneficiará seguramente a las prostitutas a largo plazo”, por no mencionar sus intolerables juegos mentales: “¿No quieres lo mejor para las prostitutas?”, “¿No serás tú un cliente?”, “Si votas contra la ley estás favoreciendo indirectamente la trata de seres humanos”.

Comprar sexo se convirtió en algo ilegal de la noche a la mañana y los clientes del sexo se convirtieron de repente en criminales. Los políticos mostraron su propio desprecio por los clientes del sexo y una aguda urgencia por “salvar” a lxs trabajadorxs sexuales anuló las advertencias de los especialistas en el tema, las protestas de lxs trabajadorxs sexuales y de los parlamentarios más sobrios, que adelantaron claras predicciones. De esta forma, los disidentes fueron denunciados y los inocentes, criminalizados.

Cómo engañar a toda una nación

Obviamente, el gobierno no habló en voz alta del muy grande número de hombres y mujeres que vendían voluntariamente sexo en este país, y lo disfrutaban. Y pocos se atrevieron a admitir que hay miles de clientes en este país que no se parecen al retrato estereotipado del “hombre miserable que no puede conseguir sexo gratis” o “el abusador misógino”. Desde luego, admitir eso habría socavado la validez de la ley. Sin embargo, las historias de horror de la presunta trata se nos contaron repetidamente. Los fanáticos usaron estas historias para tener en jaque a sus compañeros políticos, al público y a los medios. Y todos ellos fueron seducidos fácilmente.

Este es el traidor debilitamiento de todo un pueblo.

El juego calculador del fanatismo no concierne sólo a lxs trabajadorxs sexuales y sus derechos, a pesar de que lxs trabajadorxs han dicho una y otra vez que estarían mejor si no se penalizara a los clientes. El juego calculador del fanatismo no concierne sólo al modo como la trata de seres humanos se clandestiniza por la prohibición de compra de sexo. El juego calculador del fanatismo no concierne sólo a cómo lxs mismxs trabajadorxs deberían ser implicadas en el diseño de una regulación sensible que pudiera proporcionarlxs seguridad, derechos laborales, locales donde trabajar y la oportunidad de pagar impuestos. El juego calculador del fanatismo no concierne sólo a cómo lxs trabajadorxs se sentirían mejor sin el estigma adicional que siempre viene con las leyes que cultivan la intolerancia.

Más aún, las tácticas del fanatismo no conciernen sólo a los clientes que han sido estigmatizados y criminalizados por un debate moralizante y partidario. Las tácticas del fanatismo no conciernen sólo a clientes que no son responsables de ninguna trata o prostitución forzada. Esto último es un caso de culpabilización del inocente; hacer que los clientes carguen con la culpa de cualquier delito que pueda haber cometido otro; sólo porque conviene. En Noruega, muchos ciudadanos votaron por políticos que luego prohibieron relaciones sexuales consentidas entre adultos.

Aunque los ejemplos mencionados de desprecio y desviación de la justicia deberían ser suficientes para pulverizar la Ley de Compra de Sexo, obviamente no lo son para convertir a los fanáticos más acérrimos.

Sin embargo, hay mucho más que esto.

La ley lo invade todo

En este mismo momento, la moral, la religión y el desprecio personal de los fanáticos interfieren con las vidas y decisiones personales mías, vuestras, de vuestros parientes y amigos. Debemos darnos cuenta de cómo los efectos de los argumentos legales están invadiendo nuestra privacidad: la libertad de elegir cómo realizar sexo consensuado es sustituída por una prohibición forzada. La alegría del sexo consensuado es sustituída por el cepo de hierro candente de la vergüenza. El reconocimiento de las decisiones ajenas es sustituído por el prejuicio y el error.

En el corazón de este asunto radica otro tema que nos concierne a todos. Un acto sexual es siempre una transacción  —y el pago viene en forma de valores tangibles o intangibles. Y no hay nada malo en esto, todos estamos en el mismo barco. Dicho de otra manera: el sexo nunca es gratis —aunque a una le gustaría aferrarse a esta idea.

Pongamos un breve ejemplo:

Elegir a alguien para tener sexo casual nunca es gratis. Una noche de sábado normal en cualquier ciudad a menudo tiene estos ingredientes previos a una transacción sexual: un taxi para ir a un nightclub, el precio de la entrada, las bebidas, una cena ligera, otro taxi para volver a casa y después, sexo. ¿Te ha pasado alguna vez? Pues puedes sumar los costes de tener sexo “gratis”.

En una relación (o matrimonio) completamente normal hay una infinita variedad de componentes que dirigen las transacciones sexuales. Pagas, por ejemplo, con la promesa de fidelidad, apoyo, amor, gastos compartidos, vacaciones y el regalo ocasional. Suma los costes de tener sexo “gratis” en una relación.

Un cliente va a unx trabajadorx sexual para realizar una transacción sexual consensuada. Lx trabajadorx sexual deja claro qué servicios están disponibles.  El dinero por los servicios se paga por adelantado y se realiza la transacción. ¿El coste por consumar sexo? En este caso $300.

A la vista de estos ejemplos, ¿no es un poco irónico que el Estado haya introducido en realidad una prohibición general del sexo; una prohibición que también incluye a los políticos? Si decidís no hacer caso a la ley, yo no os juzgaré, podéis estar seguros. Recordad, sin embargo, que esta prohibición afectará siempre a alguien de vuestro entorno; en su subconsciente yace la idea discordante de que las transacciones sexuales se han convertido en algo ilícito y pecaminoso, y que la prohibición les ha privado de la oportunidad de realizar una actividad vital para la salud y el bienestar, tanto físico como mental.

Y ahora ¿qué?

La ley ha dejado un rastro de motivos para emprender acciones legales en Noruega: la pérdida de ingresos de lxs trabajadorxs sexuales, sus deterioradas condiciones de trabajo, la injusta penalización de los clientes y un aumento del acoso y la estigmatización. No es improbable que tales acciones legales se emprendan en el futuro. Una estigmatización iniciada por el gobierno muestra claro paralelismo con el racismo; casos de crueldad y discriminación deliberada —ya sea en sectores privados o públicos— son frecuentemente debatidos en los tribunales, y se reclama una indemnización si el acusado es hallado culpable. ¿Qué pasaría si los políticos que han estado a favor de la ley fueran hechos personalmente responsables por todo el sufrimiento que han causado a todo un pueblo? ¿A qué consecuencias deberían hacer frente?

Más aún, es fácil perder el respeto a una policía que acosa a trabajadorxs sexuales y persigue a gente corriente que es etiquetada como criminales. Hay bastantes más auténticos criminales que detener en Noruega. Cuando la policía aplica una ley tan obviamente moralizante y violadora de derechos, pierde un respeto que será difícil recuperar. En un país llamado libre como Noruega, los agentes a los que les resulte incómodo aplicar esta ley tienen derecho a buscar otra profesión. Muchos agradeceríamos tal acción y no nos sería difícil simpatizar con ella.

La solución ideal, sin embargo, sería que el gobierno recapacitara y reconociera el desastre legislativo, derogara la prohibición y se concentrara en hallar buenas soluciones para lxs trabajadorxs sexuales y sus clientes, cosa que es posible hacer. Si no ocurre esto, recordad tan solo las próximas elecciones generales de 2013, y que un voto al actual gobierno es también un voto para que siga existiendo la Ley de Compra de Sexo.

