15 cosas que deberías saber antes de estar en contra de la gestación subrogada  

 

 ¿Nosotras parimos, nosotras decidimos?

Bueno, al menos que el feminismo hegemónico y Papi-Estado te lo impida. Las mujeres que desean gestar para terceros no obligan a quienes no quieren a hacerlo. En cambio, las mujeres que pretenden censurar el derecho a decidir de las mujeres sí bloquean la libertad de las otras para decidir qué hacer con su útero, con su cuerpo.

Sí, de forma consciente y altruista. ¿Evoca esto al manido mito de la “libre elección” tan de moda en el feminismo hegemónico? Puede. Como puede que ese mito solamente reafirme, como sugiere Aurora González Ginzo, concejala y Secretaria general del PSOE de Ribadeo, una infantilización de las mujeres. Detrás del paternalismo existe mucho patriarcado.

 

LOOLA PÉREZ | @DoctoraGlas | Madrid |

Actualizado el 01/08/2018

https://www.lasexta.com/tribus-ocultas/artes/cosas-que-deberias-saber-antes-estar-gestacion-subrogada_20170704595c101a0cf26ceeda48b9d1.html

 

El asunto, como sabes, es controvertido. Cuesta encontrar consenso hasta dentro de las mismas formaciones políticas e ideológicas. Resulta muy curioso las extrañas alianzas que provoca. Sin ir más lejos, la Iglesia Católica, la Falange, el Foro de la Familia, Hazte Oír, Izquierda Unida, PP y PSOE se posicionan en contra.

A esos grupos hay que sumarle el Comité de Bioética de España, de ideología conservadora, que (casi en mayoría) pontifica con sus opiniones personales mientras hace creer a la ciudadanía que lo suyo es carrera científica. Por supuesto, a todos estos grupos se le une el elenco de feministas hegemónicas, que junto con voces más independientes, se organizan en No somos vasijas, la Red Contra el Alquiler de Vientres o los gallineros que en plató secunda Lidia Falcón.

El panorama, desde luego, es esperpéntico. ¿Alguien ha podido olvidar esa imagen donde un grupo de feministas increpaba a las familiasque pretendían informarse en el evento de Surrofair 2017? ¡Coño, si recordaban a las antiabortistas de hace unos años, que se reunían delante de las clínicas en las que se practicaba la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)!

Pero no sufras. Aquí traigo luz:

  1. ¿Gestación subrogada? ¿Vientres de alquiler? ¿Maternidad subrogada?

El término correcto sería gestación subrogada o gestación por sustitución, así lo repite una y otra vez asociaciones como Asociación por la Gestación Subrogada en España y Son Nuestros Hijos. La gestación subrogada es una técnica de reproducción asistida por la que una mujer decide gestar el hijo/a de otra persona o familia.

“Vientres de alquiler” es una expresión peyorativa y que puede resultar humillante para muchas mujeres al reducirla a una parte de su cuerpo. No hay mujeres que alquilan “trozos” de su cuerpo. Hay mujeres que deciden gestar para otras personas.

No podemos olvidar que, le pese a quien le pese, muchas gestantes que participan en la gestación subrogada no terminan su relación con la familia tras el parto, sino que ¡se convierten en parte de esa familia!

Por su parte, maternidad subrogada es una expresión que puede dar lugar a equívocos. La maternidad no la ejerce la gestante. Después de más de 40 años de tecnologías ‘in vitro’ ya deberíamos haber aprendido que la maternidad posee muchas dimensiones y que la vivencia de la misma no se reduce a un embarazo.

  1. ¿Se explota a mujeres?

Puede dar lugar a ello. El hecho de que se explote o no se explote a mujeres dependerá del tipo de legislación que exista y si los derechos humanos de las mujeres en el país en cuestión gozan de buena salud.

A menudo, quien está en contra de la gestación subrogada pone como ejemplo la India. La India es un país donde las vacas, consideradas sagradas, se encuentran más protegidas que las mujeres.

Así lo denunciaba recientemente en un curioso proyecto fotográfico Sujatro Ghosh. Considerando esto, podemos entender que no se trata del mejor país para ser mujer y tampoco para emprender como familia o gestante un proceso de Gestación Subrogada.

