Comunicado de NSWP en respuesta al ataque de Equality Now contra la recomendación de la ONU que llama a despenalizar el trabajo sexual

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http://www.nswp.org/news-story/nswp-statement-response-equality-now-attack-un-recommendation-calling-decriminalisation-s

NSWP, la Red Global de Proyectos de Trabajo Sexual, rechaza el ataque contra dos recientes informes de la ONU que recomiendan despenalizar el trabajo sexual. Equality Now, que está dirigiendo este ataque, está tergiversando de forma crucial varios factores clave.

Estos informes, el Informe de la Comisión Global sobre VIH y Legislación: El VIH y la ley: Riesgos, derechos y salud, (2012), publicado por UNDP, y el informe de UNDP, UNFPA y ONUSIDA: «Trabajo sexual y legislación en Asia-Pacífico« (2012), reconocen los más amplios contextos de la estigmatización de las trabajadoras sexuales y la discriminación contra ellas. Los informes recomiendan que los entramados legales tengan cuidado de evitar aumentar la marginación y aislamiento de las trabajadoras sexuales y sus clientes. Más aún, ambos informes han estado a la cabeza del reconocimiento de que la epidemia de VIH no es sólo una de nuestros mayores retos mundiales de salud pública sino que también es una crisis de legislación, derechos humanos e injusticia social. Como tal, el reconocimiento de los derechos humanos de las trabajadoras sexuales y el llamamiento a la despenalización del trabajo sexual es una recomendación hecha por estos informes en reconocimiento del hecho de que leyes punitivas, políticas discriminatorias y brutales y negación del acceso a la justicia por parte de las personas en mayor riesgo de adquirir el VIH, están alimentando la epidemia. No está claro para nosotros cómo Equality Now y otros grupos activistas han podido, dada esta cruda realidad, escribir a funcionarios de primer rango de la ONU y solicitar que que se tome una decisión que, en resumen, desprecia las voces de las trabajadoras sexuales que fueron una parte integrante de ambos informes de la ONU atacados por esta coalición.

NSWP, a la vez que muestra su satisfacción porque se llame la atención sobre estos recientes informes de la ONU que recomiendan, ambos, enérgicamente la despenalización del trabajo sexual como el mejor modo de asegurar que las trabajadoras sexuales tengan pleno acceso a los derechos humanos, la salud y la justicia, condena:

  • el ataque al derecho de las trabajadoras sexuales a programas efectivos basados en el reconocimiento de derechos como su mejor protección frente al VIH; 
  • la irresponsable y deliberada asimilación de trabajo sexual y trata de seres humanos, que se ha demostrado repetidamente que daña tanto a las trabajadoras sexuales como a las personas que son auténticas víctimas de trata en toda una amplia gama de industrias; 
  • la continua promoción del fracasado modelo sueco como una ‘solución’, una ‘solución’ que daña aún más a aquellas que se propone ayudar, y hace invisible a la mayoría de las trabajadoras sexuales; 
  • la negación de la existencia de trabajadoras sexuales y trabajo sexual. Esto ignora la autoevidente existencia y la autodefensa de millones de trabajdorxs sexuales de todos los géneros de todas las partes del mundo, especialmente mujeres; y 
  • la deliberada tergiversación de los informes de la ONU, presentándolos como “faltos” de “incluir” las voces de aquellas que han vendido sexo. Ambos informes de la ONU fueron escritos en estrecha consulta con trabajadoras sexuales en activo, que hicieron una aportación sustancial. Basta con mirar la página de agradecimientos y examinar de forma más minuciosa la metodología para comprobarlo. 

El primero de los informes de la ONU atacados por Equality Now se realizó para demostrar cómo la evidencia y las leyes basadas en los derechos humanos pueden “terminar con una epidemia de malas leyes y transformar la respuesta global al SIDA”.  El informe argumenta que a fin de “salvaguardar su salud y la de los demás, las poblaciones clave, esto es, las personas con mayor riesgo de infección por VIH (incluyendo HSH, transexuales, trabajadorxs sexuales, usuarios de drogas, prisioneros y migrantes en riesgo) deben tener acceso a medidas efectivas de prevención y tratamiento y medios tales como agujas y jeringuillas limpias, condones y lubricante”. NSWP y muchas otras organizaciones internacionales llaman porque la provisión de estos medios se considere un derecho humano. Las poblaciones clave, exactamente igual que cualesquiera otras, son poseedoras de los derechos fundamentales de dignidad, autonomía y ausencia de malos tratos. No comprendemos cómo este enfoque basado en derechos pueda estar en contradicción con la petición de Equality Now de que la ONU reconozca los derechos humanos de las trabajadoras sexuales, cuando la ONU ya lo ha hecho así claramente al incluir las voces y las experiencias de las trabajadoras sexuales en activo en las recomendaciones sobre políticas que las afectan directamente a ellas.