Para prevenir similares desastres en el futuro, sería conveniente nombrar en el Parlamento un grupo de personas de alto nivel de educación, política y religiosamente neutrales, cuyo mandato fuera detener propuestas de ley que estuvieran claramente ancladas en el moralismo, la religión y la falta de respeto  fundamental por la singularidad del individuo. Las claras recomendaciones de la ONU sobre tal legislación no deberían ser ignoradas sin que hubiera serias repercusiones. ¿Por qué? Porque la ley se aplica a todos y porque el fanatismo no conoce límites.

El punto principal es claro y sencillo: si queréis tener sexo consensuado —cualquiera que sea la transacción— nadie debería deteneros. Si no queréis tenerlo, pues muy bien. Lo central aquí es la libre voluntad, pero lo opuesto a la libre voluntad es la Ley de Compra de Sexo.

Esta es la cruel prescripción del Estado Niñera: miseria para toda la población de Noruega. Un ejemplo a no seguir.

La prostitución como violencia de género: asalto al Estado de Derecho. Hacia la prohibición de la prostitución en España.

Publicado por primera vez el 23 de noviembre de 2019

La prostitución como violencia de género: asalto al Estado de Derecho. Hacia la prohibición de la prostitución en España.

Campaña del Ayuntamiento de Badajoz «contra esta forma de violencia de género». Diciembre 2019. Foto: AYUNTAMIENTO DE BADAJOZ

La prohibición de la prostitución en España es inminente. La exigencia al próximo gobierno de una ley que penalice a los clientes y todo tipo de proxenetismo, exigencia liderada por la facción radical del feminismo, domina el discurso en todos los ámbitos. ¿Su fundamento?: el dogma de que la prostitución es violencia de género. Un dogma introducido ya en el Pacto de Estado contra la violencia de género sin ningún tipo de debate, sin necesidad de ninguna argumentación, tan sólo por la presión de las organizaciones abolicionistas.

El dogma de la prostitución como violencia de género era necesario para prohibir la prostitución mediante la penalización de los clientes. No bastaba con el mito de que el 80% de las prostitutas son víctimas del mito de la trata de personas con fines de la fantasmal (por indefinida) “explotación sexual” , porque se admitía que un 20% de las prostitutas lo eran por libre decisión y, entonces, ¿cómo desposeer de sus derechos fundamentales a esas mujeres que deciden libremente sobre su cuerpo y sobre su vida?¿Cómo lanzar el ataque al Estado de Derecho que reconoce mediante sus principios constitucionales el derecho de las mujeres a ganar dinero mediante la venta de servicios sexuales, el derecho a prostituirnos?

No argumentan por qué la prostitución debe ser considerada violencia de género. No en España, donde no tienen necesidad de argumentar nada. Pero el argumento, tal como lo expresan en otras partes, es que el sexo consentido sin deseo sexual por parte de la mujer es violencia contra ésta. Un argumento absurdo.

Sólo la conciencia de la enormidad de una ley como la que andan buscando las dominadoras de las mujeres y sus aliados y del enorme coste social y presupuestario que supondría puede frenar su aprobación. Un coste social que llevaría a la deportación masiva de inmigrantes indocumentadas y al paro sin derechos —a la miseria— a decenas de miles de mujeres; un coste presupuestario que supondría la creación de miles de nuevos puestos de policía para vigilar a todas y cada una de las prostitutas y la subvención a un enjambre de ONG rescatadoras —un nuevo Patronato de la Mujer— dirigidas por abolicionistas, tanto seglares como religiosas.

El enorme coste social y humano que supondría crear las condiciones para el control total de la prostitución clandestina por la mafia policial.

Frente a esta ofensiva totalitaria, las trabajadoras sexuales y sus aliadas y aliados, los defensores de los derechos humanos, de los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, de los derechos de las mujeres, del Estado de Derecho, sólo tienen un camino posible: la defensa de la total despenalización del trabajo sexual en los términos expresados en el Manifiesto Político de las Trabajadoras Sexuales del Estado español.

Por los derechos de las trabajadoras sexuales, por los derechos de las mujeres, por los derechos de la humanidad, por la libertad y la democracia,

SUSCRIBE Y DIFUNDE

el

MANIFIESTO POLÍTICO DE LAS TRABAJADORAS SEXUALES DEL ESTADO ESPAÑOL

De la naturaleza criminal del abolicionismo

Publicado por primera vez el 31 de diciembre de 2017

De la naturaleza criminal del abolicionismo

El abolicionismo es una ideología fundamentalista que propugna la supresión del derecho de las mujeres a prostituirse.

Fuertemente organizado a nivel nacional e internacional, infiltrado en España en partidos y organizaciones feministas a modo de secta y haciendo uso de subvenciones y presupuestos públicos destinados a otros fines, el abolicionismo atenta contra el sistema de libertades y derechos democráticos que garantiza la Constitución.

1.- Delito contra la la libertad sexual

La Constitución se legitima a sí misma al reconocer que “la dignidad de la persona humana, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”.

Y el Tribunal Constitucional define la dignidad como “un valor espiritual y moral inherente a la persona, que se manifiesta singularmente en la autodeterminación consciente y responsable de la propia vida y que lleva consigo la pretensión al respeto por parte de los demás”.

El desarrollo normativo de este principio constitucional incluye, entre otros, el Título VIII del Libro II del Código Penal, Título rubricado “Delitos contra la libertad e indemnidad sexuales”.

“El bien jurídico protegido en estos delitos es la libertad sexual, que tiene diversas dimensiones. Una dimensión activa o positiva que sería la capacidad de la persona de disponer libremente de su propio cuerpo a efectos sexuales y comportarse en el plano sexual según sus propios deseos, tanto en cuanto a la relación como a la persona con quien se mantiene. Una segunda dimensión negativa o pasiva que sería la capacidad de negarse a realizar o a dejar que se realicen en ella por parte de otra personas actos de naturaleza sexual que no quiere hacer o soportar. Se trata, pues, de proteger el derecho a la libre disposición carnal y autodeterminación sexual, entendida como capacidad de hacer o no uso del propio cuerpo a efectos sexuales, así como de ejercer los medios de defensa o protección personal pertinentes frente a actuaciones ajenas de esa naturaleza” (1).

Esta “protección al derecho a la libre disposición carnal y autodeterminación sexual, entendida como capacidad de hacer uso o no del propio cuerpo a efectos sexuales” se ve reflejada en el Código Penal sólo en cuanto al derecho a no hacer uso del propio cuerpo, pero no en cuanto al derecho a hacer uso del mismo. Dado que ambos derechos, el de hacer y el de no hacer, consisten en los dos aspectos de un solo derecho, a saber, el derecho a la libertad sexual, es evidente que debe considerarse el mismo tipo de delito la violación del derecho a no hacer como la del derecho a hacer. Pero el Código Penal sólo tipifica el delito de determinar a persona mayor de edad a ejercer o a mantenerse en la prostitución, ignorando el delito de determinar a persona mayor de edad a no ejercer o a apartarse de la prostitución. en las mismas circunstancias.

Así, dice el Artículo 187

1.- El que empleando violencia, intimidación o engaño, o abusando de una situación de superioridad o de necesidad o de vulnerabilidad de la víctima, determine a una persona mayor de edad a ejercer o mantenerse en la prostitución, será castigado con las penas de prisión de dos a cinco años y multa de doce a veinticuatro meses.