Así lo señala en su página web Interfertility, una de las empresas españolas líder en gestación subrogada: “múltiples negligencias” y violación de derechos de mujeres en situación de pobreza. Además, la India prohíbe la gestación subrogada para españoles y matrimonios homosexuales.

La otra cara de la moneda la tenemos en algunos estados de EE UU, más concretamente en California, Utah e Illinois. La legislación es clara y de fácil acceso para personas extranjeras. Sin embargo, pese a las garantías legales, el gasto económico es realmente caro: no solo contempla el proceso de gestación subrogada, sino también los seguros médicos (de la gestante y el bebé).

  1. ¿Qué perfil presenta quien demanda la gestación subrogada?

Según la revista Oxford Academic, el 80% de las parejas que la eligen son heterosexuales y solo un 20% son parejas homosexuales. VAE y Subrogalia hablan de un porcentaje muy similar: 70% de parejas hetero.

Una explicación la podríamos explicar en el siguiente hecho: la mayoría de países donde la gestación subrogada es legal impide a los homosexuales acceder a la misma. Hablamos de Georgia, Rusia, Grecia, Tailandia, Israel, Ucrania y el vecino, Portugal. En cambio, Reino Unido, Australia, Canadá, Sudáfrica y algunos estados de EE.UU sí lo permiten.

Teniendo en cuenta esto, no parece muy apropiado usar términos como “gaycapitalismo” para atacar a las parejas homosexuales que han creado una familia. Puede que mediáticamente, sean muchos los famosos gays que han utilizado esta técnica para ser padres. No obstante, no son la realidad representativa.

Las razones que motivan la práctica de la gestación subrogada son la infertilidad en mujeres y los embarazos de riesgo. Otra razón común la encontramos en parejas gays y personas solteras.

  1. ¿Por qué no se puede realizar en España?

Esta técnica queda prohibida en el artículo 10 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida y no considera válidos los contratos realizados en otros países donde la gestación subrogada es legal.

  1. ¿Qué pasa entonces con los niños/as de familias españolas nacidos por gestación subrogada en otros países?

Con el objetivo de proteger al menor, se permite la inscripción en el registro civil si se ha realizado en un país donde la gestación subrogada esté permitida, si hay orden judicial y si uno de los progenitores es español. Para muchas personas, este aspecto legal evidencia la hipocresía que existe alrededor de la gestación subrogada por parte del gobierno español.

  1. ¿Formar una familia es un deseo o un derecho?

Ambas cosas. Como parte del proyecto vital, el deseo de formar una familia es recurrente. Según el Art. 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las personas tenemos derecho a fundar una familia. En ningún momento prohíbe, por ejemplo, que para crear esa familia haya que renunciar a técnicas de reproducción asistida.

De hecho, desde que se promulgó en 1988 la primera ley sobre técnicas de reproducción asistida, se reconoció el derecho de los españoles y españolas a hacer uso de esas tecnologías reproductivas.

  1. ¿Existe una gestación subrogada legal acotada en el círculo familiar?

Sí, es el caso de Brasil. La gestante debe ser un familiar de primero, segundo, tercero o cuarto grado de uno de los progenitores intencionales.

  1. ¿Condena el Parlamento Europeo la gestación subrogada?

No. El Parlamento Europeo, en la Resolución de 5 de julio de 2016, sobre la lucha contra la trata de seres humanos en las relaciones exteriores de la Unión, solo condena la gestación subrogada forzosa e insta a los gobiernos a que analicen sus políticas reproductivas.

  1. ¿La alternativa a la gestación subrogada es la adopción?

Dados los largos periodos del proceso de adopción y la prohibición de muchos países a que puedan acceder al mismo parejas homosexuales, muchas parejas eligen la gestación subrogada. Sería una buena idea presionar a los gobiernos para que agilizaran los trámites y sus políticas no fueran discriminatorias.

  1. ¿Qué modelo plantea Ciudadanos?

Se habla de un modelo de gestación subrogada altruista, de carácter similar al canadiense. Es decir, contempla una compensación a la gestante relativa a gastos del embarazo, pero no un salario.