Más aún, el informe de la ONU que está siendo criticado en esta nueva campaña enumera algunos de los muchos daños que derivan de asimilar trata y trabajo sexual, afirmando: “La asimilación de trabajo sexual y trata limita directamente la capacidad de las trabajadoras sexuales migrantes de protegerse a sí mismas del VIH, ya que a menudo son consideradas víctimas de trata. Las trabajadoras sexuales migrantes viven a menudo bajo la constante amenaza de ser denunciadas, detenidas y deportadas, lo que crea un auténtico obstáculo al acceso a los servicios de salud y ayuda social”. En esto se hace eco de lo que dicen las organizaciones que representan a los trabajadores migrantes, incluídas las trabajadoras sexuales migrantes. Por ejemplo, la Alianza Global contra la Trata de Mujeres afirma que esta “simplista confusión de trata y trabajo sexual”, “limita los esfuerzos antitrata… ocasiona violaciones de los derechos humanos de las trabajadoras sexuales, hace que la política de los gobiernos se base en ideología antes que en pruebas evidentes”.

La deliberada asimilación de trabajo sexual y trata sexual y, ciertamente, trata de cualquier tipo, es muy preocupante. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó en 2012 unas estimaciones muy fundadas de cuántas personas hacen trabajo forzado en todo el mundo. La OIT estimó que de los 20,9 millones de trabajadores forzados, el 90% estaban explotados en la economía privada por individuos o empresas. De estos, el 22% eran víctimas de explotación sexual forzada, mientras que el 68% eran víctimas de explotación laboral forzada en actividades económicas tales como la agricultura, el servicio doméstico y las manufacturas. Esta deliberada asimilación de trabajo sexual y trata ignora la reivindicación global de las trabajadoras sexuales de derechos, no rescates. Las trabajadoras sexuales de París, Estambul y Filipinas, sólo en el último mes, han salido a las calles para dar voz a su demanda. Las trabajadoras sexuales no son las oprimidas sin voz retratadas en esta nueva campaña que de nuevo intenta negar los derechos de las trabajadoras sexuales.

Hay también otra extraña confusión que hacen aquellos que defienden el modelo sueco. Un rápido vistazo a los propios datos del gobierno sueco demuestra la falacia de promover este modelo como una herramienta para la lucha contra la trata. En particular, el gobierno sueco no recogió datos sobre la trata en el trabajo sexual con antelación a la implementación de la ley y, de esta forma, no hay modo de saber qué efecto ha tenido la ley a este respecto. Todo lo que se sabe de la situación en Suecia es que las fuerzas de policía han informado de que ahora les es más difícil investigar el entorno de la trata de seres humanos, y como consecuencia, los procesamientos y condenas son muy pocos. Los defensores del modelo sueco tienden a pasar por alto esta falta de datos (y otras faltas) en su afán por presentar su marco legal favorito como efectivo.

Kay Thi Win, una trabajadora sexual de Myanmar que está en la dirección de NSWP, y es también miembro de la dirección de la Asociación de Mujeres en Desarrollo, ha dicho acerca de esta confusión: “Vivimos con el miedo constante a ser ‘rescatadas’. Hay violencia cuando las organizaciones de rescate feministas trabajan junto con la policía, que entra en nuestros lugares de trabajo y nos golpea, nos viola y rapta a nuestros hijos a fin de salvarnos”. Y continuaba: “Lo que necesitamos de la corriente principal del movimiento feminista no es que sólo apoye en silencio nuestra lucha, sino que hable y hable alto contra las extremistas que han convertido el importante movimiento contra la auténtica trata en una guerra violenta contra las trabajadoras sexuales”. NSWP nunca ha defendido que el trabajo sexual esté libre de violencia. Por el contrario, sabemos muy bien que la violencia es algo corriente en los entramados legales que penalizan el trabajo sexual, así como en los contextos sociales que estigmatizan el trabajo sexual y a las trabajadoras sexuales. Esta falta de protección legal y social confiere impunidad a las personas que perpetran la violencia y que conocen y explotan el hecho de que las trabajadoras sexuales raramente denuncian, o son creídas si lo hacen. El propio informe del gobierno sueco reconoce que la ley que penaliza a los clientes ha aumentado el estigma al que deben hacer frente las trabajadoras sexuales: sin embargo, el informe llega a decir que ·este [estigma aumentado contra las trabajadoras sexuales] debe ser considerado algo bueno”. No hay que asombrarse si las trabajadoras sexuales de Suecia refieren que están mucho menos dispuestas a denunciar la violencia contra ellas dentro de tal marco legal estigmatizante. Este el el marco legal que los proponentes del modelo sueco están diciendo que es la “solución” para la misoginia, la violencia contra las mujeres y la violencia contra las trabajadoras sexuales. Las trabajadoras sexuales en todas parte del mundo se han pronunciado contra este modelo legal que dice que ‘rescata’ a las trabajadoras sexuales mientras que deliberadamente aumenta el estigma que afrontan las trabajadoras sexuales y hace así a las trabajadoras sexuales más vulnerables dentro de la sociedad.