Es necesario por tanto, para ajustar la normativa legal al principio constitucional, tipificar el delito de abolicionismo en un artículo del Código Penal que, necesariamente, debería quedar redactado así:

“El que empleando violencia, intimidación o engaño, o abusando de una situación de superioridad o de necesidad o de vulnerabilidad de la víctima, determine a una persona mayor de edad a no ejercer o apartarse de la prostitución, será castigado con las penas de prisión de dos a cinco años y multa de doce a veinticuatro meses.”

2.- Delito de odio

Las conductas que castiga el tipo básico del delito de odio (2) son las siguientes:

”a)  Quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad. “

Este es el caso de la conducta abolicionista, que fomenta, promueve e incita directamente al odio, hostilidad, discriminación y violencia contra las prostitutas, por motivos referentes a su sexo y su orientación o identidad sexual.

Más aún, las organizaciones abolicionistas promueven una visión deshumanizada de las prostitutas, negándoles su capacidad de decisión y, por tanto, el que tengan una auténtica libertad sexual. Al hacerlo así, intentan asimilarlas a aquellas personas cuya indemnidad sexual debe proteger la ley. Estas personas son:

“Las personas afectadas por limitaciones intelectuales bien por trastorno mental o privación de uno o varios sentidos o bien por minoría de edad con escaso desarrollo intelectual no puede decirse que estén autodeterminadas en el plano sexual, no pudiéndose predicar a su respecto que tengan una auténtica libertad sexual o por lo menos no con la amplitud de quien no tiene esas limitaciones. Estas personas no pueden ejercer válida ni eficazmente esa libertad por lo que el bien jurídico a proteger penalmente se ha dado en llamar la intangibilidad o indemnidad sexuales” (2).

Queda, pues, puesta meridianamente de manifiesto la peligrosidad social de la secta abolicionista, capaz de identificar a un grupo social como si de una “raza inferior” se tratara, carente de la plenitud de sus funciones intelectuales y condenada a sufrir el tutelaje propio de menores de edad o discapacitados mentales. Actitud que no resulta difícil identificar con la del racismo de más funesta memoria.

Urge, pues, una actuación de oficio del Ministerio Público contra las organizaciones abolicionistas, en defensa de los principios constitucionales y de los derechos fundamentales de las personas.

3.- Asociación para delinquir

El Art. 570 ter del Código Penal dice:

“A los efectos de este Código se entiende por grupo criminal la unión de más de dos personas que, sin reunir alguna o algunas de las características de la organización criminal definida en el artículo anterior, tenga por finalidad o por objeto la perpetración concertada de delitos.”

Las organizaciones abolicionistas, a la luz de lo señalado en los dos apartados anteriores, satisfacen las condiciones de esta definición, pudiendo por tanto ser consideradas grupos criminales. Urge la actuación de oficio del Ministerio Público para hacer prevalecer también aquí el imperio de la Ley.

Conclusión

Desde el respeto a las disposiciónes legales vigentes y a las decisiones judiciales, los ciudadanos tenemos el derecho y la obligación de contribuir al perfeccionamiento de las leyes. Esta es mi aportación a dicho perfeccionamiento.


1.- http://www.guiasjuridicas.com/Content/Documento.aspx?params=H4sIAAAAAAAEAMtMSbF1jTAAAUMTQ0MTtbLUouLM_DxbIwMDCwNzAwuQQGZapUt-ckhlQaptWmJOcSoA6ZpvrDUAAAA=WKE

2.- https://www.mundojuridico.info/el-delito-de-odio/

Fuego cruzado: brujas y feministas

 

Por José Antonio Younis Hernández

2 de febrero de 2021

http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:yPsy4imXvnEJ:https://www.laprovincia.es/opinion/2021/02/02/fuego-cruzado-brujas-feministas-33601214.html&hl=es&gl=es&strip=1&vwsrc=0

 

Como en la novela de Miyuki Miyabe, Fuego cruzado, llega un punto en que se le hace difícil a la protagonista “decidir sobre la vida y la muerte de los inocentes que caen víctimas del fuego cruzado”. El fuego cruzado suele alcanzar a los inocentes que, como en el actual conflicto dentro del feminismo, se ha perdido la sororidad entre las abolicionistas que mantienen que no se pueden llamar feministas a las que defienden a las prostitutas, esto es, a la Asociación Draga Espacio Feminista-LGTBIQ. En la anterior afirmación, he de resaltar que las abolicionistas acusan a las de la postura contraria de apoyar a la prostitución, lo cual es falso, pues lo que hacen es defender los derechos de las prostitutas y de que puedan exponer y defender sus puntos de vista. En el informativo de la Televisión Canaria se acusa de trata de mujeres al movimiento por los derechos de las prostitutas y que, por eso, una de sus dirigentes está en la cárcel. Por otra parte, cualquiera que se moleste en indagar estos supuestos hechos emitidos por dicho informativo encontrará que son falsas las acusaciones hacia el Proyecto Taguri. Feminismos Críticos, incidencia política y participación ciudadana.

A lo mejor todo esto es un debate interminable. De lo que únicamente estoy seguro, haciendo mía la frase de Evelyn Beatrice Hall, aunque se atribuye erróneamente a Voltaire (ella era su biógrafa), es que “estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Ya ocurrió en la universidad, cuando se intentó un debate sobre el mismo tema. Miembros de nuestra supuesta catedral del saber prohibió tal debate, pues hay misas que solo pueden oficiar los sacerdotes o sacerdotisas consagradas por una corriente de ideas del feminismo, pero no por la otra. Por lo que veo, hay partes que no defienden que la otra parte tenga derecho a decir lo que piensa porque contradice la pureza de los principios del feminismo, el cual, como en todo movimiento de ideas, olvida a veces que su pureza reside en el debate y la argumentación, no en la metafísica de principios cuasi religiosos.

Es penoso el infantilismo de la universidad. Aunque, si he de ser justo, del infantilismo de una parte de la universidad. El feminismo no es una moneda de una sola cara. El campo de lucha no es entre facciones del feminismo, al menos no lo debería ser por lo que hacen o deciden hacer con sus cuerpos, sino por lo que son (por su identidad de género: mujeres), formateadas por lo que la encrucijada de la historia y de la cultura ha hecho a las relaciones de género y que todavía nos favorece más a nosotros que a ellas. Porque resulta elocuente que se defienda la autonomía y la libertad de las mujeres para decidir sobre sus cuerpos (o sus vidas en general), excepto si es para ganarse la vida con él, porque entonces no serían libres, sino que obedecerían al deseo masculino o a los mandatos del patriarcado. Entiendo que la moral patriarcal es sublimar el deseo femenino al deseo masculino, lo comprendo y por ello me apunto a que ambos deseos se liberen de la superposición de catecismos aplicados sin considerar las situaciones de vida de cada persona. Mientras pensemos que existen unos principios abstractos y autónomos de su producción humana en el proceso de la historia, no solo caeremos en el idealismo, sino en llegar incluso a oprimir a aquellos individuos que se aparten del mainstream o corriente mayoritaria para vivir en el mundo que les ha tocado, a la vez que buscan cambiarlo.