Además, establece para la gestante una edad mínima (25 años), tener menos de 45 años, poseer nacionalidad española o ser residente legal en España, no tener antecedentes penales, haber gestado un hijo sano con anterioridad y acreditar una situación socio-económica estable que garantice unas adecuadas condiciones de salud, bienestar y seguridad. Este último punto es importante dado que descarta que la gestante acceda a participar por necesidad.

Añade, asimismo, que solo se podrá ser gestante por subrogación en dos ocasiones. En cuanto a los progenitores intencionales, establece que estos podrán acceder a la Gestación Subrogada cuando hayan agotado otros métodos o técnicas de reproducción asistida.

  1. ¿Es la Gestación Subrogada un derecho como recoge el grupo liderado por Albert Rivera?

No. Como analiza en su blog Antonia Durán Ayago, Profesora de Derecho Internacional Privado en la Universidad de Salamanca, hablamos de una técnica de reproducción. Si fuera un derecho, tendría que regularse por Ley Orgánica.

  1. ¿Hay posibilidades de que el grupo de Rivera pase el examen?

Es probable que el equipo naranja tenga aún que clarificar y pulir muchos puntos de su proposición de ley. Especialmente, debe dedicar sus energías a aquellos que están relacionados con la autonomía del propio cuerpo en el caso de la gestante.

  1. ¿Existe un vínculo entre feto y gestante?

A estas alturas de la vida, hablar de instinto maternal es como hablar de los Reyes Magos. Si no lo crees, lee a Orna Donath.

  1. ¿De qué sirve que personas trans o intersexuales puedan congelar óvulos y esperma si hay grupos, incluso feministas, que rechazan la regularización de los métodos que le facilitarían experimentar la maternidad y la paternidad?

De nada. Los derechos reproductivos de las personas trans e intersexuales parecen quedar en papel mojado.

  1. ¿Nosotras parimos, nosotras decidimos?

Bueno, al menos que el feminismo hegemónico y Papi-Estado te lo impida. Las mujeres que desean gestar para terceros no obligan a quienes no quieren a hacerlo. En cambio, las mujeres que pretenden censurar el derecho a decidir de las mujeres sí bloquean la libertad de las otras para decidir qué hacer con su útero, con su cuerpo.

Sí, de forma consciente y altruista. ¿Evoca esto al manido mito de la “libre elección” tan de moda en el feminismo hegemónico? Puede. Como puede que ese mito solamente reafirme, como sugiere Aurora González Ginzo, concejala y Secretaria general del PSOE de Ribadeo, una infantilización de las mujeres. Detrás del paternalismo existemucho patriarcado.

 

Virginie Despentes: «El feminismo que me interesa es el de las putas, las feas y las lesbianas»

 

Por Esther L. Calderón

15 de febrero de 2018

https://www.divinity.es/blogs/blackisnice/virginie-despentes-feminismo-teoria-king-kong-putas-feas-lesbianas_6_2516415004.html

Virginie Despentes (Por Esther L. Calderón)

 

Virginie Despentes (1969) es una mujer agradable. Divertida. Pero casi a su pesar: olvídate de que pretenda agradarte o divertirte. Tampoco va a pedir perdón. Ni permiso. No se va a cortar a la hora de decir «polla» y «follar». No va matizar que está a favor de la prostitución porque ella fue «puta unos años y era mejor que trabajar en un supermercado», o de la maternidad subrogada «dependiendo de cuánto paguen». O que la violación, que ella sufrió a los 17 años, «no es un hecho aislado, sino el corazón del sistema por el cual el hombre ejerce su control sobre ti». Su discurso está salpicado de experiencias personales, que le han hecho replantearse qué tipo de feminidad es la suya. Y va directa. Sin rodeos. Hemos estado con ella en Madrid, donde ha venido con su novia, una tatuadora maña con la que vive entre París y Barcelona, para presentar la última novela de su trilogía, ‘Vernon Bubutex’, y la reedición de su polémica ‘Teoría King Kong’.