En conclusión, el NSWP condena enérgicamente este descabellado e infundado ataque a la ONU, así como el ataque al concepto de evidencia y a las voces y experiencias vividas de las trabajadoras sexuales de todo el mundo. NSWP  hace notar que las mujeres que han dejado el trabajo sexual y están centradas en esta nueva campaña, parecen muy dispuestas a imponer sus opiniones, su moralidad y su ideología punitiva y carente de pruebas a las personas de todos los géneros que siguen vendiendo sexo. Aquellos que están al frente de esta campaña desean ocultar el hecho de que cuando se centran en aquellas a las que identifican como ‘supervivientes’, como ‘expertas’ en las vidas de las trabajadoras sexuales, están ignorando y silenciando a las trabajadoras sexuales como las expertas en sus propias vidas y comunidades.

La razón de existir de la Red Global de Proyectos de Trabajo Sexual (NSWP) es respaldar y amplificar la voz de las trabajadoras sexuales de todo el mundo, y conectar las redes regionales de defensa de los derechos de lxs trabajadorxs sexuales de todos los géneros. Tenemos una creciente afiliación de más de ciento cincuenta organizaciones dirigidas por trabajadoras sexuales en más de 60 países en todo el mundo.

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Discurso al pleno, por Kthi Win, Presidenta de APNSW, en el foro AWID de Estambul, el 21 de abril de 2012

 21 de abril de 2012, por APNSW

http://apnsw.wordpress.com/2012/04/21/plenary-speech-by-kaythi-win-chairperson-of-apnsw-at-awid-forum-in-istanbul-21-april-2012/

Hola a todos.

Soy Kthi Win, de Myanmar, y soy trabajadora sexual. Gestiono una organización nacional para trabajadores sexuales —mujeres, hombres y transexuales— en Burma y soy también la presidenta de la Asia Pacific Network of Sex Workers. Hasta ahora, organizar cualquier cosa en Myanmar ha sido muy difícil. Y la gente pregunta, “¿cómo pusisteis en marcha un programa nacional para trabajadores sexuales?” Y mi respuesta es: “Nuestro trabajo es ilegal. Cada noche intentamos ganar dinero sin que nos detenga la policía. Nos hemos acostumbrado a trabajar y organizarnos juntas, así que usamos este conocimiento para idear cómo podemos establecer el National Network sin que se enfade el gobierno”.

Este tema trata de transformar el poder económico. Quiero deciros que cuando una mujer toma la decisión de vender sexo, ha tomado ya la decisión de conseguir la independencia económica. Lo que hacemos al organizar a las trabajadoras sexuales es basarnos en el poder que la trabajadora sexual ha conseguido ya por sí misma: la decisión de no ser pobre.

Como otros trabajadores, conseguimos más poder económico organizándonos colectivamente y exigiendo nuestros derechos.

La exigencia fundamental del movimiento de trabajadoras sexuales en Burma, en Asia y en todo el mundo es sencilla:  exigimos que el trabajo sexual sea reconocido como trabajo.

Pero tenemos OTRA exigencia fundamental, específica para ciertos sectores del movimiento feminista:

Exigimos no ser tratadas como víctimas. ¡El trabajo sexual es trabajo! El trabajo sexual, por definición, NO es trata de seres humanos. Tratadnos como trabajadoras y no como víctimas pasivas.