Estamos históricamente en un sistema que estigmatiza a los que no son blancos o blancas, lo que se entiende como el privilegio de ser blanco; y, de hecho, las feministas de la periferia no blanca acusan al feminismo mainstream que dejó de lado a las mujeres racializadas y a la vinculación directa entre raza, género y clase social. Es una constante queja al feminismo por parte de aquellas otras feministas que no utilizan sus mismas categorías de interpretación. En mi opinión, sucede otro tanto en el terreno del debate entre feministas (y entre feministas y no feministas) sobre la prostitución. Al igual que las mujeres racializadas se sienten excluidas, no ya por el poder blanco y masculino, sino por el poder representado en ese feminismo abolicionista que las excluye porque su discurso no encaja con el discurso de la corriente hegemónica.

La inclusión de las prostitutas como categoría humana que también es víctima del sistema opresivo del género, víctima por su pertenencia de clase y de raza, así como por la orientación sexual, son categorías amplias de la abogacía social practicada por la Asociación Draga Espacio Feminista-LGTBIQ, dando voz a todas las personas, ya que entienden que el feminismo no es censura. Y no debe ser censura porque, ciertamente, el feminismo será con las trabajadoras sexuales o no será, pero también será con las mujeres racializadas y la clase social o no será. Y, la clase social, significa que la pobreza y la explotación deben resolverse y no solamente lamentarnos moralmente, pues las necesidades de realización personal y social de las mujeres explotadas deben ir paralelas a la satisfacción de sus necesidades materiales de vida.

Y en el campo de la identidad, como hombre, entiendo que se trata de apoyar a las mujeres en su lucha por su condición histórica de mujeres en una sociedad patriarcal, no por practicar en sí sexo a cambio de dinero u otro beneficio. Es fácil caer en una caza de brujas y deshumanización de estas mujeres, tratándolas como si fueran unas perdidas que después de criminalizarlas se las infantiliza por no saber lo que les conviene. Se piensa que hay una gran ideología que desvirtúa sus melladas voluntades, que la razón instrumental de la industria del sexo se frota las manos con sus cuerpos, lo cual es cierto, pero no es toda la verdad escoger esta afirmación como un argumento totalizante de la cuestión y que cierra cualquier propósito de matización. Por desgracia, en esta intersección hay feministas con sus divergencias, así como conservadores de derechas y de izquierdas, y que, entre todos, buscan salvarlas cuando ellas únicamente quieren normalizarse. Están en un fuego cruzado de argumentos bienintencionados, donde cada vez hay más parecido con la persecución de las brujas en la Edad Media. ¿Eran las brujas un problema social o más bien el problema social eran las mujeres y había que decir que eran brujas? Y, qué quieren que les diga, me parece que hay un cierto paralogismo entre lo que sucedió a las mujeres y el poder patriarcal en aquella época que las consideraba brujas (había brujos, pero el 85% eran brujas)

Después de ser construidas como problema social por los delatores y la Santa Inquisición, en el mundo medieval se quemaba a las consideradas brujas. Durante siglos perseguirían a todo aquel que se apartara del ideal de vida propuesto por la iglesia. La superstición y el miedo, la sugestión y la histeria colectiva hicieron el resto. Pero también el hecho de que el delator podía quedarse con los bienes del delatado una vez quemado en la hoguera. ¿Por qué el 85% de los perseguidos y quemados eran mujeres entre el siglo XIV y XVII? Tal vez piensen que es una exageración por mi parte, pero la gran beligerancia contra el discurso del feminismo inclusivo de la Asociación Draga Espacio Feminista-LGTBIQ, acusándolas de practicar un feminismo ajeno a la religión de ese otro feminismo, hacen que el debate me recuerde que ese mismo feminismo, al parecer dominante y de buena conciencia de aquel momento histórico, no contestó ni peleó por Dolores Vázquez, la bruja bollera.

Todavía hoy llamamos peyorativamente brujas a aquellas mujeres que nos dicen algunas verdades a la cara o nos quitan la máscara. El caso Wanninkhof es un caso de error jurídico grave que sucedió cuando, en un ambiente de histeria popular creado por los medios de comunicación y en un juicio plagado de irregularidades por parte de las autoridades judiciales y policiales, Dolores Vázquez Mosquera fue declarada culpable por un jurado popular de la muerte de Rocío Wanninkhof, quien había sido asesinada en octubre de 1999 cerca de Mijas, provincia de Málaga. Unos años después el caso dio un vuelco al resolverse otro asesinato posterior, el de la joven Sonia Carabantes. El asesino de las dos fue Tony Alexander King. Dolores Vázquez, además de mujer era lesbiana. Una bruja, vamos.

No cabe duda de que hay un discurso que esencializa todo lo femenino. Si se abrieran prostíbulos de hombres para que las mujeres fueran a buscar un poco de consuelo, se seguiría tratando de putas a las mujeres que pagaran por sexo, mientras que los hombres serían simplemente unos gigolós. Se prohíbe a la mujer que cobra por sexo y se censura por puta viciosa si paga a un hombre por sexo (como de hecho existe y más de lo que se está diciendo, por mucho que se oculte) Se le prohíbe vender sexo y comprar sexo, pero seguirá siendo igual de puta. Es la mujer atrapada en su propia esencia impuesta. En realidad, ese esencialismo las deshumaniza, cuando, en mis recuerdos de infancia, las tengo muy humanizadas debido a que varios de mis amigos del barrio donde vivía en 1967 tenían abuelas o madres prostitutas. Yo nunca vi putas, solo veía mujeres. Yo, qué quieren que les diga, me gustaría escuchar a mujeres.

 

COMUNICADO DE LA ASOCIACIÓN DRAGA-ESPACIO FEMINISTA LGBTIQ

 

Asociación Draga Espacio Feminista – LGTBIQ

28 de enero de 2021 ·

https://www.facebook.com/DragaFeministaLGTBIQ/?hc_ref=ARQbKCBJH3r6v6Ssqe10UTdx9cw1xCCdrlrjra1ld5GsWPBGJlU_RvWiZhexB_dWJsM&fref=nf&__tn__=kC-R

 

 

COMUNICADO DE LA ASOCIACIÓN DRAGA-ESPACIO FEMINISTA LGBTIQ* ANTE LAS GRAVES Y FALSAS ACUSACIONES QUE SE ESTÁN VERTIENDO A TRAVÉS DE DIFERENTES MEDIOS:

1. Draga es una asociación feminista que mantiene un largo recorrido de compromiso activo con la defensa de los derechos humanos. Desde hace años venimos condenando la trata de mujeres para explotación sexual, a la vez que defendemos los derechos de las trabajadoras sexuales y combatimos todas las expresiones de odio, discriminación, estigmatización, violencia, acallamiento, así como las políticas encaminadas a condenar a las trabajadoras sexuales a la marginalidad y estigmatización… Asimismo trabajamos contra la violencia machista llevando programas de prestigio educativo desde los centros escolares como el programa Por Los Buenos Tratos, que este año cumple 15 años.

2. En estos días hemos recibido acusaciones falsas y graves contra nuestra asociación, por organizar una conferencia dando voz a feministas y trabajadoras sexuales que defienden sus derechos. No es nuevo, ya que en los últimos años llevamos sufriendo acoso, difamaciones y presiones por parte de estos sectores cada vez que damos la palabra a las prostitutas para que sean ellas quienes en nombre propio hablen de su situación.