Quedamos en la Gran Vía. Lleva todo el día de entrevistas. En todas le han preguntado por el #metoo («es muy interesante, el primer movimiento feminista de verdad internacional, como si estuviésemos perdiendo la vergüenza… pero a ver cómo acaba») y Catherine Deneuve («ese manifiesto solo se entiende si eres hetero y te interesa la polla de tu jefe»). Podría parecer que le gusta escandalizar, tocar esas teclas sociales que hacen a la mayoría arrugar la nariz, pero afirma que es otra cosa: «¿Provocar? Me da igual (risas). No me molesta, pero no es lo que busco. Es como el odio hacia los hombres, que siempre me preguntan si tengo y obviamente no: haría las cosas súper diferentes si buscase el escándalo o el odio. Claro que sorprendo a algunos sectores, pero es que mis libros y mis películas seguramente no son para ellos, les faltan códigos de la cultura pop, rock, punk, queer y feminista».

Qué incómoda eres. Qué conste que es un piropo…

Gracias (risas). Me han dicho cosas mucho peores, esto me gusta.

¿Lo has pasado mal en algún momento? 

Cuando dirigí ‘Fóllame’, la película sobre la violación que sufrí. No se entendió. Sin embargo, la ‘Teoría King King’ se recibió súper bien y aún no sé por qué. Los diez primeros años fueron muy duros, ahora es un momento de cierta paz. Tengo legitimidad. No con todo el mundo, claro: no gusto nada a la extrema derecha ni al catolicismo. Ni a las feministas abolicionistas [de la prostitución].

¿Cómo explicarías la ‘Teoría King Kong’ en pocas palabras? 

Es una reflexión sobre cómo es ser una chica que no entra bien en el marco tradicional de la feminidad. Ni en el femenismo de señora pura y digna, que conste que respeto mucho. El feminismo que me interesa es el de las putas, las feas, las lesbianas, las chicas que no hacen bien su dieta, las que no son una buena señora de su hogar…

Lo dejas claro en el prólogo, que ya es un icono: «Escribo para las para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas…»

Lo hice realmente porque en 2007, cuando lo publiqué, si eras una feminista era porque eras todo eso y no tenías la capacidad para gustar a los hombres. Es decir, que tenías problemas. No ser deseada por los hombres era lo peor que te podía pasar. ‘Ellos no están contentos conmigo, ¿y qué?’.

Una de las preguntas que más te hacen es por qué odias a los hombres

Mil veces. Que quede claro: no es así. Siempre me sorprende. El libro no está escrito desde ahí. Si fuese así, sería mucho más violento. Apenas es una crítica si lo comparas con el odio que las mujeres hemos vivido durante años. No me interesa lo suficiente, me interesa mucho más la feminidad. Mi idea era poner al descubierto las ideas que me han hecho tener a mí de mi misma en cuanto a mujer. Lo que te enseñan de niña y de joven sobre lo que es una mujer, lo que debería pensar, debería hacer…

Dices que «la feminidad es hipocresía»

Es mentir sobre tu cuerpo para hacerlo mejor, sobre tus sentimientos para ser lo más agradable posible, sobre tus deseos para cuadrarlo con lo que se espera de ti, sobre tu rabia porque no debes enfadarse como se enfadaría un hombre porque queda feo… Yo no coincido con esta feminidad. Cada vez que se me pide ser menos ruidosa, beber menos, follar menos, ser menos dura… pienso que es hipocresía. Que quede claro que veo bien que haya chicas a las que esto les vaya bien, pero es que a mí no. Solo digo que no hay que ser solo de un modo. Si te va bien, genial: cásate, ten hijos, disfruta de tu bienestar, pero no me pidas a mí lo mismo. 

Una de las partes más duras del libro habla sobre la violación

La violación es el corazón del sistema de la heterosexualidad, del poder de los hombres. Fui violada cuando tenía 17 años, yo y una colega. Por tres tipos. Cuando hacíamos autostop. Cuando sucedió me pareció algo súper extraordinario. Estuve años sin hablar de ello y, cuando comencé a sacarlo de la sombra y escribí ‘Fóllame’, me sorprendió la cantidad de mujeres que comenzaron a escribirme para contarme sus casos. Había algún hombre también, pero sobre todo eran chicas. En su casa, en la calle, en todos lados. De niña, de adulta, clases diferentes. Entendí que era súper común y que había una mentira enorme en eso de que no pasa nunca. Pasa mucho. A muchas. Quizá un 20% de las mujeres. Antes no se hablaba casi nada, ahora más, y es central porque es el único modo de desactivar ese método de presión: te están diciendo que nunca puedes sentirte segura. Cada día es un día peligroso y lo sabemos todas, las que lo hemos vivido y las que saben que podría pasar cualquier día. Como un atentado. Te puede pasar. Y, si cada día es un peligro, eso cala. Es una de las diferencias enormes entre géneros. Ellos salen de noche, hacen cosas… y les puede pasar, pero no lo tienen interiorizado. Hay cazadores y hay presas. Incluso los que nunca lo harían, están disfrutando de esa calle en posición de cazadores. Es la llave del sistema de por qué estamos siempre con la sensación de peligro. Y eso te cambia la vida: no es lo mismo que la casa, la calle y la vida sean tuyas que pedir permiso para tener un bien día.