Para mí y para el movimiento de trabajadoras sexuales en Myanmar, lo que más nos cambió y nos inspiró fue juntarnos con otras trabajadoras sexuales activistas y formar parte del más amplio movimiento por los derechos de los trabajadores sexuales a través de APNSW.

Nos organizamos para que miembros de APNSW vinieran a hacer un taller en Myanmar y nos juntamos con otras trabajadoras sexuales activistas y aprendimos cómo se organizaban y cómo pueden hacer cosas por sí mismas.

Hasta entonces, pensábamos que seríamos guiadas y enseñadas por expertos no trabajadores sexuales de otras ONGs. Pero lo que hemos aprendido y lo que constituyó un cambio fue que nos dimos cuenta de que, en lugar de tener que hacer lo que otras personas nos decían, podíamos hacerlo nosotras mismas y volvernos más poderosas siendo parte de un movimiento regional y global por los derechos de los trabajadores sexuales.

  • ¿Cuáles son algunos de los métodos o estrategias concretos que estáis usando que han sido particularmente efectivos para confrontar el poder económico?

Mucha gente supone siempre que las trabajadoras sexuales tenemos menos poder que nuestros clientes. Suponen que, ya que los clientes son hombres, ellos tienen todo el poder. Pero, ¿quién paga a quién?

¿Quién gana dinero?

Son las trabajadoras sexuales quienes ganan dinero. Y, al entender a los hombres y lo que quieren de nosotras, habitualmente terminamos obteniendo más dinero del que acordamos al principio.

Tampoco la gente se da cuenta de que muchos clientes se hacen amigos nuestros y nos apoyan.

Es la misma habilidad que empleamos cuando tratamos con el gobierno o con los donantes.

Hemos aprendido a averiguar qué es lo que los donantes quieren de nosotras, o qué es lo que el gobierno nacional o los funcionarios de distrito esperan de nosotras.

Luego formulamos lo que necesitamos de forma que les ayudemos a hacer lo que tienen que hacer.

Así, al construir nuestro movimiento, construimos la confianza de las trabajadoras sexuales en su capacidad de utilizar las habilidades que ya han aprendido.

  • ¿Qué tipo de apoyo y solidaridad le gustaría pedir/obtener de otros movimientos sociales, incluyendo los defensores de los derechos de las mujeres y las feministas,  y por qué?

Obtenemos mucho apoyo silencioso de la mayor parte del movimiento feminista.

Pero tenemos que afrontar diariamente ataques de un pequeño grupo marginal que ha secuestrado la totalidad del debate sobre trabajo sexual definiendo todo trabajo sexual como trata y afirmando hablar en nombre de todas VOSOTRAS —afirmando que todas las “auténticas feministas” se oponen a la prostitución y que todas las “auténticas feministas” saben que el trabajo sexual no es trabajo.

Dicen que las mujeres como yo somos todas víctimas.

Os dicen que hay algún chulo o madam que me ha dicho lo que tengo que decir.

Os dicen que algún hombre que trabaja para un “sindicato internacional de trata sexual y pornografía” me pegará o me violará si no hago lo que me han dicho.

Así que hablemos de los ataques y la violencia contra las trabajadoras sexuales.

Y cuando digo ataques a las trabajadoras sexuales, no quiero decir ataques verbales ni me refiero al debate dentro de un movimiento.

Quiero decir auténtica violencia desatada a diario contra mujeres como yo.

¿Sabéis que las trabajadoras sexuales no vivimos con miedo a los clientes violentos?

Vivimos con el miedo diario a ser “rescatadas”.

Se produce violencia cuando las organizaciones de rescate feministas trabajan junto a la policía, que irrumpe en nuestros lugares de trabajo y nos pega, nos viola y rapta a nuestros hijos a fin de salvarnos.

Como movimiento, se da por supuesto que el feminismo cree en la autonomía. Incluso las mujeres que hacen trabajo sexual oprimidas pueden tomar decisiones. Pero no podemos decidir no ser salvadas cuando un policía o una policía te apunta a la cabeza con una pistola.

Lo que necesitamos es que la corriente principal del movimiento feminista no se limite a apoyar en silencio nuestra lucha, sino que hable, y hable en contra de las extremistas que han convertido el importante movimiento contra la auténtica trata en una guerra violenta contra las trabajadoras sexuales.

Os pido a todas que os alcéis junto a las trabajadoras sexuales.

Os pido que HABLÉIS con las trabajadoras sexuales.

Ha llegado la hora de que la mayoría silenciosa de feministas nos apoye y diga:

¡Trabajo sexual es trabajo!