3. En este caso, se nos acusa falsamente de dar voz a personas y organizaciones que promueven la trata y la explotación. Lamentamos que haya voces que en nombre del feminismo dedican sus esfuerzos a lanzar campañas calumniosas y a confrontar con otras posturas feministas diferentes, en lugar de dedicar esos esfuerzos a exigir derechos para todas las mujeres, especialmente para las que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad, como es el caso de las trabajadoras sexuales. Es evidente que desde Draga nunca daríamos voz a quienes favorecen o directamente están implicados en la trata de personas.

4. No vamos a permitir que se nos acuse de fomentar la violencia contra las mujeres por defender los derechos de las prostitutas. Lo suyo sería, por el contrario, que quienes se posicionan en el feminismo, se hicieran eco de los derechos de quienes están más estigmatizadas y discriminadas defendiendo los derechos que las prostitutas tienen en tanto que trabajadoras, derechos que mejorarían sin lugar a dudas sus condiciones laborales y de vida.

5. Denunciamos con rotundidad que este tipo de campañas, basadas en el punitivismo, la censura, la difamación y los fakes-news son estrategias propias de la extrema derecha, y nada tienen que ver con un movimiento que siempre se ha caracterizado por la defensa de los derechos de todas las mujeres. Rechazamos que desde un proyecto como el feminista, claramente defensor de los derechos humanos, se haga uso de estas estrategias contra aquellos actos que representan posiciones diferentes.

6. Este año contamos con la participación de Georgina Orellano, Secretaria general de AMMAR, organización creada en 1994, que aglutina a 5.000 mujeres, y está afiliada a la Central de Trabajadores Argentinos. AMMAR ha sido desde su creación víctima de constantes campañas de descrédito y desprestigio por parte de quienes quieren mantener a las trabajadoras sexuales en situaciones de vulnerabilidad y discriminación y eliminar cualquier instrumento de defensa de sus derechos fundamentales. Algunas de sus dirigentes han sido asesinadas por su activismo y compromiso, como es el caso de la activista Sandra Cabrera, dirigente de AMMAR en Rosario, de la que se acaban de cumplir 17 años de su asesinato. Reiteramos toda nuestra solidaridad y apoyo a las compañeras feministas y trabajadoras sexuales argentinas que día a día se dejan la piel por defender sus derechos.

7. Desde Draga Espacio Feminista – LGTBIQ* seguiremos dando voz a todas aquellas personas y colectivos que defiendan los derechos de las trabajadoras sexuales, y les invitamos a que las conozcan y las escuchen, sin duda merecerá la pena.

En Las Palmas de Gran Canaria a 28 de enero de 2021

 

“¡Ya basta de censurar la voz de las trabajadoras sexuales!”

 

Ya basta

 

Escrito por Noemi Parra, María Nebot y Cleia Montesdeoca.

Sábado, 30 Enero 2021

https://www.infonortedigital.com/portada/opiniones/item/89949-ya-basta

 

Ha vuelto a pasar, la Asociación Draga Espacio Feminista LGTBIQ* en cada edición de su Taguri, en el que se pretende abrir debate y reflexión con temas de actualidad en el feminismo, desata en algunos sectores extrema vehemencia. El año pasado intentaron censurar un debate y denunciamos las prácticas censuradoras que tan comunes y preocupantes están siendo en el seno del feminismo.

DRAGA es una asociación feminista que mantiene un largo recorrido de compromiso con la defensa de los derechos humanos. Trabaja activamente contra la violencia machista y lleva un programa de gran prestigio educativo que cumple ya quince años, como es el Programa Por los buenos Tratos. Desde sus orígenes, Draga se ha caracterizado por condenar la trata de mujeres con fines de prostitución forzada a la vez que defiende los derechos de las trabajadoras sexuales y combate todas las expresiones de odio, discriminación, estigmatización, violencia y acallamiento, así como las políticas encaminadas a condenar a las prostitutas a la marginalidad, la estigmatización y la violencia institucional que producen, evidenciada por organismos como Amnistía Internacional.

En todas las ediciones del Taguri hemos incorporado una conferencia sobre prostitución porque ha sido un tema candente en los últimos años en el feminismo y en las políticas públicas. En todas esas conferencias hemos contado con trabajadoras sexuales, feministas organizadas y otras mujeres que desde espacios académicos investigan la realidad social de la prostitución desde la defensa de los derechos humanos.

Esta es la tercera edición del Taguri y en las tres hemos recibido acusaciones, acciones de descrédito y presiones con la finalidad de dañar la imagen de nuestra entidad y que nuestras actividades no se realicen. En esta ocasión se ha llegado muy lejos, acusándonos de promover el proxenetismo y la prostitución, ya no sólo en el acto concreto, sino en la labor educativa que realiza la entidad. Esto es muy grave y preocupante para quienes defendemos los derechos y libertades democráticas.

A estas alturas de la narración, se podría pensar que estas acciones vienen de la mano de la ultraderecha, de quien es propio hacer uso de la censura, las prohibiciones, la difamación y los fakes news, estrategias que nada deberían tener que ver con un movimiento que se ha caracterizado por la defensa de los derechos de todas las mujeres. En estas prácticas, predominan las actitudes autoritarias, vehementes e intransigentes, que espectacularizan el debate de ideas como si de un programa televisivo se tratase.

Las redes sociales se han convertido en un espacio tremendamente asfixiante y violento en el que predominan los perfiles falsos creados con la intención de que el efecto pantalla facilite todo el daño posible, da igual cómo, “hay que tumbar a la enemiga”. Lamentablemente, también estas estrategias vienen de mujeres que hablan en nombre del feminismo, en singular, como si en el feminismo hubiera un pensamiento único y además se consideran poseedoras de “la verdad”.

Parece ya algo obvio que el feminismo es plural desde sus orígenes y en su seno hay diferentes y encontradas ideas. Desgraciadamente algunas posiciones no toleran el disenso y, frente al debate democrático, optan por la persecución, la censura, la confusión y la falsedad para imponer sus planteamientos. Quienes afirman que el debate sobre la prostitución no tiene cabida en el feminismo reconstruyen la genealogía de éste a su antojo desde determinadas posiciones de poder. Además, hay quienes hacen uso de ese poder para frenar derechos, como en este caso concreto, criminalizando y negando la voz a las prostitutas organizadas. Lo realmente alarmante de este tipo de actitudes, copiadas de la extrema derecha, es que hablan en nombre de un proyecto como el feminista, claramente defensor de los derechos humanos.

Resulta abrumador y lamentable que haya voces que en nombre del feminismo dedican sus esfuerzos a lanzar campañas calumniosas y a confrontar con otras posturas feministas diferentes, en lugar de dedicar esos esfuerzos a exigir derechos para todas las mujeres, especialmente para las que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad, como es el caso de las trabajadoras sexuales. Las soluciones que proponen, basadas en prohibiciones, contribuyen a agravar las condiciones de vida de quienes, como las putas, ven mermar día a día sus derechos, más aún en una situación de pandemia como la que estamos viviendo. Un feminismo defensor de la libertad y de derechos para las mujeres no puede hacerse oír a costa de empeorar la vida de otras mujeres.