 

Otro tema polémico es tu defensa de la prostitución

Hay una lucha bastante pasional entre las femenistas abolicionistas y las pro prostitución como yo. Me llama la atención la violencia y la pasión que despierta el tema, me hace sospechar que hay algo más detrás, que aún no sé qué es. Toca una techa del inconsciente concreta. Me pregunto por qué es un tema que les interesa tanto: cuando se habla de las condiciones laborales deplorables de la chica del súper no le prestan tanta atención. ¿Qué pasa con el sexo? Si nosotras decidimos vender nuestros cuerpos, no te pido que tú hagas lo mismo. No entiendo por qué hay tanta rabia. He trabajado desde los 16 en un montón de pequeños trabajos que me quitaban mucho tiempo y me daban muy poco dinero. Hasta que empecé a prostituirme de forma ocasional durante cuatro años. Y fue un alivio. De repente tenía mucho tiempo, si necesitaba más dinero para conseguir mudarme a París podía conseguirlo… También probé en salones de masaje y peep-shows, donde me sorprendió encontrarme a mujeres llenas de fuerza, muy interesantes, no a drogadictas y víctimas. Es un trabajo de pobre que te trae un montón de dinero. El equivalente a camello de chico. Cuando eres pobre lo más importante es cuánto dinero entra. Si ganas en dos días lo que ganas en un mes… Sé que es mi cuerpo y blablá, pero también es mi tiempo. El dinero de joven sí te cambia la vida. Te abre puertas. Claro que nunca he pensado que sea un trabajo que cualquiera pueda hacer. Yo tenía una sexualidad súper particular, me follaba a todo. Entonces era cobrar por algo que, de todos modos, solía hacer a menudo. Y he de decir que encontré mucha ternura en la mayoría de mis clientes. 

También hablas de que hay hombres que lo pasan muy mal

Están sometidos también a mucha presión. Mira Macrón, por ejemplo, con la ola de críticas súper negativas sobre su mujer porque era demasiado vieja. Ahí pensé, ‘qué mierda, cómo estáis súper vigilados en función de las chicas que elegís’. Era como en el cole, como si diez chicos se pusiesen delante de él para reírse. Qué mierda tener que elegir una chica joven y guapa para demostrar a los otros que lo has hecho bien. No me había dado cuenta hasta qué punto se vigilan entre sí. Hasta a los que les gustan las gordas no van con gordas. O lo de llorar: se reprimen todo el tiempo. O si quieren bailar de manera sensual en un local: si no eres gay, no puedes.

A los 35 años te enamoraste por primera vez de una mujer, ¿cómo fue esa transición?

Hasta entonces me follaba todos los chicos que podía, como cualquiera, supongo (risas). Hasta que me enamoré de una chica. Y luego estuve 10 años con Beatriz Preciado, ahora Paul Preciado, una relación súper importante para mí y que me cambió la vida, y ahora estoy con otra mujer. He sido una lesbiana súper feliz desde el principio. No sé cómo habría escrito Teoría King Kong [por cierto, mi novia ha diseñado la portada] siendo heterosexual. Creo que no hubiera sido igual porque cuando era hetero era incómodo para mí ser escritora. Demasiado éxito, ruido, dinero… Si entras en un sitio y la gente te habla a ti, es como si quitases virilidad a él. Si un año el dinero que entra es tuyo, le atacas. Es como si el simple hecho de hacer cosas le quitase un poco de masculinidad. Incluso si eran chicos súper guays y sofisticados, en el fondo estaba eso. Con una chica tienes también muchos problemas de pareja, pero esos no.