El feminismo que define a Draga va encaminado a mejorar la vida de todas las personas, especialmente de aquellas que la sociedad sitúa en los márgenes, como es el caso de las putas. Por ello contribuimos a darles voz, a crear espacios donde se sientan seguras y libres de violencia. Tenemos la fuerte convicción de que para construir democracia es necesario escuchar a aquellas mujeres más estigmatizadas y violentadas que, desde la autoorganización, luchan por el reconocimiento de sus derechos. No toleraremos la estrategia del miedo para acallar las voces de las protagonistas: ¡ya basta de censurar la voz de las trabajadoras sexuales!

Desde Draga seguiremos trabajando contra todo tipo de violencia machista como lo son la trata y la prostitución forzada y seguiremos dando voz a todos los colectivos que defiendan los derechos de las trabajadoras sexuales, porque con derechos mejora la vida de las mujeres y con derechos tendremos herramientas para combatir la violencia, fruto del estigma y la clandestinidad. Les invitamos a que conozcan y escuchen a las mujeres organizadas que luchan por sus derechos. Sin duda será enriquecedor tener presente la voz de las protagonistas ¿o deberían hablar otras por ellas? No, que tomen la palabra, es suya.

 

Noemi Parra Profesora de trabajo social en la ULPGC e investigadora

María Nebot exconsejera de igualdad del Cabildo de GC

Cleia Montesdeoca activista feminista LGTBIQ

 

Esa teocracia llamada España

Las convicciones fanáticas de muchos españoles, independientemente de cuáles sean, no buscan solucionar problemas de primer orden, sino prohibir a otros españoles lo que les digan que es necesario prohibir.

 

Por Sofía Rincón

30 de diciembre de 2020

Esa teocracia llamada España

 

Cuando se habla sobre “guerra cultural” por lo general se tiende a pensar que esta guerra es entre izquierda y derecha, pero… ¿Qué es una guerra cultural? ¿Entre quién se produce? Una guerra del tipo que sea implica que hay un conflicto y ante la imposibilidad de negociación los distintos bandos deciden luchar. La fuerza (del tipo que sea) será quien decida quién gana el conflicto. “Guerra cultural” por lo tanto significa utilizar todas las herramientas posibles para la modificación del pensamiento mayoritario, lo que implica NECESARIAMENTE una distorsión de la realidad por parte de ambos bandos.

Recordemos que ante todo se trata de una guerra y en una guerra por mucho que los cuadros de antaño nos plasmaran escenas heroicas la realidad es que las acciones resaltan por su suciedad. Así pues, en una guerra cultural la deformación del contrario a través de su difamación, exageración, sugerencias malintencionadas y su silencio son el día a día. Izquierda y derecha se señalan mutuamente a diario pero, ¿Realmente están en guerra cultural? Opino que si estamos hablando de la España de 2020… NO. Son rivales, pero no enemigos.

Si algo tiene España es que sigue siendo un país teocrático: las convicciones fanáticas de muchos españoles, independientemente de cuáles sean, no buscan solucionar problemas de primer orden, sino prohibir a otros españoles lo que los sacerdotes parlamentarios de turno les digan que es necesario prohibir. En nombre de lo que sea. Ambos extremos se han mostrado beligerantes pero a día de hoy han terminado como una pareja tóxica que después de insultarse copula llena de odio pues han encontrado un lugar común en el que verter toda su miseria y donde podrán realizar aquello que más les gusta: prohibir para decirle al ciudadano de a pie cómo tiene que vivir su vida.


Las convicciones fanáticas de muchos españoles, independientemente de cuáles sean, no buscan solucionar problemas de primer orden, sino prohibir a otros españoles lo que los sacerdotes parlamentarios de turno les digan que es necesario prohibir


La alianza del feminismo radical y el ultraconservadurismo

Este lugar común no es otro que el puritanismo. Ya en su momento en Estados Unidos feministas radicales y ultraconservadores se unieron contra el porno o el alcohol, hoy en España lo hacen contra el porno, los sadomasoquistas, las putas y los transexuales. Y quien esté contra esto es tachado de *inserte el insulto más deshumanizador que se le ocurra aquí*. La guerra no es entre izquierda y derecha, sino entre la gente que quiere vivir su vida y los puritanos que se la quieren quitar.

Ejemplos: Lidia Falcón, una de las máximas representantes del feminismo radical en España, abiertamente de izquierdas, ha escrito para Hazte Oír y ha sido aclamada por VOX. ¿Por qué? Porque el feminismo de Lidia Falcón es transexcluyente. Carla Toscano, parlamentaria de VOX, dijo hace unos días: “Libertarios y degeneración, siempre de la mano”, dejando claros los resabios de la influencia de la Entartete Kunst en su pensamiento.

Por supuesto, no le extrañará al lector que la misma diputada está también a favor de prohibir el porno y la prostitución apelando a la “decencia” (supongo que señalar a las trabajadoras sexuales como inferiores a ella es lo que dicta la Biblia, debí malinterpretar aquello de “no juzguéis y no seréis juzgados”), casualmente en este aspecto recibe todo el apoyo de feministas radicales como Irene Montero o Rocío Carracedo (PAP-Plat. OOMM).

Todas muy a favor de la igualdad, salvo en el caso de las trabajadoras sexuales, que ellas, pobrecitas, no dan más de sí, son personas pero poco mujeres, tienen pensamiento pero poquito, son ciudadanas pero de segunda (literalmente, pues su situación profesional es alegal). Ellas pueden hablar en nombre de todas las mujeres, ¡qué digo mujeres! ¡en nombre de la humanidad! Han sido enviadas para aleccionarnos a las degeneradas, las descarriadas, las “malas mujeres”, todas somos unas putas menos ellas.


Todas muy a favor de la igualdad, salvo en el caso de las trabajadoras sexuales, que ellas, pobrecitas, no dan más de sí, son personas pero poco mujeres, tienen pensamiento pero poquito, son ciudadanas pero de segunda


Feministas radicales invertirán su símbolo a fin de esgrimir una cruz morada, hincarán la rodilla y rezarán al unísono junto con los ultraconservadores a un ente que está entre todos nosotros: el odio hacia “putas y maricones”. Recuerdo que hace años una chica me hablaba de esto y yo no la creía, qué ingenua fui y cuánta razón tenía.

Libros como “Arden las redes” de Juan Soto Ivars describen muy bien las consecuencias terribles en la vida privada de las personas que provoca la falta de entendimiento que está habiendo entre la población a raíz de crear estos sesgos nefastos para encapsular personas en el abanico ideológico de turno.

En la guerra cultural, como en todas las guerras, por el encumbramiento de unos pocos listillos son afectadas miles de personas por el camino, gente inocente con sus vidas normales. Nadie debería fiarse de humanos que se encumbran a sí mismos como adalides de la moral porque son sólo eso: humanos.

Y los políticos no son ídolos a los que aclamar, son gestores que en principio deberían trabajar para nosotros los ciudadanos, no hacernos la vida imposible. Su guerra cultural es nuestra miseria social.

 

Veinte años de trata: haciendo balance del mundo que construyó el Protocolo de Palermo

 

Enviado por NSWP el 20 de noviembre de 2020

Autor:

Fuente (instituto / publicación):

Open Democracy

https://www.nswp.org/news/open-democracy-palermo-20th-anniversary-series

 

Esta semana, Open Democracy anunció la publicación de una serie de artículos de pensadores clave que reflexionarán sobre el vigésimo aniversario del Protocolo de Palermo. El Protocolo, un suplemento de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, tiene como objetivo «prevenir, reprimir y castigar la trata de personas», con un enfoque específico en «mujeres y niños».

Los primeros tres artículos publicados como parte de la serie son de particular interés para las trabajadoras sexuales, ya que abordan las cuestiones de la «explotación», que no está definida en el derecho internacional ni en el Protocolo. Los artículos destacan las consecuencias para las mismas personas que el Protocolo y los responsables políticos supuestamente pretenden proteger.

Aquí hemos extraído citas que son relevantes para el trabajo sexual y hemos incluido enlaces a los artículos completos en el sitio web de Open Democracy.

 

¿Qué es la explotación, de todos modos?

“Otro problema aquí es la forma en que ciertas categorías de trabajo (como el trabajo sexual) se enmarcan como esencialmente explotadoras, con líneas claras entre lo que es ‘aceptable’ para la dignidad humana y lo que se dice que es ajeno a ella. El problema es que, una vez más, quienes trazan estas líneas lo hacen de acuerdo con marcos morales específicos de cada cultura y clase. Y estos están lejos de ser compartidos universalmente.

En segundo lugar, cuando categorías enteras de trabajo se construyen como explotadoras por defecto, pueden problematizarse estrategias de subsistencia que pueden no ser problemáticas para las personas que viven en ellas. Peor aún, cuando estas estrategias de subsistencia son consecuentemente dirigidas a la abolición, las personas cuyas vidas dependen de ellas casi siempre sufren. El trabajo sexual y el trabajo infantil son aquí los ejemplos paradigmáticos. Los legisladores y los actores de la sociedad civil de todos los continentes han intentado «salvar» a las trabajadoras sexuales y a los niños trabajadores prohibiéndoles hacer el trabajo del que dependen para vivir. Al hacerlo, solo les causan una miseria cada vez mayor. ¿Esto realmente beneficia a los explotados? »

 

El caso del trabajo sexual

“La frontera porosa entre la explotación capitalista cotidiana y el abuso criminal excepcional es especialmente evidente cuando se trata de debates sobre el trabajo sexual y la trata. El caso de la trata de personas con fines de explotación laboral sexual, que el protocolo destaca como un área de énfasis, revela que la difuminación de la frontera no es el resultado de un pensamiento o una redacción descuidados de un comité. En cambio, es una estrategia consciente de las feministas abolicionistas de la prostitución que dejaron una huella indeleble en el documento.

La fusión de trata sexual y trabajo sexual es una estrategia clave de las organizaciones abolicionistas extremistas. La Coalición contra la Trata de Mujeres, por ejemplo, insiste en que “la explotación de la prostitución y la trata no pueden separarse” y, por lo tanto, equipara el trabajo de cualquier forma de prostitución con la violencia y el abuso sexuales. El protocolo y las políticas nacionales contra la trata de personas que se inspiran en él han servido como herramientas para revitalizar la vigilancia y la persecución legal de las trabajadoras sexuales en general.

Un ejemplo claro de esta agenda en acción son los proyectos de ley SESTA / FOSTA aprobados por el Congreso de los EE.UU. y promulgados como ley en 2018. La ley está destinada a combatir tanto la prostitución como la trata sexual —ambas están constantemente fusionadas en el texto— tomando como objetivo los sitios y plataformas online que utilizan las trabajadoras sexuales para comercializar sus servicios y seleccionar a los clientes, con el argumento de que también podrían ser utilizados por tratantes. La ley pone en peligro la seguridad y los medios de subsistencia de las muchas trabajadoras sexuales que utilizan estas herramientas, como parte integrante del esfuerzo por eliminar de la plataforma el pequeño número de tratantes que también podrían utilizar estos sitios. Con la ayuda de todas las historias sensacionalistas de los medios sobre la trata sexual, la por ahora habitual fusión de trabajo sexual y trata sexual ha sido una bendición para las abolicionistas del trabajo sexual en los Estados Unidos.

Vale la pena señalar (aunque este punto merece un argumento aparte) que el alcance expansivo de las leyes de trata de personas también se utiliza como un arma contra los migrantes y las redes de ayuda a los migrantes. Así como la ley tiende a catalogar todo el trabajo sexual como trata, también la ayuda a los migrantes se ha convertido en objeto de persecución legal como «trata de personas». Como resultado, los proyectos humanitarios, como las misiones de rescate en el Mediterráneo para ayudar a los migrantes en peligro, han sido criminalizados y acusados ​​repetidamente en virtud de las leyes contra la trata.

Es irónico que las feministas abolicionistas de la prostitución, que tuvieron una enorme influencia en la redacción del protocolo, repitan realmente un aspecto del argumento de Marx, aunque de una manera distorsionada y limitada. Ellas también rechazan la división entre trabajo sexual y trata sexual. Quizás, podría pensar uno, podríamos simplemente expandir el marco más allá de «todo trabajo sexual es explotación» a «todo trabajo capitalista es explotación». Pero las abolicionistas de la prostitución no pueden aceptar que el trabajo sexual sea como cualquier otro trabajo; debe seguir siendo excepcional, en parte debido a la base fundamentalmente moral de su condena. Y, como resultado, su solución preferida debe girar en torno al procesamiento penal, como el modelo nórdico que penaliza a los consumidores de servicios sexuales en un intento por destruir el sector del trabajo sexual.

 

No rescate y enjuiciamiento, sino empoderamiento y organización

“… la estrategia adecuada para combatir la vulnerabilidad y la explotación no es el rescate y la persecución legal, sino el empoderamiento y la organización. En primer lugar, dado que la mayoría de las personas son reclutadas para trabajar debido a su vulnerabilidad económica, la forma de combatir esto es empoderarlas creando una seguridad económica genuina. Esfuerzos como iniciativas de reducción de la pobreza, programas de alivio de la deuda y proyectos para acabar con la falta de vivienda. En segundo lugar, dado que los explotados en la sociedad capitalista —los explotados en términos de jerarquías de clase pero también de género, raza, sexualidad y nacionalidad—- tienen un poder potencial, pueden organizarse políticamente. Una solución genuina al problema de la explotación tendrá que ser iniciada por modos de organización sindical de coalición que sean capaces de abordar todas estas jerarquías juntas ”.

 

La lucha contra la trata es un trabajo interno

“En segundo lugar, tenemos organizaciones que han utilizado la lucha contra la trata y el acceso e influencia que esa lucha les permite para hacer avanzar otros aspectos de su agenda. Los grupos que buscan abolir el trabajo sexual son los principales culpables aquí. Las activistas abolicionistas han logrado aprovechar la simpatía por las víctimas de trata para penalizar aún más el trabajo sexual, acosar a las trabajadoras sexuales y sus clientes, y negar rutas seguras y legales de migración interna e internacional para las trabajadoras sexuales. Bajo el disfraz de la lucha contra la trata, en muchas jurisdicciones las victorias anteriores obtenidas por las trabajadoras sexuales se han revertido y las trabajadoras sexuales se han vuelto más expuestas al poder punitivo del Estado.

Esta es una alianza mutuamente beneficiosa. El flujo de cientos de millones de dólares en los Estados Unidos a organizaciones que luchan contra la «esclavitud moderna» ha jugado un papel importante en desviar la atención de las políticas gubernamentales sobre inmigración, libre comercio, empleo, medio ambiente y bienestar público. Hablar de ‘tratantes’ y ‘traficantes’ no solo es una forma eficaz de silenciar otros debates, sino que también permite a los Estados-nación que de otro modo se definirían por sus políticas anti-inmigrantes, anti medio ambiente, anti-mujeres, anti-trabajadores y anti-pobres ser vistos como los salvadores y protectores de las ‘víctimas de trata’ ”.