Has dicho que te «parece difícil ser feminista y heterosexual» y no ha gustado mucho…

Es que lo siento así (risas). Es más fácil siendo lesbiana porque cuando llegas a casa no te enfrentas a esos detalles de la vida cotidiana. La mayoría de las chicas que me han impactado como feminista han sido lesbianas y cuando me di cuenta me sorprendió. Luego entendí que en la práctica es más fácil hacer coincidir discurso y día a día. Sales del mercado general de la seducción en términos convencionales. Claro que sigues riéndote y a todos nos gusta gustar, pero es otra cosa. Cuando era hetero, estaba convencida de que era la misma cosa: yo me enamoro de un chico y tú de una chica, da igual. Y luego, cuando me pasó, me di cuenta de todas las cosas que salieron de mi cerebro sin ser yo misma consciente de que estaban ahí. Yo era la que lo habría integrado, no era la sociedad que cada mañana me decía cosas. De repente me sentía mejor. Todo es más fácil para mí ahora: ser escritora, ser feminista y ser mujer.

¿Qué opinas de la carta firmada por Catherine Deneuve?

Tienes que ser heterosexual para escribir algo así. Al final te interesa la polla de tu jefe. Si te sales de ahí, no tienes que manejarlo indirectamente y, como digo, es más fácil verlo claro.

¿Y del #metoo?

Me parece un momento muy interesante. Llave. Es la primera vez que veo un movimiento feminista tan internacional. Como si se hubiese perdido la vergüenza un poco. Ellos siguen con lo que tienen que decir: no entendéis bien lo que pasa, todo va bien, lo estáis malinterpretando… pero por primera vez pasamos de ellos totalmente. No quieren oír pero da igual, seguimos hablando del tema. Las chicas jóvenes están súper decididas a un ‘basta’, aunque no se consideren a sí mismas feministas, y esto es nuevo. Pero no se sabe qué consecuencias malas puede tener. 

¿Qué quieres decir?

Puede ser que volvamos a una segregación, los chicos a un lado y las chicas al otro. Separamos los espacios públicos y el acoso se acaba. Y eso no es bueno. Disfruto mucho de la compañía de chicos, no quiero eso, ya lo hizo la iglesia católica y no arregló nada. Es guay disfrutar todos juntos.

¿Qué opinas de que Beyoncé tire de feminismo?

Beyoncé de repente llega como un sol feminista en mass media, y resulta que no lo necesita para vender porque ya lleva vendidos unos cuantos. Ha dado más entusiasmo que rechazo. Y es negra además, que es importante. Así que sí: Beyoncé sí, pero Channel no. Las redes están ayudando mucho. Hasta las chicas jóvenes que piensan que no son feministas, cuando hablas con ellas piensas: ‘shit, tú lo eres y mucho, tía’.

 

El feminismo y el cuerpo de la mujer

·       La oposición organizada a la gestación subrogada se basa en prejuicios ideológicos o morales

·       En cierto modo, la reacción de estos colectivos feministas ante las madres de alquiler es similar a la que tienen ante la prostitución. Consideran que la manera más fácil y efectiva de afrontar el problema es la mano dura, sacrificando alegremente la libertad de las personas. Decretan que las mujeres no deben poder prestar servicios sexuales –es igual que quieran o no quieran– ni tampoco han de poder, en el caso del que hoy hablamos, actuar como madres por sustitución. En cambio, hay que dar facilidades y proteger la libertad de quien desea abortar.

 

Marçal Sintes

Periodista. Profesor de Blanquerna-Comunicación (URL)

Jueves, 29 de junio del 2017

 

http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/feminismo-cuerpo-mujer-por-marcal-sintes-6137243

 

Un grupo de mujeres –aunque se entremezcla algún hombre– eleva el volumen de los gritos cada vez que alguna pareja o alguna persona sola entra por la puerta del Hotel Weare de Madrid. Los que llegan ponen una cara a medio camino entre la sorpresa y el temor. No habían contado con las feministas. Ellos solo quieren informarse sobre la gestación subrogada. Son personas, heterosexuales, homosexuales a veces, que tienen la ilusión y la esperanza de ser padres o madres.

Era el 7 de mayo, que fue cuando tuvo lugar en el hotel la feria sobre gestación subrogada Surrofair 2017. Las feministas pertenecían a la Red Estatal Contra el Alquiler de Vientres (RECAV, por sus siglas en español) y habían llevado infructuosamente a la feria ante la justicia alegando que las madres de alquiler no son legales en España.

FOTOS PARA LA PERPLEJIDAD

En las fotografías se observa a dos activistas desnudas de cintura para arriba, con lemas pintados en sus cuerpos –como No se vende o No se alquila–, al frente de la protesta. Es algo que extraña, que recurran a sus pechos para atraer la atención de los periodistas y de los medios de comunicación. Utilizan sus cuerpos, de alguna manera los mercantilizan, lo mismo que reprochan a las madres por sustitución (o vientres de alquiler, dicho despectivamente).

Más allá de la perplejidad, no tengo mucho que decir sobre el hecho de desnudarse para llamar la atención. Tampoco es el objeto de estas líneas. Hay que admitir que aparentemente guarda coherencia con las reivindicaciones feministas sobre el aborto. Reivindicaciones que se han condensado en el eslogan Nosotras parimos, nosotras decidimos.

Y aquí uno llega a una segunda paradoja, a una segunda extrañeza. Si, según proclaman, la mujer ha de poder decidir cuando se trata del aborto –circunstancia dramática y que implica poner fin a una futura vida–, ¿por qué, en cambio, no ha de poder cuando de lo que se trata es de generar una nueva vida?

Intento hacer un ejercicio de empatía. Es decir, ponerme en la piel de feministas como las que protestaban en Madrid. Examino los argumentos. Uno de los más repetidos es que la mayoría de madres de alquiler –y los intermediarios y las clínicas– cobran por este servicio, aunque existe también la subrogación altruista. No me convence, aunque intuyo el estereotipo detrás de este elemento. Ellas imaginan a gente rica y poderosa, con mucho dinero (en los países donde está permitida la subrogación puede costar alrededor de 60.000 euros), que, poco menos que por capricho, quiere comprar un hijo. Al otro lado, una persona obligada por la pobreza y la mala suerte a hacer algo poco menos que repugnante. Esgrimía justamente el riesgo de explotación de las mujeres la exministra González-Sinde hace unos días en EL PERIÓDICO para oponerse a las madres de alquiler.

OPCIÓN POR LA MANO DURA

Las feministas contrarias a la subrogación –entiendo que existen las que son indiferentes o favorables– no piden, al revés de lo que podría parecer lógico, que el Estado haga asequible la subrogación para personas con pocos recursos. No exigen, como sí hacen sistemáticamente con el aborto, que la subrogación sea libre y gratuita. O que la Administración regule esta práctica para proteger tanto a los adultos como, sobre todo, a los niños.
Quieren la prohibición. Punto final. Y que se persiga, incluso, a los que informan de cómo funciona la gestación subrogada, permitida en otras latitudes, como Estados Unidos, Canadá o Grecia.

En cierto modo, la reacción de estos colectivos feministas ante las madres de alquiler es similar a la que tienen ante la prostitución. Consideran que la manera más fácil y efectiva de afrontar el problema es la mano dura, sacrificando alegremente la libertad de las personas. Decretan que las mujeres no deben poder prestar servicios sexuales –es igual que quieran o no quieran– ni tampoco han de poder, en el caso del que hoy hablamos, actuar como madres por sustitución. En cambio, hay que dar facilidades y proteger la libertad de quien desea abortar.

CURIOSAS FRATERNIDADES

Todo ello cuesta mucho de entender si no se incluyen en la ecuación creencias o prejuicios ideológicos o morales. Sobre ellos, sin embargo, puede decirse bien poco. Todo el mundo tiene los suyos, a veces sin saber muy bien ni cómo ni por qué.

Las creencias y prejuicios, por su propia naturaleza, pueden dar lugar a curiosas combinaciones, a curiosas fraternidades. Es lo que ocurre aquí. Contra la prostitución y la subrogación, las feministas radicales y los sectores religiosos más cerrados se manifiestan ruidosamente desde la misma acera. Sin embargo, si optamos por cambiar de tercio y nos ponemos a hablar del aborto, entonces los religiosos se quedan donde están, pero las feministas corren a situarse en la acera contraria.