Carmen Calvo (PSOE) no se propone acabar con “la fragilidad, la pobreza, la miseria o la marginación social” entre las mujeres, sino reforzarlas prohibiendo la prostitución

Calvo avanza una ley para luchar contra la trata y la prostitución»

Critica el «debate político» sobre prostitución y vientres de alquiler, que pone el cuerpo de la mujer como «mercancía de tráfico»

26 de septiembre de 2020

Calvo avanza una ley para luchar contra la trata y la prostitución»

La vicepresidenta primera y secretaria de Igualdad del PSOE, Carmen Calvo, ha asegurado que desde su formación tratarán de avanzar en el Congreso de los Diputados por una ley que se plantea la desaparición y la lucha contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y contra la prostitución.

«Necesitamos estar unidas y muchos apoyos», ha reclamado la vicepresidenta en su intervención inaugurando la Jornada de la Escuela de pensamiento feminista Elena Arnedo «Hacia la abolición de la prostitución» organizada por el PSOE.

Calvo ha insistido en que desde la formación seguirán luchando desde la posición abolicionista para tratar hacer que desaparezca la prostitución en el mundo y en España.

Ha criticado, por su parte, el «debate intelectual y político» sobre la prostitución y los vientres de alquiler, que pone el cuerpo de la mujer como «objeto y mercancía de tráfico».

En este sentido ha señalado que, bajo la apariencia neoliberal y desde posiciones progresistas, se haga creer que se trata de la libertad de las mujeres y que incluso se quiera regular como una profesión «sin más». Ante esto, Calvo ha remarcado que «no existe libertad» desde la fragilidad, la pobreza, la miseria o la marginación social. «No es una salida, es una desgracia inmensa», ha lamentado.

«Es importante que nos mantengamos unidas porque hay demasiada confusión y trampantojos» ha advertido la vicepresidenta.

Durante la inauguración de jornada, la vicepresidenta ha destacado el papel de las mujeres que participan en las mismas, «que han puesto toda su vida y su activismo público en dirección a lo más importante que tiene que hacer la democracia: acabar con la desigualdad entre hombres y mujeres».

Calvo ha destacado que el feminismo es, junto al activismo contra el cambio climático, que el mundo debe sostener «para caminar en la dirección más justa». En este sentido, ha destacado la «suerte» de su formación de ocupar las instituciones para tomar «verdaderas decisiones de poder» al respecto.

Ha señalado que la prostitución es uno de los elementos «fundamentales» del patriarcado y el elemento constitutivo de las sociedades discriminatorias, machistas y sexistas que, según ha denunciado, aún está presente en el siglo XXI.

 

La prohibición de la prostitución en Francia (y, hoy, en España) y otras señales de fascismo

Publicado en 11 de abril de 2016

 

La prohibición de la prostitución en Francia y otras señales de fascismo

 

Por Jerry Barnett

7 de abril de 2016

http://sexandcensorship.org/2016/04/france-bans-prostitution/

La prohibición de la prostitución en Francia y otras señales de fascismo

 

La prohibición de la prostitución en Francia es un signo de un profundo cambio histórico en la política francesa

 

Ayer, Francia adoptó el “modelo nórdico” para combatir el comercio sexual, haciendo ilegal comprar sexo. Como siempre, los valedores de este ataque negaron que la prostitución estuviera siendo puesta fuera de la ley; por ejemplo, en respuesta a mi tweet sobre la noticia, recibí esto:

Sex and Censorship:
“Prohibición de los velos y ahora prohibición de la prostitución. Francia se está convirtiendo en un país profundamente conservador.”
Stephanie Lamy:
“Francia no está prohibiendo la prostitución, sino todo lo contrario. Estamos prohibiendo la compra de sexo y despenalizando a las prostitutas”

Pero hace falta una auténtica mentalidad orwelliana para creer que uno puede poner fuera de la ley la compra de un servicio sin perjudicar a los que lo venden. Esto está, desde luego, diseñado para perjudicar a las trabajadoras sexuales. El fanatismo del movimiento antiprostitución está a la vista de todos. Las trabajadoras sexuales no están divididas al respecto: dicen claramente para cualquiera que quiera escucharlas que el trabajo sexual debe ser totalmente despenalizado. Los observadores imparciales —tales como Amnistía Internacional, que recientemente adoptó una política de despenalización— no han apreciado que este sea un argumento complicado, de dos caras. Es bien sabido que penalizar cualquier aspecto del comercio sexual daña claramente a las trabajadoras sexuales.

Así que no tratemos a los prohibicionistas como personas equivocadas con buena intención, de la misma forma que no gastaríamos saliva discutiendo sobre si es bueno o malo linchar a los negros o gasear a los judíos. Los activistas antiprostitución son fanáticos, así de sencillo. Pretenden atacar lo que odian y temen. Y este fanatismo nacido del miedo y la aversión que está en auge en Francia, es parte de un cambio histórico mucho mayor. Francia se está hundiendo otra vez en el fascismo.

Lo que es desconcertante es que, al contrario que la vez pasada, la fuerza dirigente del fascismo francés es la izquierda política. Hace unos pocos años, por ejemplo, la ministra del gobierno socialista francés Laurence Rossignol dijo que las mujeres que llevaban velo eran como “negros que apoyaran la esclavitud”. La ley antivelo fue presentada con un ligero barniz progresista, usando el “laicismo” como excusa. Pero el laicismo de Francia no es la libertad religiosa de la Ilustración. Es una oportunidad para abusar perversamente de las minorías.

Y como escribió ayer la comentadora del trabajo sexual Laura Agustín en Facebook, esta ley antiprostitución tiene también sus raíces en el profundo racismo de Francia. “En Francia, donde más de la mitad de quienes venden sexo son inmigrantes, la ley es abiertamente antiinmigración. El mensaje es: si quieres hacer esto, vete”. Francia ha sido siempre uno de los peores lugares de Europa para ser un inmigrante. Ahora la guerra francesa contra los inmigrantes se está volviendo cruel, y la izquierda está en la vanguardia de esa guerra. La tarea de la dirigente de extrema derecha Marine Le Pen ha concluído: ¿quién necesita a la extrema derecha cuando el fascismo se halla tan cómodo como en su casa en la izquierda?

El colapso de la izquierda progresista no es solo un asunto francés. No es coincidencia que, en el Reino Unido, una comisión parlamentaria dirigida por los laboristas esté tambíen intentando prohibir la prostitución. Actitudes abiertamente antisexo y actitudes veladamente racistas son ahora algo corriente en la política de la izquierda en todas partes: el reciente ataque a un estudiante que llevaba rastas —tan solo porque el estudiante era blanco— muestra que la podredumbre también está en la izquierda americana.

Para alguien como yo que una vez se encontró como en su casa en la izquierda, este cambio en el panorama político es desconcertante. El cambio de la izquierda hacia actitudes fascistas constituye el meollo de mi nuevo libro, Porn Panic!  Los valores liberales de igualdad, libertad y razón están colapsando en todo el espectro político. La prohibición de la prostitución en Francia, y la del velo, representan nubes oscuras levantándose sobre el mundo occidental.